Con la bendición de las palmas y una procesión desde el campo La Cuevita a la unidad deportiva Luis Donaldo Colosio, arrancó hoy la Semana Mayor.
Con la bendición de las palmas y una procesión desde el campo La Cuevita a la unidad deportiva Luis Donaldo Colosio, arrancó hoy la Semana Mayor.
Cientos de feligreses católicos celebraron este domingo el inicio de la Semana Mayor en vísperas del viacrucis del próximo viernes que partirá desde la capilla La Divina Providencia a la unidad deportiva "Luis Donaldo Colosio Murrieta".
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Este Domingo de Ramos marcó el inicio de la Semana Santa, una de las celebraciones más significativas para la fe cristiana. No se trata solo de días de descanso o vacaciones, sino de un tiempo de profunda espiritualidad, en el que se conmemoran los momentos más trascendentales de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Durante la misa dominical, el sacerdote Martín Cañetas Gamboa hizo un emotivo llamado a los fieles a vivir esta semana con verdadera reflexión y propósito. Frente a cientos de feligreses, invitó a recordar las palabras de Jesús en la cruz: “Padre, perdónalos”.
En medio del sufrimiento, explicó el párroco, Jesús no mostró odio ni rencor, sino que oró por quienes lo crucificaron. “Nosotros debemos perdonar a quienes nos ofenden y limpiar nuestros corazones”, enfatizó.
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El padre Martín también pidió a la comunidad que abrace la misericordia, que reflexione profundamente sobre su actuar diario y que aspire a ser mejores personas: “El Señor nos ve con misericordia. Vivamos esta Semana Santa con humildad, amor y perdón”.
El Domingo de Ramos rememora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, montado en un burro y recibido por una multitud que lo aclamaba como el Mesías, agitando ramos de palma y olivo. Esta tradición continúa viva hoy en día, con la bendición de palmas, procesiones y la lectura del Evangelio de la Pasión en todas las iglesias.
Con este llamado a la fe, al perdón y a la introspección, comienza una semana sagrada que invita a todos los creyentes a vivirla con el corazón abierto y la mirada puesta en el sacrificio de Cristo.