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Mussio Cárdenas Arellano

Informe Rojo

El factor Gonzalo Guízar

11/03/2015 11:59 a.m.
* Cambia el escenario en Coatza  * Bringas débil y a Marcelo no lo pelan  * Felicia y la cúpula nacional del Partido Humanista  * 2.5 millones por una diputación  * Movimiento Ciudadano se deshace de Renato Tronco  * Lu-pilla ya se momificó en la CNOP  * A Gladys Merlín le preocupan los gordos, no el desvío de recursos
 
Tatuado en la piel, lleva Gonzalo Guízar Valladares el sello del PRI, el viejo y el nuevo, el del fraude y la violencia electoral. Sirvió a ese partido, dio y recibió. Hizo trabajo sucio y cobró por su oficio: regidurías, diputaciones, cargos públicos, la dirigencia tricolor. Sabe de las formas, conoce sus entrañas, lo ayudó a vivir y vivió de él.

Su esencia es priísta, formado en la mecánica del poder, en la cercanía de los poderosos, en la institucionalidad que sin pudor lo lleva ahora a exhibirse como presidente del Partido Encuentro Social en Veracruz mientras se trenza en un abrazo con el gobernador Javier Duarte de Ochoa. ¿Enemigos? Ni pensarlo.
Pasó por el PAN sin dejar de sentirse priísta. Preside ahora Encuentro Social sin que haya una línea en su discurso que inquiete al partido que lo vio nacer políticamente. Su priísmo encubierto no está a discusión.

Hay quien dice que Gonzalo Guízar respira por la herida. No supera el sueño roto de 2010. Aspiraba ese año a la alcaldía de Coatzacoalcos, tejía acuerdos, refrendaba compromisos. Tenía la palabra de los priístas que aseguraban que esa vez, por fin, le tocaba.
Y el sueño se convirtió en pesadilla.

Fidel Herrera Beltrán, el fiel de la sucesión, sólo lo usó. Balconeó su nombre, lo placeó, le armó un destape en el que Javier Duarte, entonces diputado federal, le dio a Coatzacoalcos la buena noticia de que Gonzalo Guízar sería candidato y luego alcalde. ¿Buena noticia?
Le negó la candidatura Fidel en las horas previas al registro de candidatos, sacrificado el jefe del Clan Guízar mientras el pupilo de Fidel Herrera, arrebatado al marcelismo, Marco César Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”— era proyectado, destapado, consolidado y convertido en presidente municipal.

Gonzalo Guízar se fue al PAN, seducido por el canto de la sirena de Miguel Ángel Yunes Linares, y contendió contra Theurel en la elección municipal. Alcanzó una votación cerrada, el margen más estrecho desde aquella en que Edel Álvarez Peña, el Magistrado Cara de Muela, se enfrentó a Amado Trejo Barradas. Los votos que decidieron la contienda iban en las urnas que el Grupo Guízar hizo llegar a la comisión electoral a punta de pistola.

Gonzalo Guízar perdió ante Theurel. Alegó fraude sin demostrarlo. Y arrió banderas.
Regresó tres años después. Enfrentó a Joaquín Caballero Rosiñol y el marcelismo lo arrolló. 2013 fue un mal año, pues no sólo cargó con la derrota sino que ésta fue estrepitosa, a la vista el hartazgo de un sector del electorado y el abandono de las corrientes panistas.

Un episodio marcó la contienda: el hallazgo de un camión cargado de cemento del Programa Pisos Firmes del gobierno federal cuyo destino eran los operadores y promotores priístas, en la colonia Electricistas.
Se pudo documentar quiénes y cómo tenían las manos metidas en el fraude. Operaban la entrega del cemento federal funcionarios vinculados al entonces secretario de Desarrollo Social del gobierno de Veracruz, Marcelo Montiel, el padrino de Caballero.

Un barco comercial, atracado en los muelles de la Administración Portuaria Integral de Coatzacoalcos descargaba miles de toneladas de cemento del programa federal. Era desviado para actividades electorales, pero durante la veda electoral, cuando por ley no se podía hacer. El delito estaba a la vista y lo hacían con sumo descaro.

Nada prosperó. Entendió Gonzalo Guízar que el viejo PRI, en el que él militó y al que fortaleció, suele devorar a los hijos que parió.

