* Dos golpes publicitarios de Fidel: Ventaneando y el viaje a Washington * Le sirven para seguir disputando la candidatura a la Presidencia * No se inconformó Lupe Porras contra la sentencia que condena a Minatitlán a pagar 192 millones de pesos * Cada vez menos dirigentes priístas en las reuniones de los jueves * Repudian el gonzalismo de Sánchez Abreu
Don Javier Duarte de Ochoa tiene una nueva encomienda: deglutir, tragarse cada una de sus palabras, su oferta de no subir o crear impuestos, su argumento de no atentar contra la economía popular. El y sus compañeros diputados federales del PRI han consentido incrementar el Impuesto al Valor Agregado a 16 por ciento, en un ajuste insólito del Presupuesto de Egresos de la Federación.
Duarte de Ochoa viajó por todo Veracruz. Prometió defender la economía de los pobres. Linchó al gobierno de Felipe Calderón por la propuesta de aplicar un 2 por ciento de impuesto generalizado para el combate a la pobreza. Usó su postura como diputado para exhibir al régimen calderonista como un gobierno inhumano, contrario a los intereses del pueblo, que crea impuestos, que los incrementa y que carece de un compromiso social.
Investido como “vicecoordinador” de los diputados federales veracruzanos, cargo inventado para efectos de mercadotécnica política, asumió la defensa de la economía popular, paladín de los pobres, posicionando al PRI y posicionándose él para hacerse agradable a la opinión pública, a la sociedad y a los futuros electores.
De pueblo en pueblo, en foros y entrevistas, con priístas y no priístas, Duarte no dejó cabos sueltos. Vociferó el compromiso del PRI para no adoptar decisiones en la Cámara de Diputados que atentaran contra la economía de los olvidados.
Dijo, por ejemplo: “Hasta ahora sólo tenemos versiones extraoficiales de que se pretende incrementar los impuestos como alternativa rápida para recuperar la captación fiscal, lo cual es una ficción porque lejos de aumentar la recaudación se corre el riesgo de inhibir aún más el crecimiento económico, desaparecer empresas e incrementar la evasión fiscal (aplausos)”.
Otra: “En esa jugada el PRI no irá porque tiene perfectamente definidas las prioridades y necesidades de las mayorías de este país y su compromiso social con los millones de mexicanos que sufragaron por los candidatos priistas el 5 de julio pasado (aplausos)”.
Una más: “No le vamos a fallar al pueblo (aplausos)”.
El 30 de agosto, El Gordo Duarte dijo que no había condiciones para elevar impuestos. Sus frases están registradas en su página oficial en internet.
Lucraba así con una demanda social. Condenó el 2 por ciento para el combate a la pobreza propuesto por el Presidente Calderón. Ofreció al priísmo como garantía de solidaridad social y lo ofertó como la bancada legislativa que no se prestaría a afectar el bolsillo de los necesitados.
Pero una cosa fue la demagogia del delfín fiel y otra la realidad política. El PRI finalmente cedió a la negociación. El gobierno, vía el diputado panista Francisco Ramírez Acuña, retiró su propuesta de aplicar un 2 por ciento general para el combate a la pobreza, pero aumentará el IVA de 15 a 16 por ciento.
Es proverbial el doble lenguaje de los priístas. Dicen una cosa y hacen otra. Engañan con desparpajo, con descaro y con cinismo. Rehuyen el compromiso social, se traicionan a sí mismos y traicionan sus promesas.
Javier Duarte no es diferente. Finalmente hará lo que políticamente conviene al PRI.
A eso expuso cuando asumió el liderazgo de la estrategia del embuste.
Archivo muerto
Dos golpes publicitarios del gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán: la ventaneada que se dio con Paty Chapoy en Canal 13 de TV Azteca, y su viaje a Washington, la capital estadunidense, donde visitó el Departamento de Estado y hasta el Premio “Buen Vecino” recibió. Le servirán para continuar en la puja por mantener su proyecto personal de ser candidato a la Presidencia de México. Su disputa con el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, y con el líder de los senadores priístas, Manlio Fabio Beltrones, es —y será— de corrientes políticas. Fidel Herrera representa lo que queda del antisalinismo, aunque Carlos Salinas de Gortari lo aplauda y apapache en público, o mejor dicho, del PRI dinosáurico… Guadalupe Porras David no sólo concluirá mal su administración como alcaldesa de Minatitlán. Va a ser la peor de la historia de aquel municipio, endeudada como nunca, congeladas las obras y en medio de una corrupción generalizada, de la que sólo unos cuantos ediles se salvan y de la que participan la mayoría de sus funcionarios municipales, a excepción de unos cuantos que sólo han visto pasar las carretadas de dinero que la alcaldesa Porras David ha manejado y controlado a su antojo. La demanda por 192 millones de pesos que le interpuso la empresa Comunicaciones Cibernéticas, causó estado, quedó firme, no fue impugnada, no fue apelada ni el área jurídica municipal recurrió al amparo federal para evitar pagar semejante montaña de dinero. Legalmente fue una pifia que le costará al gobierno municipal de Minatitlán una millonada. Afectará varios Ayuntamientos futuros y dejará congeladas las cuentas municipales. Lupe Porras está en la lona, políticamente muerta y no tendrá voz ni voto en la próxima sucesión municipal ni en la designación del candidato priísta. Así acabó, de paso, con las aspiraciones de su hijo, Ciro Félix Porras, de ser alcalde… Cada vez son menos los dirigentes que acuden a las reuniones del comité municipal del PRI en Coatzacoalcos, los jueves por la noche. Es el signo visible de la apatía que comienza a gestarse por la evidente inclinación del líder local, Juan de Dios Sánchez Abreu, a favor del diputado local Gonzalo Guízar Valladares, a quien promueve y en el que se apoya para inflarse y así ser candidato, otra vez, a la diputación local por el distrito XXX, el llamado Coatzacoalcos rural…