* Siete minutos de ríspida entrevista * El lío de los migrantes sigue * Se le fueron los electricistas a “Culín” * ¿Procederá contra los policías torturadores? * Huellas de fraude en Mina * Ibarra y el empleado: pleito por una obra * Remojón a la Unidad Antisecuestro * La mueca del gober * ¿Qué diputada canta narcocorridos?
No se retracta, no se disculpa y, en todo caso, el lío de los migrantes lo armó la prensa. Obcecada, en lo suyo, persiste Patricia Peña Recio, la diputada federal, en decir que no es xenófoba, que no es ella sino los vecinos quienes los tildan de asaltantes, matones y prostitutas. Y que ella sólo lo expuso.
Valen poco las excusas de la legisladora priísta. Sigue atrapada. La azota el torbellino, balconeada en la prensa nacional, denostada en las redes sociales, aplaudida por xenófobos auténticos que denuestan a los ciudadanos indocumentados, y acribillada en dos medios cuyo público reside en Estados Unidos: Univisión y Azteca América.
Se excusa con lo único que tiene a su alcance: su palabra. Esgrime su razón, su trabajo legislativo, su participación en la Comisión para Asuntos de la Frontera Sur-Sureste, sus nueve votaciones que, dice, son para mejorar las condiciones de vida de los migrantes, su atención médica, su alimento, su seguridad física, en garitas y aduanas, todo bajo control.
Exalta que los migrantes analfabetas cuenten con abogados que los orienten y defiendan sus derechos. Destaca que ella, Patricia Peña, la diputada por Coatzacoalcos, votó porque a las niña y mujeres se les dé atención ginecológica.
Cuenta que votó porque a los niños y niñas no acompañados se les otorgara una visa humanitaria y que, así, puedan estar en México.
Y dice, una y otra vez, y lo repite hasta el cansancio, que su voto fue para que los migrantes puedan permanecer 72 horas en garitas y aduanas, regulados, controlados, y de ahí seguir su camino. Que circulen, que no permanezcan y que no se conviertan en un problema social.
Justifica así que no es xenófoba.
Argumenta y es cuestionada. Se esfuerza, intenta persuadir, explica sin ser creíble.
Vuelve a decir que no es ella quien los tilda de asaltantes, de andarse matando entre si, de haber provocado un fenómeno de prostitución con mujeres salvadoreñas y que cerca de las casas de asistencia y albergues, son “un peligro”.
Lo dijo ella aunque, sostiene Patricia Peña, son palabras de los vecinos.
Advierte que un día, al ir a dejar útiles escolares en una colonia de Coatzacoalcos, fue cuestionada. Y escuchó un rosario de quejas. ¿Y usted qué ha hecho?, le preguntaron.
Entonces pasó a ser vocera de los colonos que habitan en las cercanías de los albergues. Dice que los migrantes asaltan, que prostituyen, que se andan matando, que son un peligro y que deben circular. No los quiere en Coatzacoalcos, no lo quiere en Veracruz, no los quiere en México. Pero asegura que no lo expresa ella sino los vecinos.
Cerraron una casa de atención a migrantes, dice Patricia Peña en aquel polémico audio que difundió el portal Plumas Libres. Y partir de ahí la atrapó el vendaval.
Enfrenta dos quejas, una ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos y otra en el Consejo Nacional para la Prevención de la Discriminación, suscrita por 28 organismos no gubernamentales.
Se ufana que responderá y librará el conflicto. Su palabra contra el mundo.
Una ríspida entrevista con la prensa de Coatzacoalcos, revela que la diputada es de mecha corta. Punzada, increpada, estalla a la menor provocación.
La asedian los reporteros. Buscan sus palabras el lunes 30, tras el evento de instalación de la Unidad Especializada en Combate al Secuestro. Quiere explicar. Habla y argumenta. Pero el término “xenofobia” la destroza.
“Yo no soy nada de lo que dijeron. Yo siempre he apoyado. Si se meten a mi página, en la Cámara de Diputados, podrán ver que de las nueve votaciones que hicieron para los migrantes, las mías fueron a favor.
—¿No se disculpa por esas declaraciones lamentables?
—Es que no fueron mis palabras. Yo lo que expresé es que los vecinos...
—¿Entonces no era usted la que hablaba?
—Yo sí hablaba, pero expresé lo que los vecinos a mí me decían...
—¿Qué decían?
—Bueno, eso ustedes ya lo saben. Porque te voy a decir lo que decían los vecinos y van a sacar lo que precisamente quieren escuchar y que es una réplica de todo.
—...(pregunta inaudible)
—Pues la prensa puede publicar lo que quiera. Es libre. Yo no estoy culpando a la prensa. La prensa me puede hacer una entrevista y poner cinco minutos primero o los cinco minutos después.
