* En San Julián, los puros y los ratas * Comiendo en el mismo plato, lo senadores y el gobernador * Don Beltrone y la unidad priista * Acuerdo tipo mafia * Javier Duarte contaminó a Pepe * Descomunal acarreo al informe del senador * ¿De qué se ríe la rectora? * Seguro ya pagó el gobierno a la UV
Comen en el mismo plato los puros y los rufianes, los que prometen cárcel y los que han saqueado a Veracruz, los justicieros y los que auspiciaron el baño de sangre, los amigos de la ley y los cómplices del narco, los sin mancha y los capos de la mafia. Es la unidad del PRI.
Se sonríen, se abrazan, se ensalzan. Orbitan en torno a Don Beltrone, su líder nacional, que ese día, en San Julián, el rancho, el feudo de los Yunes de Perote, dirige el cónclave de los sapos digeridos sin hacer mueca, ahí los enemigos literalmente a muerte, sí, a muerte, ocultando su odio, simulando amor.
Pepe Yunes Zorrilla es el anfitrión. Convoca pero sin intención, obligado, pero convoca. Acata la orden de llevar a la mesa a lo peor de priismo, la pandilla que saquea y atropella la ley, que reprime y agravia a la sociedad, descomunal el endeudamiento, el robo a las instituciones, el naufragio de Veracruz.
Y ahí se ve, en gráficas que describen su rostro, que no necesariamente retratan su ánimo verdadero, al senador Pepe —José Francisco— Yunes Zorrilla, infamado porque no tuvo con qué decir que no al indigno encuentro con el duartismo.
Tarde de frías vibras en San Julián, más frío el ánimo que las sonrisas fingidas, que las bromas y chistoretes que suelen proferir los políticos como si su esencia fuera la del comediante de humor negro, que ríe y hace reír con la tragedia, lo sucio y lo malsano.
Iban a ser 40. Iban a ser 70. Iban a ser 200. Fueron más. Hay quien reseña que hubo medio millar de invitados y autoinvitados, políticos, empresarios, periodistas, estado el morbo de la sucesión, deseando ver humo blanco entre la neblina de Normandía.
Por algo Pepe Yunes, su padre Pepe Yunes Suárez y el también senador Héctor Yunes Landa quedaron a un costado de la mesa central. En la otra, Don Beltrone, Manlio Fabio, salinista; Javier Duarte, el continuador del saqueo fidelista, coleccionista de casas en el extranjero, el gober represor; Alberto Silva Ramos, alias El Pato de Tuxpan, líder impuesto en la dirigencia estatal del PRI, misógino, succionado de sobre de textoservidores, borrachín; Juan Nicolás Callejas Arroyo, decrépito charro magisterial, cómplice de las golpizas a los maestros disidentes, que por un amor es capaz de convertir en diputada a una analfabeta.
Pepe, don Pepe y Héctor Yunes frente a los rufianes del duartismo, los cuates de Don Beltrone, la pandilla solapada por el líder nacional del PRI.
De anécdotas se llenan los espacios de prensa, de fotografías reveladoras, intencionadas, devastadoras del Pacto de San Julián, armado por Don Beltrone, de quien también hay historias funestas, demoledoras, como aquella escrita por Sam Dillon y Craig Pyes, en 1997, “Vínculos con el Narco, mancha a dos gobernadores mexicanos”, en New York Times, en el que Manlio Fabio queda pulverizado.
Basados en informes de inteligencia, testimonios de agentes de la DEA y archivos del gobierno de Estados Unidos, documentaron que Beltrones, siendo gobernador de Sonora, facilitó el tráfico de droga.
Beltrones brincó y saltó. Se dijo calumniado. Refutó la versión. Luego corrió la versión de que New York Times no había respaldado el reportaje. Falso. Craig Pyes refrendó que tuvieron el apoyo editorial y del área legal del influyente rotativo.
Acá, las imputaciones a Javier Duarte y su mentor Fidel Herrera Beltrán, son por haber permitido en sus sexenios el apoderamiento de los cárteles de la droga, Zetas y Gofos, del territorio veracruzano. Y Beltrones viene, coquetea, bromea, come y bebe, y los sienta en la mesa de su acérrimo rival, Pepe Yunes, al que el duartismo tácitamente ya descarriló.
Decía Pepe Yunes que no sería gobernador a cualquier precio. O sea, que no lo sería a costa de la impunidad de Javier Duarte y sus rufianes, a costa de solapar el endeudamiento y el saqueo, a costa de la devastadora corrupción que es el sello de la “prosperidad”.
¿No a cualquier precio? Haga lo que haga y diga lo que diga, el precio ya lo está pagando. ¿Cómo se interpreta sentado a la mesa con el gobernador que lo enloda, que se burla de sus afanes de poder, que le restriega en el rostro que una cosa es ser y otra querer ser?
¿No a cualquier precio? Pepe Yunes dijo no al minigobierno de dos años y ahí está, luchando por ser gobernador de dos años. Decía que en dos años se cancelan las opciones de desarrollo y se ahuyenta la inversión, y ahí está queriendo ser minigobernador de Veracruz.
¿No a cualquier precio? Pepe Yunes hizo añicos a Javier Duarte en el tema de la deuda. Lo exhibió ignorante, incapaz de recortar el gasto público, renuente a bajarle el ritmo al despilfarro, al saqueo y a la corrupción, y ahí está, comiendo en el mismo plato que el gordobés.
¿No a cualquier precio? Pepe Yunes deploró el cambio en la dirigencia del PRI por ser un capricho insensato de Javier Duarte, un ardid para complicar la sucesión, para maniobrar desde la presidencia del comité estatal, impuesto ahí Alberto Silva, y ahí, en la misma mesa, sonrientes y gozosos, estaban Pepe Yunes y El Pato de Tuxpan.
