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Mussio Cárdenas Arellano

Informe Rojo

La tía Mónica, víctima del procurador

12/09/2014 07:00 p.m.
* La marcha contra la inseguridad * “Ni un niño más” * Reprobados en la PGR, subprocuradores en Veracruz * El caso de Felipe Consuelos * “Si Tony lo sabe, me manda a matar” * La deslealtad de Pedro Tiburcio * Los Violines * Pilladas de juventud * La reina del DIF * Tiene más poder que la esposa del alcalde.
 
 No supo Mónica Teodora Reyes Baruch qué sería peor: si estar en las manos de “El Charro”, “El Gordo” y “El Panadero”, o caer en las garras del procurador de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras, alias “Culín”.
 
Ya muerta, cuando la paz de los sepulcros es inapelable, resulta que es autora intelectual del secuestro de su sobrina Karime Alejandra Cruz Reyes; que se enredó con un malandro como Miguel Alberto Lemarroy Gutiérrez, y que un asunto de deudas derivó en un plagio y tuvo un desenlace fatal.
 
 Implacable, el procurador la quiere en su estante de trofeos, no como víctima sino como victimaria de una tragedia familiar, digna de los extravagantes guiones telenovelescos que brotan de esa mente tan fantasiosa como perversa que distingue a Luis Ángel Bravo, pues al inocente lo hace culpable y al culpable, detestable.
 
 Maltrecho por sus últimos resbalones, la opinión pública le aplica su peor sentencia: no le cree. “Culín” se escucha trillado.
 
Su historia fue contada a destiempo. La Red le ganó la exclusiva que él mismo ideó. La filtración lo aniquiló.
 Julio marcó una tragedia que hace llorar a Coatzacoalcos. Día 7: son plagiadas Karime Alejandra y su tía Mónica.
 
Desaparecen, se les busca, se da aviso a la autoridad, llega la denuncia al Ministerio Público y el secuestrador se deja pedir un millón de pesos, 200 mil por adelantado en una cuenta bancaria específica. Y después, silencio total.
 
 Interviene la división antisecuestros de la policía ministerial, los Ántrax del Tajín, como se les llama en el duartismo. Pero así como aparecen, se desaparecen. Olvidan el caso y condenan a las víctimas a no regresar con vida.
 
 Llega agosto. La última semana es fatal. Sabíase en la Procuraduría de Veracruz que los plagiarios estaban en manos del Ántrax del Tajín, el grupo antisecuestro. Habían cantado. Reconocían su delito, el del secuestro y el del asesinato. Pero de nada servía, pues Proculín y su gobernador Javier Duarte decidieron postergar el desenlace por una razón política.
 
 Quisieron jugar con los tiempos, evitar que el caso Karime Alejandra empañara la plenaria de senadores del PRI y Partido Verde Ecologista a celebrarse el 28 y 29, en Boca del Río. Jugaron con fuego y terminaron quemados.
 
 Karime Alejandra y su tía Mónica fueron halladas, supuestamente, el viernes 5 de septiembre. Es la versión oficial.
 
 Nada tan falso. Del lunes 25 al viernes 29 los hechos rebasan la fantasía perversa del procurador, mente calculadora que para salirse con la suya llegó a esconder los cuerpos.
 
 Las fechas son cruciales:
 Lunes 25. Una fuente de la Secretaría de Seguridad Pública del estado revela a este reportero que el plagio tiene que ver con “el novio de la tía”, el taxista Miguel Alberto Lemarroy Gutiérrez o Miguel Alberto José Hernández, alias “El Charro”. Y que están muertas.
 
 Lunes 25. Es detenido “El Charro” y sometido a interrogatorio por la policía ministerial. Al no poder hacerlo cantar, interviene El Vaquero —Jesús Macario Vaquero—, la mano ruda del Ántrax del Tajín, quien lo tortura, lo hace hablar y se le queda en las manos. Extraoficialmente está muerto; oficialmente está prófugo.
 
 Martes 26. Es detenido José Armando Salinas Linares, alias “El Gordo”, taxista.
 
 Miércoles 27. Son exhumados los cuerpos de Karime Alejandra y su tía Mónica en la vivienda de lámina de “El Charro”, en la calle Alfredo V. Bonfil, colonia Luis Echeverría. Son trasladados a la morgue de Cosoleacaque.
 
Se les realizan los análisis de rigor para determinar su identidad. Se les confina en una cámara refrigerada hasta que lo determine el procurador Luis Ángel Bravo Contreras. Es ocultamiento de cadáver.
 