—...(pregunta inaudible)
—Yo soy diputada y puedo dar mi expresión como servidor público y dije que mis nueve votaciones fueron a favor de los migrantes.
—...(pregunta inaudible)
—No porque las palabras fue lo que me expresaron los vecinos.
—¿Y la queja de la CONAPRED qué opinión le merece?
—Bueno, la queja de la CONAPRED la tengo que contestar y ya. Es algo normal. No es algo que me preocupe. Dije lo que tenía que decir.
—...(pregunta inaudible)
—No, porque las palabras que dije tengo cómo sustentarlas y tengo pruebas.
—Insiste en que son delincuentes y que son prostitutas
—No, yo no insisto.
—Quisiéramos ver dónde están esos sitios de prostitución.
—Bueno pues puedes ir ahí a hacer tu investigación. ¿O lo tengo que hacer yo por ti? Puedes ir como reportero. ¿Estás de acuerdo?
En otra parte de la entrevista vuelve a estallar.
—¿Creen que con esas palabras xenófobas ellos (los migrantes) pueden confiar en ustedes?
—¿Por qué xenófobas? Es un abogado, es un licenciado. ¿Cómo quieres que le diga? Es una persona que los ayuda. Es un licenciado, es una persona que estudio una licenciatura.
—¿Cree que los migrante pueden confiar en usted con esas palabras?
—Claro que sí. Si tú entras a mi página verás que mis nueve votos fueron a favor de los migrantes. Yo no soy xenofóbica. Yo voté a favor de los migrantes para que tuvieran una seguridad de higiene, que no fueran atacados y tuvieran también una seguridad médica. Yo no veo dónde está la xenofobia.
Se altera la diputada Patricia Peña. Termina la entrevista en forma abrupta, irritada cuando le suelta un reportero que si le jalaron las orejas. Le preguntan qué le dijo su guía y padrino, el líder magisterial Juan Nicolás Callejas Arroyo. Responde tajante: “pregúntaselo tú”.
Fueron siete minutos. Comenzó con el alarde, su labor por los migrantes, sus votos, su gestión, su trabajo humanitario. Transitó a la confrontación, su reticencia a categorizar a los migrantes como asaltantes, matones, prostitutas y representar un peligro. La increpó la prensa; ella increpó a los periodistas.
A su juicio, el lío de los migrantes lo armó la prensa. Entrevistan, editan, ponen los cinco minutos del principio o los cinco minutos del final. Dijeron lo que ella no quiso decir.
Sin embargo, es contundente el audio. Ahí se escucha a la diputada Patricia Peña categorizar de asaltantes, matones y prostitutas a migrantes.
¿No es xenofobia?
Archivo muerto
Porrazo al ego del fiscal “Culín”. Falla el Tribunal Superior de Justicia a favor de los cuatro trabajadores electricistas acusados del crimen del pastor evangélico Claudio Martínez Morales, líder de la Comunidad de Dios, asesinado el 17 de junio de 2013. Confirma que fueron objeto de tortura, que su testimonio incriminatorio carece de validez jurídica, que todo fue una infamia y determina que se les otorgue auto de libertad. Y aún así, el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras persiste en que no son inocentes. Son torturados, pero inocentes no, según la óptica cerrada, la testarudez de Fis-Culín. Les augura Míster Obsesión que los llevará a juicio de nuevo pues no han sido exonerados, libres porque se violó el debido proceso. Lo que no dice Luis Ángel Bravo es qué hará con los esbirros que aplicaron la tortura a los electricistas, qué medidas ejecutará, quiénes son, pertenecen aún a la Fiscalía General, antes Procuraduría de Veracruz, hará valer la ley. Si no actúa, Fis-Culín Bravo quedará en calidad de cómplice en un caso de tortura comprobada. A ver, dijo un ciego...
Dados cargados en Minatitlán. Denuncia la oposición que funcionarios de la Junta distrital del INE seleccionaron trabajadores petroleros para que funjan como titulares en las mesas de votación, el próximo 7 de junio. Son separados de sus cargos los vocales secretario, Nóvel Vázquez Garduza, y de Capacitación Electoral y Educación Cívica, Xóchitl Márquez Martínez, y remitidos a Xalapa. Sigue de cerca el caso el consejo general del Instituto Nacional Electoral, sabida la fama pública del gremio petrolero para agandallarse las diputaciones. Todo apunta a que el fraude ya caminaba para proyectar al ex alcalde José Luis Sáenz Soto a la diputación federal, en una elección donde los minatitlecos le habrían de cobrar su pésimo desempeño en la presidencia municipal y al líder de la Sección 10 del sindicato petrolero, Jorge Wade González, su superlativa impopularidad, aunada a la ambición mostrada por su hijo, el tesorero municipal, Saúl Wade León, y su esposa Reyna León Cheluja, la reina de los casinos...
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