* De la acusación de narco a la libertad mesiánica * Viaje todo pagado para ver al Papa con dinero del erario * Esposada por “protocolo” * Condescendiente con quienes la encarcelaron * Navales allanan el domicilio de Travis * Tenían reporte de un secuestrado al que nunca encontraron * Irrumpieron sin orden judicial
Ángel de María ni es la Madre Teresa de Calcuta, ni va para allá. Víctima de un abuso de autoridad, implicada en tráfico de drogas, del que se libró por la presión de la iglesia católica y las redes sociales, su pecado fue condescender con el sistema que la trató como delincuente y le dio estatus de criminal.
Emergida de ese escándalo, sólo unos cuantos sabían de la existencia de Ángel de María, una maestra de 23 años, de vida impecable, criada en el seno de la Santa Madre Iglesia, Católica, Apostólica y Romana, piadosa y bien vista en la curia de Xalapa.
Su historia es orgullo y decepción. Viajaba a Brasil, a la Jornada Mundial de la Juventud, al encuentro con el Papa Francisco, cuando convenientemente se le extravió el pasaporte en Lima, Perú. Presume que le robaron el documento y tuvo la disyuntiva de esperar a que la embajada le auxiliara y repusiera el pasaporte, o retornar a México. Optó por lo segundo.
Su historia también está plagada de absurdos y sospechas. Volvió en calidad de deportada, con un documento de identidad provisional, sin imaginar que a su nombre se habían etiquetado once maletas, una de las cuales contenía diez kilos de cocaína.
Llegó al aeropuerto de la ciudad de México y ahí se enteró que su mochila de viaje estaba extraviada. Luego se le informó que ya había sido localizada. Por la banda de equipaje vio pasar muchas maletas, pero no la suya. Después se le dijo que una de ellas estaba a su nombre, obvio sin que ella la reconociera. En su interior se hallaba la droga.
Ángel de María Soto Zárate fue aprehendida, interrogada, tratada como delincuente. Esposada fue remitida al penal de Tepic, Nayarit, un reclusorio de máxima seguridad donde tendría que redimir a auténticos traficantes de droga y sicarios.
De no ser por la presión de la iglesia católica, de su Comunidad Incienso de Dios (CID), de las redes sociales, de sus amigos que tomaron la calle, los del movimiento #liberADMe, Ángel de María ya estaría pastoreando a los narcos del penal de Tepic.
A la pepena de almas agradecidas entró, como no podía dejar de hacerlo, el gobierno de Enrique Peña Nieto. Su procurador, Jesús Murillo Karam, decidió desistirse de cualquier acción penal contra la joven maestra con un argumento que desnuda al sistema de investigación policial en México. Murillo se dio por bien servido con un par de fotografías en que se veía a la maestra durante el trayecto, con su mochila de viaje en la espalda. No coincidía la imagen con la maleta llena de droga que le habían sembrado. Y la dejó ir. ¿Y a cuántos otros no les siembran las droga y pasan el resto de sus días en prisión?
Del penal de Tepic, Ángel de María Soto viajó a Xalapa. Entonces su historia de salvación comenzó a resquebrajarse. Habló ante los medios de comunicación, atropellada la conferencia de prensa, zarandeados algunos reporteros, y pudo apreciarse qué tanto flota sobre el piso la iluminada maestra y qué tanto se ha domesticado.
Escenario celestial sin par, la Catedral de Xalapa le sirvió de set para su encuentro con la prensa, ahí donde la Arquidiócesi le marca ocasionalmente el paso al poder político. Ángel de María Soto llegó a utilizar lenguaje fantasioso, pasajes bíblicos a su arbitraria interpretación, frases mesiánicas y una sospechosa mansedumbre hacia el sistema político-judicial que la acusó y recluyó en un penal para el crimen organizado.
