El fenómeno que se verá este lunes en Estados Unidos despertó tanta expectativas como medidas de precaución. Cuáles son los riesgos que en realidad se corren
El fenómeno que se verá este lunes en Estados Unidos despertó tanta expectativas como medidas de precaución. Cuáles son los riesgos que en realidad se corren
Hay dos estudios centrales sobre los daños que ocasionó un eclipse solar en los ojos de sus espectadores. El primero de ellos, realizado en 1995, siguió a 58 pacientes que sufrieron daño ocular después de observar el eclipse de 1976 en Turquía. El perjuicio persistió hasta quince años más tarde.
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La segunda investigación data de 1999, cuando después de un eclipse solar que se dejó ver en Europa, 45 pacientes con posible retinopatía solar se presentaron de inmediato en una clínica oftalmológica de Leicester, Inglaterra. Después de los chequeos se estableció que cuarenta de ellos habían sufrido daños, mientras que cinco padecieron cambios notorios en sus retinas.
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De los cuarenta, la mitad reportó dolor ocular y la otra mitad, dificultades en la visión. De esos veinte, doce aseguraron que su vista había retomado su curso normal siete meses después. En cambio, los otros tenían secuelas en su campo visual. Por caso, observaban como un punto en forma de media luna visible en luz tenue.
El eclipse solar total que ocurrirá el lunes y atravesará Estados Unidos acaparó tanta atención como impulsó medidas de precaución. Los riesgos que emanan de su observación son considerables. Los más alarmistas, incluso, advierten que de su observación sin los recaudos pertinentes se puede derivar una ceguera.
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La condición que se desprende se llama retinopatía solar. Se produce cuando la luz brillante que emana el sol inunda la retina -el hogar de las células sensible a la luz que posibilitan la visión- en la parte posterior del globo ocular. Cuando se la estimula en exceso, libera productos químicos que la pueden dañar.
El daño suele ser indoloro, por lo cual las personas no lo identifican en el momento. "Puedes mirar al Sol durante un eclipse, durante unos diez minutos, y no te va a doler. Puedes mirarlo, y es una maravilla verlo, pero durante ese tiempo estás quemando, literalmente, las células de tu retina", alertó Vike Vicente, un oftalmólogo pediátrico a The Washington Post.
Sin embargo, el perjuicio recrude durante un eclipse solar. El riesgo es mayor porque, con el sol cubierto, es más cómodo mirar con detenimiento y los reflejos protectores como el parpadeo y la contracción de la pupila son mucho menos frecuentes.
El primer registro astronómico de retinopatía solar se produjo en 1610, cuando Thomas Harriot observó manchas solares. Dos años después escribió que después de hacerlo su vista se aminoró durante una hora. El caso más famoso es el de Isaac Newton que trató de mirar el sol en un espejo y se cegó durante tres días. Luego quedó con secuelas durante meses.
Más allá de que es muy poco probable que una persona pierda la vista después de un eclipse solar, sí hay riesgos concretos. Por tanto, la recomendación, según la NASA, para quienes puedan observar un eclipse es usar filtros solares especialmente diseñados, disponibles en tiendas de telescopios, o gafas certificadas.
Con información del
infobae.com