* Saqueo e inseguridad, la oferta del PRI * Video de Bringas sobre pecadillos * Promotoras sin línea * Borrachazo de la secre de Bermúdez * Nabor Nava altera el escenario y plancha * Fis-Culín se hace tonto * El secuestro y la mordaza de Flavino * Tórrido romance en Xalapa * Fuerza Civil a declarar
Veracruz no es Oaxaca. Aquí no se incendian las juntas electorales por una causa social, o por derogar la reforma educativa, o por potenciar la crisis peñista o por hacer de México un infierno. Aquí se acude al fuego para sembrar el miedo.
Disfrazan a los porros de “anarquistas”. Histriónicos, sus acciones ensayadas, exagerados sus pasos, llegaron a la junta distrital 10, en Xalapa. Se generó un incendió menor. Y ahí aguardaron. Faltaba la foto. Una vez grabada su imagen, el show concluyó.
Va implícito el mensaje del miedo, la intención de inhibir al electorado, que no acuda a las urnas, que la elección se resuelva con los contingentes de simpatizantes firmes, el voto duro de cada partido. Y en ese ámbito, el PRI es rey.
No se incendia Veracruz porque los porros duartistas armen teatro en una junta distrital, o porque los maestros de izquierda tomen simbólicamente la junta del distrito XI, en Coatzacoalcos y amaguen con regresar. O porque los consejeros electorales revelen que se declara sede alterna a la sala de cabildo municipal, por su seguridad y por las comunicaciones para el envío de información al sistema del Programa de Resultados Electorales Preliminares, el PREP.
Se viene incendiando Veracruz por el desgobierno de Javier Duarte, la quiebra de las finanzas, la deuda descomunal, que Fidel Herrera Beltrán, su antecesor, trepó de 3 mil 500 millones de pesos a 35 mil millones, y que lejos de ser amortizada, crece hasta devorar al régimen de la falsa prosperidad.
Hay otro incendio y no es una analogía. Lo viven miles de veracruzanos a diario. Lo experimenta la policía que es atacada con granadas en un camino de Lerdo de Tejada. Lo vivió una familia turista, que vino a Veracruz a divertirse, que regresó diezmada, muerto el padre, herido un hijo por el ataque de un grupo del crimen organizado que huía del Ejército.
Hay voces que instan a no hablar mal de Veracruz. Una de ellas es la de Javier Duarte. Conmina a hablar de lo bello, de la esencia jarocha, del Tajín, de La Candelaria, del Carnaval, de la salsa. O sea, de los negocios de u familia. Y de no hacerlo, dice el insensato, es como escupir hacia arriba y que el gargajo se estampe en el rostro.
Veracruz, el Veracruz de Javier Duarte, se cae a pedazos. Nadie habla mal de Veracruz. De lo que se habla pésimo es del patético desempeño de quien mal gobierna, del saqueo inmisericorde, de la habilidad para trampear, de los rufianes integrados en su gabinete, atrapados en el atraco, pero solapados y hasta premiados con secretarías y candidaturas a diputados federales. Cítense los nombres, pues, de Gabriel Deantes Ramos y Edgar Spinoso Carrera.
Veracruz es único. Tiene industria, ganadería, agricultura, pesca, turismo, pueblos mágicos, petróleo, gas, electricidad, ríos, lagunas, montañas, volcanes, llanuras y un pasado histórico, sus raíces olmecas, totonacas y huastecas.
También tiene políticos corruptos, saqueadores, tránsfugas de la ley, auténticos ladrones sin escrúpulos para tomar los recursos federales y volverlos una mina de oro; para aplicarlos violando las reglas de operación, así incumplan con el combate a la pobreza; para simular que regresan recursos y volverlos a tomar. El doble robo es su especialidad.
Ese es el desgobierno de Javier Duarte. También el de la inseguridad y el de la demagogia.
Dice el desgobernador que Veracruz está mejor que nunca. Sí, en los patios del palacio de gobierno, en la casa oficial, en las residencias de la pandilla de mequetrefes duartistas y en los palacetes de las amigas de ocasión. Fuera de ahí, la violencia avanza, toma vidas, provoca una oleada de sangre, los cárteles sueltos, beligerantes, fuera de control.
Sólo se roban Pingüinos y Frutsis en los Oxxo, dice con una frescura que asombra Javier Duarte, no se sabe si en su juicio o en su estado natural, como esa mañana en que aún con los alipuses encima habló con la prensa y de la autopista México-Tuxpan dijo que estaba “pa-drí-shi-mo”.
