* Theurel y Caballero: crece el distanciamiento * Joaquín madrugó al alcalde * El proyecto del Corredor Transístmico * El cierre del rastro de Nanchital * Negocio de 2 millones * Agresión a la periodista Liliana Corona * Doris Pérez, de la fuga de reos al Ayuntamiento
Frívola, risueñota, la carcajada atronadora, Adela Micha no lidera ninguna corriente de opinión pública ni su voz es ley, mucho menos sus disertaciones, ni influye en nada, ni persuade a nadie, aún teniendo un noticiario estelar en el canal 9 de Televisa, su alma mater. Su periodismo se reduce a leer la nota, a veces entrevistar y siempre entretener. Hasta ahí.
Vino a Veracruz y en un abrir y cerrar de ojos, no por su sapiencia sino por una agresión trivial —dos huevos lanzados como proyectiles sobre su humanidad—, se disparó en rating y reeditó el debate sobre los periodistas al servicio del PRI.
Fue seducida por el doctorado Honoris Causa que le otorgó —agosto 29— la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV), institución cuestionada, tildada de “universidad patito”, un negocio de 400 millones de pesos anuales, regenteado por el priísta Guillermo Zúñiga Martínez y auspiciado por el gobernador Javier Duarte de Ochoa.
Adela, la perspicaz, la periodista, la mujer, la fémina, la intuitiva, el sexto sentido atizado, así, en su estilo que poco gusta, cargado de sinónimos innecesarios, no supo —o lo supo y le valió— que la UPAV lejos de emanar prestigio, vive en el descrédito total, echada de estados como Tabasco y Puebla, que no le reconocen validez y que tildan su oferta educativa de maquinación fraudulenta, engaño vil.
Quizá tampoco le dijeron —o sí, y también le valió— que la UPAV concentra a sus más de 70 mil alumnos de fin de semana en locales prestados o rentados; crea carreras al gusto del cliente, y en año y medio de vida pública ya tiene egresados, como si sus estudiantes fueran niños prodigio, con una carencia de seriedad digna del Récord Guinness.
Su doctorado es un contrasentido y siendo un poco más puntillosos, una vacilada duartista. Un doctorado Honoris Causa se otorga a quien honra con su trabajo una actividad específica, las letras, las artes, la ciencia o enaltece a la sociedad, a quien trasciende sobre los demás, a quien define la ruta de la humanidad. Adela Micha, fuera de leer notas, reír con ganas, estirar el cuerpo sobre el asiento, esconder el rostro entre la melena, grandísima la boca mientras la carcajada retumba, nada tiene.
Adela sólo honra los intereses de Televisa y los suyos. A su empresa le sirve con fidelidad cortesana, en primerísimo lugar el proyecto Peña Nieto, del que la señora ha sabido exprimir dinero innoble. Una de sus huellas se halla en el Estado de México, la cuna del peñismo, donde en marzo dictó una conferencia sobre la mujer que le produjo 350 mil pesos, buen dividendo por sólo una hora de datos y chistoretes.
Inolvidable, su viaje a Veracruz, a Xalapa, la capital, “estuvo de huevos”, escribió en tuiter Adela Micha. Trivializaba el episodio en que, luego de recibir el doctorado Honoris Causa de la UPAV en el Congreso estatal, el sábado 29, comenzó a intercambiar opiniones con los asistentes. Divertía y se divertía. Vendría entonces la epopeya.
Mostró reflejos cuando vio pasarle cerca de la cabeza un huevo arrojado por integrantes del Movimiento #YoSoy132. Un segundo huevo le dio en el hombro pero para su fortuna, rebotó. Los dos agresores, de puntería mediocre, huyeron; saltaron la reja metálica que separa el inmueble legislativo de la calle y treparon en un autobús. La policía, que iba tras ellos, los interceptó y los remitió al cuartel policíaco de San José. Saldrían después con una multa administrativa.
Un par de horas después, el doctorado Honoris Huevo de Adela Micha ya ocupaba los portales de internet y generaba una polémica interminable, acusada de ser lacaya de Televisa y por tanto, en voz de sus detractores, merecedora de la agresión por tratarse de una periodista parcial y no objetiva, promotora de Peña Nieto, y defendida también por el presidente electo y por el actual mandatario, Felipe Calderón, todos en tuiter, queriendo apagar la hoguera con galones de gasolina.
Quienes la agredieron tampoco merecen excusa. Sólo aquellos que carecen de ideas, de argumentos, de razones, recurren a la bajeza de lanzar huevos sobre alguien inerme, sea o no adorador de Peña Nieto. Es un acto de prepotencia y de cobardía. Jorge Solano Sangabriel y Daniel Fernández Calderón, estudiantes de ingeniería de la Universidad Veracruzana, se comportaron como los 400 Pueblos de César del Ángel, el azote de Xalapa, atacando por encargo o porque su ruindad es vocación.
No hay en Adela Micha ese liderazgo de opinión que hubiera justificado el doctorado patito otorgado por la UPAV. Hay, sí, una filiación al peñismo y una montaña de acusaciones de ser parcial, faltar a la objetividad, de callar ante el fraude en la elección presidencial, del uso de los medios de comunicación para impulsar al enemigo de los libros, Peña Nieto, para llegar a Los Pinos. Dicho en breve, la familia priísta premia a los suyos y se cobijan con el mismo sarape.
