* Theurel renuncia a la directora de Obras * Era los ojos y los oídos de Duarte en Coatza * Piden a constructores falsear avances de obra de drenaje * Rodolfo Garza y el robo de arena en Santa Isabel IV * Preparan a joven priísta como candidata del PAN * Alcalde panista acusado de abigeato * Más presos políticos: Simón Ramos, Pouchoulén y Pablo Pavón
Tenebroso, ruin, no se le sabe a Fidel Herrera Beltrán una acción noble en su vida política. Oculto en las sombras, dedicó tiempo y desvelos a golpear a sus enemigos desde el anonimato; movió plumas periodísticas para descalificar, u orquestó protestas públicas para arremeter contra sus rivales y, si era necesario, contra sus empleados fieles, incluido el entonces secretario de Finanzas de Veracruz, Javier Duarte.
Despiadado, por sus venas corría —y corre— sangre helada. Agredía con nombre ajeno, síntoma de los personajes de doble cara, sonrisa de frente, puñalada en la espalda. Y así acumuló víctimas de sus desenfrenos, de una vida atada al rencor, a la frustración.
Uno de sus aliados, César del Angel Fuentes, ha revelado el modus operandi del ex gobernador de Veracruz para crucificar a sus enemigos, en una faceta de la protesta pública que escandaliza, suscita el morbo, provoca el escarnio.
“En ocasiones, cuando nos pide el gobierno, nos desnudamos. Fidel Herrera sí nos lo pedía y a veces lo hacíamos”, dijo a la prensa con ánimo explosivo, sabedor de la bomba que había activado.
Célebres por sus desnudos en Xalapa, la capital veracruzana, y en el Distrito Federal, las huestes de César del Angel, el Movimiento Nacional de los 400 Pueblos, centraron sus baterías invariablemente en tres personajes: Patricio Chirinos Calero, Miguel Angel Yunes Linares y Dante Delgado Rannauro.
Se les veía caminar, marchar entre autos, trepar rejas, sin nada sobre su cuerpo o cubiertos apenas sus genitales con la fotografía de cada uno de ellos. Al aire sus miserias, se exhibían hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, ancianas sin pudor, en un espectáculo deplorable que agredía más la dignidad de los que protagonizaban el show, que los destinatarios del misil fidelista.
Siempre justificó César del Angel semejante barbarie con el argumento de que Chirinos y Yunes Linares los despojaron de tierras en el norte de Veracruz y luego los reprimieron. Y Dante nada hizo por ellos; fue cómplice silencioso.
Hoy, por boca del líder de los 400 Pueblos se sabe que la protesta desnuda carecía de razones sociales; que existía un trasfondo político, y que el orquestador de la bajeza fue Fidel Herrera, serpenteando, a su estilo, con ánimo letal.
César del Angel, en su delación, ha referido la verdadera naturaleza del ex gobernador de Veracruz. Incapaz de encarar de frente, lanza el golpe desde la penumbra.
Triangula el ataque a partir de movilizaciones financiadas, quizá con dinero del erario, quizá con recursos propios, pero invariablemente para someter y destruir.
Ha quedado en la declaración del vetusto líder de los 400 Pueblos una evidencia irrefutable de la manipulación política del actuar sucio de Fidel Herrera, la podredumbre que lo engalana de tiempo atrás.
César del Angel fue aliado público del PRI, del proyecto fidelista y de su entonces candidato a la gubernatura, Javier Duarte de Ochoa. Le alzó la mano en actos de campaña, como asentaron diversos despachos de prensa y testimonio gráfico que no dejan mentir, y creyó ilusamente en las promesas del nuevo gobernador.
Se equivocó. Un año y medio después, cerrado el gobierno para él, ha puesto en la escena pública el origen de sus protestas desnudas. Fidel Herrera fue la mano que meció la cuna, que instigó el espectáculo sin ropa, estampa del linchamiento a sus enemigos.
Otros episodios urdidos en palacio de gobierno revelan cómo Fidel Herrera vapuleaba, a trasmano, a Javier Duarte. Uno de ellos ocurrió cuando el entonces secretario de Finanzas compareció ante el Congreso de Veracruz. Lo hizo mal. Se enredó. Al día siguiente, la prensa duartista le dio con todo. Duarte, azorado, buscaba al autor intelectual de la paliza mediática. Fue su padrino Fidel. Luego lo supo.
Ironía política: Fidel quedó al desnudo.
