Decrépito, Flavino Ríos Alvarado ya no sabe mentir. No ve la violencia, ni la saña, ni el odio con que se agrede a la sociedad. No ve a los porros que atacan maestros, que patean periodistas, que transgreden la ley.
Disculpa el secretario de Gobierno de Veracruz a las hordas que arremeten contra el magisterio disidente, el que rechaza el proceso de evaluación que emana de la reforma educativa porque lo sienten lesivo, porque, aducen, agravia sus derechos laborales, porque lo usa el Estado para eliminar a los enemigos del peñanietismo.
No había elementos de civil, dice Flavino Ríos, en alusión a los porros que se mueven entre la policía, golpeadores con objetivos claros, instruidos para reventar protestas, para lanzar ataques hasta romper las filas de los maestros.
Necio, Flavino Ríos sostiene que esos no son policías. Pegan, sí, pero no son policías, porque ese día, el 21 y 22 de noviembre, nadie, ningún policía vestía de civil, mientras se realizaba la evaluación magisterial y afuera de los recintos, en Xalapa y en Veracruz, el magisterio disidente embestía para reventar el examen.
Porros no había. Halcones tampoco. Pregona Flavino Ríos que se deberá investigar a los agresores y que se les sancione, como si la razón estuviera muerta y las imágenes difundidas en medios de comunicación y redes sociales no dieran una idea clara, dramática, vergonzosa, del ataque del grupo de golpeadores contra maestros y periodistas.
Sus palabras son la expresión misma del cinismo duartista:
“Vamos a hacer una investigación exhaustiva, vamos a hacer una investigación completa, (…) dejemos que sea la investigación la que nos permita actuar con mucha seriedad y mucha responsabilidad y sancionar a aquellos elementos de la fuerza publica que se hayan excedido”.
A sus años, el viejo hernandezochoísta, hoy salvavidas político de Javier Duarte —si es que Flavino aún se puede salvar a sí mismo—, acude a la falacia y la negación de la realidad.
Dice que sí, que habían infiltrados, y que pegaban, y que infundían temor. Eran los infiltrados en las filas del Movimiento Magisterial Popular Veracruzano. O sea, los porros fueron contratados por sus propias víctimas. Cinismo puro.
Hace tiempo que Flavino Ríos perdió el estilo. Sucumbe al tiempo, al desgaste propio de la política, a la erosión de la inteligencia cuando la represión no tiene explicación, menos justificación.
Tiene una más el secretario de Gobierno del duartismo: los infiltrados, los golpeadores, estaban en las filas del magisterio disidente y pretendían reventar el examen de evaluación.
Repite Flavino a Javier Duarte. O quizá aprende del gobernador. Que en lo sucesivo, los periodistas que cubran la evaluación se acrediten ante la autoridad para evitar que los agredan los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno de Veracruz.
Hace Flavino Ríos una copia fiel del discurso de Javier Duarte. Es el maestro secundando al alumno. Que la prensa se acredite para no recibir paliza, que los maestros ya no lleven porros para que nos los agredan, que se ciñan a las reglas, que la evaluación va porque va.
Le faltó decir que la evaluación con sangre entra, en la lógica de Aurelio Nuño Mayer, el secretario de Educación Pública que más bien parece el secretario de Seguridad Pública Federal.
Es la lógica de Flavino, embustero, que criminaliza al maestro y que justifica el halconazo de Xalapa y Veracruz.
Lo contradicen los videos que son difundidos desde el día en que el duartismo desata la represión contra la disidencias magisterial y que evidencia la proclividad de Javier Duarte por la sangre, el instinto represor, la encarnación de Francisco Franco, el dictador español.
Ahí no hay duda. Decenas de videos muestran a los halcones entre las infanterías de la policía estatal, la Fuerza Civil, los grupos antimotines. Caminan entre los policías, emiten órdenes. En un momento, pasan al frente. Observan a los maestros. Caminan hacia ellos. Corren tras ellos. Los alcanzan. Los agreden.
Tratan a golpes a periodistas que cubren la información, que registran en sus videos y cámaras fotográficas la represión duartista. Los despojan de sus equipos. Los golpean a mansalva. Y dice Flavino Ríos que los golpeadores eran infiltrados que se movían en las filas magisteriales.
Lo que es la senectud política.