Caro le salió, pues, a Adela recibir su doctorado Honoris Huevo.
Archivo muerto
Distantes, cada vez más contrapunteados, el alcalde Marco César Theurel Cotero y el diputado federal Joaquín Caballero Rosiñol. Ahora más por el punto de acuerdo presentado por el legislador para crear una comisión especial en la Cámara Baja que impulse el Corredor Transístmico —vías carreteras y ferroviarias, estaciones de transferencia y maquiladoras entre Coatzacoalcos, Veracruz, y Salina Cruz, Oaxaca— que sería la alternativa al movimiento de carga de las economías asiáticas hacia el Golfo de México y de ahí a Europa, una competencia real al Canal de Panamá. Madrugado, burlado, aún tocando puertas el muy iluso, Theurel —don “te rompo tu puta madre”— pretendía venderle la idea al equipo de Enrique Peña Nieto, sin cruzarle por la mente que ahí, en el círculo del futuro inquilino de Los Pinos, se filtraría la información hacia Caballero Rosiñol para finalmente detonarla en la Cámara de Diputados, el viernes 28 de agosto. Joaquín Caballero habla de actualizar el proyecto logístico, algo que ya existía en el proyecto de Marcos Theurel; de realizar un estudio comparativo de costos y tarifas; de readecuar accesos a las zonas portuarias. Caballero señala que el corredor Transístmico tendrá el respaldo del gobernador Javier Duarte, mientras que Theurel exalta al ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, su padrino e impulsor. En la exposición de Joaquín Caballero no se hace referencia a un factor clave del proyecto theurelista: la empresa Foton, propiedad del alcalde de Coatzacoalcos, vía prestanombres, ni a su funcionalidad en la API. Y así, semejanzas que acusan plagio. Alguien en el alto mando peñista soltó la lengua, filtró la información y Theurel fue madrugado. ¡Qué oso!…
No es la inteligencia, menos la diplomacia, lo que norma la conducta de Alfredo Yuen Jiménez, alcalde de Nanchital. Quiso, con el puño firme, acabar con el rastro en que día a día se realiza la matanza de animales para abastecer el mercado de carnes local. Envió el mensaje a ganaderos e introductores que el rastro se cerraba el lunes 24 de agosto por sus pistolas y que no habían planes para construir uno nuevo, apoyado en el argumento de que el terreno en que se halla el inmueble es propiedad de la Sección 11 del sindicato petrolero, del cual Alfredo Yuen es secretario general, aunque sólo un peón de Ramón Hernández Toledo, el líder real. Ante la renuencia de los afectados, reprogramó la clausura para este lunes 1 de octubre, sin imaginar que provocaría una protesta de alto impacto social y político. El viernes 28, ganaderos e introductores salieron a las calles, repudiaron sus balandronadas y amagaron con realizar la matanza en el parque Benito Juárez. No hay razón que le asista al alcalde Yuen Jiménez para ejecutar semejante barbaridad; no es por condiciones insalubres que cierra el rastro; tampoco por orden de alguna autoridad superior. A Alfredo Yuen lo mueve un buen negocio. En el terreno contiguo se construirá una unidad habitacional, cuya única restricción, por ahora, es el rastro. Clausurarlo y agilizar los permisos de uso de suelo y construcción, le reportará al alcalde una buena utilidad, algo así como 2 millones de pesos…
Liliana Corona Sayune no protestaba; cubría la información, registraba los hechos, cuando sin saberlo se volvió noticia. Pretendía ingresar a la presidencial municipal de Nanchital para dar cuenta del diálogo entre el síndico Adolfo Morales Zárate y los usuarios del rastro, que el alcalde Alfredo Yuen intenta clausurar, el viernes 28. Fue atajada por el director jurídico, Enrique Martínez Gutiérrez, quien le cerraba la puerta. Pese a los llamados, la voces que alertaban que la lastimaba, el prepotente funcionario no cejó. Liliana Corona Sayune, jefa de la corresponsalía de Diario del Istmo en Nanchital, terminó con la rodilla lesionada. Presentó su denuncia penal ante la agencia del Ministerio Público —registrada bajo el número NAN 4377/2012 y número de oficio 186—, en la que relata los hechos y obvio exige castigo para el culpable. La “Reina del Sur”, como le conocen sus amigos por su peculiar nombre, es también presidenta de la Club de Periodistas José Pagés Llergo y ahora integrante del círculo de comunicadores agredidos en suelo veracruzano. Lo menos que se exige es justicia para Sayune…
Su nombre, Doris de Jesús Pérez Salvador. Sus malquerientes la recuerdan, asociada al escándalo de la fuga de reos en el penal de Coatzacoalcos, en septiembre de 2011. Hoy, de la mano del director Jurídico municipal, Benito Argüelles Calzada, parte plaza en el Ayuntamiento, provocando iras y rencores, quejas y reclamos. Se trata, quizá, de prestigiar con su desprestigio a la administración municipal. ¡Qué historia!…
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