* Joaquín Caballero: arranque en falso * Ni una obra con CMIC hasta saldar el adeudo * Prioridad a los negocios del ex alcalde * El PRI monitorea a Nahle * Gonzalo al rescate * Pepe Yunes y el cambio de discurso * Tomás Ruiz y la SIOP * Regreso a la pandilla duartista * El Chato lleva sonido a las fiestas de los pudientes
A Marco César Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”— se le va a recordar como un gañán de las finanzas. Y por algo más: un sobregiro de 200 millones de pesos, un saqueo escandaloso y un adeudo de más de 150 millones a constructores.
Su paso por la alcaldía de Coatzacoalcos es un hito. Nunca antes la bipolaridad gobernó. Nunca antes el lenguaje fue el insulto. Nunca antes el negocio personal fue estrategia de gobierno.
Marcos Theurel hizo de su gestión un caos que se reflejó en el abandono de Coatzacoalcos, las obras acaparadas por un pull de empresas que servían de fachada al alcalde, que evidenciaban mala calidad, que inflaban costos, que facturaban fuera del orden legal.
Marcos Theurel integró una pandilla voraz, sin límite su ambición, consciente que el enriquecimiento sólo una vez se da. Y así dispuso de los recursos públicos para favorecer y favorecerse, con beneficios tangibles, impúdicos, para sus amigos que a la vez eran sus funcionarios de mayor nivel, millonarios todos al final de una jornada de tres años en que el rubro de la construcción fue el rubro de la impunidad y el saqueo.
Un año después de dejar el cargo, el efecto Theurel sigue impactando a Coatzacoalcos. Lo estanca y frena su desarrollo. Afecta sus finanzas. Le impide actuar.
Da la evidencia la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, que en una amplia exposición revela que en 2015 no habrá inversión en obras públicas, a excepción de las que provengan de recursos de Pemex, hasta no saldar un adeudo de 150 millones de pesos de la administración theurelista.
Lo dice su líder, Antonio Bustos Peter:
“Comentó (Joaquín Caballero) que no va a realizar mayor obra actualmente si no se llega a saldar la deuda que tiene. Yo creo que sí, el detalle importante que tiene ahorita es que ya no está realizando mayor obra. Sí se van a realizar algunas otras obras pero éstas son ya recursos etiquetados para esas obras, unas obras que se van a realizar en Allende, son con recursos con Pemex, y dice (Caballero) si no los aprovecho me los van a quitar. Ya está etiquetado ese recurso para ese tipo de obras”.
Refiere el líder de los constructores que los recursos con que contó el ayuntamiento de Coatzacoalcos, unos 100 millones de pesos, fueron usados para la construcción de pozos de agua que aliviaron la crisis suscitada por el cierre de la presa Yuribia, enclavada en la sierra de Soteapan.
Había recursos pero una emergencia acabó con la esperanza de los acreedores del ayuntamiento. Por lo menos 20 empresas constructoras confrontan el adeudo y no hay fecha de pago.
Así era Marcos Theurel. Fiel a Fidel Herrera, hechura suyo en la truculencia y el engaño, hizo de su paso por la alcaldía un caos demencial.
Lo marcó el atropello, la mentira, la soberbia, el disimulo cuando los que atracaban el erario eran los amigos, sus cómplices en hechos delictivos, uno de ellos su director de Adquisiciones, Brian Carlos López Mendoza, el clonador de tapetes ecológicos, detenido por la Policía Federal y exhibido como un golpe a la delincuencia.
Abundan episodios de la ríspida relación entre Marcos Theurel y proveedores, prestadores de servicios y constructores, todos agraviados, sobajados, ignorados y hasta amenazados por instarlo a pagar.