Cementerio clandestino, el Veracruz de Javier Duarte se plagó de narcofosas y en ellas cientos de cuerpos de gente variada, malosos e inocentes, aunque el secretario de Seguridad Pública y el fiscal los criminalicen por igual.
Ostenta el Veracruz duartista el récord de la vergüenza: 12 periodistas asesinados durante el reinado de Javier Duarte. Ni Acosta Lagunes en sus tiempos de gobernador, a quien sólo le mataron a Javier Juárez Vázquez, director del semanario Primera Plana, editado en Coatzacoalcos.
Saqueado y convertido en tierra de cárteles, rincón de violencia, muertos, decapitados, torturados incluso en las instalaciones de la Academia de Policía, lo que equivale a política de estado, Veracruz no es tierra fértil para el PRI.
Priísta Javier Duarte, priísta Fidel Herrera, priísta Javier Herrera Borunda, priísta Elizabeth Morales, priísta Carolina Gudiño, priísta Marco Antonio Aguilar Yunes, priísta
Noemí Guzmán, priísta Adolfo Mota, priísta Erick Lagos, priísta Alberto Silva, priísta Jorge Carvallo, no son activos políticos sino íconos de la corrupción.
Al PRI se debe la pandilla de saqueadores, señalados por la Auditoría Superior de la Federación, denunciados formalmente, a punto de serles ejecutadas las órdenes de aprehensión.
Buscan el voto con la falsa promesa en los labios. Cargan con el descrédito, el señalamiento del gobernado, la corrupción documentada, las mansiones adquiridas sin el menor pudor justo cuando detentaban el control de secretarías y alcaldías.
A la mayoría se le conocen pillerías y atropello a la ley. Los menos rapaces son demagogos e ineficientes, torpes en el ejercicio público.
Con esa basura política llega el PRI a la elección, no a ganar sino a arrebatar, a burlar la voluntad ciudadana, a defraudar.
Peligra la mitad de los distritos electorales. De los 21, 11 están en riesgo. A Javier Duarte le impuso el PRI nacional una cuota de 15, pues tuvo mano para escoger candidatos. De ahí que la pandilla completa se prepare para asaltar el Congreso federal.
Jugar limpio no va con el PRI. No quiere en las urnas al pueblo. Sabe que en elecciones intermedias gana el abstencionismo y que para triunfar se requiere de estructuras. Por eso, con las nuevas reglas de la reforma político electoral, fragmentó a la oposición y diluyó la posibilidad de que hubiera un solo candidato de oposición por distrito en que se pudiera concentrar el voto contra el PRI.
La otra parte es sembrar el miedo. De ahí las acciones de los porros disfrazados de “anarquistas”. A los anarquistas se les relaciona con la izquierda. Son radicales, que atacan a diestra y siniestra. Pero los porros del PRI sólo tenían la encomienda de provocar miedo, tomarse la foto y largarse.
Así se inhibe la participación de la sociedad. El resto lo hace el PRI. Para eso son sus estructuras, las que promueven el voto, las que cuidan las casillas. Es el voto cautivo, los beneficiarios de los programas sociales, los que venden su voluntad por una despensa, varilla, cemento o el dinero de Prospera.
2015, en Veracruz, no es una elección más. Es una elección bajo fuego.
Archivo muerto
Último misil amigo. Incendia las redes sociales video contra el candidato del PRI a la diputación federal por Coatzacoalcos, Rafael García Bringas. Desde una fan page llamada “México Reflexiona Tu Voto” hacen correr un relato en Facebook. El asunto tiene que ver con la vida íntima de García Bringas. Se mencionan nombres y dos fotografías de dos damas. Es la guerra sucia que lo ha acompañado a lo largo de la campaña, fuego amigo, dinamita priísta pues es ahí donde ya no ven cómo evitar que sea diputado federal, amén de su bien ganada mala fama por andar de saltimbanqui y haber derrotado al PRI en 2009, justamente a Iván Hillman Chapoy, cuando éste suponía que lo dejaría pasar y ser diputado, pues dos años antes habían sido aliados contra Marcelo Montiel en un vano intento de frustrar su llegada por segunda ocasión a la alcaldía de Coatzacoalcos...
Jueves 4. Queja de las promotoras priístas porque no hay línea, no les asignan despensas, no les dan recursos para la movilización de votantes en la jornada electoral del domingo 7, no les indican cuál será la estrategia. Deslizan ellas, irritadas, que esta vez votarán por cualquier partido, menos por el PRI. Se supone que había línea, que plancharon a Marcelo Montiel y a Iván Hillman Chapoy, que iban a rescatar a su candidato a diputado federal, Rafael García Bringas. Pero en las colonias, donde se opera y se consuma el voto, hasta la medianoche del jueves 4, nadie daba línea. Lleva Marcelo Montiel la negociación hasta el límite, si es necesario hasta el mismo día de la jornada electoral. De lo que se trata es de asegurar la próxima presidencia municipal de Coatzacoalcos...