Terminaba ahí el idilio con el PAN, el sueño de ser alcalde, su estructura venida a menos pues no es lo mismo ir por las urnas con la venia del PRI o aterrizar despensas entre las promotoras, que luego son incrustadas en los seccionales priístas, que operar desde la oposición.

Resurgió Gonzalo Guízar un año después, en 2014, cuando el Partido Encuentro Social lo hizo líder en Veracruz. Marcó su regreso una fotografía histórica: posaba al lado del gobernador Javier Duarte de Ochoa. Desataba el morbo político, la sospecha. El PES en la órbita del gobernador. Y así es.

Requiere el PES acumular los votos que la ley dice para mantener su registro como partido político, el 3 por ciento. La elección federal es clave. Sabe Gonzalo Guízar de sus fortalezas, que se hallan en Coatzacoalcos, y sus debilidades, que están en todo Veracruz.

De ahí surge su candidatura a diputado federal por el distrito de Coatzacoalcos. Lo acompaña la incongruencia. Su suplente es un viejo miembro del gonzalismo, pero ahora fidelista, Juan de Dios Sánchez Abreu, ex líder del PRI en Coatzacoalcos, director de Atención Ciudadana con Fidel Herrera, funcionario del gobierno de Javier Duarte.

¿Es real la aspiración de volver a ser diputado federal o es comparsa?
Gonzalo Guízar es sol y sombra de sí mismo. Pesan sobre su familia decenas de denuncias por despojo de terrenos, por saqueo de arena, por fraudes procesales, por amenazas y simulaciones jurídicas. Su repertorio es inagotable. Con eso ha tenido que caminar Gonzalo Guízar en su trayectoria política. Él no es el malo pero sus hermanos sí.

Es, sin embargo, el personaje más sólido para enfrentar al PRI, más aún a su débil candidato, Rafael García Bringas. Gonzalo Guízar dispone de operadores, un sector del PRI lo respalda, a propósito del debilitamiento y fractura del marcelismo y el virtual rompimiento de Marcelo Montiel con el alcalde Joaquín Caballero Rosiñol.

García Bringas es aborrecido por Marcelo Montiel. La mitad de sus operadores —Víctor Rodríguez Gallegos y Miguel Antonio Wong Ramos— trabajan el voto de castigo. La otra mitad —Jesús Moreno Delgado y Alfonso Morales Bustamante— acatan la línea del alcalde Caballero como parte de la rebelión contra su mentor.

Por sí solo, el ex panista Rafael García Bringas no tiene nada. Carece de estructuras electorales y carga con el desprecio de los priístas que lo ven como un intruso pues siendo priísta se sumó al proyecto Yunes Linares y combatió al fidelismo. Regresó al PRI no por un plato de lentejas sino por una diputación local, en 2013, quizá los treinta denarios de Judas.

Irrumpe, pues, Gonzalo Guízar en un escenario a modo. García Bringas, débil, apenas se sostiene, a expensas de un marcelismo en crisis y dividido. Gloria Santos Navarro, candidata del PAN, aún no arranca cuando sus rivales llevan varios kilómetros recorridos.
 
 Rocío Nahle García, de Morena, vive enclochada en el discurso de la defensa de la industria petrolera y a la espera que Andrés Manuel López Obrador le dedique un par de visitas para motivar a los electores. Movimiento Ciudadano y Partido del Trabajo se quedaron sin candidatos y aún no realizan la sustitución. PRD y Panal van con candidatos que no inquietan.

Polariza la elección Gonzalo Guízar. Es él contra García Bringas en un distrito que se sabe negociado, entregado por el PRI a la oposición a cambio de lograr 15 triunfos en Veracruz para que el fidelismo imponga al próximo gobernador en 2016.

Gonzalo Guízar no figuraba pero ya es factor. Su fama es deplorable. Los líos de sus hermanos, peor. Se le asocia al fraude electoral. Se le recuerda por el trabajo sucio. No ha dejado de ser priista aunque se haya vestido de azul panista y ahora sea líder estatal del PES.

Pero dicen, y dicen bien, en palacio de gobierno. Si no gana el PRI en Coatzacoalcos, cuando menos que el próximo diputado sea alguien de la órbita del gobernador.
Gonzalo Guízar ya es factor.
 
