* Guerra sucia a la candidata del PAN * Excélsior y los amoríos filtrados * Al servicio de sus verdugos * La ignorancia del procurador * Ilegal, el nombramiento a un naval, * Maritoña sí es priísta * El PRD y los padrinos de Elizabeth Alor * Otra vez Punta Diamante * Chagra, en aprietos * Ramón Cisneros sobre Tony
Desde las mazmorras de la fidelidad, en los sótanos de la inmundicia política, Javier Duarte de Ochoa y Regina Vázquez Saut como operadores, se urdió difundir las fotografías en que se exhiben los senos y las carnes de la traición de Dominga Xóchilt Tres Rodríguez, imágenes de escándalo de las que hoy se dice orgullosa.
Lo ideó Fidel Herrera Beltrán y lo ejecutó Javier Duarte, a quien hoy sirve Xóchilt —primero la “l” y luego “t” en su nombre, según su perfil político— con fingida amnesia desde la Dirección del instituto de Espacios Educativos de la Secretaría de Educación de Veracruz.
Era ella candidata a diputada federal, en 2012. Contendía por el distrito de Acayucan, oriunda de Juanita, municipio de San Juan Evangelista, avecindada en Rodríguez Clara. Enfrentaba a Regina Vázquez Saut, hija de Cirilo Vázquez Lagunes, cacique hasta que el crimen organizado lo emboscó, lo acribilló a balazos y lo envió al mundo del silencio.
Tenía Xóchilt Tress mejor imagen que Regina Vázquez, la peor alcaldesa de Veracruz, violadora de la ley, sin entregar estados financieros mensuales, sin cuenta pública, pero amiga íntima de Ricardo Landa, un sátrapa a quien Fidel Herrera hizo líder del PRI estatal, luego su alfil en el Fideicomiso del 2 por ciento a la nómina, después encargado de un fondo de desastres naturales, otra caja chica de la fidelidad.
No había entre Xóchilt Tress y Regina Vázquez punto a comparar. Una era limpia, la otra sólo suciedad política. Venían ambas de su tragedia personal; Xóchilt por la ejecución de su esposo, Gregorio Barradas Miravete; Regina de la de su padre, el Caudillo del Sur. Pero una, Regina, se vendió al fidelismo y la otra no.
Servía a Xóchilt su condición de viuda joven, el recuerdo Gregorio Barradas, diputado federal panista por Acayucan, de 2006 a 2009, y ser hasta el día de su muerte —noviembre 8 de 2010— alcalde electo de Rodríguez Clara, con arrastre popular, con el pueblo de su lado y el aval de los grupos de poder, los legítimos y, se sabría después, los malosos.
Regina Vázquez fue una mala elección del PRI. Insaciable, ambiciosa, tramposa para ejercer el presupuesto, de magros resultados, suponía que Acayucan y los municipios del distrito se volcarían a su favor. Alcaldesa impuesta, diputada por el Partido Acción Nacional cuando Cirilo vivía, Regina se convirtió en una tortura para el pueblo.
Ni un voto tendría la fidelista Regina de no ser con trampas y mentiras, zancadillas y golpes bajos. Y así se dio en Fidel Herrera la idea genial de enlodar a Xóchilt Tress, un exorcismo al demonio de la derrota que ya advertía sobre su pupila Vázquez.
Una versión, atribuible a círculos duartistas, citan que la embestida partió de un hallazgo insólito: las fotografías de Xóchilt con poca ropa, semidesnuda, con los senos al aire, con kilos de más, con kilos de menos, en bikini, en ropa interior, en pleno romance con su amante, el diputado por Acayucan, Rafael Rodríguez; más de 30 imágenes de las cuales aún faltan de difundir las más pesadas y un video.
Habría hecho el hallazgo la esposa engañada, Amanda Gasperín Burbarela, alcaldesa de Rodríguez Clara, acérrima enemiga de Gregorio Barradas Miravete, con quien tuvo encontronazos públicos, que por críticas mutuas, que por marchas y movilizaciones, que por eventos en la calle, que por el instinto represivo de la presidenta municipal.
Intragables Gregorio y Amanda, fue más enconada la alcaldesa desde que Barradas subió a tribuna en la Cámara de Diputados y ahí, frente a un mundo de legisladores, al hablar de los comicios de 2007 en Veracruz, acusó a Fidel de haber detonado una elección de estado.