Su liberación, dijo Ángel de María Soto Zárate, fue un “milagro divino”. Refería que afuera del penal, entre su familia, amigos y conocidos, muchos estaban orando por ella. “No me enojo, no me pongo a llorar, no me preocupo, no dimensionaba lo que iba a ocurrir. Lo único que no perdí fue la fe en Dios”, decía a los medios.
Se dio tiempo para sentirse la versión mexicana de la madre Teresa de Calcuta y hasta María Virgen:
“Lo único en que pensaba —dijo— era que María había caminado con Jesús hasta el final, que sí tenían miedo, pero había más valor y amor por su hijo… Y lo otro que pensaba es que se necesitan santos en el siglo XXI, y yo sabía que sí se podía, que hay jóvenes que pueden ser santos y pensaba en la madre Teresa de Calcuta y si ella pudo allá, yo acá en México ¿por qué no? Hacerme pobre entre los pobres”.
Con ese halo de santidad, Ángel de María dio pasos en falso sobre su trágico pasaje de la maleta encantada. Primero con Joaquín López Dóriga, en un enlace en vivo, y siempre ante la prensa que la asediaba, lavaba el rostro del gobierno que la puso tras las reja y le dio trato de criminal.
“Cumplían con un protocolo”, repetía a López Dóriga. Le preguntó si la habían esposado. Ángel de María evadió el cuestionamiento. Le insistió de nuevo. Tuvo que decir que sí, que así se la llevaron a Tepic.
Estaba fresca en la memoria la escena donde otro “ángel”, el narco Miguel Ángel Treviño Morales, alias Z-40, líder de Los Zetas, aprehendido y trasladado a la ciudad de México, se le ve caminar en las instalaciones de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), acompañado de un elemento de la Marina, sin esposas, según el procurador Murillo Karam y el Presidente Enrique Peña Nieto, porque había que preservarle sus derechos humanos. ¿Y los de Ángel de María? ¿Quién es más peligroso: el Z-40 o la maestra católica?
Fue específicamente cauta en sus palabras. No cuestionaba el papel de la autoridad, el agravio, ser tildada de traficante de droga, su trato de criminal y su reclusión en un penal de máxima seguridad. Admitía que ya no podría ver al Papa Francisco en Brasil, pero que “pudo encontrar a Dios en el lugar donde menos se lo esperaba”. O sea, el penal de Tepic.
Horas más tarde se iba tejiendo la segunda parte de la comedia “La madre Teresa de Xalapa”. Gerardo Buganza Salmerón —Sor Buganza, le dicen en Twitter al secretario de Gobierno—, expresó que siempre se tuvo un papel institucional en el caso Ángel de María. Javier Duarte, el (des)gobernador no tardaría en actuar.
Tras una reunión con Ángel de María Soto, publicitada al precio que fuera en los medios, se oficializó que Duarte le alivió la resignación a la maestra iluminada, ella y su familia premiadas con su VTP —viaje todo pagado— a Brasil para conocer al Papa Francisco.
Fustigado por su mano floja, Duarte echó mano de recursos públicos para cumplirle el sueño mesiánico a la maestra Ángel de María y a su familia, esta vez para que conozcan al líder de la iglesia católica y que de paso, conozcan a Dios “en el lugar donde menos se lo imaginaban.
Imprudente, Duarte incurrió en peculado, pues usó dinero del erario para fines no contenidos en el presupuesto del gobierno y transgredió el principio del estado laico, en un afán de silenciar a la curia católica, que es crítica frecuente de sus desatinos y del caos en que se halla atrapado Veracruz.
A la iglesia también le llovió. La acusaban de haber agitado hasta lograr la liberación de Ángel de María Soto, como no lo hacen por miles de inocentes a quienes se les fabrican delitos y que cumplen sentencias por venganza de los hombre del poder, sin ser culpables.
Víctima de un sistema político-judicial que la convirtió en narcotraficante por unas cuantas horas, Ángel de María careció de dignidad para exponer su agravio y finalmente se vendió por un VTP a Brasil para contagiarse de la santidad del Papa Francisco.