Tácitamente desbaratada, hecha trizas, quedó la camioneta Jeep Compass. Quien la conducía era, supuestamente, Priscila Ramírez Platas, secretaria del titular de Seguridad Pública del gobierno veracruzano, Arturo Bermúdez Zurita. Dicen las informaciones que el “general” ordenó a su hombre de confianza, el mayor José Nabor Nava Olguín, acudir al lugar, borrar las huellas, planchar a testigos y prensa, lo que por supuesto equivale a violar la ley. Según lo publicado, Priscila Ramírez se caía de ebria. Viajaba con otra dama. Serían entre las 3 y 4 de la madrugada del 14 de mayo cuando se fue contra el muro de contención, en la avenida Lázaro Cárdenas, cerca de Las Ánimas, a unos metros del monumento a la Araucaria, en Xalapa. Todo quedó en la penumbra, oculto, bajo la alfombra. Pero algo pasó. Se filtraron las fotografías y se armó el escándalo. A ver. ¿No es éste el gobierno que encarcela personas, periodistas incómodos, como Maryjose Gamboa Torales, y les imputa estado de ebriedad, sin que sea cierto y sin que luego lo puedan sostener, tan sólo para mantener en la cárcel a sus adversarios? ¿Dónde está el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, que se ufana, que se jacta, que presume, que se pavonea que la ley se cumple y que quien la infringe se va a la cárcel, tratándose de quien se trate? “Culín” tiene un hueso duro de roer. Lo obliga la ley a indagar, a encausar penalmente a Priscila Ramírez, a llamar a cuentas al mayor Nabor Nava por andar alterando la escena de un hecho constitutivo de delito. Qué mejor oportunidad para Fis-culín de enfrentar a Arturo Bermúdez por cómplice, a la greña ambos por ser el consentido del gobernador Javier Duarte. Vaya mezcolanza, la tipa casi se mata y ellos entre que violan la ley para protegerla y que incurren en omisión de su deber legal...
¿Qué movió realmente a Flavino Ríos? Llamaba sin parar la mañana del miércoles 20 de mayo, insistente, incisivo. Pedía no difundir el secuestro de Jacqueline Rangel Cardoza. Esgrimía ante reporteros y medios que la seguridad de la dama estaba en riesgo. Y logró acallar a muchos. Un día después, el cerco estaba roto. Jaqueline Rangel fue interceptada por dos autos. Se la llevaron y nada se volvió a saber de ella, si está viva, si está bien. Cabildeó Flavino porque la dama es esposa de Ricardo Orozco Alor, su brazo derecho, su ahijado político, ex regidor en el ayuntamiento de Minatitlán, ex líder de la CNOP, ex director del ITESCO. Supuestamente por ello trató de contener la noticia. Supuestamente, porque hay versiones que apuntan a que lo hizo para amordazar a la prensa, que no se dijera que Veracruz es un desastre en seguridad, que la pandilla duartista no es capaz de cuidarse a sí misma, que les secuestran las esposas a los miembros del clan. Van 17 días. Nada hay sobre Jacqueline, plagiada el miércoles 20 de mayo en Minatitlán. Hay versiones que afirman que se perdió comunicación con los plagiarios. Y eso late mal...
¿Quién es ese funcionario, priísta, que disfruta un tórrido romance en Xalapa con una hermosa dama, que pasean, que conviven, que se demuestran amor? Muy su vida privada, pero que no lo hagan con cargo al erario público. Y luego salen a declarar que el gobierno de Veracruz no tiene recursos, y de ahí los adeudos con proveedores, adeudos con pensionados, adeudos con medio sector empresarial y salarios recortados al personal de confianza. Pero para los amoríos sí hay...
Que más de 60 elementos de Fuerza Civil han sido llamados a declarar en torno a los levantones ocurridos entre el 11 y 16 de mayo en Coatzacoalcos. Todos dicen que no fue la Fuerza Civil. Todos se dicen ajenos al hecho. Ejercicio ocioso, el interrogatorio sale sobrando cuando en cada patrulla hay un aparato GPS, un localizador que permite ubicar el lugar en que se halla la unidad, en el momento justo, con hora y minuto. Ahí debe constar si la Fuerza Civil tuvo que ver con los levantones de siete personas, dos de las cuales regresaron y no volvieron a hablar. Ahora que si no fue la Fuerza Civil, entonces hay patrullas clonadas y eso sería más grave...
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