* Hasta en “marcomantas” le cobran los empleados municipales * Confirmado: el peor alcalde de la historia * Holiday Fiel o cómo aplastar al Poder Judicial Federal en Veracruz * Benito Argüelles aisló al alcalde * El jefe de personal y su papá, el “aviador” * Pulgoso llora por su camioneta * Sospecha de Theurel y de Pérez Cruz
Imperfecto alcalde, más vil que sagaz, Marco César Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”— hizo de su gestión un circo deplorable e ideó una reingeniería financiera para disponer de millonarios recursos, sin advertir que la realidad lo iba a devorar: endeudó por 30 años al Ayuntamiento de Coatzacoalcos y hoy no tiene ni para pagar aguinaldos y a duras penas cubre los salarios del personal.
Atascado en una espiral de mentiras, llegó al final de su administración sin un centavo, mendigando dinero, exhibiendo al gobernador Javier Duarte de Ochoa, implícita la queja por retenerle 120 millones de pesos en participaciones federales y beneficios de la bursatilización fidelista, la que hipotecó y quebró a Veracruz.
Theurel enfrenta la ira de los empleados municipales. A los de extracción sindical los dejó sin el pago de quinquenio y fondo de ahorro. A los de confianza ni el aguinaldo les dio. Unos y otros desconocen si cobrarán la última quincena del año.
Cosecha reclamos y mentadas, lo mismo en el palacio municipal, al que cada vez acude menos personal, y hasta mantas en la vía pública, en los puentes peatonales, en fraccionamientos residenciales, en las puertas de la sede de gobierno, con airadas leyendas en que se le tilda de “rata” que se niega a pagar.
Hiriente, una de las proclamas —tildadas de “marcomantas” en algunos portales de internet— está dirigida al gordobés Javier Duarte. Le piden que intervenga. “Señor gobernador: Ayúdenos a que pague la rata de Theurel”, dice la leyenda.
Otra más refiere: “Theurel: los pobres también quieren cena de Navidad. Paga aguinaldo”. Y en la del anexo al palacio municipal, se lee: “Marcos: no seas inhumano. También queremos Navidad. Atentamente: empleados municipales”.
No se recuerda un final tan estrepitoso, descarnado el reclamo del personal, acumulado el repudio a un alcalde que cosecha hoy las tempestades que sembró a lo largo de tres años en que su bipolaridad gobernó a Coatzacoalcos.
Dice Theurel no tener recursos para pagar, pero a lo largo de su desastroso trienio dilapidó el dinero del pueblo en una campaña demencial para parcharse su maltrecha imagen y construir el proyecto de papel con el que pretendía convertir a su esposa Guadalupe Félix Porras de Theurel, en su sucesora en la alcaldía. Lo bueno es que a los locos no hay quien les haga caso.
No quería a Lu-pilla para gobernar pues la niña es un cero a la izquierda, empalagosa y de falso compromiso social, sino como tapadera de su corrupta gestión, significado Theurel por el otorgamiento de contratos a las empresas de sus amigos y protegidos, varios de ellos auténticos prestanombres y otros investidos como funcionarios en áreas clave, donde hay manejo de recursos y donde también quedó evidencia de desvío de dinero.
Año con año, Marcos Theurel gastó en publicidad 128 millones de pesos, o sea casi 400 millones de pesos en el fatídico trienio que le correspondió ser alcalde de Coatzacoalcos, enriqueciendo a los industriales de la prensa que se prestaron al juego de inflar la burbuja hasta que reventó.
Ahora carece de recursos para enfrentar su triste final, exigido por el personal de confianza para solventar el pago de aguinaldos, y por el de extracción sindical, que reclama su fondo de ahorro, el quinquenio y los bonos de fin de año.
De aquella reingeniería financiera que tanto presumió, no queda nada. Marcos Theurel dirimió su pleito a muerte con su antiguo mentor, Marcelo Montiel Montiel, instigado obviamente por el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, con el tema de la deuda municipal.