Sabíase que Fidel se pondría loco con la andanada, pero el punto más álgido fue cuando Gregorio Barradas Miravete sentenció que en Veracruz a única fidelidad existente era la que se le tenía a los narcotraficantes. Dicen que ahí marcó su destino.
Al morir —levantado primero en Isla, ejecutado horas después en Tuxtepec, Oaxaca—, su viuda Xóchilt Tress lanzó advertencias y sugirió la identidad de la autoría intelectual: “todos sabemos quién lo quería matar”. Y volteaba a ver el palacio municipal.
Desplegó en año y medio su condición de viuda dolida, presente el recuerdo de Gregorio Barradas, y así llegó a la contienda por la diputación, enemiga natural de Regina Vázquez, limpia en su actuación pública, sin la sombra del cacique Cirilo y menos la de Fidel.
Así iba hasta que Fidel Herrera la despeñó.
Matador natural, Fidel buscó periodistas locales que quisieran difundir las fotografías que habría hallado Amanda Gasperín en el teléfono de su esposo. No le habían sido hackeadas a Xóchilt, como se ha dicho, sino que fue la imprudencia —¿o era parte del plan de conquista?— de Rafael Rodríguez, el amante, lo que permitió que se usaran políticamente.
Nadie en Veracruz le entró a la bajeza fiel. Operaba las campañas Javier Duarte desde el área financiera; operaban los fidelistas en cada distrito, sabedores de los orígenes de su frágil moral y el nivel de perversión de la fidelidad. Regina Vázquez llevaba su cuota, el ataque directo, la descalificación, el golpe artero.
Fue la prensa nacional —Excélsior— la que lanzó el golpe. El 19 de abril de 2012, iniciada su campaña, con más intención de voto que Regina, Xóchilt Tress acaparó la atención. Le exhibían las carnes, le exhibían la traición, le exhibían el desliz. Y si era con un priísta, peor.
Libre como era, Xóchilt Tress podía hacer de su vida lo que le viniera en gana. Pero antes de la campaña y en ella usó el nombre de Gregorio Barradas, su difuntito marido, como bandera política. La viuda abnegada, la viuda herida, la viuda que habría de reivindicar a Goyo.
Y en las fotografías era la negación total: posando la foto, dejándose captar, un selfie frente al espejo con los senos al aire, orgullosa de sí misma —muchas mujeres se ven desnudas y no por ello se fotografían y menos le mandan el archivo al querido casado—; semidesnuda, sólo con ropa interior. Y el amante dándose gusto. ¿Cuándo se le acabó el dolor? ¿Cuándo comenzó la simulación?
Sus pasiones son suyas. Xóchilt las pudo vivir. Pero a la vez se dolía de la ausencia de Gregorio, su marido ejecutado. Y cuando eso ocurría, hacía recordar a la Xóchilt de voz quebrada junto al ataúd y su discurso conmovedor, al borde de las lágrimas cuando asumió la presidencia municipal de Rodríguez Clara el suplente de Goyo Barradas, con Reynaldo Escobar como representante del gobernador.
Desacralizada, exhibida, reventada, Xóchilt Tress, la viuda alegre supo entonces quiénes eran sus verdugos: Fidel Herrera y Javier Duarte.
Volvería a sufrirlos de nuevo, un año después, en 2013, en su campaña a alcaldesa de San Juan Evangelista, donde también cayó ante Abel Vázquez, medio hermano de Cirilo, tío de Regina, coterráneo suyo, de Juanita los dos.
Conocía ya esa mano inmoral que le detonó el escándalo, perversa la mente de Fidel Herrera; servil el oficio de Amanda Gasperín; lacayo el gobernador Javier Duarte, el que movió los recursos para hacerla perder; cobarde el amante Rafael Rodríguez, que le sacó las fotos y luego la dejó a su suerte.
Hoy, sirve a sus verdugos con gusto y, dice, lealtad. Como las mataharis, ya está en el gobierno de Javier Duarte. Sin saber nada, sin siquiera haber leído su libreto, es la nueva directora de Espacios Educativos. ¿Cuántas obras se realizan? “Muchas, muchas”, responde.
Fidel y Duarte pusieron sus manos sobre las fotos del escándalo y luego las hicieron circular. A Xóchilt Tress le toca darles gracias.
