* La maniobra de “Pipo” Vázquez * Reynaldo y el rival más débil * Los mapaches de Chagra, fuera del IFE * Pulgoso, los regidores y los terrenos de Lomas de Barrillas * Cirilo Vázquez en palacio de gobierno
Suele decir Marco César Theurel Cotero que los carnavales no son negocio público ni reditúa utilidades. Son, pondera, diversión del pueblo, relax de todos y días de alegría. Amén.
Su dicho es falacia pura. Contablemente subterráneo, el carnaval de Coatzacoalcos ha sido por siempre un filón de oro para autoridades y súbditos municipales, empleados y prestanombres, cerveceros y periodistas.
Dueño temporal de la franquicia, el alcalde Theurel otorga concesiones no para brindar servicios a los visitantes sino para lucrar impunemente en un evento de medio pelo que fomenta, diversión aparte, vicio y desenfreno.
Un retrato del show, describe un carnaval de segundo nivel que, paradójicamente, produce ganancias superlativas: carros alegóricos que son un esperpento, salvo los que presentan las firmas refresqueras y cerveceras, adornados de bellas edecanes; comparsas integradas en su mayoría por empleados municipales de Coatzacoalcos y la región, cuya participación no es voluntaria sino obligada; instalación de gradas, que son operadas por funcionarios del Ayuntamiento u otorgadas al DIF o a periódicos locales —Diario del Istmo, por ejemplo— para sus invitados especiales; baños públicos, que se ofertan entre promotoras priístas de colonias, y fomento al ambulantaje y a la instalación de puestos de garnachas y depósitos de cerveza.
Financieramente, el carnaval es zona libre de fiscalización. No hay rendición de cuentas y la pandilla del alcalde Theurel, liderada por el regidor Federico Lagunes Peña, un improvisado priísta de escasa preparación intelectual, léxico fatídico y uña larga, que incurre en pecados capitales en tiempo de cuaresma.
Fomentar el vicio es, sin embargo, el motor del carnaval de Coatzacoalcos. Va acorde con Theurel y su séquito, asiduos visitantes de tabernas, casinos y restaurantes en los que la sobremesa se lleva decenas de botellas de güiski o vinos de alto registro con cargo al erario.
Theurel jura y recontrajura que los carnavales no generan utilidades, que es diversión para el pueblo, y nada más. Tramposo, el argumento del alcalde sirve para encubrir negocios de los que se sirven sus favoritos y que fomenta la venta de cerveza.
Seguro por eso, un año después del carnaval de Coatzacoalcos 2011, cifras y cuentas son un misterio, negocio de unos cuantos.
Reiteradamente, el alcalde Theurel se ha negado a revelar utilidades o pérdidas del evento. Sin embargo, documentos internos de la Tesorería municipal de Coatzacoalcos, exhiben su proclividad para auspiciar el vicio con manga ancha.
Se trata, por citar uno, del contrato de patrocinio suscrito entre el Ayuntamiento de Coatzacoalcos, el comité organizador del Carnaval 2011, la empresa Cervezas Cuauhtémoc Moctezuma, S.A. de C.V., y la empresa Promoshow Peninsular, S.A. de C.V., con el cual se acordó una aportación de la cervecera por 800 mil pesos por concepto de “patrocinio” del evento y otros 300 mil para la habilitación de un estrado.
A cambio, la cervecera tendría exclusividad para promover su imagen, generar publicidad y vender sus productos en el carnaval. Los 800 mil pesos le fueron entregados a Promoshow Peninsular y a cambio ésta expidió la factura 0677, de fecha 4 de abril de 2011 por 689 mil 655 pesos más 110 mil 344 pesos por concepto de IVA.
A la par, se firmó un convenio entre el Ayuntamiento, el comité del Carnaval y la empresa Cervezas Cuauhtémoc Moctezuma, en el que se detallaba la aportación de 800 mil pesos y a lo que tenía derecho la cervecera.
Una fracción del patrocinio, 500 mil pesos, se aplicaron a licencias y permisos para la venta de productos durante el evento del carnaval. Otros 200 mil pesos por concepto de licencias y permisos de productos que comercializaría “en los eventos de Semana Santa”.
Los últimos 100 mil pesos eran el “anticipo a cuenta de ampliación en horas extras para once negocios denominados Canteras, Oasis o Zona Express”.
Ese anticipo fue “a cuenta de los 360 mil pesos que se negociaron durante el presente año, con la finalidad de extender el horario de apertura de las 22 horas hasta las 2 (de la mañana), respecto de los negocios que la empresa oportunamente designe, quedando en cubrir el excedente en nueve mensualidades sucesivas por la cantidad de 28 mil 888 pesos mensuales a partir del mes de abril de 2011”.
Nada de eso informó Marcos Theurel ni detalló que los 800 mil pesos por concepto de patrocinio del carnaval incuían la venta de cerveza en la playa, durante la Semana Santa de 2011.
