Con la venia de Javier Duarte, con el aval de Arturo Bermúdez, policías pillos capacitan, enseñan, adiestran, acreditan a policías pillos. Son “delincuentes con placa”, que van por las calles atracando, levantando, entregados al crimen organizado
Retrata María Elena Morera al gobernador de Veracruz, oscuro y en las sombras la seguridad, sin resultado alguno. O sí. Disponen de la vida de la gente inocente, como en Tierra Blanca, remitida a la delincuencia y de ahí a la muerte.
Destaza la presidenta de Causa en Común, una de las organizaciones no gubernamentales de mayor peso y solvencia moral, el caos en que Javier Duarte ha convertido a Veracruz, aniquilada la seguridad pues resultan ser tan o más pillos los policías que aquellos a los que deben aprehender.
Cita cifras: el 37 por ciento de los mandos están reprobados; el 22 por ciento de la tropa está reprobada. Sin cifras que se desprenden del último reporte del Consejo Nacional de Seguridad Pública.
Esa es la policía duartista. Por ahí va la Fiscalía General de Veracruz. El 10 por ciento de los mandos reprobaron; el 16 por ciento de los elementos armados, reprobó los exámenes de control de confianza.
“Son delincuentes con placa y lamentablemente la mayor parte sigue en funciones”, sostiene María Elena Morera.
No es simplista la crisis de inseguridad. No son los Frutsis y los Gansitos el objetivo la delincuencia. No es esa visión aberrante, la de Javier Duarte, la confrontan los veracruzanos.
María Elena Morera describe el problema en su esencia: Veracruz tiene la peor policía del país, superando a Sinaloa, cuna del narco.
De ahí que diga que Arturo Bermúdez Zurita, el “general” postizo que funge como secretario de Seguridad, permite que “delincuentes con placa” anden en las calles.
Alerta sobre la pasividad del gobierno federal, ajeno a la ola de sangre, al creciente secuestro —en Minatitlán, tres médicos en siete días—, al incremento de las ejecuciones en la vía pública, al levantón de jóvenes a manos de la policía estatal y su entrega a manos del crimen organizado.
Veracruz y los estados aledaños son una “bomba de tiempo”, refiere la presidenta de Causa en Común.
Depurar la policía también es otra falacia. No los envían a la delincuencia; ya son delincuentes. “Si los despiden no los envían a la delincuencia, ya eran delincuentes, sólo que les pagaban un sueldo. Ellos mismos formaron a esos policías. Hacer un seguimiento sería atraparlos antes que después”.
Su escuela del crimen es la Academia El Lencero. Eso no lo dice María Elena Morera. Ahí aprenden tortura. Ahí reprimen. Ahí se alecciona para salir a actuar en contra de la ley.
Retomando a la presidenta de Causa en Común, su frase es contundente: Javier Duarte debe ser llamado a cuentas. “Debe ser juzgado por todo lo que ha pasado o bien, creo que se acerca el momento en que deba irse, tal como ocurrió en Michoacán o en Guerrero”.
De ahí la fobia del gordobés contra María Elena Morera. De ahí que no quiera que se involucre en el caso Porkys de Costa de Oro. De ahí que invoque que es irresponsable opinar sin tener acceso al expediente.
Otra mujer lo fustiga. Es Isabel Miranda de Wallace, activista, defensora de derechos humanos.
“Javier Duarte siempre ha sabido que su policía está con el crimen organizado”, difunde Plumas Libres.
Debe Javier Duarte rendir cuentas ante la justicia en algún tribunal, abunda, por la impunidad a la que se acogen los delincuentes, por la corrupción, por los desaparecidos, por los ejecutados, por los secuestrados.
Veracruz está en la mira internacional, con sus consecuencias para la entidad, agrega.
Le indigna el secuestro de Claudia Vera, activista que pugnaba por las acciones pudieran dar con el paradero con vida de los cinco jóvenes de Playa Vicente levantados en Tierra Blanca, el 11 de enero.
Claudia Vera fue plagiada por un comando armado en Boca del Río.
“En Veracruz cada día están peor las cosas por la incapacidad del gobernador de gobernar”, expresa. Y luego suelta: “Ahí quien realmente gobierna es el crimen organizado indudablemente. Ellos son quienes ponen las leyes, tan es así que se atreven a levantar en pleno puerto a una mujer y a cualquier persona. Esto habla de la gran impunidad que existe y la poca capacidad de acción y reacción que tiene el gobierno de Veracruz”.
