* Sabotea a Beltrones * Quiere diputaciones y el Congreso estatal * Líderes priístas amagan con boicotear el consejo político * Duarte, solo y acorralado * Cheetos y X-Box en vez de gobernar * PRD: la alianza con el PAN va * Fundación Theurel: logo plagiado
Con tufo a soberbia, y más a alcohol, la petulancia en las entrañas, Alberto Silva Ramos dice que será líder del PRI en Veracruz, así lo repudie el priísmo, en un ardid más de Javier Duarte para imponer sucesor o regatear diputaciones y el control del Congreso estatal.
¿Perdió el juicio Javidú, diría Claudia Guerrero? Por supuesto.
Postula el gobernador a “El Cisne”, quizá la peor de las manzanas podridas del duartismo, el que se embolsaba las ayudas a los periodistas, entonces vocero del desmangüile estatal, sempiterno ojo alegre, las novias de ocasión, el catrín de Twitter, que ahí, donde todo es fácil porque con dinero se plancha todo, resultó un fiasco.
“El Cisne” encona a los priístas porque méritos no los tiene, ni talento, donde el déficit es mayor. Le sirve a Duarte para descarrilar a los Yunes rojos, o por lo menos a replicar, y contaminarle el proyecto a su líder nacional, Manlio Fabio Beltrones Rivera, Don Beltrone, lo que de suyo es peligroso y quizá mortal.
Han pasado dos días. Filtrada la versión de que Silva Ramos pasa de la diputación federal al PRI veracruzano, luego confirmada por el mismo Cisne, la reacción no sólo atañe a Héctor Yunes Landa y José Francisco Yunes Zorrillo, los senadores por Veracruz.
Se sacuden los priístas. Amagan con desairar el consejo político del PRI el próximo domingo, donde supuestamente se entronizaría al pedante Silva, evidente la estrategia de que no hay consenso a las locuras de Javier Duarte y que si sabe contar, que no cuente con los santones del priísmo.
Ha provocado, pues, una crisis en el PRI con una jugada de última hora, postulando al más identificado con el duartismo, cuya arrogancia insulta y cuyos desplantes lo han convertido en el intratable de la familia priísta.
Hay condiciones para un boicot. Lo deslizan líderes de corrientes priístas de peso significativo. Lo dice el portal Al Calor Político, en su sección “Corazonada”:
“No sólo es la rebeldía en Héctor Yunes Landa que ahora va contra toda decisión política estatal, sino que hay otros actores políticos que están mostrando su inconformidad en contra de la aparente decisión de que el diputado Alberto Silva Ramos asuma la dirigencia estatal del PRI, debido a que no se han explicado las razones por las cuales lo hacen viable para ese cargo. En la misma tesitura está el otro senador, Pepe Yunes Zorrilla
“Por eso comienzan a hablar de que podría (debería) aplazarse su toma de posesión y no consumarse el próximo domingo 18. Además, algunos distinguidos priístas estarían manifestando su rechazo a esa posibilidad, por lo que se esperaría: una rectificación o una operación planchado.
“Por lo pronto, exdirigentes del PRI como Carlos Brito Gómez, Gonzalo Morgado Huesca y hasta Amadeo Flores Espinosa no están dispuestos a asistir a la toma de posesión, en las condiciones actuales”.
Descarrilado desde hace tiempo, perdido, Javier Duarte tiene claro que la sucesión no está ya en sus manos. Inflaba al principio a Salvador Manzur Díaz, ex titular de Finanzas y Planeación, ex alcalde de Boca del Río, pero un video en que fueron sorprendidos los mapaches urdiendo cómo robarse los programas sociales, lo dejó fuera de toda posibilidad.
Su orta carta es “El Cisne”, así sea un indeseable, sin carisma, engreído, pero cuya capacidad para ejercer el poder se vio reducida a nada, pasado por dos cargos que sirvieron de filtro: la Coordinación de Comunicación Social de su gobierno y la Secretaría de Desarrollo Social estatal.
Fue un fiasco en ambas. Le quedó ir por la diputación federal por Tuxpan, que compró como hizo con la alcaldía, a la cual le dejó una deuda descomunal y un juicio fallido con el IMSS.
Ahora lo usa Javier Duarte. Lo de menos es que sea el nuevo líder estatal del PRI. Desde ahí no será candidato a la gubernatura de Veracruz y en el eventual caso de lograrlo, seguro lo despedaza Miguel Ángel Yunes Linares en los comicios de 2016.
Por “El Cisne” no apuestan ni en sus casas. Entre el duartismo, sólo Gabriel Deantes lo supera en cuanto a repudio. De Gabriel Deantes lo menos que se dice es que debiera el candidato… pero a la prisión.
