El rockero recordó aquella época en donde el gobierno mexicano terminó por censurar la escena nacional y afirma que este nuevo género ya no se enfrenta a ello.
El rockero recordó aquella época en donde el gobierno mexicano terminó por censurar la escena nacional y afirma que este nuevo género ya no se enfrenta a ello.
No es un secreto que cada género musical que ha visto la luz, fue criticado por las generaciones que crecieron escuchando cosas distintas y si bien, poco a poco se ha hablado más sobre la tolerancia ante los cambios en la industria musical, hace algunos años eso era impensable y gracias a ello géneros como el rock fueron censurados por su contenido diferente. Es así como los gobiernos, medios de comunicación y sectores conservadores de la sociedad suelen asumir una postura de rechazo, pues ven en estas expresiones musicales una amenaza potencial a los valores establecidos o, incluso, a la estabilidad social.
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Por ello, no es de extrañar que géneros como el reggaetón y, más recientemente, los corridos tumbados han generado gran controversia, enfrentando una oleada de críticas por parte de audiencias que los consideran "malas influencias" o ejemplos de "decadencia cultural". Pero gracias a las plataformas de streaming donde se puede escuchar música de manera personal, las y los oyentes pueden explorar su música favorita sin las barreras tradicionales, eliminando la censura que décadas atrás era impuesta por los canales de radio y televisión.
Sin embargo, como señala el músico y líder de la emblemática banda de rock mexicana El Tri, Alex Lora, estas críticas actuales son solo una manifestación moderna de la misma censura que, años atrás, enfrentó el rock en México y en muchas partes del mundo. De la misma forma, el rockero afirma que a pesar de la controversia que han causado los corridos tumbados, éstos no están ni cerca de enfrentarse a la censura que vivió el rock en su momento.
Alex Lora habla de la censura que vivió la escena rockera en México
Fue a través de una entrevista para el podcast de Melo Montoya, que Alex Lora compartió sus experiencias con la represión y satanización que sufrió el rock en las décadas de los 70 y 80 en México. Recordó cómo en esos años, ser roquero era prácticamente sinónimo de rebeldía peligrosa, y en algunos casos, incluso se le asociaba con la delincuencia y el satanismo, una conexión que era promovida por los sectores más conservadores y respaldada por el gobierno.
Fue la época de la mera represión para el rocanrol, cuando ser rocanrolero era casi casi como ser un narcosatanico, declaró el vocalista de El Tri.
El fenómeno de la censura musical no es exclusivo de México ni del rock ya que a lo largo de la historia moderna, han sido muchos los estilos musicales y artistas que se han enfrentado a la represión por parte de los gobiernos y de los sectores más conservadores de la sociedad. En Estados Unidos, por ejemplo, el rock and roll de los años 50, impulsado por figuras como Elvis Presley y Chuck Berry, fue duramente criticado por su supuesto "contenido inmoral" y por "incitar" a los jóvenes a una vida de desenfreno.
De la misma forma, en los años 80, el heavy metal y el punk se enfrentaron a intensas campañas de censura y regulación, pues en 1985, el comité Parents Music Resource Center (PMRC), fundado por esposas de políticos estadounidenses, impulsó una cruzada contra el contenido explícito en la música popular, etiquetando a ciertos artistas como "perjudiciales" para las y los jóvenes.
La iniciativa resultó en la implementación de etiquetas de advertencia en las discotecas, un sello que indicaba que el material contenía temas controvertidos. En el Reino Unido, bandas punk como Sex Pistols también fueron prohibidas en la BBC, ya que se consideraba que sus letras eran incendiarias y peligrosas para el orden social.
El caso de México: Avándaro y la era de represión en el rock
Y es que según Alex Lora, en México, el episodio de censura más significativo en la historia del rock fue el festival de Avándaro, celebrado en 1971. Conocido como el "Woodstock mexicano", Avándaro reunió a decenas de millas de jóvenes en Valle de Bravo en un evento sin precedentes.
