* Contratos para sus amigos, socios y empleados  * Dos obras da Marcos al primo político del gobernador  * Sólo seis calles y cuatro rutas urbanas concluyó  * Otras 20 ejecuciones en Veracruz
 
Succionador del erario público, artífice de negocios, Marco César Theurel Cotero acumula un año de fracasos, inacción e ingobernabilidad que han hecho de Coatzacoalcos un municipio extraviado, sin obra ni transparencia, tocado sensiblemente por la corrupción y vulnerado, estancado, su desarrollo.

Theurel rindió un informe de alarido, vergüenza para muchos, el miércoles 14. Solo frente a su realidad, confrontado con sus yerros, el alcalde fue un torpe maquillista de una gestión municipal que camina a los tumbos y que a fuerza de tantos sinsabores, ha ganado ya, prematuramente incluso, el mote de la peor de la historia local.

Su gobierno es sinónimo de parálisis, estancamiento, nula imaginación y sobrada demagogia. En julio decía que arrancaría un promedio de dos obras diarias, y eso provocó burlas y caras de asombro. Se demostraría, a la postre, que el señor Theurel era, fiel a su origen, verbo puro.

Sólo 10 obras concluyó en un año de gestión. No es eso, sin embargo, lo peor. Asignó las obras empresas de sus amigos, socios, compadres, empleados y, obvio, un primo del gobernador Javier Duarte, cuyos contratos se dieron a granel a las empresas  Desarrollo de Construcciones y Ecología y PROCORE, de su socio Marco Antonio Anaya Huerta; Grupo Raudales, de su secretario de Obras, Daniel Aguilar Avendaño; Haus, de su protegido José Antonio Parra Cortaza, vía su hija Jenifer Parra Gutiérrez Zamora; Ingeniería Ambientales y Procesos, así como Factores del Istmo, de su director de Adquisiciones, Brian Carlos López Mendoza, implicado en delitos penales federales por plagio de tapetes ecológicos; Niruto, de su director de Comunicación Social, Manuel Velasco de los Santos, máscara del empresario Jorge Cobos Echagaray, cuñado del ex alcalde Rafael Anaya Mortera, y Eduardo Sánchez Macías, dueño de la cadena periodística de El Heraldo y primo político del gobernador Javier Duarte de Ochoa, a quien le lleva asignados 6 millones 985 mil 778.84 pesos tan solo en dos obras.

Theurel Cotero expresó en su informe que se pavimentaron seis calles y cuatro rutas urbanas, y que quedan en proceso para 2012, 26 avenidas más.

Nada dijo de la voracidad como se asignaron contratos a varias de las compañías de sus amigos, entre ellas el bacheo a Desarrollo de Construcciones y Ecología, la cual ejecutó los trabajos sin contrato, por los cuales cobró más de 800 mil pesos, según documentos del secretario de Obras, Daniel Aguilar Avendaño.

Con falso orgullo, se ufanó el alcalde de Coatzacoalcos de ser el municipio que mayores recursos adicionales gestionó: 539 millones. Cierto, pero 350 millones de ellos son más deuda con el Banco Nacional de Obras (BANOBRAS); 141 millones provienen de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), y 48 millones del Presupuesto de Egresos de la Federación.

Ser el municipio con el segundo presupuesto de Veracruz, le habría obligado a mantener la recaudación. No es así. Coatzacoalcos difícilmente alcanzaría las metas trazadas en 2011 y es posible que bajen sus remesas federales y sus recursos propios para 2012.

Succionar el presupuesto y fomentar negocios para sus amigos, insertó a Theurel en una escalda de corrupción, transgresiones legales y simulación.

No explicó ni justificó la falta de transparencia en los eventos del Carnaval y la Expo Feria, donde su hermana Alejandra Theurel fue la zarina de la cerveza en la Barra Pirata, con deudas que a la fecha no solventa. De la Dirección de Adquisiciones se requirieron cantidades elevadas de licor y luego se les disfrazó con facturas por otros conceptos. También se pagó la renta de botargas por más de un millón de pesos.

Expo Feria y Carnaval fueron negocio oscuro, turbias sus cuentas y un auténtico cochinito del que Marcos Theurel fue mudo cómplice.

Políticamente, Coatzacoalcos es un caos. Irascible su carácter, multipolar que cambia estado de ánimo en fracciones de segundo, mecha corta dicen sus amigos, Marcos Theurel fue pillado en una conversación telefónica en que su secretario de Gobierno, Roberto Salas Gutiérrez, abrió el altavoz y se dejó escuchar una sarta de amenazas contra proveedores que reclamaban la falta de pago. “No van a ver un centavo en tres años si se manifiestan”, les dijo con prepotencia el alcalde.

