* Deuda, violencia, asesinatos de periodistas, corrupción * Que el PRI pague el costo del repudio * Cae helicóptero del gober * ¿Accidente o aviso? * El desafuero de Renato * Barclay engañó a Holiday Inn *Rebelión empresarial contra Duarte * Marcha contra Bermúdez * ¿Por qué le dicen “El Caquero”?
Lo que sea es bueno para perder. Sea la deuda descomunal o el baño de sangre, sean los asesinatos de periodistas o la corrupción y la impunidad, sea su pleito con los Yunes rojos o con los Yunes azules. Lo que sea le viene a modo a Javier Duarte. Todo sea para ver perder al PRI.
Desdeñado por el priismo real, inventado por Fidel Herrera, su mentor y patrón, en una ocurrencia de consecuencias funestas, el gobernador de Veracruz no es de los que sientan al PRI en sus adentros, en su esencia, ni le importa. Lo ve como palanca de poder, arma para controlar el Congreso y para imponer alcaldes. Y hasta ahí.
Por ello va de tumbo en tumbo, Veracruz sumido en una crisis que no aminora, destrozadas sus finanzas pro una deuda impagable, cercana a los 100 mil millones de pesos, aunque el gordobés se excuse apelando a su propia contabilidad. No son 100 mil sino 44 mil. Vaya consuelo, pues en cinco años de desgobierno no le bajó un peso a la deuda heredada por Fidel y, en cambio la trepó hasta niveles de escándalo.
Su gobierno no camina. Veracruz vive una crisis social, derivada del estancamiento, de la falta de oportunidades, del empleo mal pagado, de la fuga de capitales o la suspicacia a invertir en una entidad donde quienes gobiernan debieran habitar en penales de máxima seguridad por ladrones y peligrosos.
Le irrita saberse señalado por la violencia y la criminalidad, el baño de sangre que es el cuento de nunca acabar, el sello de los narcos que convirtieron a Veracruz, desde la pesadilla fidelista, en santuario de Zetas, reducto de Golfos y tierra fértil de bandas que se disputan el territorio a punta de bala y masacre.
Hostil con la prensa, de comentarios ásperos e imprudentes, fue gestando un clima de represión silenciosa en los medios de comunicación, cómplices los dueños por recibir carretadas de dinero a cambio de callar la realidad de Veracruz, acotando a reporteros y columnistas que suponían que en la prensa dualista había cabida para el periodismo crítico.
Cuando mataron a los primeros periodistas, Javier Duarte no tuvo tiempo ni tino para reflexionar en el impacto que tendría aplicar una política de censura disfrazada, la mano de Gina Domínguez, su vocera, hablando a los industriales del periodismo, los dueños, para eliminar información punzante, los desatinos de la pandilla dualista, los excesos del gordobés, como aquel festejo con sus cuates de la Ibero, traídos en vuelo especial, hospedados en Howard Johnson, a todo lujo el paseíllo porque don Javier habría de deleitar a todos con su voz de pito en su primer Grito de Independencia.
Murieron Milo Vela, Yolanda Ordaz, Regina Martínez. Murieron muchos más. Fueron ejecutando a un sector de la prensa crítica, amenazando a otros, provocando el exilio, huyendo tras las amenazas de agentes policíacos, vestidos de civil, mientras el gordo de palacio disfrutaba el baño de sangre.
Encarceló tuiteros por difundir información que dijo Javier Duarte, provocó caos. ¿Y acaso el caos que él ha generado en Veracruz no ha sido infinitamente mayor? Si ese es el criterio, hace tiempo que debió estar confinado a una celda de castigo en cualquier penal de la entidad.
“Fuiste tú”, le dijeron tras la muerte de Rubén Espinosa Becerril, fotoperiodista de Proceso, Cuartoscuro y AVC. “Duarte Asesino”, le gritaban en las calles, enardecidos los comunicadores ante el asesinato en el DF, donde se exilió, en un departamento de la colonia Narvarte, torturado, ejecutado junto con Nadia Vera, antropóloga y activista social, quien también protestaba en marchas callejeras, quien advirtió que si algo le ocurría el responsable sería Javier Duarte.
Nadie calienta su propia hoguera, se mete en ella y se quema sin piedad. Javier Duarte sí. Reprimir periodistas, consentir agresiones, censurar las voces críticas y finalmente llamarles “manzanas podridas”, recomendarles que se se “porten bien”, decirles que son expresiones de la delincuencia y que están ligados a la mafia, lo llevó a un escándalo internacional, repudiado y condenado por todos, señalado de haber gestado el estado más peligroso para ejercer el periodismo.
Veracruz tiene un gobierno corrupto. Su fama es deplorable. Presumen sus fortunas quienes integran el primer círculo del duartismo, con mansiones, autos, viajes, viejas y viejos, en el peor episodio de impunidad y descaro que le haya presenciar a los veracruzanos.
Ahora es el pleito con los Yunes. Se distancia de Pepe Yunes Zorrilla, el senador por Perote, porque no le garantiza protección y complicidad si lo releva en el cargo.
Negocia con Héctor Yunes, el otro senador por Veracruz, y termina rompiendo cuando éste anuncia que si llega al gobierno de los dos años, encarcelará “peces gordos”. Javier Duarte le obsequia una caña de pescar y le recomienda que pesque a sus parientes del PAN, Miguel Ángel Yunes Linares y sus hijos.
Yunes Linares lo barre cada vez que tiene oportunidad. Si no es la corrupción y la deuda son los 2 mil millones de pesos que le debe a la Universidad Veracruzana. Dimensional el caso. Lo trepa a niveles nacionales. Todo mundo lo exhibe y finalmente cede el gobernador ante la rectora Sara Ladrón de Guevara.
