* Elegirán al candidato a gobernador mediante convención de delegados * Yunes Landa denunció ataques, amenazas y desplegados apócrifos * A Fidel le faltó credibilidad para enfrentar a Proceso * Los testigos son ex funcionarios del gobierno veracruzano * Iván ya vendió a Gonzalo
Suponer que el PRI jugará limpio en la próxima elección veracruzana, es iluso. Recurrirá al fraude, al derroche de recursos —recursos públicos, por supuesto— y al uso inmoral del aparato de estado. En una frase: se robará de nuevo la voluntad y la vocación democrática de la sociedad.
Una señal de esos trastupijes quedó al descubierto —viernes 12— cuando cientos de vecinos tabasqueños fueron pillados cuando se inscribían en el padrón de electores en Cosoleacaque, en el siempre sufrido sur de Veracruz.
Tramitaban un cambio de domicilio, una reposición de credencial para votar o se daban de alta y con ello generarían su derecho a sufragar el 4 de julio cuando se elija al gobernador, se renueve el Congreso estatal y las 212 alcaldías.
Llegaron en camiones con placas de Tabasco, de municipios como Cunduacán, Nacajuca, Comalcalco o la misma Villahermosa. Viajaban también en camionetas Urban y se apostaron cerca de las oficinas del Instituto Federal Electoral de Cosoleacaque, a las cuales llegaban a pie en pequeños grupos.
Alertados de cuanto ocurría, los partidos políticos de oposición irrumpieron en el IFE cosoleacaneco. Hallaron formados a los vecinos tabasqueños, todos con un croquis en la mano —la misma tinta, el mismo trazo— en el cual se leía el número del domicilio, entre qué calles y la colonia. De viva voz, nadie atinaba a saber dónde vivían; debían leer el papel y con ello proseguían el trámite. Todo quedó grabado en videos captados con teléfono celular y en fotografías.
Al verse descubiertos, uno de los “guías” ordenó el retiró. Los líderes de los partidos políticos, encabezados por el delegado distrital de Convergencia por la Democracia, Ricardo Castelo Castillo, ejercieron presión. Supieron así que a cada vecino tabasqueño le pagaron 2 mil pesos por venir a afiliarse y generar su derecho a votar en tierras veracruzanas.
Hallaron también credenciales originales de personas que una vez consultadas, refirieron que desconocían que alguien a su nombre intentara cambiarles el domicilio. Descubrieron –y existe una fotografía que lo demuestra— que el chofer de la alcaldesa Gladys Merlín Castro los guiaba y les suministraba alimentos, y que se les dio hospedaje en uno de los centros de rehabilitación para alcohólicos y drogadictos, los famosos anexos, donde la presidenta municipal recluta a sus grupos de choque, sus porros de cabecera.
Se trata de un hallazgo de enormes implicaciones. Es el método del PRI para obtener votaciones abultadas, usando a vecinos de otros estados.
No es, además, la primera vez que ocurre. En 2007 y 2009 la pandilla fiel alteró el número de votantes trayendo priístas de otros estados e inscribiéndolos en el padrón veracruzano. A cambio, un número considerable de militantes de partidos de oposición han sido rasurados del padrón. Ricardo Castelo estima que serán 200 mil “vecinos” los que quedarán en la lista nominal para votar por el PRI e inclinar la balanza a su favor.
Esta semana se interpondrá una denuncia ante la Fiscalía Especializada Para la Atención de Delitos Electorales en la que le resultará responsabilidad a la alcaldesa Gladys Merlín. Y a la par, será solicitada una auditoría al padrón electoral a fin de depurarlo e inhibir el fraude.
Se ve pues, que el PRI es el ladrón electoral de siempre, y que con el IFE son una pareja de bribones.
El fraude ya comenzó.
Archivo muerto
Se emitió la convocatoria del PRI para el registro de candidatos a la gubernatura, diputaciones locales y alcaldías en Veracruz. Se hará mediante convención de delegados, el apoyo de la cuarta parte de los sectores, organizaciones o el 10 por ciento de los militantes.
Es, como siempre, el maquillaje jurídico, el requisito que la ley exige para consumar la imposición.
Previamente, este domingo 14, se realizó la convención estatal tricolor en que Héctor Yunes Landa insistió en democratizar la vida interna del PRI. Se llevó la fiesta; ganó el aplauso; respondió con palabras y actitudes a quienes esparcieron la versión de que ya lo habían planchado. Denuncio ataques, amenazas y desplegados apócrifos para desprestigiarlo.
Le sigue descomponiendo la sucesión al gobernador Fidel Herrera Beltrán, quien suponía que para estas fechas su delfín, Javier Duarte el Gordo de Ochoa, ya no tendría rival enfrente.
Yunes Landa encarna la voz y el sentir de la vieja guardia priísta veracruzana que ve en Duarte —sin perfil, sin trabajo político, sin identidad partidista, sin imagen, sin intención de voto— al orgullo de la imposición... Nada va a diluir, en mucho tiempo, el impacto de la denuncia periodística de la revista Proceso.
Hablaron los juristas, los líderes del PRI, el círculo fidelista y hasta el Gordo —¿Toro?— Javier Duarte, pero nadie tuvo el argumento que diluyera el señalamiento de que el gobernador Fidel Herrera Beltrán tuvo acercamientos con Los Zetas y que la policía veracruzana sirvió —o sirve— al crimen organizado.
Don Fidel, el sultán, el señor feudal, ejerció su derecho de pataleo, pero no aportó el elemento crucial que define toda controversia: la credibilidad. Habló; tildó a Proceso de infame; se asumió difamado; dijo que demandará al enemigo desconocido. Palabra, palabras y más palabras.
A fin de cuentas, a Proceso se le cree; a Fidel Herrera no. Lo peor es que los testigos protegidos, identificados por la justicia federal, son ex empleados del gobierno veracruzano, del régimen fidelista. Saben de qué hablan; de quién se reúne con quién; de quién encubre a quién... Que a Iván Hillman no le importa la suerte de Gonzalo Guízar, si es alcalde o no, si sobrevive políticamente o se dedica a algo más provechoso que la política. Iván ya negoció; Iván ya tiene lo suyo, algo que deja mucho, algo que produce dinero a cántaros. Iván ya vendió a Gonzalo...