Archivo muerto
Dejó la Dirección de Obras Públicas Municipales, Liliana Orantes Abadía, ojos y oídos del gobernador Javier Duarte en el Ayuntamiento de Coatzacoalcos. Sin calcular el efecto de su locuaz decisión, el alcalde Marcos Theurel le pidió la renuncia el lunes 9. Obedeció, presumiblemente a una protesta de promotoras sociales por la entrega de arena para relleno de calles. En el fondo de la trama, se sabe de fuente contratista, estuvo la mano sucia del secretario de Gobierno, Roberto Salas Gutiérrez, auspiciador él de la queja, cuyos negocios con las activistas del PRI, la venta de tierra que el Ayuntamiento entrega en forma gratuita, son de sobra conocidos. Su principal colocadora de arena es una promotora de nombre Osiris, que hoy renta una casa en una colonia y al día siguiente se siente dueña de todos. Esa noche, mientras Duarte leía el reporte de la renuncia de Liliana Orantes, estrechamente ligada a su familia política, Marcos Theurel intentaba dar marcha atrás, sobre sí el peso de su multipolaridad y su actuar precipitado. Demasiado tarde…
Gobierno de desmanes y presente oscuro, el Ayuntamiento de Coatzacoalcos cruza el umbral de la ilegalidad con actos cargados de vileza. Ha pedido a los contratistas encargados de las obras de drenaje, falsear estimaciones por el 32 por ciento de los trabajos contratados, sin que en los hechos se acredite ese avance en la construcción. Con esa argucia intenta destrabar más recursos provenientes de la Comisión Nacional del Agua hasta completar la inversión de 90 millones correspondientes a fondos federales. Hay, como es de esperarse, reticencia en los contratistas que se saben y se conocen; que están ciertos que el avance de obra no alcanza el 32 por ciento, y que pueden falsear un documento, pero de dónde van a sacar los generadores y la evidencia gráfica de lo realizado. Falsear esa información es un delito, que implica a la CONAGUA…
Ejemplar líder priísta es Rodolfo Garza Reyes, mandamás de la CROM y secretario de Organización de PRI en Coatzacoalcos. Solapado por SEMARNAT y PROFEPA, hará un par de años robó miles de metros de cúbicos de arena en el fraccionamiento Santa Isabel cuarta etapa. Se le contrató para retirar una mínima cantidad de tierra que afectaba a una decena de viviendas, pero terminó arrasando con un médano, sin dar cuentas —ni en sanción económica, ni reparando el daño ambiental provocado— de su acción y sin que hubiera autoridad que lo frenara. Hoy, al haber retirado una barrera natural, cuando llueve las casas se inundan con la consabida pérdida del patrimonio de familias enteras. De aquel episodio surgió el grupo de propietarios de camiones materialistas que luego Garza Reyes afilió a su organización y a quienes trasquiló con 15 mil pesos por cabeza por una calcomanía que les permitiera operar con registro oficial. Desde entonces los dueños de las unidades esperan los juegos de placas que, dice Rodolfo Garza, el gobierno de Veracruz le expedirá, y por las que el líder priísta ya cobró buenas sumas de dinero. Fácil: si no libera las placas, incurre el fraude…
Despreocupados, los panistas de Coatzacoalcos no imaginan la sorpresa que les tiene preparado el PRI en cuanto a la designación de su candidato. Joven, primeriza en lides política, se trata de una dama de extracción priísta, que a menudo cabildea con el actual diputado federal, Rafael García Bringas…
Sigue la cuenta de alcaldes y figuras panistas tras las rejas, amagados, perseguidos u hostigados. Le toca el turno a Simón Ramos Chablé, ex presidente municipal de Moloacán. Se le acusa de abigeato, al ser pasado a revisión en Las Choapas cuando transportaba siete reses. Cinco de ellas presentaban errores e inconsistencias en su documentación. Fue remitido a la cárcel municipal y de ahíal Ministerio Público. Ramos Chablé, hechura de Renato Tronco, es panista pero más fiel que Fidel Herrera Beltrán. Aún así, se suma a la lista que integran el ex líder petrolero, Pablo Pavón Vinales, ex candidato a diputado local por el PAN, preso en el penal de Coatzacoalcos por una acusación de fraude, que extinguió con un amparo federal, y por amenazas y secuestro en agravio de un trabajador petrolero, que carece de sustento. Uno más es Antonio Pouchoulén Cárdenas, ex alcalde de Las Choapas, a quien se le imputa desvío de recursos por tomar de una partida presupuestal para ejecutar una obra que correspondía a otro rubro; no dispuso del dinero sino que lo aplicó indebidamente. Tres casos que se perfilan como represión política, los tres panistas, cuando se avecina el proceso electoral federal de 2012…
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