Hoy arremete contra el alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez, instando a que un grupo de diputados locales lo denuncien por enriquecimiento ilícito, por construirse una mansión de 30 millones de pesos que no corresponderían a sus ingresos de 2004 a 2010.
La patraña es total. Pero Duarte sigue ahí, abriendo frentes como nadie más, trabado en sus rencores, casado con la idea de que quien manda, manda, y si se equivoca vuelve a mandar.
El costo político es altísimo. No lo pagará él. Lo pagará el PRI, pues Javier Duarte construye el camino para la derrota de “su” partido en 2016.
Archivo muerto
¿Se desplomó o lo sabotearon? Fluye la incógnita tras la caída del helicóptero del gobierno de Veracruz en Dos Ríos, municipio de Emiliano Zapata, a unos metros del aeropuerto El Lencero. ¿Se desplomó o lo sabotearon? Murieron ahí dos pilotos, David Barrera y Fausto Calderón, y una versión asegura que cayó en zona habitacional. Ocurrió a las 19:15 horas de este martes 6, cuando la nave Bell 430, matrícula XC-VER, cayó a tierra, provocando un incendio y la muerte de sus únicos tripulantes. ¿Se desplomó o lo sabotearon? Relata la periodista Claudia Guerrero Martínez que ese helicóptero “estaba asignado al uso exclusivo del gobernador del estado Javier Duarte de Ochoa”, quien de inmediato tuiteó el suceso y lamentó la muerte de sus “dos compañeros”. ¿Es accidente o es aviso para el peor gobernador de México, incontrolable el gordobés, que cree que puede manejar la sucesión estatal, aún por encima del PRI y de Los Pinos?…
Llega el fuego al Congreso de Veracruz. Uno de los suyos, el diputado “aviador”, Renato Tronco Gómez, debe ser desaforado y enfrentado a la justicia. Se le acusa de la autoría intelectual del crimen del ex regidor panista Alfredo Pérez Juárez, ocurrido en junio de 2006, tal como consta en el expediente integrado por la Procuraduría de Veracruz desde los tiempos de la fidelidad, cuando Fidel Herrera Beltrán gozaba de la “plenitud del pinche poder” y encubría a Renato Tronco, ex alcalde de Las Choapas, en cuya primera alcaldía ocurrió en asesinato. Convertido al fidelismo, Tronco se alejó del PAN y se sirvió del PRI, enriqueciéndose de manera brutal, descarada, imprudente, mientras a sus enemigos y críticos los apaleaba. Su caso fue archivado, pero una resolución de la Sala Constitucional ordena que sea encausado penalmente. Este martes 6, el fiscal “Culín”, alias Luis Ángel Bravo Contrera, solicitó que el Congreso proceda al juicio para retirarle el fuero y así pueda ser juzgado. Y de veras Renato creyó que Fidel y Duarte eran sus amigos…
Manuel Barclay engañó a Holiday Inn. Nunca le dijo a sus ejecutivos que construirían en zona de riesgo, cerca del mar, quizá algún día alcanzados y cubiertos por las aguas del Golfo de México. Era entonces titular de INVIVIENDA, operador inmobiliario de Fidel Herrera Beltrán, vendedores —¿o traficantes?— de las reservas territoriales del gobierno de Veracruz, de las que no quedó nada. Auspició y defendió la venta del predio a Holiday Inn, vía una empresa filial. Violaron un amparo, Barclay y Fidel, que impedía cualquier acto de gobierno sobre un predio que tenía —y tiene— dueño. Y hoy, cinco años después, convertido en director general de Reordenamiento Turístico Sustentable de la vilipendiada Secretaría de Turismo del gobierno de estatal, dice don Manuel que después de 2015 no se podrá construir en una franja de 100 metros cercanos a la playa por ser zona de riesgo. Quedará ociosa, sin uso, la franja entre el malecón de Coatzacoalcos y el mar, pomposamente llamada la zona hotelera. Más aún, las construcciones tendrán que ser reubicadas, según Andrea Bolongaro, directora de la Academia Nacional de investigación y Desarrollo. Qué tomadura de pelo para la cadena Holiday Innn. Fidelismo puro…
Rebelión empresarial en Veracruz. Se oponen las cámaras patronales al incremento del impuesto del 2 al 3 por ciento a la nómina de las empresas, hartos de las tretas legaloides del desgobernador Javier Duarte y de la pretensión de usar esos recursos para pagar deuda, contraviniendo y violando el artículo 73 de la Constitución Política de Veracruz. Instan a los diputados en el Congreso estatal a no aprobarlo, aunque es sabido que la borregada priísta y sus satélites aliados carecen de voluntad, maiceados por el gordobés, sometidos por razones de peso y de pesos. Aunque es inminente que se aprobará el incremento al impuesto, queda patente el repudio de los empresarios a Javier Duarte, quien a diario abre frentes y provoca la condena popular…
Hoy, marcha contra Arturo Bermúdez Zurita en Coatzacoalcos, por la violencia, por la inacción, por la complicidad, porque “Veracruz está en llamas” y algo ata al gobernador Javier Duarte que no sabe, no puede o no quiere deshacerse del general de cero estrellas, titular de la Secretaría de Seguridad Pública. Le reclaman la oleada de asaltos, levantones, crímenes y que haya faltado a su palabra de llegar a Coatzacoalcos mes con mes a evaluar. Dice Rodolfo Zapata, quien convoca a marchar, que Bermúdez Zurita, por ineficiente, se debe ir…
¿Por qué a Esteban le dicen “El Caquero”, mote que le viene de sus días cerca de Marcelo, en Xalapa, cuando aspiraba a ser parte de la corte, enviado luego a demostrar, en Coatzacoalcos, que algo había aprehendido, más allá de su condición de escort del patrón?…