Archivo muerto
Desubicado, se gobierna a golpe de disparates el procurador Luis Ángel Bravo Contreras. Decía en aquella conferencia de prensa en que hablaba del rescate de ocho choapenses secuestrados, que la Agencia Veracruzana de Investigaciones ya no era tal; había vuelto a ser Policía Ministerial. Pues no. La AVI sigue siendo AVI. Apenas se ha entregado la propuesta al Congreso estatal para retomar su nombre. Gravísimos los deslices del procurador Bravo, ignorancia supina en temas judiciales. No tiene un gramo de capacidad, menos de conocimiento sobre asuntos de la justicia veracruzana. Y pensar que así, con semejante frescura “designó” al ingeniero naval Rogelio Gallegos Cortés como nuevo titular de la AVI, siendo que la ley establece que para ese cargo se requiere perfil de abogado. El mando naval tendrá ahora que esperar que el Congreso rehabilite la Policía Ministerial, y retire el candado para quienes no son licenciados en derecho, pues en este momento su nombramiento es, aunque suene duro decirlo, ilegal…
No por elegante, no por fashion, no por sencilla y agradable, Maritoña García Cortés será la próxima presidenta del PRI en Coatzacoalcos. Va por tres razones: por ser marcelista, por ser mujer y por haber sido y continuar siendo priísta. Su única contrincante, Elizabeth Alor, simplemente no cuenta. Políticamente sus padrinos son un cero a la izquierda; uno de tantos, Roberto Chagra Nacif, apesta a Fidel. Y en el pasado de Elizabeth Alor hay más perredismo que priísmo. Recuérdese cuando Hugo Soto, jefe policíaco de Armando Rotter Maldonado, era su principal gestor. Y el mismo Rotter la contrató como secretaria de la presidencia municipal, en los días en que el PRD gobernaba Coatzacoalcos. Si algo le purga a los priístas son los trapecistas y los saltimbanquis que cambian de camiseta como cambiar de padrino…
Bronquísima en puerta. Aparece nuevo dueño de Punta Diamante, en el poniente de Coatzacoalcos. Tiene el caso el regidor José Antonio Chagra Nacif, del clan fidelista, que deberá que entrarle, por su comisión de tenencia de la tierra, a lo que en un momento pretendieron hacer parte de Parque Tecnológico Puerto México, de Jesús Antonio Macías Yazegey, suegro del gobernador Javier Duarte de Ochoa, caso que pudo costarle, en 2009, ser candidato del PRI al gobierno de Veracruz. Grupo Inmobiliario Hermanos del Sureste, S.A. de C.V. reclama la propiedad de acuerdo con escrituras que datan de enero y marzo de 2013, suscritas en Catemaco, Veracruz, y con antecedentes de pleitos judiciales de 2008 y 2009, cuando Fidel Herrera gobernaba y Duarte era secretario de Finanzas, su mano larga, la cartera abierta. Explosiva, la bomba que tiene en sus manos el regidor Chagra, cuyo caso conoció el jueves 20, lo obliga a entrarle al tema de las invasiones en que está inmiscuido Manuel Bringas Burelo, el más incómodo de la sucesión Bringas, y su cómplice, Juan Manuel Valdez Durán, un conocido vendelotes. Ambos vienen fraccionando y lotificando indebidamente, al margen de la autoridad, el predio de 10 hectáreas, y vendiendo pedazos de tierra cuyos pagos van a dar a cuentas bancarias plenamente identificadas. A nombre de Grupo Inmobiliario Hermanos del Sureste, afiliado a la CTM regional, aparece Jesús Ramón Ortiz Cisneros, quien no se ha reprimido si se trata de exigir el pago a los constructores del túnel sumergido, así sea bloqueando la carretera Coatzacoalcos-Villahermosa. Ortiz Cisneros alerta al regidor Chagra sobre las maniobras de Manuel Bringas y Juan Valdez, y el contubernio con el juez 14 de distrito, Pedro Rodríguez Díaz, que otorga amparos a granel según sea el tamaño del pez. Y toca también la restitución del predio a favor de Vivienda Industrializada de Coatzacoalcos, propiedad de Oscar de la Cruz, en su disputa con Tony Macías, terreno que la Agencia del Ministerio Público le entregó “completamente desocupado”. Menudo lío en el que se halla el regidor Chagra Nacif, pues por un lado viene la presión de los transportistas de la CTM, con escrituras públicas en su poder, y la presión mediática y por otro Fidel Herrera y Javier Duarte. Y todo por solapar a Manuel Bringas y a su vendelotes de cabecera, Juan Valdez… Luego sigue Plaza Sendero
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