* “Como muchos otros empresarios”, le puso a la campaña * Y en EU lo condenan por blanquear dinero de Los Zetas * De Fidel para Robles: millones frecuentes * Formal prisión a Alicia Mena Brito * El informe de la diputada * Remedio para dormir * Otro funcionario con avión * Güicho Panteón: 2 millones por la tesorería.
Imprudente como es, lenguaraz como le gusta ser, Pancho Colorado testereó la fibra más sensible de Javier Duarte de Ochoa: los indicios de que financió su campaña al gobierno de Veracruz con dineros del narcotráfico.
Desesperado, desbocado porque 20 años de prisión en una cárcel de Texas son una vida, Francisco Antonio Colorado Cessa admite que “como muchos otros empresarios” le puso al proyecto para hacer a Javier Duarte gobernador. “Eso qué tiene que ver”. Pero no dice más. Se lleva los índices de sus manos a la boca, los coloca sobre sus labios, cierra el capítulo y no agrega una palabra.
Ni falta que hace.
Ha dicho lo sustancial. Ha admitido que su dinero llegó a la campaña del priísta, alfil de la fidelidad, títere de un proyecto transexenal títere del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán imponer un maximato de 12 años y así evitar que la ley lo alcanzara.
No dice con cuánto se puso.
Le hace la revelación al periodista Ciro Gómez Leyva, desde la prisión de Bastrop, en Texas, Estados Unidos, recluido ahí desde hace dos años cuando se entregó para “probar su inocencia” y luego de ver que 14 zetas eran encarcelados y otros declarados prófugos de la justicia por lavar dinero de esa organización criminal.
Colorado se dice inocente, pero para la justicia norteamericana no lo es. Fue condenado a 20 años de prisión por lavado de dinero, vía la compra de caballos cuarto de milla a favor de Los Zetas, en una de las operaciones de blanqueo más impresionantes de que se tenga memoria.
Dice que no lavaba. Se asume extorsionado. O pagaba los caballos de los Miguel Ángel Treviño Morales, alias Z-40, y sus hermanos José y Omar, o lo mataban a él o a su familia. Y le entró.
Pagó 8 millones de dólares por una compra de caballos para Los Zetas que valía mínimo 100 millones. Su pesadilla inició en 2004. Nacía el fenómeno de la fidelidad. Era candidato Fidel Herrera. Dominaba el escenario criminal el Cártel del Golfo; los Zetas eran su brazo armado.
Pancho Colorado tiene una cronología precisa: en 2004 se inició en el negocio de los caballos de carrera; en 2008 se veía obligado, dice, a comprar caballos ganadores para Los Zetas.
Le entró “a güevo”. Y si no, lo mataban. En 2009 los Treviño compraban los mejores caballos en las subastas. Pancho Colorado los asesoraba. Y más que eso, los pagaba.
Hizo 16 operaciones así. En 2010, José Treviño compró 23 caballos en la subasta de Ruidoso, Nuevo México. Costaron 2 millones 200 mil dólares. ¿Quién los pagó? Pancho Colorado.
Le sucedieron amenazas. Lo obligaban a seguir pagando caballos. Simultáneamente Los Zetas participaban en las carreras más significativas de Estados Unidos.
Sobornaban a los organizadores. Les arreglaban el sitio de salida. Les daban la salida antes que a los demás. Así ganaban. Así blanqueaban una fortuna que provenía del tráfico de drogas.
Llegaron otras subastas. Sólo en 2011 pagó 4 millones de dólares. Ese año, en 2011, Los Zetas le pidieron que hiciera otro pago. Ya no tenía liquidez.
Entonces pidió prestado. Después se iría a vivir a Estados Unidos junto con su familia, temeroso de que Los Zetas cumplieran su amenaza de matarlos si se negaba a seguir colaborando en la operación de lavado.
Fantasiosa, la historia contada por Pancho Colorado no convenció a la justicia norteamericana. Se entregó el 14 de junio de 2012. Decía que iría a “probar su inocencia”, a contarles que era objeto de una extorsión.
Y ahí se quedó.
Colorado tiene un pobre concepto de la ley. No denunció que era extorsionado y prefirió comprar caballos para sus verdugos. Así se implicó en el lavado.
