* Filtró un reporte de la Marina * Y el naval se retractó * Las pruebas caídas * El show del discapacitado * Silencia a la periodista * El dictador * Pensar por Veracruz, el verdadero referente de Pepe Yunes * La bodega de Víctor Rodríguez * Edil pillado con la esposa del espía
Sobre un cadáver, el de José Luis Burela López, Javier Duarte finca su revancha contra Maryjose Gamboa Torales. Manosea un accidente. Lucra con una muerte. Manipula al aparato judicial, inventa un grado de intoxicación etílica, usa a la Marina-Armada de México y pone a la periodista que lo ha enfrentado, tras las rejas, aislada, negado su derecho a escribir. Se cree un dictador.
A Duarte no le importa el muerto. Lo usa para sus fines, para acusar a la columnista de Notiver, la que habla del gobernador de Veracruz y sus secuaces, la que denuncia atropellos a la ley y la que le había advertido que se verían en los tribunales, agraviada por una campaña de lodo en redes sociales de manufactura duartista.
Todo un necio sin remedio, Javier Duarte destila infamia para retenerla a la mala a través de un homicidio culposo, un accidente vehicular, bajo el falso argumento de que Maryjose Gamboa Torales conducía bajo los efectos del alcohol y con temeridad. A ese nivel desciende el gordobés para negarle el derecho a un juicio en libertad bajo fianza. Mentir para atropellar.
Sus secuaces, el procurador Luis Ángel Bravo Contreras y el Ministerio Público, habían esgrimido que el argumento de que el análisis de alcoholemia había resultado positivo en la periodista. Confrontaban a Tránsito de Boca del Río, municipio donde ocurrió en accidente.
Acusaban a la doctora que practicó la prueba de falsear datos; al titular, Jaime Téllez Marié, de violar la normatividad al dilatar la entrega de la comunicadora a las autoridades correspondientes tratándose de un hecho en el que perdió la vida un ciudadano.
Sus secuaces para eso sirven. No para aplicar la ley sino para ir de enredo en enredo.
Duarte y su pandilla incurrieron en la osadía de filtrar un reporte de la Secretaría de Marina en que uno de sus elementos, quien había acudido al lugar del siniestro, decía que “al parecer” la involucrada, Maryjose Gamboa, se hallaba en estado de ebriedad. Obvia la intención, se buscó litigar en los medios, desatada la jauría chayotera para replicar que ahí estaba la evidencia de culpabilidad. O sea, la SeMar sujeta a la truculencias del gober.
Horas después, el gozo se fue al pozo. El oficial responsable se negó a ratificar el contenido de la imputación. Diría que sólo era una presunción. Era su “al parecer”.
Caería también la versión del personal de la Procuraduría de Veracruz. Jorge Winkler Ortiz, abogado de Maryjose Gamboa, exhibiría en las redes sociales fotografías de las actas en que el personal de Servicios Periciales que se negó a ratificar su declaración contra la periodista. “Porq sera q todos los peritos d la PJE en el caso @maryjosegamboa NO RATIFICARON sus peritajes? Obvio se los hicieron”, comentó.
Usar a la Marina-Armada fue un error descomunal. El parte del cabo naval fue filtrado a la prensa duartista y también a medios independientes. Lo difundieron. Fue una violación a la secrecía de la investigación ministerial y partió de los secuaces del gobernador para generar una corriente de opinión contra Maryjose Gamboa, señalada de mentirosa pues negando conducir alcoholizada, existía una “prueba” que la incriminaba.
Javier Duarte pagó su audacia con un desmentido categórico. El cabo que realizó el parte se retractó. Nunca afirmó que la periodista presentaba intoxicación etílica ni que ella o sus ropas olieran a alcohol. Se derrumbó la madre de todas las pruebas.
Sucedió igual con los peritos de la Procuraduría de Veracruz. No ratificaron sus dichos. Según el abogado Jorge Winkler, no se ratificó el dictamen de causalidad de tránsito.
Quien sí ratificó el dictamen de análisis de alcohol en la sangre, siendo su resultado negativo, fue la doctora de Tránsito de Boca del Río, Teresita Álvarez Reyes. Luego trataría el abogadazo fidelista-duartista, Jorge Reyes Peralta, de enlodarla, sugerir que ni siquiera tiene profesión médica. Acabó su ataque cuando presentó la periodista Silvia Núñez Hernández, autora de la columna Fuera de Foco, su título universitario.
