* El gobernador y la negación de la realidad * El narco y su dominio sobre Veracruz * Pepe Yunes y los millones de Theurel * Espectaculares del senador por todo Veracruz * Cosechó Fidel el odio que sembró * Hasta de narco lo trata Tronco * Arma el MP canallada contra Inés Valladares.
Javier Duarte es insensato. Traduce la descomunal violencia de Veracruz al simplista robo de Frutsis y Pingüinos en los Oxxo, o se deja devorar por un escándalo, el de la chica bisexual que de Seguridad Pública salta las redes sociales y ahí muestra las carnes en fotos picantes, o la ingobernabilidad por miedo en Acultzingo. Así desgobierna el gordobés.
Frívolo, etéreo, caricaturizó Duarte la figura de gobernador, su figura, cuando resumió, minimizó, redujo a nada la inseguridad y el avance del crimen organizado en Veracruz: “Hoy hablamos de robos a negocios, que se robaron un Frutsi y unos pingüinos en un Oxxo”. Lo demás no existe.
¿Y los secuestros? ¿Y los alcaldes y ediles asesinados? ¿Y los jóvenes desaparecidos por la policía y luego hallados en fosas clandestinas? ¿Y los extorsionados, comerciantes y no comerciantes, dueños de antros, restauranteros, petroleros, médicos, abogados, todo el que tenga un nivel de vida aceptable? ¿Y los empresarios y periodistas ejecutados?
Hay más que Frutsis robados y Pingüinos plagiados en los Oxxo, o Sabritas y Fritos sometidos a la extorsión. Insultante, la declaración del gobernador sólo hace pensar que en Duartilandia lo bueno es malo y lo malo es bueno, su mundo al revés, peor que si se viviera intoxicado por alguna droga o embrutecido por el alcohol.
Retumba, sin embargo, la frase del doctor Duarte de Ochoa y merece la reflexión: “Antes se hablaba de balaceras, de asesinatos, de participación de la delincuencia organizada y hoy hablamos de robos a negocios, que se robaron un Frutsi y unos pingüinos en un Oxxo. Es parte de la dinámica que hemos venido fortaleciendo, hemos avanzado de manera significativa”.
¿Antes?
Se voló don Javier. En su estadística criminal no hay secuestros, extorsiones, levantones, asesinatos, robos en la calle, asaltos a domicilios y negocios. Su récord, el récord oficial, lo marcan los Frutsis y los Pingüinos, el robo de ellos que seguro Los Zetas y los Golfos perpetran en los Oxxo.
Su lógica es aberrante. Veracruz es rehén del narco y el gobernador vive en un mundo virtual, la realidad del arco iris, Matrix versión jarocha.
Sea por cinismo o sea por ignorancia, no se puede negar la brutalidad de la violencia que agobia a Veracruz. Hay delincuencia por incapacidad de la policía, o por su complicidad.
Hay impunidad porque los tribunales están al servicio de los infractores de la ley que saben cuánto pagar. Hay sangre en las calles porque desde los tiempos de Fidel Herrera en el gobierno se entregó el territorio veracruzano a las bandas criminales. Pero el gobernador dice que sólo se habla de Frutsis y Pingüinos robados.
Duarte sigue en la luna y no tiene para cuando regresar. Veracruz se le deshizo entre los dedos, lo pulverizó, lo llevó a niveles de vergüenza y hoy es segundo lugar nacional en secuestros y uno de los cuatro estados donde más ediles son ejecutados.
Veracruz es tierra donde el más grande aliado del crimen organizado es el gobernador. Javier Duarte está de su lado cuando niega los niveles de violencia que agobian a la sociedad, cuando asegura que ya no se habla de secuestros, extorsiones y asesinatos, y la realidad nos muestra que la violencia está igual o peor que antes. Hay omisión pero, sobre todo, un afán irreflexivo de mostrar a Veracruz como un paraíso cuando está lo más cercano al infierno.
Duarte es una contradicción esférica. Dice el gober-bola que ya no se habla de violencia. ¿Entonces qué caso tenía la conformación de la Fuerza Civil, la corporación de élite que refuerza las tareas de la policía acreditable? Si ya no hay secuestros y crimen, ¿por qué vive rodeado de guaruras, sus hijos estudiando en el extranjero, los tíos y la abuelita de su esposa Karime con vigilancia permanente en Coatzacoalcos, la policía a su servicio, policía que le cuesta al pueblo?