Sin embargo, la respuesta del gobierno no se hizo esperar, pues alarmados por la magnitud del evento y por la representación visual de una juventud rebelde y desinhibida, las autoridades mexicanas respondieron con una severa represión. Según Lora y otros artistas que vivieron esa época, las consecuencias fueron inmediatas ya que el gobierno restringió estrictamente la música rock, limitando las transmisiones de canciones de bandas locales como El Tri, Los Dug Dug's y Peace and Love en la radio y televisión.
Alex Lora recuerda cómo las estaciones de radio estaban amenazadas por altos mandos gubernamentales, quienes advertían que cualquier locutor que se atreviera a reproducir canciones de El Tri, Botellita de Jerez u otras bandas de rock mexicanas, podría perder su trabajo o, incluso, enfrentarse al cierre de la estación. Esta represión fue tan severa que algunos locutores y programadores de radio fueron vetados de la industria de los medios para siempre.
El rocanrol sufrió una represión y una satanización porque después del festival de Avándaro el gobierno se espantó. Dejaron de tocar en el radio y mandaron una circular a las estaciones que decía que a quien tocara canciones de Botellita de Jeréz y de El Tri iba a ser cerrada, declaró el cantante.
Alex Lora y su experiencia como roquero en México
Los corridos tumbados y la represión actual
Uno de los géneros que actualmente enfrenta una fuerte crítica en México y otros países de hablahispana es el de los corridos tumbados, una variante de los tradicionales corridos mexicanos que integra elementos del trap y el hip-hop. Este estilo, popularizado por artistas como Natanael Cano, mezcla temas tradicionales de la cultura de los corridos, como la vida en el narcotráfico y la violencia, con un enfoque más urbano y global.
Al igual que el reguetón en su momento, los corridos tumbados han sido calificados por algunos sectores como música que promueve "valores negativos" o que "rompe" con las tradiciones. Pero la popularidad de los corridos tumbados en plataformas digitales ha sido monumental, y la controversia en torno a este género refleja, en muchos sentidos, el rechazo que enfrentaron géneros anteriores como el rock y el punk.
Las letras explícitas y la referencia a temas considerados tabú siguen siendo un punto de conflicto para muchos oyentes, que ven en estos géneros una glorificación de la violencia y la vida fuera de la ley. Sin embargo, para sus defensores, los corridos tumbados representan una forma auténtica de expresión de las realidades que enfrentan muchas comunidades en México y Estados Unidos, especialmente entre los jóvenes de origen mexicano en contextos urbanos.
Es así como mientras que en décadas anteriores la censura musical se imponía a través de políticas gubernamentales y restricciones en los medios de comunicación, en la actualidad la crítica a los géneros musicales proviene, en gran medida, de las redes sociales y de la sociedad en general.
De esta forma, el auge de internet y las plataformas de streaming, la censura impuesta por los gobiernos es menos común, ya que resulta casi imposible evitar que las y los oyentes accedan a ciertos géneros o artistas. No obstante, la crítica y el rechazo a estilos como el reggaetón, el trap y los corridos tumbados, se han trasladado a un ámbito más social; así, Alex Lora afirmó en la entrevista que aunque la música urbana, el reguetón y los corridos tumbados enfrentan críticas, estas no se comparan con la represión real que vivieron los roqueros en los años 70 y 80.
Con toda la música que hay: la música urbana, los corridos tumbados, el reggaetón y todo los critican la raza en las redes, pero nunca han sufrido la represión y satanización que sufrió el rocanrol, dijo Alex Lora.
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En última instancia, la historia de la censura en la música muestra que, a pesar de los esfuerzos por silenciar ciertas expresiones culturales, la música sigue encontrando formas de llegar a sus audiencias. Cada generación trae consigo nuevos sonidos y mensajes que, aunque pueden ser controvertidos, enriquecen la diversidad cultural y permiten que las sociedades reflexionen sobre sus propias realidades.
Con información de El Heraldo
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