Es el ridículo consustancial a Javier Duarte. Acusa sin pruebas, litiga en los medios, usa a la Marina-Armada de México, se retractan los testigos de cargo, no ratifican los peritos de la Procuraduría estatal, y persiste en mantener en prisión a la periodista que lo enfrenta a diario. El gobernador de Veracruz es sinónimo de ridículo y de atropello. ¿Quién lo tripula?
Javier Duarte reclutó a tropa pesada para embestir a Maryjose Gamboa. Cerebro de mil tropelías, eminencia gris de la justicia, Enoc Maldonado Caraza dirige la orquesta, agravia y desprestigia, como lo hiciera con la corresponsal de la revista Proceso en Veracruz, Regina Martínez, asesinada en su casa de Xalapa, el 28 de abril de 2012, y con el reportero de Notisur, Liberal del Sur y La Red, Gregorio Jiménez de la Cruz, levantado en Villa Allende, municipio de Coatzacoalcos, y torturado y decapitado en Las Choapas, entre el 5 y 11 de febrero pasado, no por sus denuncias sobre violencia y criminalidad sino porque, según Maldonado Caraza, tuvo un pleito a gritos con su vecina, una cantinera que hoy, junto con los cinco sicarios que supuestamente contrató por 20 mil pesos, están sujetos a juicio. O sea, matan a precio de ganga.
Incriminan los secuaces del gobernador a Maryjose Gamboa no sólo por ser periodista sino por su condición de directora del Instituto Municipal de la Mujer en el ayuntamiento de Boca del Río, yunista declarada. Y lo hacen con pruebas que se pulverizan en cada actuación judicial, incapaces de probar el aliento alcohólico y la temeridad al conducir.
Y, en cambio, dejan de lado que José Luis Burela López cruzó el bulevar Miguel Alemán sin usar el paso peatonal; que lo hizo por la cinta asfáltica; que primero esquivó otro automóvil que circulaba por el carril derecho y al hacerlo se encontró con el de la periodista, quien ahí permaneció y fue ella quien llamó a la autoridad, porque no había nada que temer, porque no iba alcoholizada. Dice una versión que la víctima iba por una cervezas y hasta la fecha no se sabe si tenía alguna copa encima o qué reveló el análisis toxicológico. A Maryjose le resultó negativo, a José Luis Burela ¿quién sabe?
Vulnerada por la infamia duartista, la justicia en Veracruz tiene a la titular de la columna Al Aire recluida en El Penalito de Playa Linda, una cárcel donde la norma es el hacinamiento, donde conviven los condenados sin culpa y los malandros de alta escuela.
Ahí vive su doble tragedia: haber privado de la vida a José Luis Burela en un hecho accidental, que ella reconoce, y la de sufrir las atrocidades del aparato judicial duartista.
Maryjose Gamboa no es escolta del gobernador. Si lo fuera estaría libre, solapada, premiada. Recuérdese el atropellamiento de un joven discapacitado en Xalapa, el 15 de agosto de 2013, a manos de la “ayudantía” de Javier Duarte. Bajaron del auto, lo vieron, lo hicieron a un lado y ahí lo dejaron. A eso, judicialmente, se le llama omisión de auxilio. Y es un delito.
Hoy, el gobernador de Veracruz se hace acompañar por ese joven discapacitado, José Luis Villa Delgado, lo exhibe como trofeo, lo presume y su prensa vendida, arrodillada, le aplaude.
El burlesque en su mayor expresión. Con dos dedos de frente, Javier Duarte sabría que eso es populismo barato. Mide mal a los veracruzanos. Los imagina susceptibles al engaño y a la manipulación. Es el síndrome del Rey Desnudo. Todos lo ven como es, menos él. Y se ríen.
Maryjose tiene en El Penalito otro tratamiento infame. Aún sin sentencia, se le conculca su derecho a escribir.
Se le decomisan textos. Se le impide tener bolígrafo y papel. Se le niega su derecho al periodismo. Hay represión a su libertad de expresión. Y hay alerta en la prensa nacional, en las organizaciones para la defensa del periodismo crítico, en los líderes de opinión. Javier Duarte es, como tanto presume, un intento de reencarnación del dictador Francisco Franco.