Apenas tomaba posesión de la alcaldía, el 7 de febrero de 2011, se dolía de la deuda marcelista: 322 millones 480 mil 340 pesos, entre Banobras y Banca Mifel, la favorita del fidelismo. El de Banobras, decía theurel, ahogaba al ayuntamiento. Había que liquidarlo en sólo siete años. Se comía los recursos y no había para realizar obra, si acaso cubrir el gasto corriente.
Eso le dio a Theurel margen para buscar una renegociación. Acudió a Banobras. Presentó su proyecto. Con lo que ya se había liquidado de la deuda marcelista, restaban 200 millones a pagar. Pretendía un préstamo de 500 millones. Le autorizaron 350, de los cuales saldó los 200 millones del crédito contratado por Marcelo Montiel.
Theurel Cotero presumió la puñalada que le dio a Coatzacoalcos. Decía que gracias a la “reingeniería financiera” aplicada, se liberaban recursos y que el crédito se liquidaría en un plazo mayor pero con menor costo: 30 años, o sea, ocho administraciones municipales.
Ya sin la carga financiera, diluido el pago a Banobras, se suponía que las arcas municipales rendirían para realizar mejor obra y brindaría mayor beneficio social.
No fue así. Theurel se dedicó a construir obras, pero los contratos se los otorgó a las empresas de sus amigos, socios y prestanombres.
Llegó a su último año a los tumbos y trompicones. En los últimos meses dejó de pagar a tiempo el salario de los trabajadores en cuatro ocasiones. Del hecho, responsabilizaba a los bancos y los bancos le respondían que si el Ayuntamiento no realizaba los depósitos de la nómina, no podían cubrir el salario de los empleados.
Desesperado, el “reingeniero financiero” reveló que los recursos se hallaban retenidos en el gobierno de Veracruz, algo así como 120 millones de pesos. Con su delación, exhibía al gobernador Duarte y al secretario de Finanzas, Fernando Charleston Hernández, pero en un alarde de cinismo apelaba en tono lastimoso recordando que si ambos tenían cariño por Coatzacoalcos, como tanto pregonan, debían liberar los recursos.
Suplicante, Theurel —“Me bajo el puto calzón”— se olvidó de sus desplantes, de la insolencia, del insulto, de la mentada de madre y el golpe en el escritorio, como solía hacerlo en las sesiones de cabildo o en los acuerdos con funcionarios de primer nivel, porque hoy, caído en desgracia, el caso de los aguinaldos exhibió lo insignificante que es.
En lo que vino a terminar su reingeniería financiera.
Archivo muerto
Irreverente, retadora, la justicia fidelista no respeta a nadie, menos al Poder Judicial Federal. Pasó por encima del acuerdo del juez 14º de distrito y del Décimo Tribunal Colegiado de Circuito, ambos federales, y restituyó la posesión del predio donde se construye el Holiday Inn a la empresa hotelera. El viernes 6 se había cumplido la orden federal de entregar el predio a Joaquín González Menéndez, propietario del inmueble, en medio de una trifulca pues el representante de la intermediaria fidelista Hotelera Duport Ostión, Rodolfo Azuara Sánchez, se negó a acatar la restitución y se ufanaba de decirle a la agente tercera del Ministerio Público, Karla Marina León Perdomo, “hágale como quiera”, en franco desafío; se metió a la brava y cuando la parte contraria lo cercó, Azuara fue apaleado para que le bajara de vitaminas a su soberbia y a su proclividad a violar la ley. Doce días después, la maquinaria fidelista restituyó el predio a Hotelera Duport Ostión mediante una resolución del Tribunal Superior de Justicia de Veracruz, evidente el reto al Poder Judicial de la Federación, convertidos los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la burla del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán y su testaferro, el gober Javier Duarte. Esta vez, la patética agente del MP, Karla Marina León Perdomo, fue a cumplir la