* De la Guardia va por Coatza * El objetivo es perder * El hijo, encarcelado * Las cuentas y El Chapo * Encuesta: aventaja el PRI en cuatro distritos del sur * Memorial en honor de Sánchez Cerezo * Para la PGR, Moisés no era periodista * El marcelismo contra García Bringas * Marcelo aprieta y luego negocia
Sin pena ni gloria, desvencijado, el PRD tiene la encomienda de perder. No emociona. Carece de lustre. Arrastra una historia infame, enrojecida por su vinculación al priísmo, al docenato de la fidelidad y marcado por su condición de partido venido a menos, sometido y profundamente corrupto. Fue una fiera en el espectro político y hoy es la mascota dócil del PRI.
Hace tiempo que el Partido de la Revolución Democrática dejó de ser un trabuco electoral en Veracruz, marcado por pleitos y conflictos, por la disputa de espacios, por el sometimiento al gobierno estatal en turno y a un cúmulo de prebendas que hicieron que militantes y dirigentes se dejaran seducir.
“El problema de los perredistas es que ya aprendimos a comer con manteca, en grandes viandas y tragar los mejores vinos”, dijo un día el aguerrido Juan Nicasio Guerra, brillante en la oratoria y el debate, siendo diputado federal, en los días en que Andrés Manuel López Obrador sacudía a la nación, a gritos el fraude electoral de 2006, las voces que llamaban “pelele” y “Fecal” a Felipe Calderón Hinojosa, los campamentos en el Zócalo y en Reforma, en el DF, el desmadre total.
Ese era —y es— el problema del PRD. Sus dirigentes son magnates pintados de amarillo. Viven en palacios, viajan en primera, atesoran fortunas y hacen de su partido una franquicia electoral. Los Chuchos son así, pero también los IDN, los Amalios, los del Movimiento de Izquierda, los Movidiq, los ADN, la élite del perredismo, antes y después de López Obrador, antes y después del Pacto por México.
Y todos en pugna, el botín de por medio. El problema es por el poder, por lo que da, por lo que les permite hacer.
Veracruz lo vive así. No postula el PRD candidatos de imagen, con ideología, con principios, con trayectoria, con congruencia. Postula candidatos para cubrir las formas, atomizar el voto de la oposición y dejar pasar al PRI. Más que el PRD, es el perderé.
Su descomposición es constante. Dialoguista, fácil de conquistar, el PRD veracruzano se desliza en un tobogán de descrédito desde que en los días del fidelismo se dejó atrapar en las promesas de Fidel Herrera Beltrán, el ex gobernador, y asumió condición de comparsa y patiño del gobierno teatral, voraz, impúdicamente ambicioso, sin límite y sin freno, que acabó con la riqueza de Veracruz.
Coatzacoalcos fue por años el bastión perredista en Veracruz. Ganaba diputaciones federales, enfrentaba al PRI, aportaba miles de votos en elecciones presidenciales, resistía y contenía el embate de la maquinaria priísta.
Hasta 2006 tuvo una cadena de triunfos. Al año siguiente, en la elección local intermedia, Fidel Herrera cooptó al PRD. Lo metió en el Acuerdo de Gobernabilidad, le suministró recursos, los perredistas coordinando foros, impartiendo talleres, llenando las alforjas a través de sus amigos conferencistas, especialistas de lo que fuera, pues el negocio encubierto daba para todos.
Desde entonces el amarillo se destiñó. No volvió a ganar nada. Perdiendo regateaba regidurías. Se las daba el sistema electoral aunque fuera por resto mayor.
Hoy, el escenario es el mismo. El PRD desdeña a su militancia, no le ve tamaños para competir por la diputación federal, carece de figuras con prestigio, universitarios de avanzada, empresarios con visión social, líderes con discurso popular.
Su apuesta es por un empresario y financiero, Rodolfo de la Guardia Cueto, hombre mayor, de imagen cuestionada, controvertido, para unos gente de servicio, para otros manchado por un episodio judicial.