Ese es el pecado de sumisión —y oportunismo— de Ángel de María.
Archivo muerto
A punta de culatazos, el arma en las manos, uno de los efectivos navales golpeaba la puerta, la del número 2210 de la avenida Prolongación de Hidalgo. Pasaban de las 13:30, el miércoles 24. Dos de los oficiales, el rostro cubierto por el pasamontañas, ingresaron al domicilio sin autorización de nadie. Salió a su paso la dueña del lugar. Inquirió qué ocurría. La respuesta seca: tenemos un reporte de una persona secuestrada, un reporte ciudadano, anónimo. Allanado el domicilio, los oficiales escudriñaron en cada rincón, en recámaras, en una bodega, en toda la vivienda, frente a la mirada atónita de la señora de la casa, su hija y dos nietos. Harían lo mismo en los hogares vecinos, sin hallar nada, generando pánico, sembrando miedo. Afuera, el espectáculo atraía las miradas curiosas. Tres patrullas al principio, dos más después, las torretas abiertas, mientras los efectivos navales, los del Mando Único Policial, se mantenían en alerta, rifles a punto de ser activados. Minutos después, sin secuestrado alguno, violada la ley, allanado el domicilio sin orden judicial, los navales del Mando Único Policial se fueron como llegaron, ni siquiera el “disculpe usted”. Enterado de lo que ocurría, el dueño de la vivienda, Gilberto Jerezano, y dos abogados acudieron a la sede del Mando Único. Ahí conocieron el maltrato, la voz altiva, la orden de permanecer en un paredón, bajo el sol, hasta que los requirieran. Se habían dirigido al área jurídica, a saber el por qué del operativo, de la infundada acusación. Nada les explicaron. Se retiraron como llegaron, intimidados, abusados. Hoy saben que en mayo pasado, mientras no había nadie en el domicilio, los navales llegaron supuestamente porque tenían otro reporte de secuestro. Hoy también, se sabe que es parte del asedio al constructor Mario Alberto Escobar Guzmán, Travis,, yerno de Gilberto Jerezano, pues es en ese domicilio allanado donde vive y que una de las mujeres que vieron llegar a los navales y los debieron dejar pasar, es su esposa, presentes sus hijos, uno de ocho años y una beba de un año. Travis enfrenta un juicio por fraude en el que se observa la mano el alcalde Marco César Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”— y la de su secretario particular, Sergio Cortés. Travis es el mismo al que Theurel agravió con un trato soez, insultos de todo tipo, provocación a la violencia, y todo por negarse a pagarle obras de remodelación en el palenque de la Expo Feria y desazolve de canales de agua pluviales. Travis es quien sufre el asedio, amenazas, hostigamiento desde que el audio en que se escuchan las leperadas de Marcos Theurel subió a internet y quedó en evidencia su prepotencia y trato soez, la bipolaridad a la vista de todos. Haya sido o no embarcado el Mando Único Policial, el caso está ya en manos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos… Temeraria y retadora, la agente tercera del Ministerio Público de Coatzacoalcos, Karla María León Perdomo, dice que ella se enfrenta a la justicia federal pero que ni por accidente devuelve el predio donde se construye el hotel Holiday Inn. Según la sentencia emitida por el Tribunal Colegiado del Décimo Circuito, la revisión de amparo concedida a los propietarios del terreno, Joaquín González Meléndez y Enrique Orta Romero, señala que el predio debe volver a éstos y que se reinicie el juicio de amparo que el juez 14 federal, Pedro Rodríguez Díaz, indebidamente había desechado. Venció el plazo, el viernes 26, para que la agente del MP, Karla María León Perdomo, explicara las razones de por qué no había dado cumplimiento a la sentencia. Si persiste, se le acusará de desacato y con toda seguridad se ordenará su encarcelamiento, sin derecho a fianza. Cuánto afán de proteger el despojo de la hotelera, herencia del ex gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán...
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