Mala fórmula la de Javier Duarte. Los policías pillos de la Academia preparan a los policías pillos que integran la tropa. El 37 por ciento de los mandos repueban los exámenes de control de confianza y el 22 por ciento de los policías de a pie también.
Y una vez en funciones, les dan placa y los envían a delinquir.
Y así Veracruz se convierte en la entidad con la peor policía del país.
Y así se supera a Sinaloa, la cuna del narco.
No dijo cuando, pero Javier Duarte abdicó.
A Veracruz, en realidad, lo gbierna el crimen organizado.
Archivo muerto
Golpe hueco a Luis Fajardo. Difunden imágenes con contenido sexual, escandalizan en las redes sociales, distribuyen discos CDR con la leyenda “El Porky de Coatzacoalcos”, reparten volantes y se lanzan a replicar personajes vinculados con la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz. Horas antes, Luis Fajardo Jiménez hablaba en el foro sobre seguridad, convocado por el candidato del PAN-PRD al microgobierno de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, y exponía el caos, los delitos devorando al sistema policíaco, sembrando miedo en la sociedad. Luego vino la embestida. Ahora les responde el presidente del Observatorio Ciudadano de Coatzacoalcos con una exhibida de antología. Replica Luis Fajardo en Facebook: “He entregado mi vida a proponer iniciativas en favor de la ciudadanía veracruzana desde la perspectiva de la sociedad civil. Recientemente señalé la gravedad en materia de secuestros que vive nuestro Estado y particularmente el sur, esto sin dejar de ver el gran número de homicidios dolosos, cifras que a pesar de que la autoridad hace lo imposible por ocultar están a la vista de todos los ciudadanos.
El día de hoy he sido víctima de señalamientos a mi persona, mismos que hacen referencia a situaciones que nada tienen que ver con mi actuar profesional sino con mi vida privada, en diferentes puntos donde realizo mis actividades he recibido papeles y objetos señalando amenazas directas a mi integridad física y a la de mi familia, llamadas telefónicas de números desconocidos con amenazas de muerte y no solo a mí sino hacia los integrantes de mi familia e incluso a integrantes de mi equipo de trabajo. Ante lo expuesto líneas arriba hago responsables a Javier Duarte de Ochoa, Arturo Bermúdez Zurita, Luis Ángel Bravo Contreras, José Nabor Nava Olguín, Federico Rivas Valdés y a los integrantes del equipo de trabajo de Héctor Yunes Landa quien aspira a gobernar Veracruz y que se ha rodeado de personas que han trabajado para la actual administración estatal, de cualquier daño a mi vida y a la integridad de mi persona y de mi familia. Este cobarde acto de intimidación no impedirá que siga haciendo mi trabajo para dar a conocer lo que sigue ocurriendo en Coatzacoalcos y en todo el estado de Veracruz”. Y los aplacó…
Tilín, tilín. Hay que sacudir a Héctor Yunes. Iniciaron las campañas y el candidato del PRI no suena, no despega, no inquieta ni emociona, no preocupa ni alienta. Lo que dice se pierde. Lo que ofrece se esfuma. Tres días y no aterriza mientras todo Veracruz habla de la denuncia penal del candidato del PAN-PRD al microgobierno de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, contra Javier Duarte por enriquecimiento ilícito, vía una red de casi 40 prestanombres, casas en México, Estados Unidos y España, tres mil millones de pesos desviados de las arcas públicas. Y otra parte de la opinión pública se concentra el escándalo Panamá Papers, la investigación periodística internacional que implica Omar Yunes en un intento de creación, no concretado, de un fideicomiso en Nueva Zelanda para evadir impuestos. Replica Yunes azul, replica su hijo, diciendo que se trata de otro Omar Yunes, que no hay desvío alguno y envía el joven empresario una carta a la revista Proceso en que refuta la publicación y que se haya difundido la fotografía donde aparecen él, su esposa y su hijo. ¿Y Héctor Yunes? Ofrece empleo, más obra pública; trae a su lado a Sonia Sánchez de Chirinos —¿o ex de Chirinos?—, a quien prácticamente nadie conoce y otros la recuerda en sus tiempos universitarios, en el convertible del profesor Adán, en Xalapa, o por la mega adquisición priista: Marcos López Mora, ex alcalde de Poza Rica, gutierrezbarrista, igualmente desconocido para los electores de hoy. Tilín, tilín. Hay que despertar a Héctor Yunes. Esto ya empezó…
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