* Lupe Porras quiere la sindicatura para su hijo * Los desvaríos del poder

Antorcha Campesina ha intentado lavarse la cara. Se dice defensora de los derechos de los pobres, de las causas campesinas y los desposeídos. Es, sin embrago, una organización distinguida por la violencia, por el conflicto y generadora de escenarios de caos.

Su fama violenta es parte de un curriculum político nada envidiable. A su forma de actuar, ellos le llaman lucha social, defensa de reclamos populares y tácticas políticas. Sus detractores, por el contrario, la categorizan como estrategia de agitación con fines de lucro y manipulación de masas.

De Antorcha Campesina se han escrito ríos de tinta. Se describe como una organización que provocó graves conflictos en el campo en el norte veracruzano.

 

Fue usada como esquirol de protestas de gente del campo y en no pocas ocasiones, como actor de enfrentamientos que derivaron en crímenes que escandalizaron a la sociedad de Veracruz.

Un repaso de su recurrente actividad violenta la dio el periodista César Augusto Vázquez Chagoya en su columna Pasillos del Poder, donde resume la utilización de Antorcha Campesina como brazo armado del entonces secretario de gobierno, Miguel Angel Yunes Linares, en la sierra de Soteapan.

De acuerdo con la tesis de Vázquez Chagoya, Antorcha Campesina había sido rechazada por los indígenas de la sierra huasteca y en la sierra totonaca, tras haber provocado divisiones en varios pueblos; enfrentados a la iglesia católica y con más de nueve muertos en el predio El Chapopote en el municipio de Chalma por su enfrentamiento por la tierra con las organizaciones del Frente Democrático Oriental de México Emiliano Zapata (FDOMEZ).

Dice Vázquez Chagoya:
“En la huasteca los Antorchas fueron los esquiroles del movimiento agrario independiente, sirviendo como guías para las policías y prestarse a los despojos de los predios de los indígenas en manos de los terratenientes protegidos desde el gobierno de Veracruz en varios municipios de la Huasteca, que dieron lugar a la matanza de El Tejar y Cantollano, municipio de Ixhuatlán de Madero”.

Violencia engendra violencia. Hacia 1996, refiere Vázquez Chagoya que varios dirigentes de Antorcha Campesina estaban amenazados de muerte. Sus nombres: Roberto Santana Tapia, Pergentino Cortés Girón y su actual líder estatal, Samuel Aguirre Ochoa, quien pugnaba por militarizar la frontera veracruzana con el estado de Hidalgo.

El conflicto concluyó cuando, en 1995, se decretó el fin del conflicto por 2 mil 548 hectáreas entre Samuel Aguirre y la FDOMEZ. Antorcha Campesina fue enviada a la sierra de Soteapan donde asegura defender causas sociales bajo la bandera de la agitación, la invasión de tierras y la violencia.

Convertido en un apéndice del PRI, el movimiento antorchista ha escalado espacios políticos. Samuel Aguirre Ochoa ya fue diputado local; sus operadores continúan invadiendo tierras y gozan de la impunidad que le otorga el régimen fidelista.

 

Cuando se les antoja, toman instalaciones de gobierno; les construyen caminos vecinales; construyen escuelas al margen de los programas educativos y obligan al gobierno de Veracruz a destinarle recursos millonarios a cambio de la chamba sucia que les toca ejecutar.

En Coatzacoalcos, su última incursión obedeció a un plan del ex secretario de Finanzas y Planeación, Javier Duarte de Ochoa, para consumar un despojo a favor de su suegro incómodo, Jesús Antonio Macías Yazegey, quien pretendía apoderarse de 10 hectáreas en el predio Punta Diamante.

 

Pergentino Cortés, su líder regional, se ufanó que invadían las tierras con la venia del gobierno de Veracruz, la complicidad de INVIVIENDA y el disimulo de la Secretaría de Gobierno.

Pero cuando se desató el escándalo de tráfico de influencias que involucró al delfín fidelista, Javier Duarte de Ochoa, aspirante a suceder a Fidel Herrera Beltrán en el gobierno de Veracruz, Antorcha Campesina se fue con su música a otra parte y el predio le fue entregado al constructor Oscar de la Cruz.

 

Su líder regional, Pergentino Cortés, amagó con regresar. Hicieron circular cartas en que aseguraban que el derecho les asistía y amagaban con reincidir en sus invasiones.

Pergentino Cortés Girón no es cualquier personaje. Alcanzó notoriedad cuando fue asesinado el líder de la Organización Campesina Emiliano Zapata (OCEZ), Venancio Chávez Alvarez, el 25 de agosto de 2007. Directa o indirectamente, por las buenas o por las malas, fue el beneficiario de ese crimen.

 

Se volvió una figura dentro del ámbito rural y terminó siendo el coordinador regional de Antorcha Campesina.

Sin embargo, el 20 de noviembre pasado, Pergentino Cortés fue aprehendido por una denuncia de despojo derivada de un conflicto legal por la posesión del predio Las Palomas, en Soteapan. Lo retuvieron unos minutos en el reclusorio de Acayucan. Luego lo dejaron libre, pese a que tiene una orden de detención girada por un juez.
¿Habrá entendido el mensaje fidelista don Pergentino? ¿Sabrá retirarse a tiempo o dará el paso al vacío?

Archivo muerto

Sueños, desvaríos o ilusiones jarochas, sufre Guadalupe Porras David.

Intenta imponer a su hijo Ciro Félix Porras en la presidencia municipal de Minatitlán con la única intención de protegerse y contar con alguien que limpie su desastrosa administración.

 

Doña Lupe presiona, derrocha recursos, fractura a sus enemigos y se cautiva a sí misma porque, a decir verdad, ya no hay quien le crea dos cosas: que es eficiente y que es honesta.

 

Si no lo logra, pedirá por lo menos que Ciro Félix sea postulado por el PRI para síndico municipal.

 

Así le amarraría las manos al próximo alcalde y tendría en sus manos la cuenta pública municipal. Ya no piensa en la alcaldía sino en cómo salir de la ratonera...