Inofensivos, los Frutsis y los Pingüinos no intimidan a nadie, ni a los que se los roban. El peligro son los políticos que se sirven de las instituciones para agraviar a la sociedad, Javier Duarte a la cabeza de esa cruzada.
Segundo caso. Reducido a nada, políticamente reventado, Duarte de Ochoa fue devorado por el escándalo de Michaelle Arano, una joven empleada de la Secretaría de Seguridad Pública de atropellado historial, que donde va deja huella.
Con escasa ropa, los glúteos en primer plano, unos lentes de los cuales pende la figura en plástico de un pene, y una confesión de bisexualidad, como resumieron los medios de comunicación y su cuenta de Twitter, Michaelle Arano, Lady SSP pasó de la oscuridad al estrellato y de ahí al abismo cuando se dijo que sería la nueva directora de Radio y Televisión de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz.
Fue viral en las redes sociales, la balconeó la prensa nacional, mereció espacios y mofas en El Matutino Exprés de Esteban Arce, en Foro TV, y hasta que crujió el gobierno de Javier Duarte, se aclaró que no es funcionaria sino encargada de monitoreo de medios en la SSP.
Es lo mismo. Con ese perfil, el bikini, sus desfiguros, el pene sintético en la nariz y su condición de “funcionaria” en el equipo del secretario Bermúdez, el escándalo atrapó de nuevo al desgobernador.
“Me da mucha risa cuando les digo que soy bisexual y me diga: ¿Pero si estás bonita por qué? ¿Acaso tiene eso algo que ver con mis gustos?”, refirió Lady SSP en su cuenta de Twitter, que luego ocultó al convertirla en privada, una vez que el mundo se le vino encima.
Michaelle Arano no fue un distractor efectivo ante el desaire del secretario de Gobernación federal, Miguel Ángel Osorio Chong, que no llegó a encabezar el inicio de la Fuerza Civil.
Ambos hechos, Lady SSP en las redes y las mofas al gobernador por el vacío del secretario Chong, cobraron fuerza, se diseminaron, dominaron sus respectivos espacios en redes y medios de comunicación no controlados. Al final de la jornada, uno y otro apabullaron a Javier Duarte.
Tercer caso. Veracruz vive ya problemas de ingobernabilidad. Carecen de solvencia moral sus autoridades. El terror se da en zonas donde el crimen organizado gobierna a través de los cabildos, la policía está infiltrada o pagada para informar, encubrir y solapar. Un caso es Acultzingo.
Acultzingo es el caos. Un alcalde y su antecesor se esfuman. Uno es visto el 16 de septiembre y luego desaparece. El otro el 4 de octubre y después no hay más de él.
Ahí, en Acultzingo, fue hallado, el 1 de septiembre, un campo de adiestramiento de Los Zetas. Lo intervino el Ejército. Detuvo a quienes eran entrenados y a quienes lo resguardaban. Se supo de él, según se dijo, por una delación.
Dos semanas después, el 16 de septiembre, el alcalde Salomón Cid, presidió su último evento y desapareció.
Tres semanas más tarde, el 4 de octubre el ex alcalde Cándido Morales Andrade, de extracción perredista, se esfumó. Apareció el domingo 19 en el río Blanco. Tenía tres balazos. Sufrió tortura. Lo ejecutaron.
Del 16 de septiembre a la fecha, Acultzingo está al garete. El síndico no asumió el cargo. El alcalde no solicitó licencia. El Congreso no intervino ni designó autoridad. Y cuando estalló el escándalo —un ex alcalde ejecutado, un alcalde fugado—, dijo que todo era confusión.
Advirtió que el alcalde Salomón Cid solicitó licencia el 23 de octubre. O sea, 37 días después de haberse ausentado y justo cuando se supo de la ejecución de su antecesor.
Maquilla el Congreso el vacío de poder. Disfraza el caos.
Veracruz está en manos del narco, de los narcopolíticos, de la narcopolicía. Algunos alcaldes son sus halcones, sus informantes, y quienes no lo son, o se fugan o son ejecutados.
Duartilandia no es un paraíso ni la tierra del nunca jamás.
Duartilandia es un escenario de ingobernabilidad con un Javier Duarte omiso, rebasado, que niega la realidad porque aceptarla es admitir un fracaso.
Luis XIV dijo: “El Estado soy yo”.
Javier Duarte dice: “El caos soy yo”.
Archivo muerto
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