Su dinámica del atropello es infinita. Fue cachado también cuando advertía que al ex secretario de Desarrollo Social, Mario Malpica Medel, lo había captado en negocios propios y que tenía grabaciones obtenidas mediante espionaje. Sabedores de que se les escucha, nadie en el Ayuntamiento habla con confianza. Es la política de comunicación, suelen decir ediles y empleados, que han hallado micrófonos y cámaras miniatura ocultas.

Carente de un equipo político, no tuvo capacidad para desactivar manifestaciones, bloqueos y reclamos. Fue presa fácil del marcelismo, corriente priísta que encabeza el ex alcalde y hoy secretario de Desarrollo Social del gobierno de Veracruz, Marcelo Montiel Montiel, que de ser su mentor terminó siendo su principal enemigo, y que le atizó el fuego.

Refugiado en otros grupos políticos, fue inútil su alianza con el ex alcalde Iván Hillman Chapoy y con el síndico Roberto Martín Chagra Nacif, cuyo desprestigio agravó su fragilidad.

Presumir, como lo hizo, del desarrollo de Coatzacoalcos basado en la construcción del túnel sumergido bajo el río, que conectará a esta cabecera municipal con Villa Allende, y la edificación del proyecto Etileno XXI, es un embuste.

Se trata de proyectos antiguos, estancado el primero por manejo irregular de recursos que provocó que el gobierno federal suspendiera el suministro, recientemente reactivado, y por fallas técnicas aún no solventadas, de las que alertó la Auditoría Superior de la Federación.

El proyecto Etileno XXI no es gestión municipal. Es inversión privada de la empresa brasileña Brasken, en alianza con IDESA, bajo el suministro de materia prima por parte de Petróleos Mexicanos para la producción de etileno, cuya rentabilidad se generará hasta el año 2015.

Simulador nato, negociante voraz, Marcos Theurel hizo y deshizo en 2011 con los recursos públicos que tuvo en sus manos. Benefició a los suyos, a su familia, a sus amigos, a sus socios, a sus empleados y los parientes del gobernador, tal como lo demuestran diversos expedientes públicos.
Theurel, con su obra, se inscribe en el rango de los alcaldes serranos, ellos con muchos menos millones, equiparable, en todo caso, a la gesta de Renato Tronco en Las Choapas, abusivo del poder, destinados los recursos a obras que ejecuta su compañía contratista.

Fue 2011 un año perdido, estancado, sin desarrollo. Fue un año de negocios para el alcalde Marcos Theurel, perdido el rumbo, extraviada la moral pública.
A eso vino. Qué podíamos esperar de él.
 
Archivo muerto
 
Hace estragos el poder, y más la pérdida de él. Presume el Presidente Felipe Calderón a Veracruz, uno de los estados en que, dice el panista, da resultados el operativo federal de seguridad. O no sabe, o tiene afición por el pecado de la mentira, o alguien le ha tomado el pelo. En diciembre ocurrieron en suelo jarocho 21 muertes relacionadas con el crimen organizado, sólo una de ellas al enfrentarse un grupo de sicarios, en Poza Rica, con el Ejército, el 3 de diciembre. La madrugada del día 4, fueron hallados siete cadáveres en Boca del Río; el miércoles 7, aparecieron cinco cuerpos en el puerto de Veracruz; esa noche desapareció en Xalapa el director de la Agencia Veracruzana de Investigaciones, José Antonio Villegas Rosas, sin que hasta ahora el gobierno estatal aporte una explicación; el 12 de diciembre fue asesinado el ex alcalde de Ixhuacán de los Reyes, Fortunato Ruiz Blásquez, y tres familiares, y el día 15 el crimen organizado arrojó cuatro cadáveres, dos en Medellín y dos en Boca del Río. O sea, 21 muertes violentas, 20 de ellas ejecuciones, en medio mes. En noviembre, el registro sangriento había sido de más de 15 muertos. Lo único que atenúa esta barbarie es la detención de Raúl Lucio Hernández Lechuga, “El Lucky”, cofundador de los zetas, líder de ellos en el sur de Veracruz y coordinador en otras tres entidades. Se le aprehendió en Córdoba, el 12 de diciembre, por parte de elementos de la Armada de México. Por lo demás, lo dicho por el panista Felipe Calderón es una aberración mayúscula…
 
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