Lo que se trae Javier Duarte es el Congreso de Veracruz. Quiere a Silva Ramos en el PRI para el regateo de candidaturas a la diputación local, para las comisiones en la Legislatura, la de Hacienda, la de Vigilancia, la de Desarrollo Social y la joya de la corona: la coordinación de la fracción priísta.
En la apuesta del gobernador se trasluce el miedo al futuro. Sabe Javier Duarte lo que implica el odio entre los priístas y más aún, el del panista Miguel Ángel Yunes Linares, cuya promesa es corretearlo, apresarlo y refundirlo en una prisión, como será.
Mete Javier Duarte a los priístas en su juego, pese a su precaria habilidad política, porque no hay uno sólo que dé el manotazo, que lo cerque, que le marque el límite de sus alocadas decisiones.
Lo reprueban en silencio y salvo Héctor y Pepe Yunes, nadie levanta la voz. A los senadores del PRI los afecta y los agravia. Les complica el camino a la candidatura pues no es lo mismo acordar con un líder estatal neutral que con el delfín del duartismo.
Queda saber si Javier Duarte tiene las agallas de increpar a su líder nacional. Queda verlo imponiendo a Silva Ramos a contrapelo de Beltrones, marcando su territorio, reclamando que así sea un caos financiero y la tierra de los Zetas, Veracruz es suyo.
En cuestión se verá si el priismo cuenta con la fórmula para desactivar la bomba armada por el gobernador o si el neófito en lides políticas, incipiente experimento de Fidel Herrera, se impone, convierte a “El Cisne” en candidato o los obliga a entregarle el control del próximo Congreso de Veracruz.
Por lo pronto, el petulante Cisne, con tufo a soberbia, y a más a alcohol, es usado para doblare la mano a Don Beltrone.
Vaya osadía.
Archivo muerto
Solitario, saturado de comida chatarra, Javier Duarte vive la soledad. Ya no gobierna. Se refugia en Casa Veracruz o se lanza a Córdoba. Alejado de todo y de todos, hace lo que mejor le sale: echar mano del videojuego. Es su evasión al caos que provocó en Veracruz y que, según él, tiene que seguir. En automático camina el gobierno de Veracruz mientras el solitario de palacio sólo de palabra promulga su existencia, ajeno que políticamente ya está muerto. Se va, dice el cordobés, en noviembre. Sí, el 30 de noviembre de 2016. Se ufana y se burla cuando el burlado es él. Sí, formalmente, deja en esa fecha el poder aunque hace años que dejó de gobernar y quizá nunca lo hizo. Tomó acciones que se tradujeron en el desastre que hoy vive Veracruz, y eso no es gobernar: la deuda disparada a las nubes, 80, 90, 100 mil millones de pesos; la violencia y el baño de sangre, metida hasta el cuello su policía; la desigualdad, la pobreza, municipios veracruzanos entre los que predomina la miseria; la pandilla corrupta y la impunidad en que se cobijan sus cómplices, y la ira descompuesta del que deambula entre la locura y el berrinche. Qué patético es Javier Duarte, desgobernador de Veracruz. Prefiere los Cheetos y el X-Box que cumplir con su obligación legal…
Dirimen los perredistas su suerte en noviembre. Van por una alianza amplia en Veracruz, con el PAN, con las militancias de AVE, PT y Movimiento Ciudadano, pues si Alfredo Tress, Dante Delgado y Fidel Robles no aceptan, trabajarán con sus bases. Apuestan a ser gobierno en 2016, con la venia de los Chuchos, los mandamases del perredismo, sin el riesgo de ver partido su consejo estatal, sin dos dirigencias, creyéndole a Javier Duarte que les iría mejor con él. Una vez que el Instituto Nacional Electoral resuelva la modificación a sus estatutos, la alianza va. Seguro su candidato será Miguel Ángel Yunes Linares y así, ni fidelísimas, dualistas, yunistas rojos, alemanistas y demás corrientes, unidas todas, podrían retener el gobierno de Veracruz para el PRI…
Plagian un logo; lo cambian. Usurpan funciones de la Jurisdicción Sanitaria y se justifican. Lo que deja de hacer el ayuntamiento de Coatzacoalcos lo llena la Fundación Theurel. Destila cinismo el binomio Marcos Theurel-Lupe Félix, que en sus días de poder saquearon las arcas, derrocharon inflando la imagen de la esposa del entonces alcalde de Coatzacoalcos, incurrió Marcos en un sobregiro de 204 millones de pesos, asignaron obra a socios, cuates y empleados, incluso ilegalmente pues no eran parte del Programa de Obra Anual. No procesan que el repudio hacia Lu-pilla es general y que no es con una simulación, fumigando para combatir el dengue, como se pueden ganar adeptos. Brinca en las redes la Fundación Capone y se le arma porque el logo que exhibe es un plagio a la agrupación de taxistas que encabeza Eusebia Cortés…