* Armando Rotter ya amarró con Herviz y Rogelio Franco * Va por el apoyo de Gloria Rasgado * Tony Macías ya tiene dinero para pagarle a trabajadores que lo demandaron * También los 63 millones del Parque Tecnológico Puerto México * Tamalitos y champurrado en la cena de Duarte
Tiene el PRI en Veracruz un problema mayor: la unidad interna está hecha trizas; carece de brújula a dos semanas de definir su candidato a la gubernatura, y su cúpula estatal, que debiera ser expresión de liderazgo real, es una ficción.
Javier Duarte de Ochoa, el delfín fidelista, es el factor que provocó la ruptura. Lo inventó políticamente el gobernador Fidel Herrera Beltrán; lo hizo mutar de su condición de burócrata de angora a multipublicitado aspirante a la gubernatura, y lo convirtió en la grotesca imagen de una burda y atropellada imposición.
Saben los priístas que Javier Duarte es intangible. No huele ni hiede. No entusiasma ni motiva. Sin Fidel Herrera y el proyecto para usarlo como máscara sexenal, simplemente no existiría.
De ahí nace el repudio a Javier Duarte, el insípido diputado federal por Córdoba. Porque lo ven como pieza de un perverso plan para perpetuar el sexenio de la fidelidad hasta transformarse en la docena trágica.
Porque lo perciben como el instrumento de la obsesión fiel de controlar seis años más al estado de Veracruz y agudizar el desgobierno.
De ahí el encono de las corrientes priístas. Se niegan a entregar la plaza, sin enfrentar a un gobernador que termina siendo su enemigo. Unos —Héctor Yunes, los dirigentes cañeros, Alianza Generacional— lo hacen en abierto; otros —José Yunes, Felipe Amadeo Flores, Guillermo Zúñiga, Adolfo Mota, Américo Zúñiga— operan a ras de piso. Son los líderes de las corrientes priístas de mayor peso en Veracruz, hoy confrontados con Fidel Herrera.
Atrapado por los tiempos, el PRI marcha a contratiempo. En dos semanas definirá a su candidato a la gubernatura de Veracruz. Sea quien sea, se vislumbra un conflicto de alto impacto.
El Proyecto Duarte debió haber cuajado a mediados de 2009, justo cuando Javier Duarte de Ochoa ganó la diputación federal.
Pero no. Transcurrieron los meses y las bases priístas no terminaban de digerirlo porque la mayoría si acaso lo conocían.
Tampoco lo asimilaron los líderes de las corrientes del PRI; peor aún, lo repudiaron. Y llegó noviembre, mes de informe de gobierno, sin que se produjera el destape.
Así concluyó 2009, sin acuerdos que perfilaran al candidato Duarte.
A dos semanas del plazo fatal, el PRI perdió la brújula y la mesura. Su líder estatal, Jorge Carvallo Delfín, es la imagen viva de la frivolidad, la inexperiencia, el extravío, del descuido en las formas; el ataque irresponsable, torpe, con aires de granuja, a otros actores políticos.
En Jorge Carvallo, los priístas tienen a un líder que actúa con altanería y vileza. Injuria, infama, difama, miente, se enreda, actúa sin reparar en la investidura que representa.
Emplea el lenguaje provocador y la falacia. Hace como que dirige; hace como que organiza; hace como que ausculta; hace como que consensa.
Pero su lastimoso rol encaja en la estrategia fiel de ser líder del PRI sin serlo. Surgido de la nada, no representa nada. Dirige al priísmo, movido por los hilos del gobernador.
No oculta Jorge Carvallo su precaria capacidad política.
Mueve al asombro cuando se reconoce limitado, servil, usado: “No soy político, soy operador”, dice así, quitadísimo de la pena, cínico y con desenfado. Se conoce y se confiesa.
No explica, sin embargo, por qué inventó supuestas pláticas con el primer disidente del Proyecto Duarte, Héctor Yunes Landa, que luego fueron desmentidas, o las acusaciones de que es el consorte, el acompañante de cabecera, del delfín fidelista.
Es explicable, pues, que la sucesión fidelista se haya complicado: la imposición de Javier Duarte falló; la ruptura priísta se agudiza; Fidel Herrera y sus operadores fueron incapaces de trabar arreglos con las corrientes del PRI, y el reloj político simplemente se le vino encima.
Sea quien fuere el candidato, la ruptura en el PRI es irreversible.
Archivo muerto
Ya tiene Armando Rotter Maldonado la bendición de dos influyentes corrientes perredistas para ser candidato a la alcaldía de Coatzacoalcos: la que encabezan el senador Arturo Herviz Reyes y la del es líder estatal del PRD, Rogelio Franco Castán.
Ahora los amarres del ex alcalde y virtual candidato del partido del sol azteca se realizan con tribus locales, donde se producirá la mayor resistencia.
El mayor escollo será el acuerdo con la ex diputada federal, Gloria Rasgado Corsi, quien representa algo más allá del 50 por ciento del PRD en Coatzacoalcos... Superbuenísimo, que Jesús Antonio Macías Yazegey, el suegro incómodo del diputado federal y delfín fidelista, Javier Duarte de Ochoa, haya ganado el premio mayor de la lotería nacional, el 31 de diciembre pasado.
Así no tendrá pretexto para pagarle a los trabajadores de la empresa —fantasma— Frutas y Verduras Asépticas de Veracruz, S.A. de C.V., que lo tienen demandado por la vía laboral por diversos conceptos.
Tampoco podrá hacerse pato con el pago de los terrenos del Parque Tecnológico —también fantasma— a INVIVIENDA, cuando se cumplan, el 11 de julio próximo, los tres años de gracia que le otorgaron para liquidar los 63 millones de pesos en que fueron tasadas las tierras de la “reserva territorial”, a precio preferencial. Un nuevo millonario está en la mira... Pues no, no superó la cena de fin de año de Javier Duarte a la que auspiciara José Antonio González Anaya un año atrás.
El menú del delfín fidelista estuvo dominado por tamalitos y champurrado, mientras que el de Pepe Toño González jr. fue un banquetazo. Sus plumíferos a sueldo le echaron tanta crema a sus tacos y generaron tantas expectativas, que al final el diputado gordobés quedó mal...