Una protesta en las calles, los gritos de los proveedores, las cartulinas con los reclamos, las leyendas radicales, derivó en una llamada al alcalde que se hallaba ausente. Se escuchaba a Marcos Theurel instarlos a desistir de su protesta. Se oía a los proveedores decir que lo volverían a hacer en un evento del gobernador Javier Duarte si su pago no era cubierto de inmediato. Se oyó Marcos Theurel alzar la voz y lanzar la amenaza. Garantizaba que si realizaban esa protesta frente al gobernador no verían su pago en lo que quedara de sus trienio.
Otra vez lo pilló el constructor Mario Alberto Escobar Guzmán, quien acudió a su casa el 25 de enero de 2012, a cobrar unas obras pendientes.
Había accedido Marcos Theurel a agilizar sus pagos. Sin embargo, cuando le refirió que había otro paquete no saldado y que ya se lo había planteado al entonces secretario de Obras Públicas, Adrián Pérez Martínez, “El Cochiloco”, Marcos Theurel se transformó.
“Si te pones así, te rompo tu madre… te rompo tu puta madre”, decía, amenazante Theurel, rodeado de guaruras, los propios y los de su esposa, Guadalupe Félix Porras, alias Lu-pilla.
“Y no como alcalde… como hombre”, recetaba con el rostro descompuesto.
De ahí le viene el mote. “Te rompo tu puta madre” era su frase, su sello, la voz con que reaccionaba ante los reclamos de ediles, funcionarios, empleados y proveedores.
Terminó su segundo año con un sobregiro de 200 millones de pesos. Pretendía que los ediles le aprobaran el desfase y que el Congreso avalara la realización de obras que no figuraban en el Programa Anual de Obras del ayuntamiento de Coatzacoalcos.
Era el acabose. Cabildeaba sin capacidad negociadora. Intentaba conciliar con un grupo de regidores a los que despreciaba, maltrataba o imponía.
No pasó el sobregiro y junto con los estados financieros atrasados, Marcos Theurel lo llevó al Congreso para que en un acto de complicidad le fuera aprobado.
Lo dominaba la impudicia. Sin vergüenza, entregaba la obra pública a empresas abiertamente identificadas con Marcos Theurel. Su secretario de Obras Públicas, Daniel Aguilar Avendaño, era uno de los principales constructores, abundantes los contratos y la manga ancha del alcalde.
Su amigo y compadre, José Antonio Parra Cortázar, vía una hija y un hijastro, se agenciaron un tramo del malecón de Coatzacoalcos.
Empleados suyos, funcionarios del ayuntamiento, realizaron la introducción del sistema de drenaje.
Patética, su obra cumbre, las últimas etapas del malecón costero, fueron realizadas en tiempo récord. Y a la misma velocidad colapsaron. Hoy, al primer impacto de lluvia, sean nortes o tormentas leves, sus losas se fragmentan.
En 2014, Joaquín Caballero esgrimió falta de recursos y adeudos de la administración theurelista que le impidieron realizar su propia obra. ¿Pagó o no pagó? Se supone que por eso no pudo concretar un año decente.
Llega 2015. La esperanza se diluye. Dice la CMIC que no habrá obra hasta no dejar saldado el adeudo de 150 millones de pesos de Marcos Theurel. Habrá obra con recursos aportados por Pemex y con participaciones federales, pero lo que corresponde a la administración theurelista frenará el desarrollo. De ahí que a Theurel se le categorice como un gañán de las finanzas.
Van 14 meses. Joaquín Caballero aún no arranca. Carga con el desastre que le heredó Marcos Theurel. Enfrenta pasivos, rezago, abandono, reclamo. Fue un período de abuso, de oscuridad, de amenaza y corrupción.
Es la pequeña deuda de 150 millones de Theurel.
