* Se sienten burladas las activistas del aborto * El doble lenguaje del gobierno fidelista * Mantiene en el Congreso las reformas a la Constitución * También quedó mal con la jerarquía católica * Sigue rehuyendo Pérez Cruz el debate sobre Punta Diamante * Atacó a Oscar de la Cruz y a éste el gobierno le devolvió el predio * Al final, el constructor tuvo la razón * La cuenta en que le depositaba Oscar a Federico Lagunes
Héctor Yunes descompuso la sucesión fidelista cuando subió a la tribuna del Congreso de Veracruz y expresó su deseo de ser gobernador. Irritó al presidente de la Junta de Coordinación Política, Fernando González Arroyo, y a la diputada Elvia Ruiz Cesáreo, cuyos epítetos dejaron entrever hasta dónde había hecho daño el dardo yunista.
Desde entonces Héctor Yunes Landa recorre Veracruz. Toca todos los rincones, gana adeptos y, sobre todo, vulnera la solidez de la maquinaria electoral en que se proyecta al delfín del régimen, el diputado federal Javier Duarte de Ochoa, de escándalos por la mano floja con que se condijo mientras fue secretario de Finanzas y Planeación del gobierno estatal.
Su éxito se construye a partir de la habilidad para llegarle a los grupos olvidados del fidelismo; asumirse como la opción democrática, y encarnar en la alternativa de partido que rompe con los afanes de Fidel Herrera de perpetuarse como gobernador a través de Javier Duarte, en un proyecto transexenal de tendencias caciquiles, y peor aún, dictatoriales.
Que Héctor Yunes Landa haya crecido políticamente, tiene su razón en el tono desenfadado, beligerante, respondón y hasta provocador con que trata el discurso del gobernador de Veracruz. Lo zarandea, le descuadra el cuadro, lo increpa con sutileza política y llanamente le dice no a la imposición.
Mientras el gobernador Fidel Herrera dibuja a su candidato, delínea su perfil, Yunes Landa repele el intento de imponer a Javier Duarte. Fidel dice que el futuro gobernador debe ser joven; Yunes Landa le contesta que los jóvenes deben cumplir su proceso de maduración.
Semanas antes del quinto informe de gobierno, Héctor Yunes advirtió que se va a inscribir para participar en la elección del candidato del PRI al gobierno veracruzano. Cuando el gobernador incurrió en el error de “destapar” mediáticamente a Javier Duarte, Yunes Landa le repitió la dosis. Y fue más allá: alertó al PRI nacional que los dados están cargados a favor del trompicado ex secretario de Finanzas de Veracruz.
Tan locos los trae, que el líder del PRI estatal, Jorge Carvallo Delfín, inventó que ya había dialogado con Héctor Yunes.
El diputado local por el distrito de La Antigua lo desmintió de tajo; lo exhibió con cortesía priísta, y lo exhibió afirmando que es falso —como dijo Carvallo— que no estén contempladas las encuestas para elegir a un candidato a un cargo de elección popular.
Aprovechó, además, para cerrarle la puerta a Consulta Mitofsky por sus yerros, y obviamente por ser la empresa que ha inflado a Javier Duarte y lo ha colocado como puntero en la sucesión.
Sea como sea, Héctor Yunes Landa ya descompuso la sucesión fidelista; crece a pasos agigantados y trae a Javier Duarte por el callejón de las penurias.
Así se esperaba. Así es.
Archivo muerto
Cada vez más enredado el el gobierno de Veracruz por la Ley Antiaborto, que se aprobó hace una semana en el Congreso Local. A las mujeres que se oponen a la penalización por la interrupción del embarazo, les dieron atole con el dedo.
Se les ofreció vetar el apartado que habla de sancionar económicamente a las mujeres que incurrieran en la práctica del aborto; se les dijo que la intención es despenalizar; se les garantizó que Veracruz secundaría a los grupos que están a favor del aborto sin consecuencias jurídicas ni penas de cárcel. Pero no hubo tal.
El gobierno veracruzano tiene como punto central de su agenda congraciarse con la alta jerarquía católica. A la Cámara de Diputados no llegaron modificaciones sustanciales.
El aborto es aborto por se una interrupción de la vida, considerada como tal desde el momento de la concepción. Fidel Herrera le tomó el pelo a las activistas del aborto.
Pero por su manejo tan errático, siendo acusado de lucrar electoralmente con el caso, tampoco quedó bien con la jerarquía católica, por el lenguaje ambiguo, el estilo chimoltrufio y su evidente intención de congraciarse con los seguidores del aborto... No da señales de vida el columnista de Diario del Istmo, José Luis Pérez Cruz.
El debate era Punta Diamante, sus ataques al constructor Oscar de la Cruz Cruz, la validez que le dio a un volante apócrifo con el que sustentó sus argumentos y su defensa de “empresario” Jesús Antonio Macías Yazegey.
Dos semanas después finge amnesia. Punta Diamante, el predio de 10 hectáreas que Pérez Cruz sostenía que no eran propiedad de Oscar de la Cruz, le fueron devueltas a éste cuando el gobierno de Veracruz, INVIVIENDA, el mismo Tony Macías y su yerno Javier Duarte, el delfín de la sucesión fidelista, se vieron envueltos en un escándalo por despojo, tráfico de influencias, derroche y desvío de recursos que amenazaba con reventar en el Congreso Federal.
La solución política y jurídica ridiculizó a Pérez Cruz y a su periódico, el Caño del Istmo, que le apostaron a lo indefendible; que defendían a invasores profesionales; que lincharon públicamente a Oscar de la Cruz por negarse a ceder a las ambiciones y berrinches del suegro incómodo, Tony Macías, cuyos excesos terminarán incrementando la fragilidad de las aspiraciones de Javier Duarte a la gubernatura de Veracruz. Pérez Cruz, con su habitual extravío y ausencia de olfato periodístico, fue de los que se tragaron completo el cuento de que el Parque Tecnológico Puerto México sería el mejor invento después de la hamburguesa y la Coca-Cola... Que no se quiebre la cabeza Tony Macías. La cuenta en la que le depositaba el constructor Oscar de la Cruz a Federico Lagunes, es la 013330707 de Bancomer. ¿Más pruebas de la traición?...