Duarte exhibe su intención real. No quiere leer una línea suya. No soporta ser gobernador y tener secuaces, como le llama Maryjose. No admite que una yunista, desde las páginas de Notiver, exhiba los niveles de corrupción de su gobierno, su engendro político.
Que Javier Duarte lucre con una muerte, es agraviante para el muerto y para su familia. Que lo haga en el nombre de las instituciones, es insultante para los veracruzanos. Que recurra a la trampa y a la bajeza, es el síntoma de un desajuste emocional.
Hay una demanda de justicia innegable: la que se le debe a José Luis Burela López. Que se sepa también qué tanta parte de culpa tuvo en ese accidente. Que a María Josefina Gamboa Torales se le sujete a la justicia sin retorcimientos ni trampas. Y que el gobernador de Veracruz saque las manos del proceso judicial.
No se pide más, pero tampoco se permite menos.
Archivo muerto
Asediado, agasajado por todas la corrientes priístas de Coatzacoalcos, José Antonio Yunes Zorrilla sabe el valor de la neutralidad. No se va ni con Mónica Robles, la diputada ignorante, y el príncipe consorte, Iván Hillman Chapoy, que chorean con que son sus amigos; ni con los marcelistas, que son punto de unión y conflicto; ni con Roberto Chagra, fidelista que vale lo que un billete de tres pesos; ni con Marco César Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”—, que es como ir con Fidel Herrera y su deplorable fama. Pepe Yunes tiene en la asociación Pensar Por Veracruz (PePe Veracruz) a su referente real. Lo jefatura el magnate inmobiliario Rolando Fernández de León, y con él van Esteban Enríquez España, presidente de la Cámara de Comercio local; el notario Luis Manuel Brito Gómez; David Arreola Sam, empresario restaurantero; Juan Manuel Rodríguez Caamaño, secretario del ayuntamiento de Coatzacoalcos y rector de la Universidad Istmoamericana; el abogado Alejandro Aguilar, y Miguel Ángel Chaires Coria, quien realiza la operación política y conforma la estructura política. Pensar Por Veracruz es el filtro de las acciones del futuro candidato tricolor a gobernador, Pepe Yunes, inquietos por supuesto los grupos del PRI que ven señales que no les son favorables. Una agrupación nueva ya les comió el mandado. Hay en Pensar Por Veracruz una connotación política, más que el factor económico, desligada de ataduras inconfesables, inmunes a la conspiración de los grillos. Más vale tener una asociación así, neutral, que cargarse hacia un lado y embroncarse con los demás...
Sedesol sirve para todo, para operación política, para lucro electoral, para hacerse millonario. Lo sabe Víctor Rodríguez Gallegos, subdelegado administrativo de la Secretaría de Desarrollo Social en Veracruz, primer francotirador a la diputación federal por el distrito de Coatzacoalcos hasta que su amo, Marcelo Montiel Montiel, lo baje del caballo y se suba él. Tiene Víctor Rodríguez una bodega de Sedesol atestada de despensas y apoyos de diversa índole, lo que los colonos requieren, lo que exigen y lo que reciben a cambio de su voto. Ubícase en la colonia Frutos de la Revolución, en un sector clave para la elección federal, en la colindancia con la López Mateos, Ampliación López Mateos, Coatzacoalcos y Ejidal, donde los operadores de Iván Hillman se dejaron ganar en 2009, previo pago, y donde tuvo su bastión la ex perredista Gloria Rasgado Corsi. Ahí, con su bodega de Sedesol atestada de implementos de ayuda, opera una campaña que será acusada de uso de recursos federales en 2015...
¿Quién es ese edil sureño, sorprendido en el hotel Terranova, en Coatzacoalcos, con una joven dama, esposa de funcionario experto en asuntos de espionaje, pinchazos telefónicos, videos clandestinos, colocación de dispositivos GPS para saber de los amigos mucho y de los enemigos todo? Descubierto su idilio, observado por periodistas que se quedaron petrificados, la boca abierta y la baba caída, no escatimó recursos para realizar el control de daños y evitar que el episodio llegara a las páginas de los periódicos de la edición del día siguiente. Unos callaron, otros platicaron y unos cuantos publicamos...