Archivo muerto
Rocío Nahle García es monitoreada de cerca por el PRI. Observan el trabajo de la virtual candidata del Movimiento de Regeneración Nacional a la diputación federal por Coatzacoalcos. La evalúan en sondeos de opinión y de intención de voto. La miden con y sin la figura de Andrés Manuel López Obrador a su lado. Hay preocupación. En 2012 obtuvo una votación impresionante, apenas superada por Joaquín Caballero Rosiñol, quien de la diputación pasó a la alcaldía. La zacatecana alegó fraude. Lo documentó pero no convenció al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. A Rocío Nahle, la pupila del Clan de la Succión, la monitorea el gobierno de Javier Duarte y de acuerdo a su intención de voto, si se convirtiera en una amenaza para el ex panista, priísta reconvertido, Rafael García Bringas, hoy candidato del PRI, se traería una carta emergente: Gonzalo Guízar Valladares, líder estatal del Partido Encuentro Social, para dividir el voto de la oposición…
Desangelado, mal promovido, el Carnaval Coatza 2015 apenas si emociona a unos y pasa desapercibido para la mayoría. No es esparcimiento para el pueblo; es negocio de una casta, la que contrata los artistas, la que otorga las concesiones, el tema de las gradas, el tema de los baños, el tema de la seguridad, el tema de la venta de cerveza, los puestos de fritangas. Es el Carnaval una economía subterránea en que políticos y comerciantes sacan raja. Tedioso, cada año es la misma historia: las comparsas, las estrellas de televisión, los artistas, las chicas de las empresas cerveceras, lo carros alegóricos, marcados todos por una mediocridad que insulta. Bajo la mesa, el negocio fluye. Es el negocio de una casta que actúa como una mafia…
Innovar a morir, le dice Andrés Oppenheimer. Reingeniería le llaman los genios de la administración. Relanzar el discurso, se dice entre los estrategas de campaña. Así le plantean a José Francisco Yunes Zorrilla, cuyo discurso va de lo terso a crítico y de nuevo a lo suave de las formas políticas, que a veces replica y a veces concede, que a veces actúa y a veces ni se deja ver. A Pepe Yunes, el senador, el aspirante al gobierno de Veracruz, le sugieren radicalizar su postura ante el desgobierno de Javier Duarte, el terrible endeudamiento, la malversación de recursos públicos, el desvío del dinero federal, más de 28 mil millones de pesos en cuatro años de gobierno, el desastre social y la incontenible violencia. Si quiere ser gobernador tiene que verse más enfrentado al fidelismo que lo traicionó y al duartismo que a diario lo golpetea…
Formalmente, Tomás Ruiz González es ya el nuevo secretario de Infraestructura y Obras Públicas del gobierno de Veracruz. Dos meses acéfala, la SIOP tiene ya nuevo titular, el ex secretario de Finanzas del gobierno duartista, salinista, con raíces en Coatzacoalcos, de los Ruiz navieros, ex de Ana de la Reguera, la famosa actriz —Ladies Night y Sultanes del Sur—, benefactora de los damnificados. Llega a la ex Secretaría de Comunicaciones, semillero de corrupción, negocio de políticos, cuna del diezmo aunque por ahí haya pasado Gerardo Buganza Salmerón y pregone que no permitió fechorías. Tomás Ruiz va a enfrentar el último jalón a la construcción del túnel sumergido, el tráfico de facturas sin proyecto, la liberación de recursos; las obras carreteras en años cruciales para el relevo gubernamental; el cierre del ejercicio, incluidas las obras con recursos federales que siempre han salido con tache rojo en las pesquisas de la Auditoría Superior de la Federación. ¿De veras tenía necesidad Tomás Ruiz de regresar al gobierno de Javier Duarte?…
El Chato hace negocios. Dispone de lo que tiene a su alcance, tarimas, atriles, sillas, mesas, mamparas, equipo de sonido. Todo lo toma de la Dirección de Acción Social. El Chato va a las fiestas de los funcionarios municipales. Ambienta el lugar. Es quien “pone el sonido en las fiestas de los pudientes del ayuntamiento”. Y ni qué decir de los eventos del PRI. Ahí se da gusto, pues echa mano de lo que tiene a la mano y lo que no, las vallas, por ejemplo, las renta el popular Chato. Por eso es insustituible. Ah, y gusta de posar las fotos con armas en la mano…
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