Archivo muerto
Cáustico, el “general” Arturo Bermúdez la vio incorporarse al evento cuando ya todos estaban ahí. “Llegando tarde, diputada Mónica. No me diga que anda cruda”, le dijo el secretario de Seguridad Pública de Veracruz. Y no paró. Dio el arranque a las “nuevas” unidades de Tránsito en Coatzacoalcos y se la volvió a topar. “¿Una chelita?”, le expresó, hiriente. Mónica Robles de Hillman si acaso esbozó una sonrisa, quizá una mueca. Siguió la entrega de patrullas, que nada tienen de nuevo. Son modelos viejos, con la huella del tiempo y el maltrato en su lámina, una con 240 mil kilómetros. A la caza del “general” iba la prensa. Y Bermúdez hablaba justificando semejante embuste. Otro sector de la prensa iba tras Mónica Robles, la diputada por Coatzacoalcos, LadyCruditas desde que se le salió decir “se nota que estoy un poco cruda hoy” cuando concluía su intervención en el Congreso, justamente ante Bermúdez, con una pregunta que no gustó al titular de Seguridad, el día que compareció ante diputados en la Glosa del Quinto Informe. “Jefa”, le decían sus reporteros con doblez, como si en vez de asalariados fueran esclavos. Y la jefa habló, oronda pues un grupo de taxistas la aclamaba por el incremento de cinco pesos a la tarifa oficial en Coatzacoalcos. O sea, Bermúdez ordena el evento, lo refuerza el alcalde Joaquín Caballero y Mónica Robles se lo quiere agandallar. “No me diga que anda cruda”, le decía Bermúdez Zurita a Mónica Robles e ipso facto se le iban los esclavos de la diva de la succión en los portales en internet. Enterado de la reacción, camino a casa, Bermúdez gozaba. Dio el dardo en el blanco. El recordatorio de una mega cruda bien vale una madriza…
Crisis de comunicación en palacio de gobierno. Javier Duarte afirma y sus subalternos lo desmienten. Decía el gober que el ex secretario de Salud, Juan Antonio Nemi Dib, no había presentado denuncia alguna por irregularidades, corrupción y venta de plazas, y lo contradice el contralor Ricardo García Guzmán, quien sostiene que sí. Asegura el gobernador que de 3 mil maestros 2 mil 500 presentaron su examen de evaluación en las sangrientas jornadas del 21 y 22 de noviembre; sus voceros deslizan que se evaluó el 70 por ciento de los mentores. Lo desmiente la secretaria de Educación, Xóchitl Osorio, al afirmar que sólo se evaluó el 48.5 por ciento de los maestros. Pobre gordobés. A un jefe le mienten y lo exponen al ridículo cuando da muestras de que su poder agoniza…
¿Quiénes son esos dos regidores del ayuntamiento de Coatzacoalcos, que metieron mano en el caso Gersaín Hidalgo, acusado de provocar daños en un accidente vehicular, con orden de aprehensión encima, amparado para evitar ser detenido, argumentando que Tránsito, el Ministerio Público y el mismo agraviado tienen identificado a quien provocó el percance, y así consta en actuaciones judiciales? Hubo recomendación de un regidor, previo pago, en un Ministerio Público. Otro de los regidores ocultó una prueba gráfica que sería contundente para esclarecer si el líder los empleados municipales conducía el vehículo o no, si lo abandonó, si caminaba con dificultad, presumiblemente por los efectos del alcohol. Ambos regidores, compañeros de cabildo de Gersaín Hidalgo, tienen especial interés en verlo tras las rejas. ¿Por qué? Otra versión establece que los agentes ministeriales que interceptaron a el regidor Gersaín Hidalgo con fines de detención, a bordo de cuatro automóviles, en un férreo operativo, se hacían acompañar de un pull de periodistas para documentar el arresto, el traslado y el encierro en el penal Duport Ostión. ¿Quién operó la cobertura de prensa desde palacio municipal? Tormentoso, acusado de ser un cacique, más que un líder, Gersaín Hidalgo protagoniza un episodio inédito. Se lo están comiendo desde el interior del cabildo. Lo quieren fuera del Partido Nueva Alianza y lo quieren fuera del sindicato. Hay más…
Se casa Keren Prot. Se casa la agente municipal de Villa Allende. Al estilo Marcos Theurel-Lupe Félix, habrá doble boda: una para la sociedad y la familia política, y otra para el pueblo que la sigue. No niega su esencia. Fan de Lu-pilla Félix, a quien sirvió y sirve, Keren Prot quiere casarse y que el festejo evoque aquel episodio en que Marco Cesar Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”— y doña Guadalupe Félix Porras unieron sus vidas con tremendo bodorrio en Coatepec, de pipa y guante, y luego el de las bases del PRI, las promotoras vestidas de largo a mediodía, maquilladas hasta lo simpático, el baile en el piso de tierra. Sólo faltaron Regino Burrón y Borola Tacuche…
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