 Miércoles 27. Imagen del Golfo sube la nota; minutos después la baja y pierde así la exclusiva, gracias a las componendas de la diputada Mónica Robles Barajas de Hillman.
 
 Jueves 28. La Red destapa la cloaca. “Un periodicucho”, como lo describiría Mónica Robles, le da una lección. Revela la versión del plagio y crimen de la niña Karime Alejandra, que sería confirmada nueve días después por el procurador “Culín”.
 
Dos puntos tienen el caso a punto de caer: los 10 días que estuvo detenido e incomunicado José Armando Salinas, “El Gordo”, sin que hubiera orden de aprehensión ni flagrancia, y las imputaciones del procurador a la tía de la niña como presunta autora del plagio.
 
 Infame, el procurador Bravo Contreras le atribuye a Mónica Teodora Reyes Baruch la autoría intelectual del plagio y su desenlace fatal. Dice que tenía deudas y a partir de ahí le surgió el instinto criminal. Vaya imaginación. Ni Catalina Creel lo haría mejor.
 
 Hay evidencia de un juicio civil en el Juzgado Segundo Menor de Coatzacoalcos. Según el expediente 362/2014, aparece demandada por Alejandro Salazar y Madrigal. Sus allegados aseguran que la demanda era por ser aval de su mamá. Se sabría también de la compra de un automóvil que no había podido pagar.
 
 Pero tener deudas no la hace fraguar un plagio que terminó con su vida y con la de su sobrina. No es regla ni circunstancia obligada para convertirse en criminal.
 
 Creyó en “El Charro”, un malandro con 20 ingresos a prisión, y a través de esa cercanía el individuo conoció la condición económica de los padres de Karime Alejandra. Pero eso no hace a Mónica Reyes ser la autora intelectual del plagio, como asegura el procurador.
 
 Mujer de trabajo, la recuerdan sus hijas iniciar su jornada a las 4:30 de la mañana. Hacía comida, hacía galletas. Era luchona. Y otra parte de su tiempo lo dedicaba a atender a su sobrina Karime Alejandra. Así la veían sus allegados, amigos y familiares.
 
 Despiadado, en cambio, el procurador Luis Ángel Bravo la presenta como la villana de su obra. Ahora exhibe el récord de llamadas entre Mónica Reyes y “El Charro”, y entre “El Charro” y “El Gordo”, sabedor el Señor Telenovela que eso es sólo impacto mediático. Las pruebas electrónicas, los mensajes de texto, los números registrados en un aparato telefónico, carecen de validez legal por ser fácilmente manipulables, en términos del Código Penal. Ni qué decir de las conversaciones espiadas, que por ser de origen ilegal no son admitidas en juicio.
 
 Ya muerta, ¿cómo se puede defender Mónica Reyes Baruch?
 Sería su conducta contra la palabra de dos ejemplares ciudadanos, muy morales: “El Charro” y “El Gordo”, uno presumiblemente muerto por tortura, y el otro que “confesó” a base de golpes, lo único que tiene a su alcance el procurador “Culín”.
 
Acusa de oídas el pajecito judicial del duartismo. Relaja la investidura de la institución. Son sus obsesiones, su egolatría, su metrosexualidad, el miedo a perder.
 
 Así lo hizo con la herencia del empresario Morales Gordillo. No le inquietó enviar a prisión a la viuda hasta que ésta se retiró de la pelea.
 
 Se la aplica a Mónica Reyes. Pero con ella es peor. No está viva, no tiene voz. Nadie la puede salvar.
 Perversa la novela… aunque esté a punto de tronar.
 