Fue procesado. El 6 de septiembre de 2013 se le condenó a 20 años de prisión por su participación en las operaciones de lavado de dinero procedente del narcotráfico. Semanas después, su hijo Francisco fue acusado por intento de soborno a un juez federal. Logró salir, pero su padre permanece en prisión.
Pancho Colorado jura que no lavó dinero, que el pago de los caballos se hizo con recursos de su empresa ADT .
Petroservicios, que le dan contratos en el gobierno federal, que tiene un historial cumplidor, que hace obras de remediación para Petróleos Mexicanos. Sólo le faltó decir que es una blanca paloma.
Lo difícil es creerle.
Hay aparte otra historia. ADT Petroservicios hizo su agosto con Pemex. Sólo en contratos hallados por la prensa, suman 2 mil 422 millones de pesos, algunos de ellos por remediación en caso de derrames y contingencias ambientales.
No siempre ha salido bien librado. Presumiblemente se le inhabilitó, pero en el sexenio de Felipe Calderón le siguieron lloviendo contratos. Con Peña Nieto, aun estando en la cárcel de Bastrop, le cayó un contrato más.
Fidel Herrera le dio 22 contratos en el gobierno de Veracruz. Casi todos por perforación de pozos que sumaron 20 millones 554 mil pesos.
También le vendió parte de la reserva territorial de Coatzacoalcos. A precio de ganga, Fidel le entregó 6.8 hectáreas a razón de 10 millones 236 mil 331.22 pesos, según el fideicomiso F-50101-3 de Banorte. Y no los pudo pagar.
Tiempo después, cuando ya estaba en prisión en Estados Unidos, la operación se deshizo. Obvio, el ex gobernador no estaba dispuesto a perder semejante negocio o a que se lo confiscara el gobierno. Sórdida, esa operación implica a Fidel y socios con el reo de Bastrop.
Opacada en Estados Unidos, su estrella, sin embargo, brilla en México. Aquí le llueven contratos. Y también concesiones. Una de ellas se la dio la Comisión Nacional de Agua para que administre descargas de fluidos procedentes de pozos petroleros, en el norte de Veracruz, hasta el año 2022.
Sobre Pancho Colorado hay una extensa sobra, la del narco. ADT Petroservicios está boletinada por el gobierno norteamericano. Impide a empresas de EU trabajar con ella.
Por eso el empresario se vale de empresas subsidiarias, asociadas con formas canadienses que luego se declaran en bancarrota. O sea, más trampas a las trampas.
Políticamente, la sombra del narco existe. Toca al gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa. Para él, según el propio Pancho Colorado , hubo dinero en su campaña. No se sabe si Duarte y el PRI lo reportaron al Instituto Electoral Veracruzano, su monto, en qué fecha y bajo qué mecanismo llegó. Pero si no lo reportaron, hay delito electoral. Es dinero sucio, presumiblemente del narco.
Pancho Colorado es como el Rey Midas al revés: todo lo pudre. Su apoderado en ADT es Francisco Silva Ramos, alias “El Negro”, hermano del ex alcalde de Tuxpan y actual coordinador de Comunicación Social del gobierno de Veracruz, Alberto Silva Ramos. Con él se cierra el círculo. Alberto Silva, “El Cisne”, sería el delfín de la sucesión duartista, pero la sombra del narco y su diminuta estatura política lo pulverizaron.
En 2004, Miguel Ángel Yunes Linares, operador de la campaña panista de Gerardo Buganza Salmerón al gobierno de Veracruz, acusó que había dinero del narco en el proyecto fidelista. En el juicio de Pancho Colorado, un contador del Cártel del Golfo, José Carlos Hinojosa, testificó que desde entonces el grupo criminal había apoyado con 12 millones de dólares la campaña de Fidel.
En 2010, según reseñas periodísticas sobre ese juicio, se estableció que hubo dinero del narco en la campaña de Javier Duarte, hoy gobernador de Veracruz.
Para la justicia norteamericana, Pancho Colorado colaboró en el lavado de dinero de Los Zetas. Y Pancho Colorado dice que le aportó a la campaña de Javier Duarte.
Así o más claro.
Archivo muerto
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