Archivo muerto
 
Día ajetreado, convulso, ayer, para Felicia Parra Moguel. No claudica en su empeño de ser candidata a diputada federal plurinominal por el Partido Humanista. Cabildea en Xalapa, cerca del líder estatal Alfonso Polo Villalobos, a quien le llueven juicios por la imposición de candidatos y violación a los derechos politicos de los ciudadanos, confrontado con sus bases. Oficialmente, las candidatas a diputadas pluris, propietaria y suplente, son Marisela Acosta Coello y Denisse Aguilar Jacinto, respectivamente. Ambas fueron electas y sus nombres deben aparecer en la lista final de la tercera circunscripción, que aún no se publica. Legalmente así debería quedar, pero Felicia Parra y sus padrinos, Marcelo Montiel Montiel y Víctor Rodríguez Gallegos, delegado y subdelegado de Sedesol federal en Veracruz, tocan puertas en el DF, en el seno del comité nacional del Partido Humanista. Y ellos saben por qué. Por ser partido primerizo, la cúpula nacional tiene la facultad para decidir quién contiende bajo sus siglas. Cuentan que la primera oferta fue de 1.5 millones. Le dijeron sí, pero por qué tanta pichicatería. El asunto iba por los 2.5 millones y contando. Felicia, la alumna más aventajada de Víctor Rodríguez, está a nada de consumar el asalto...
 
Es oficial: Renato Tronco Gómez no será candidato a diputado federal por Movimiento Ciudadano. Confirma Nora Cortázar Luna, regidora y miembro de la dirigencia estatal del partido de Dante Delgado Rannauro, lo que era un secreto a voces, negado incluso por el mismo Tronco en otro de sus alardes verbales a los cándidos que querían dar crédito a sus palabras. Volado, incontrolable, si Renato no se abría de la contienda ahora, lo haría en plena campaña o en la víspera de la elección federal, el 7 de junio. Así es su naturaleza. No será candidato de MC por Coatzacoalcos, ínfimas ahí sus posibilidades de triunfo, si acaso unos votos en los ejidos y Agua Dulce, pues en Nanchital y la cabecera del distrito sólo un loco le daría su voto. Fugaz aventura en Movimiento Ciudadano. Lección para Dante Delgado que si hubiera contratado a Calígula le habría ido mejor. Renato Tronco es un caso: se quiere vender en lo que él cree que vale y todos lo quieren comprar en lo que realmente vale: unas migajas...
 
De muy poco se ha librado Guadalupe Porras David. Lo del puente Capoacán, los 45 millones de pesos pagados a la empresa Secort por unos cuantos pilotes construidos, es apenas una minucia. Falló el Tribunal Superior de Justicia a su favor; queda a los regidores acudir al amparo y seguir en la vía federal, pues hay tela de donde cortar, si es que su lucha contra la corrupción es real. Sus pecados son inmensos, las cuentas públicas plagadas de corruptelas, solapadas por el Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS), que no pasan en la instancia federal, pues gran parte de lo malversado provienen de recursos cuyo origen está en el gobierno de México. En lo político, su estadía en la CNOP de Veracruz está prendida con alfileres. Su período legal ya venció. Ericka Ayala, ex secretaria general del PRI estatal, cabildea y aspira a dirigir el sector popular tricolor. Lu-pilla acude a la dirigente nacional, la senadora Cristina Díaz, doña Nepotismo, para que la sostenga en el cargo. Su habilidad para caminar sobre la cuerda floja es innegable, entre huracanes y tormentas. Dicen que Cristina Díaz le hace más caso a Fidel Herrera Beltrán que a su mentor Manlio Fabio Beltrones, lo que ya preocupa al sonorense. Lo cierto es que el cambio en la CNOP se habrá de realizar cuando así lo quiera el PRI nacional y lo acate el desgobernador de Veracruz, Javier Duarte. Ni antes ni después...
 
 De risa. La diputada Gladys Merlín Castro, más preocupada por los funcionarios y empleados “gordos” del gabinete duartista que por el desvío de recursos de que se acusa al gober Javier Duarte y su pandilla. Con ese enfoque trata el portal Plumas Libres la última ocurrencia de la legisladora por Cosoleacaque y ex alcaldesa, que sólo sirve para proponer absurdos y calentar la curul de la manera más inútil. Ah, y también para darse vida de superlujo en Las Vegas. He ahí el catálogo de fotografías que exhibe su hijo Emigdio con Paris Hilton y el ex jugador de futbol Kikín Fonseca...
 
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