 Archivo muerto
 
 Hartos de la inseguridad, del baño de sangre, secuestros sin fin, levantados, torturados, ejecutados, miles se adueñaron de las calles, marcharon por Zaragoza, llegaron al parque Independencia y expresaron su repudio social. Era la tarde del domingo 7. Día de efervescencia en Coatzacoalcos. Decían que la marcha no iba a pegar. El duartismo, el marcelismo, los roblistas y otros insectos, una noche antes deslizaban carteles en Facebook usando la máscara de un falso movimiento 132 para convocar a ir con palos, piedras, machetes y botellas con gasolina, obvio el intento de reventar la marcha. Enviaron a otro grupo a infiltrarse, supuestos seguidores de Miguel Ángel Yunes Linares, el dolor de cabeza la fidelidad y el duartismo, pero la maniobra abortó. Los que reclaman paz concretaron la marcha. Gritaban “justicia”, gritaban “renuncia”, gritaban “ni un niño más”. No esgrimieron el nombre ni la imagen de la nena Karime Alejandra Cruz Reyes, porque así lo pidió su mamá. No fue el motor de la protesta, pero no hubo manera de que los marchistas ocultaran su fotografía e invocaran su caso y su desenlace fatal. Hirió al duartismo la presencia de los seguidores de Maryjose Gamboa Torales, llegados de Veracruz, para exponer que la periodista es víctima de una venganza de Javier Duarte. Había petroleros —varios superintendentes—, electricistas, profesionistas, gente de las colonias, pero sobre todo familiares de desaparecidos. Exigían la renuncia del gobernador y su procurador Luis Ángel Bravo Contreras, alias “Culín”; la del secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez, el vicegobernador, y la del alcalde Joaquín Caballero Rosiñol. Se elevaba una protesta. Se paseaba una bandera nacional. Se rezó un Padre Nuestro. Se guardó un minuto de silencio. Se ofreció un caluroso aplauso por las víctimas. Impactó la marcha. Cimbró al gobierno de Veracruz. Generó las bases para nuevas movilizaciones, una más para la tarde del 15 de septiembre. En el poder de convocatoria está el éxito. De sus alcances, ya habrá tiempo de hablar, pues lejos de arreglar el cochinero los duartistas y marcelistas indagan en la vida de los organizadores, intimidan con llamadas amenazantes y dejan “presentes” en la puerta de sus hogares. Le seguimos…
 
De Jesús Murillo Karam a Javier Duarte: reprobaron el examen de confianza en el PGR y tú los haces subprocuradores en Veracruz. Reprochaba el titular de la Procuraduría federal la incongruencia del duartismo, el sabotaje a la justicia, la burla a las instituciones. Le había detectado varios casos. Se les sabía en la nómina del crimen organizado y aquí, en Veracruz, proyectados al máximo nivel. A Marco Antonio Lezama Moo lo convirtió el gobernador en magistrado del Tribunal Superior de Justicia; a Ricardo Carrillo Almeida, de MP a subprocurador. Ambos señalados en un reportaje de la revista Proceso, vinculados con los Zetas. Felipe Consuelos, echado de la PGR, ahora es elevado a la Subprocuraduría en Coatzacoalcos. Y así otros y otras auxiliares del hoy procurador Luis Ángel Bravo Contreras, que no pasaron los exámenes de confianza y ahí siguen. Le dicen que se tienen que ir. Y si no, que el gordobés le rinda una explicación al poderoso procurador Murillo Karam…
 
“Si sabe que hablé con Fidel una hora, me manda a matar”. La voz que se escucha es la de Pedro Tiburcio Zaamario, un desleal empleado de Tony Macías, el suegro del gobernador Javier Duarte. ¿Tony lo manda a matar? Vaya con la imputación cuando el sur de Veracruz se inunda de sangre, la de los inocentes, la de las víctimas del crimen organizado. Cuatro audios, hasta ahora cuatro, son los que registran la voz del director Jurídico de la Comisión de Agua y Saneamiento de Coatzacoalcos, y uno de ellos es una auténtica delación de quiénes y cómo, incluido un tal Valdemar y sus hijos, hacen negocio con la dependencia. Y sí, hay cosas peores…
 
¿Quién es ese político del sur de Veracruz que en sus días de destrampe fue prominente miembro del grupo llamado Los Violines? Su gesta es para el anecdotario: contrataban los servicios de prostitutas en el malecón del río Coatzacoalcos; las trasladaban a la playa; las violaban y ahí las dejaban sin darles un peso partido por la mitad. Juniors todos, se sabían impunes, unos por el nombre, otros por el dinero y otros por las relaciones de sus padres con el poder. Y pensar que uno de Los Violines llegarían a ser autoridad…
 
Se llama Marisol Rubí y le dicen La Reina del DIF. Empleada apenas ayer y hoy convertida en secretaria de lujo, presume un Jetta último modelo, con valor de 380 mil, placas YKM1707, número de serie 3VWGW6AJUEM295156, color blanco, comprado de contado en la agencia Volkswagen, según informe interno que circula entre regidores. Su salario, dicen los insiders, es de 48 mil 560 pesos mensuales más gastos personales. Y eso sería lo de menos, si mantuviera la humildad. Pero no. En el oficio interno se le acusa de “soberbia, grosera y prepotente”. Pronto —dice el documento— dejó de ser María la del Barrio para convertirse en Thalía la de Nueva York, versión pantano. O sea, gana más y es más altiva que la presidenta del DIF…
 
 

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