Tampoco se clarificó que 100 mil de ellos eran parte de la ampliación de horarios, o sea cuatro horas adicionales al cierre normal de establecimientos dedicados a la venta de alcohol.
En la Tesorería de Coatzacoalcos existen versiones que advierten que por lo menos 200 mil pesos, los que correspondían a los permisos para venta de cerveza en Semana Santa, no se justificaron.
Además de entregar obras públicas a sus empleados, amigos y socios, el alcalde Theurel tiene afición por auspiciar el vicio. Su hermana, Alejandra Theurel, alias “Peri Buchanan” controló la barra libre de la Expo Feria, realizada entre abril y mayo de 2011, quedando a deber por meses el importe al proveedor, pese a que el Ayuntamiento fue quien pagó el producto y se le facturó con el concepto de “refresco”.
Dice Theurel que el carnaval no genera utilidades. Al pueblo no; a sus amigos, ediles y cerveceros, sí.
Ya viene la nueva edición. Nada va a cambiar.
Archivo muerto
Dice una voz que conoce a Víctor Alejandro “Pipo” Vázquez Cuevas, que en el cochinero azul que definió a los candidatos panistas al Congreso Federal, sacó provecho personal. Pipo perdió la senaduría ante Fernando Yunes Márquez y Julen Rementería, pero impuso a un panista de bajo perfil y cero imagen, Ulises Chama, en la candidatura a diputado federal por el distrito Xalapa Urbano. O sea, jugó al rival más débil, designó a un flan, personaje gris, a modo, y le allanó el camino a su tío, Reynaldo Escobar Pérez, el tormentoso ex secretario de gobierno y trompicado procurador duartista, quien tras enredar con sus embustes el escándalo de los 35 ejecutados en Boca del Río, en septiembre pasado, salió despedido y ahora contenderá por la diputación bajo las siglas del PRI. Destructor de honras, villano de la justicia, de comentarios hirientes, sobre todo en el caso de la joven Gaby Benítez, secuestrada y luego asesinada, Reynaldo Escobar no tiene con qué ganar la elección, pero la maniobra de Pipo Vázquez —tres melones de por medio— le da aire al candidato del PRI, que ahora sólo tendrá que cuidarse del aguerrido perredista, Uriel Flores Aguayo…
Roberto Chagra Nacif, síndico en el Ayuntamiento de Coatzacoalcos, fue uno de los perdedores en el proceso de depuración del consejo distrital del IFE. Le tumbaron varias propuestas de capacitadores, detectado que falsearon información, ocultaron su militancia priísta, y con ello los excluyeron de participar en la elección federal 2012. Políticamente, Chagra sigue siendo un cero a la izquierda… Tiene más jugo la historia de Pulgoso Lagunes en Lomas de Barrillas. Falsificó nombres de beneficiarios para despojar a un grupo de colonos de sus predios. Prometió —y engañó— a su patrón, el capitán piloto aviador, con que los terrenos algún día pasarán a sus manos, a cambio de una camioneta de superlujo. Ojalá que se sincere y le diga al capi que el síndico Roberto Chagra y los regidores 2, 5, 8 y 13 ya adquirieron lotes de manos del regidor canino, cómplices en la marrullería pues todos saben que hay vecinos derechosos. Patrimonio del Estado tiene responsabilidad directa en el despojo. Sabía que el trámite es personal y que nada tenía que hacer en manos del regidor Pulgoso la documentación de los terrenos. Hay más…
A oscuras, intramuros, suele deslizarse Cirilo Vázquez Parissi, pseudopanista de efímera militancia, en el palacio de gobierno de Veracruz. Usa, como lo hace el ex tesorero Vicente Benítez González, el estacionamiento ubicado en la calle trasera de la sede gubernamental, en Xalapa. Por esa vía, como los ladrones en la noche, logra el contacto con funcionarios y operadores políticos; dialoga y pide, sabedor que está para cotizarse en lo que creen que vale. Imagina el alcalde de Cosoleacaque que nadie sabe de sus encuentros furtivos con el círculo duartista. Ahí, y así, consumó la traición al Partido Acción Nacional de la que emergió la candidatura de su hermano Ponciano a la diputación federal por Cosoleacaque, bajo el amparo del PRI. Cirilito, Poncianito y sus medias hermanas, Regina y Fabiola, son dignas hijas de su padre, el malogrado cacique Cirilo Vázquez Lagunes, ejecutado por el crimen organizado el 19 de noviembre de 2006, que lo mismo le sacaba candidaturas al PRI que se las ordeñaba al PAN. Cirilo chico, que es un don nadie en la escena política, vende un espejismo y una fuerza política imaginaria, digna de un mercachifles multipartido que llegó a la alcaldía de Cosoleacaque no por mérito alguno, que no lo tiene, sino por el repudio que provoca el cacicazgo priísta Merlín, que postuló en 2010 a Héctor Merlín Castro para ser sucesor de su hermana Gladys, detonante de un abrumador voto en contra del PRI…
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