* El fraude electoral, en la agenda del gober * Más créditos para pagar deuda * Otro engaño de Javier Duarte * La conferencia de Yunes Linares * Los desfiguros de Fidel * Que se vaya el “general” Bermúdez * El “Tomate” y su hermano Kevin * Horario estelar y salario de lujo
Javier Duarte no gana elecciones, se las roba. “No he perdido una”, presume. Y en la próxima, al de gobernador y Congreso de Veracruz, va a “arrasar” porque “el control lo tengo yo”. Pobre tipo. No distingue la realidad de la ficción. Cree que el fraude electoral es virtud.
Habla como si flotara. Desvaría al describir el escenario electoral de 2016, como si su partido, el PRI, fuera un mármol, sólido, la maquinaria que arrasa, la unidad que asombra.
Pontifica y deslumbra, mágica su sabiduría política frente a la vieja guardia del PRI que lo escucha y le sonríe con la expresión del que dice que sí, pero piensa que no.
Sapientísimo Javier Duarte, habló ante ex dirigentes del PRI, militantes de prestigio, periodistas, funcionarios del gobierno de Veracruz. Les contaba el sábado 17 que ya definió el rumbo de la contienda por la minigubernatura de dos años porque “el control lo tengo yo”.
Y les dijo que habló con Manlio. Así, de tú a tú, bien tuteado el líder nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones Rivera, pudiendo dormir tranquilo pues Veracruz y su futuro político están en manos del gordobés.
Menos mal. La crisis del PRI no es real. El pleito con los Yunes rojos, cuando menos con el senador Pepe Yunes Zorrilla, no es real. El repudio de los ex líderes estatales del PRI hacia Alberto Silva Ramos, alias “El Cisne”, no es real.
“Se lo dije a Manlio, se lo dije al Presidente: no he perdido una, con la elección del próximo Congreso voy a arrasar. Mi candidato, no tengo, va a ser el que esté mejor posicionado”, reseña el columnista Arturo Reyes Isidoro en su Prosa Aprisa.
Dijo más barbaridades Javier Duarte en ese desayuno en que hizo gala de insolencia. No sólo fue a la casa del ex dirigente priísta, ex diputado federal y local, ex secretario de Gobierno, ex alcalde de Coatzaoclacos, Carlos Brito Gómez. No, lo fue agraviar.
En su casa y en su cara, le expresó el gordobés que ellos —Brito, Gonzalo Morgado Huesca y Amadeo Flores Espinosa— podían tener su posición definida en contra de la llegada de Silva Ramos al PRI, pero que son sólo tres votos de nueve. Y es que saben qué, “el control lo tengo yo”.
“Estoy seguro —agregó— que tanto Amadeo Flores como Gonzalo Morgado y como don Carlos Brito, independientemente de su opinión en un plano personal, como expresidentes militantes habrán de darle el aval a Alberto Silva para que sea presidente, porque son institucionales y porque son las reglas del juego.
El gobernador en turno (el que venga) habrá de poner a su presidente (de partido) y a su gabinete porque así es la historia”.
Pieza para el Instituto Nacional Electoral. “El gobernador en turno (el que venga) habrá de poner a su presidente (de partido) y a su gabinete porque así es la historia”.
Pero diría más: “En el momento en que el Presidente determine que sea Pepe, o quien sea, todos debemos unirnos con él plenamente. La decisión no depende de mí. No habrá ningún veto, el único Beto es Silva, no tengo ningún veto”.
Reseña Reyes Isidoro:
“ ‘Porque si pensáramos iguales seríamos como unos zombies, pero somos un solo partido y vamos en un mismo proyecto: que el PRI continúe en el Gobierno’.
“Insistió en que si hay división hay riesgo de perder. ‘Lo único que tenemos que mantener es la unidad y en este sentido el que es factor de unidad es el Gobierno de Veracruz. Golpear a la institución es un acto de sabotaje político. Se ha criticado mucho mi manera de ejercer el Gobierno, pero todo me ha salido como lo he planeado, no he perdido ninguna (elección)’.
“Fue cuando señaló que ‘es un proyecto y no es ocurrencia. Les demostré mi fuerza política, que lo que me propongo lo cumplo y lo hago, paso a paso, a pie juntillas, ya lo demostré, el PRI va a ganar llueve o truene’. Por eso, agregó, se propone el fortalecimiento interno de su partido y la destrucción externa.
“ ‘Hay que hablar con hechos y no con palabras, definir una estrategia, y la he venido definiendo y la he cumplido paso a paso. Alberto viene a concretar parte de esa estrategia que viene desde el 1º de enero de 2010’, que tiene como objetivo acabar con la oposición antes de que comience la elección, ‘antes de que lleguen’ ”.
Será paranioa, será soberbia, Javier Duarte se asume como factor de unidad. Y “golpear a la institución es un acto de sabotaje político”.
Amedrenta, pues, Javier Duarte en casa ajena, él que ha sido un desastre institucional, endeudador empedernido, cuyo gobierno, el “factor de unidad”, protagoniza el mayor escándalo de saqueo a las arcas, la impunidad de los delincuentes, la marginación de los grupos priístas, golpeados a mansalva desde Casa Veracruz.
Se ufana y se tutea con Manlio. Y con Peña Nieto también. Les dice que gana todas, que no pierde nunca, que en sus manos, el PRI seguirá gobernando Veracruz.
Desató una tormenta cuando intentó imponer a Alberto Silva en la presidencia del PRI, sin que su entonces líder, Alfredo Ferrari Saavedra aún no renunciaba al cargo. O sea, violación a los estatutos del PRI. Y así habla de unidad, torpedeándola.