orden y, por ende, a atropellar la restitución que ella misma había ejecutado por instrucción federal, aunque el proceso de desacato tarde o temprano la llevará a su destitución, multa y encarcelamiento, alcanzado en la faena el subprocurador en la zona sur, Jorge Yunis Manzanares. Tuvo, eso que ni qué, un centenar de elementos de Seguridad Pública a su lado, que ahora sí estuvieron a su disposición para cuidar los intereses del Holiday Fiel. Ahí permanecen, atentos a salvaguardar un negocio particular mientras la seguridad de los ciudadanos brilla por su ausencia. ¿Cómo se le llama a eso? ¿Peculado? Sí, cuando se usan los recursos públicos —y la policía lo es— para beneficio de particulares, es peculado. ¿O acaso no pueden los hoteleros pagar vigilancia privada? Sin ser gitanos, leamos el futuro fiel: la prensa nacional sobre el Holiday Inn, la venta del terreno a ínfimo precio por parte de Fidel Herrera, o sea daño patrimonial; esa constante de burlarse del Poder Judicial de la Federación, y Fidel en su lío con Forbes por aquello de que lo pusieron en el cuadro honor de la corrupción. Todo en prensa nacional. Lo mejor, diría un ex gobernador en apuros, está por venir…
Flotando en la luna, como siempre, nunca entendió Marco César Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”— que su brazo derecho, el hombre de todas sus confianzas, no jugaba para él sino para sus adversarios. Benito Argüelles Calzada, jefe del jurídico municipal, tenía una misión precisa: acabar con el equipo theurelista. Y lo logró. Grilló a todos, destruyó el hilo de confianza que los unía con el alcalde de Coatzacoalcos y finalmente aisló a Theurel. Seguía el plan marcelista. Malinformaba y generaba sospecha, lo mínimo que fuera, sabedor que poco bastaba para exacerbar la bipolaridad del presidente municipal. Fue Benito Argüelles director jurídico en lo formal, pero también tesorero, director de Comercio, coordinador de las prostis, jefe de recursos humanos, operador electoral, y de todo ello nació una fortuna hasta presumir hummers, jeeps y darse vida de rey. Su misión la cumplió, mientras Theurel llora su desventura. Eso le pasa por andar en la luna…
Se llama Oscar Gustavo Ruiz Sánchez, funge como jefe de Recursos Humanos y su padre logró asegurar su puesto de base en el Ayuntamiento de Coatzacoalcos. Cuentan la historia los allegados al improvisado funcionario, quien entre risas y burletas se jacta de haber cristalizado algo que ni los empleados de muchos años pudieron por méritos propios. Su padre no solo es un “aviador” sino que ahora lo será con base, sin que se le obligue a trabajar y desquitar el salario hasta que con los años, logre su jubilación. ¿Será que se lo solape el nuevo alcalde, Joaquín Caballero?…
Llora y berrea Federico Lagunes por el robo de su camioneta, una Endeavor Mitsubishi, color negra, como el alma de su propietario. Tragando moscas en el restaurant La Barra de Tuxpan, Pulgoso Lagunes no vio cuando los robacarros lo dejaban “a pata”, como reseña el texto-regidor en su morbosa columna. Trasluce ira, frustración, pero no dice cuánto tiempo estuvo en el restaurant, ingiriendo galones de café, repitiendo y repitiendo que era “un mensaje”, gozosos los comensales mientras lo veían ir y venir al baño. Entre los sospechosos de Federico Canino está el alcalde de Coatzacoalcos, Marco César Theurel Cotero —“Te robo tu puto carro”—, quien lo exhibió como acosador sexual y drogadicto, y su compañero de cuadra, José Luis Pérez Cruz, a quien Pulgoso le hizo la jugada para que su columna fuera suprimida de Diario del Istmo y relevado de la producción del noticiario DI Noticias. Pide Pulgoso Migrante que si alguien en el pueblo ha visto su nave, le avisen. Sí pues…
mussiocardenas_arellano@hotmail.com
twitter: @mussiocardenas