¿No a cualquier precio? Pepe Yunes brincó cuando El Pato de Tuxpan instó a las mujeres que aspiraran a ser candidatas del PRI a practicarse un examen antiembarazo, y ahí está Pepe Yunes, captado en la foto del recuerdo, rostros alegres, con el misógino líder tricolor.
Contaminado por Javier Duarte, tocado por la mafia duartista, Pepe Yunes salió de San Julián sin el empaque moral de que revistió, supuestamente genuino, para ofertarse como un candidato diferente, ajeno a la transa, reacio a pactar impunidad, inmune a la tentación de llegar y obtener la nominación bajo la garantía de protección a su antecesor y su banda.
En San Julian hubo morbo. La fotografía de Pepe y Héctor Yunes, entre la neblina, lejos de los oídos que escuchan. La escena a pie de camioneta, agradeciendo Don Beltrone al peroteño, escuchando a Javier Duarte decir que Pepe es factor de unidad.
Hay se escuchó decir a Don Beltrone: “Héctor, felicidades”, que se tradujo en la línea para el próximo candidato. Diría Pepe Yunes que así lo dijo el líder nacional. Diría Héctor Yunes que eso no es un destape.
Yunes Landa sentía el nervio desde un día antes. Compartía en Facebook que tomaba la palabra a su padrino Manlio Fabio, que primero el programa y luego en candidato, como si temiera que en San Julián los aires soplaran a favor de otro aspirante.
“Héctor, felicidades”, fue lo que dijo al final Don Beltrone. Y entonces Pepe, Silva, Adolfo Mota, Tomás Ruiz quedaban fuera.
Uno de los periodistas que siguen más de cerca el proceso sucesor es Edgar Hernández. Dice en Línea Caliente que la comida de San Julián no une, desune.
“Una inocua comida este viernes en San Julián, a la que viene de alcahuete Manlio Fabio Beltrones, so pretexto de la unidad, que más bien fue la comida de la división, da cuenta de la crispación política que vive el priismo veracruzano en la víspera de la nominación del candidato.
“A conveniencia e intereses cada quien se suma con el cada cual.
“Los propios moderadores de opinión tenemos nuestro gallo y todos los días le pedimos a San Julián que no se caiga, que nos den una señal, aunque sea chiquita, que interpretemos hasta la flatulencia de quien decide como el rechazo a quien puntea.
“Ese es el Veracruz que vive en toda su intensidad el anhelado cambio sexenal en donde se renueva la esperanza”.
De San Julián, el PRI no sale unido, sale cómplice. Los puros comen con los rufianes. Los que prometen cárcel comparten la sal y la mesa con los que han saqueado a Veracruz. Los justicieros bromean con los que auspiciaron el baño de sangre. Los amigos de la ley se miran con los cómplices del narco, ya sea por acción u omisión. Los sin mancha se abrazan con los capos de la mafia.
Ese es el PRI.
Hay paz simulada, dos días después. Rinde su informe Pepe Yunes. Habla de lo mismo de siempre, de sus logros, del gran cariño presupuestal de la Federación a Veracruz, de sus gestiones, de los miles de millones para combatir y enfrentar la pobreza.
Habla también de lo que anda mal. Habla de de las discrepancias con el gobernador, ahí presente. Habla de que, como sea, van a sacar adelante a Veracruz.
Todo le aplaude Javier Duarte. Es un show. Sin unidad, los pepeyunistas y los hectoryunistas saben que deben sacar al duartismo de palacio de Gobierno en Xalapa.
Quizá lo logren, quizá no.
Va dando color Pepe Yunes. Ha sido uno en el Senado, cortesano de Peña Nieto, operando la reforma fiscal, un fiasco que afecta a todos lo sectores de la sociedad, y otro con los veracruzanos, a ras de piso, con la gente, aportando gestiones y trasladando recursos.
Es la incongruencia total. Los políticos así son. Gustan de la mentira para encender a las multitudes, de la promesa para alentar falsas esperanzas y del cinismo para mostrarse como lo que son.
Y por eso la demagogia incuba engaño, el engaño provoca impunidad y la impunidad genera corrupción.
Cuando Pepe Yunes se dejó contaminar, perdió.
Archivo muerto
Vil acarreo al Tercer Informe del senador Pepe Yunes Zorrilla. Acuden en tropel los priístas, los no priístas, quien sea al fin que viajar gratis a Veracruz, en domingo, no es desperdicio. ¿Quién lo paga? No es el PRI sino los ayuntamientos, las centrales obreras, el magisterio, todos para dar una muestra de poder. Así muestra el músculo el senador, aclamado por los acarreados, vitoreados por la torta y el Frutsi —faltó el Pingüino— en el otro conclave, el del World Trade Center. Como si fuera el Viejo PRI. Ah sí, es que es el Viejo PRI…
¿De qué se ríe la rectora? Más mediática que nunca, la rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara, aparece en todo tipo de celebración, invariable su sonrisa. Seguro ya comenzó a pagar el gobierno de Veracruz a la UV. Seguro ya le trasladó los 2 mil 300 millones de pesos que retuvo ilegalmente por estar incluidos fondos de la Federación. Seguro ya hay para pagar salarios de catedráticos y personal administrativo, y también prestaciones de ley. De otra manera no se entiende que Sara Ladrón de Guevara trasluzca tanta emoción. A menos que quiera contar cómo fue y de cuanto fue el pacto con el gobernador Javier Duarte…
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