Lo cierto es que Javier Duarte no gana elecciones, se las roba. La de 2010 fue su mayor expresión, pillados Fidel Herrera, su padrino, entonces gobernador, y él en una conversación donde era instruido a disponer de 10 millones de pesos para apuntalar la campalña del candidato a diputado por el distrito 30, Renato Tronco Gómez.
Tres años después, el derroche marcó la campaña priísta. Fluían los recursos para los beneficiarios de los programas sociales, los adultos mayores, Oportunidades, Pisos y Techos Firmes. Era el robo de los programas federales, tal como se aplicó el proyecto G-5 que lo convirtió en gobernador de Veracruz.
Presume Javier Duarte que él gana elecciones. ”No he perdido una”, dice. Y asegura que va a “arrasar” en la contienda de 2016. Así se lo prometió a Manlio y a Peña Nieto
Lo que es robarse la elección y creer que la ganó.
Archivo muerto
Son tres créditos más. Suman más de 21 mil millones de pesos, dizque para pagar la deuda fidelista, para borrar las huellas del gran peculado, pero sobre todo para mimetizar las acciones que sus días de secretario de Finanzas, Javier Duarte tomó. No es rescate financiero. Es la misma gata nomás que aduartada. En las próximas horas lo aprobarán los legisladores cómplices —priístas y satélites— a solicitud del desgobernador de Veracruz. Se pagarán los 21 mil 700 millones de pesos afectando las participaciones federales de 2016 y con ello, supuestamente, se liquidará el 90 por ciento de la deuda que heredara Fidel Herrera Beltrán a su pupilo Javier Duarte. Suena a transa. Refieren los especialistas, uno de ellos el economista Hilario Barcelata, que se afectará el 25 por ciento de tres fondos federales, lo que ni en sueños soporta el monto de los tres créditos. Paga la deuda fidelista pero suma esos 21 mil 700 millones de pesos a la deuda duartista. Y hay más. Cocina el gordobés un cuarto crédito, que “no se sabe a cuantos años se pagará”, dice el subsecretario de Sefiplan, Arturo Jaramillo Díaz de León, pero que tendrá como garantía el impuesto del 3 por ciento a la nómina de las empresas. Muchos números y poca credibilidad. En los tiempos que están por venir, lo menos que piensa es que los 21 mil millones y lo que importe el cuartro crédito serán para operar el fraude , comprar la elección de 2016 y mantener a la pandilla duartista en el poder…
Sábado azul. Llegan a Coatzacoalcos Miguel Ángel Yunes Linares y su hijo Fernando Yunes Márquez. Dictará una conferencia el diputado panista, que seguro tendrá carga pesada, señalamientos hirientes, cifras reveladoras, datos sobre violencia, narco, impunidad, complicidad, el aparato de justicia al servicio de la delincuencia en Veracruz, Fidel Herrera y sus desfiguros porque no se recuerda que a un cónsul mexicano lo hayan tildado de narcopolítico y que la prensa del país anfitrión le dé una felpa fenomenal. Fidel y Javier Duarte en la dinámica del narco y también de la quiebra financiera, el saqueo descarado, el ir y venir de millones y más millones sin rendir cuentas a nadie, mientras millones de veracruzanos carecen de todo y se sumen en el rezago y en el olvido. Yunes Márquez será quien tome la protesta a la nueva directiva de Llave Ciudadana, ahora presidida por Rafael Abreu. Convocan los panistas, pero también grupos del Partido de la Revolución Democrática que ya trabajan en la propuesta yunistas para contender en alianza —y si no cuaja el acuerdo PAN-PRD, con sus estructuras— por el gobierno de Veracruz…
Mínimo que se vaya el “general”. Le dicen a Arturo Bermúdez Zurita que deje la seguridad de los veracruzanos en manos de quien si sepa, quien no tenga compromisos con el hampa, quien tenga estrategia para frenar el baño de sangre, las ejecuciones, el secuestro, la extorsión, la trata de mujeres. Le imputan al “general” de cero estrellas que llegue a las mesas de seguridad con poses de divo, que insulte a su personal, que los sobaje y los humille, sólo para simular que lo irrita tanta y tanta muerte, tanto y tanto dolor. Lo confrontan los abogados, los empresarios, la izquierda, los universitarios, la prensa crítica. Y aún así, avanza el proyecto para convertir al “general” Bermúdez en diputado local. ¿Quién votará con el artífice de una policía inodada en secuestros y tortura, en el levantón y asesinato del cantante Gibrán porque le bajó a la novia al hijo del “general”? ¿Quién?…
Peor aún. No es un sobrino al que Sergio Rodríguez, alias “El Tomate”, insertó en la nómina de Acción Social Municipal. Es su hermano Kevin Rodríguez, con horario estelar, de 9 de la mañana a 12 del día, tres horas porque el joven se tiene que marchar a la escuela. Acude de lunes a viernes, a diferencia del personal que así sea en su día de descanso o en día de asueto. Según un insider, su salario es de 5 mil pesos quincenales, 10 mil al mes. A la secretaria que trae hipnotizado al director de Acción Social, se le ve más en el auto del “Tomate”, que en su espacio laboral. Ah, y también tomándose fotografías con regidores y directores de área durante el Mosaico de Culturas, y pidiéndoles su cuenta de Facebook. ¿Cómo entender que se hable de austeridad, de recorte de gastos, de administrar mejor los recursos en el ayuntamiento de Coatzacoalcos, si quienes no trabajan o trabajan cuando quieren, tienen asignado un salario que, mínimo, ofende al resto del personal? Bendito nepotismo…