* Manuel Barclay enfrentará juicio * INVIVIENDA vende terrenos que tienen dueño * El director de la dependencia manipula información * La Asociación de Periodistas será notificada de demanda * Podrían perder lo que paguen por los predios que les vendió al triple Fidel
Una de las favoritas del régimen de la fidelidad es Mélida de Jesús Campos Martínez. No hace ruido, no protagoniza, se amarra la lengua y habla lo menos posible. Tiene el don de la ubicuidad y, como los gatos, posee una rarísima habilidad de brincar, saltar, volar por los aires caer siempre de pie.
Sin embargo, Mélida Campos tiene un grave problema de imagen pública. Se le asocia a la corrupción, al manejo turbio de las área de gobierno donde cumple las misiones que se le encomiendan dentro del régimen de la fidelidad y a menudo es objeto de diatribas y acaloradas polémicas, defensas apasionadas a ultranza y hasta cruzadas periodísticas por su honor y su cuestionado prestigio.
Se mueve en el selecto staff de las funcionarias a las que se le puede acusar de todo sin inquietarse por el riesgo de abandonar la nómina del gobierno de Veracruz. Es como Mily Chagra, aunque a Mélida Campos sí se le reconoce cierto talento, colmillo y maña para encabezar dependencias y proyectos de gobierno.
Mélida Campos ya pasó por la Delegación de Tránsito en el municipio de Agua Dulce. Fue también jefa de la Oficina de Hacienda del Estado en Minatitlán. Después ocupó fugazmente la Delegación del Transporte Público en Coatzacoalcos, lo que provocó una reacción de la Cámara de Comercio hasta que fue destituida.
Eso le valió que el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, implementara un rescate digno de un señor feudal y la remitiera a la Comisión municipal de Agua y Saneamiento de Minatitlán, donde también hizo de las suyas.
Su fama pública es para hacer palidecer a cualquier tigre de la política. Le llueven acusaciones de todo tipo: corrupción en tránsito, corrupción en Hacienda del Estado, corrupción en CMAS. Pocos son los que se queman las manos por ella. Quienes lo hacen, lanzan furibundos ataques contra sus enemigos políticos.
Hay, no obstante, un documento que confirma que a Mélida Campos le siguen la pista los sabuesos del gobierno de Veracruz en casos de corrupción.
Se trata del oficio LR/D.SUP/132/2009, de fecha 19 de enero de 2009, en el cual Miguel Ángel Encinas Parra, director general de Recaudación de SEFIPLAN, le solicita información detallada sobre su actuación al frente de Hacienda del Estado de Minatitlán.
En ese oficio le precisa información sobre la rotación del personal que estuvo a cargo del área de revisión de documentos para trámites vehiculares y la identidad de quienes se desempeñaron como administradores del sistema de recaudación durante el periodo de enero a agosto del 2008.
Le piden detallar cada uno de los periodos y especificar también quienes estuvieron a cargo de las áreas citadas en las fechas antes señaladas. Así también le agregan un extenso recuadro conteniendo números de placas y fechas de altas para aclarar.
Según el testimonio de personal de Hacienda del Estado en Minatitlán, esa dependencia prácticamente permanece sitiada por personal de Auditoría Interna de SEFIPLAN. “Ahora mismo realizan una revisión exhaustiva al Departamento de Emplacamiento de vehículos extranjeros, pues se presume existen serias anomalías, toda vez que el modelo máximo o tope para emplacar un vehículo extranjero es del año 1999, y al parecer, se dan casos de emplacamiento de vehículos de modelos más recientes, por razones qué los auditores aún investigan y no alcanzan a comprender”.
Existen otros pecadillos de la fiel Mélida que tienen que ver con el manejo de partidas presupuestales, según documentos internos de Hacienda del Estado. Hay quien sostiene que no pasará a mayores, que el encubrimiento seguirá siendo la principal carta de juego de la funcionaria. Se sabe apoyado y mimada por el gobernador y eso vale más que la solvencia moral de las instituciones.
Sea como sea, sus mañas van saliendo a la luz pública.
Archivo muerto
Complicadísima situación enfrentará en cuestión de horas el director del Instituto Veracruzano de Desarrollo Urbano, Regional y Vivienda (INVIVIENDA), Manuel Barclay Galindo, al incurrir en ocultamiento de información y maniobras legaloides que le permitieron continuar con la desenfrenada venta de predios de la “reserva territorial” a empresas inmobiliarias, transportistas, productores de pan, una iglesia, demandantes de terrenos y hasta periodistas.
Esta semana se interpondrán acciones legales para demostrar que el gobierno de Veracruz, vía INVIVIENDA, se apropió de una amplia extensión de tierra, a sabiendas que tenían dueño.
Quizá el más afectado resulte ser el diputado federal Javier Duarte de Ochoa, a quien le estallará la bomba en las manos justo cuando está a un paso de convertirse en el candidato —impuesto— del PRI a la gubernatura de Veracruz.
Siendo secretario de Finanzas del gobierno de Veracruz, Duarte de Ochoa apareció en diversas asignaciones de millones de pesos, provenientes del erario veracruzano, pese a saber que se estaba transgrediendo la ley por ser terrenos de la familia Bringas Burelo... Y atento aviso: lo que eroguen los 68 integrantes de la Asociación de Periodistas de Coatzacoalcos por los terrenos que le asignó INVIVIENDA en la supuesta reserva territorial, corre el riesgo de ser dinero irrecuperable, o sea tirado a la basura.
En unos días la directiva de la APC será notificada en su calidad de lo que en la jerga judicial se denomina “tercero perjudicado” de la demanda contra el gobierno de Veracruz que dejará sin efecto cualquier operación en el poniente de la ciudad, incluida el área en que se creó la Colonia de los Periodistas.
Paralelo a ello, también se demostrará que el señor feudal, don Fidel Herrera Beltrán, les vendió al triple de su valor real esos predios. Y algo peor, en términos de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información de Veracruz, quedará en claro lo que es un secreto a voces: sí se violaron preceptos legales en la asignación de predios a los comunicadores. Esta es sólo la punta de la madeja de un gran embrollo...