De la Guardia Cueto fue el artífice de la Cruz Roja local, a la que organizó, le dio viabilidad financiera, la hizo solvente, la hizo crecer, la llevó de un pequeño y miserable espacio en el centro de la ciudad, a un edificio funcional, dotado de áreas para la mejor atención de los pacientes.
No es esta su primera incursión política. Fue candidato a la alcaldía de Coatzacoalcos, en 2004, enfrentado al priísta Iván Hillman Chapoy, impopular, elitista, repudiado por las corrientes del PRI, que no hubiera ganado la elección de no ser porque las corrientes enemigas, incluido el marcelismo que competía la diputación local, fueron obligadas a acarrearle votos.
De la Guardia alegó fraude, que nunca pudo probar. Confió en que un mapache tradicional, Antonio Cueto Citalán, primo suyo, llegaría a Coatzacoalcos, armaría el escenario y lo llevaría al triunfo.
No fue así. De la Guardia no ganó y tampoco pudo acreditar que lo habían robado.
Nada le podrían reprochar los perredistas de aquella incursión fallida. Lo que ahora le cuestionan es que en el pasado reciente se vio involucrado en un escándalo judicial, cuando su hijo, Rodolfo de la Guardia García, ex director de Interpol México, fue aprehendido, el 29 de octubre de 2008, y acusado de vínculos con el narcotráfico.
Corrían la informaciones y advertían que parte del dinero obtenido por el vástago era manejado o atesorado por De la Guardia Cueto, que una financiera creada ex profeso servía para lavar dinero, que ambos tenían cuentas en el extranjero, que los vínculos eran con Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Según un testigo protegido, De la Guardia García había financiado con dinero del narco la campaña de su padre a la alcaldía de Coatzacoalcos, en 2004. La versión nunca pudo ser sustentada.
De la Guardia García permaneció en prisión, juzgado y finalmente liberado, el 5 de noviembre de 2013, ya en el gobierno priísta. Se supo entonces que fue objeto de una venganza del ex procurador Antonio Macedo de la Concha y, principalmente de la amante de éste, la procuradora Marisela Morales, mujer temible en los días en que Felipe Calderón gobernaba México.
Rodolfo de la Guardia Cueto permaneció alejado de Coatzacoalcos desde entonces. Vuelve ahora con la bendición de Rogelio Franco Castán, líder del PRD en Veracruz, candidato de Los Chuchos a la diputación federal. Desplaza a los internos, Eusebia Cortez y Ricardo López Carrera.
De perfil bajo, desconectado de Coatzacoalcos, desconocido para un buen número de los electores, Rodolfo de la Guardia intenta competir en una elección que se ha polarizado entre el PRI, a pesar de su candidato de ínfimo nivel, Rafael García Bringas; el PAN, que detenta la segunda mejor estructura electoral y tres figuras que se disputan la candidatura, y Morena, que tiene a una candidata adelantada que juega con la figura de Andrés Manuel López Obrador.
Tiene el PRD la encomienda de perder. Ese es el negocio. Así le conviene a sus dirigentes. A eso los acostumbró Fidel.
Antes el PRD era una fiera política. Hoy es la mascota del PRI.
Archivo muerto
Encuesta independiente: que el PRI, pese a su deterioro y a sus candidatos de bajo perfil, aventaja en los cuatro distritos del sur de Veracruz. Apenas le afectan los escándalos del Presidente Enrique Peña Nieto, la casas que sirvieron como pago por los contratos otorgados a constructores afines, el caso Ayotzinapa y el encubrimiento al Ejército, el enriquecimiento de la familia priísta y la compra de condominios y mansiones en Estados Unidos, la represión al pueblo, el encarcelamiento de inocentes. Hasta ayer, la encuesta dice que por lo menos en los cuatros distritos del sur de Veracruz, el PRI tiene ventaja. No importa qué tan repudiados sean Erick Lagos Hernández, Rafael García Bringas, Cirilo Vázquez Parissi y José Luis Sáenz Soto. Es tan mediocre la oposición, carente de figuras de peso, salvo uno que otro caso, que si hoy fuera la elección, el PRI tendría el triunfo en la bolsa. Favorece al partido oficial la indiferencia ciudadana, el desinterés por elegir diputados, que se trate de una elección intermedia, que no haya candidatos presidenciales. Habrá que ver qué ocurre cuando la oposición apriete el paso y el PRI ya no tenga qué ofrecer que no sea la corrupción que hasta ahora ha sido su sello...
Presentación, ayer, en el DF, del memorial en honor del periodista Moisés Sánchez Cerezo, levantado y asesinado el 2 de enero en Medellín de Bravo. Lo encabezó su hijo, Jorge Sánchez Ordóñez. Fue la presentación del ejemplar del semanario “La Unión”, que resume la obra de Moisés Sánchez, el undécimo periodista asesinado durante el gobierno duartista. Lo acuerpó Artículo 19, el Centro Nacional de Comunicación Social, los periodistas Javier Solórzano, Olivia Zerón, Rodrigo Soberanes, Periodistas de a Pie, entre otros. “La Unión” seguirá activo, ahora en manos de Jorge Sánchez. “Seguirá porque no tenemos miedo”, dice su hijo. La edición consta de 12 páginas. Fue sufragada con el esfuerzo de varios colegas y permite enaltecer la labor de Moisés Sánchez, quien siempre le dio voz a los medellinenses...
En el día 42 desde el asesinato de Moisés Sánchez, el panorama es peor. Revela su hijo Jorge que la Procuraduría General de la República se desentiende del caso. No lo atrae la Fiscalía Especializada en Atención a Delitos contra la Libertad de Expresión. No investigó nunca por qué lo mataron sino si era o no periodista. Aberrante proceder de la PGR, infame y mentiroso el procurador Jesús Murillo Karam, quien había ofrecido abrir otras líneas de investigación. No le entró la FEADLE dizque porque no acreditó que fuera periodista. ¿No? Que lea las palabras del fiscal veracruzano, Luis Ángel Bravo Contreras, quien al revelar que Moisés Sánchez había sido asesinado y su cuerpo había aparecido en el municipio de Manlio Fabio Altamirano, admitió que era periodista y que lo mataron por su labor, por sus denuncias contra el alcalde de Medellín, Omar Cruz Reyes, y por lo que publicaba sobre la inseguridad y violencia. ¿Entonces? ¿De dónde saca la PGR que Moisés no era periodista? Gobierno perverso, insensible, cómplice del crimen organizado, de la mano asesina que ejecuta a quien escribe y describe la terrible realidad social, de la mente enferma que decide quitarle la vida a quien solo ejerció un derecho, su derecho a la libertad de expresión...
Rebuscado como es, Marcelo Montiel Montiel tiene un dilema a resolver: derrotar con su estructura a Rafael García Bringas o inflar a la oposición y después negociar. Así es Marcelo. Herido, agraviado, burlado, no logró imponer al impopular Víctor Rodríguez Gallegos en la candidatura a diputado federal por Coatzacoalcos, por el que sólo votarían Miguel Vázquez y Felicia Parra. Lo desdeñó el PRI, lo desdeñó Fidel Herrera y lo desdeñó Javier Duarte, el gobernador y el gobernador bis de Veracruz. Con las manos libres, rotos los acuerdos, el marcelismo va contra el candidato priista. Su estructura dice que operará, pero en corto confiesan que de García Bringas no dejarán ni el recuerdo. Lo pulverizarán como lo hicieran con Iván Hillman en 2009. En las semanas por venir, el PAN crecerá, sea Gloria Santos, Raúl Hernández o Moisés Zarco quien contienda. Lo llevará Marcelo de la mano. Lo posicionará. Y así, García Bringas será acribillado en las urnas. O negociará Marcelo Montiel la próxima alcaldía de Coatzacoalcos para uno de sus pupilos, nada que tenga que ver Joaquín Caballero o Jesús Moreno, que en cuanto pudieron le mostraron su capacidad de traición...
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