Férreo el puño, desmedida la ambición, Javier Duarte gobernó con saña y soberbia, robando los dineros públicos, sembrando dolor por la violencia, la represión como forma de control. Y ahora, en la derrota del PRI, apela a la reconciliación.
No es bragado el gobernador de Veracruz, sí abusivo, con el aparato policíaco en sus manos y los tránsfugas de la ley saqueando las arcas. No es bragado en la desgracia ni se impone a los que apaleó.
De rodillas, el rostro de funeral, rodeado de su escoria política, Javier Duarte implora la nobleza que siempre negó, la unidad que con sus yerros y abusos destruyó.
Van dos días y la debacle duele. Pierde el PRI la gubernatura de Veracruz y entra a la alternancia, erosionado por el atraco a las finanzas del gobierno y sumido en el fango de la corrupción.
Son dos días desde el domingo 5, al anochecer, cuando el conteo rápido, con el 55 por ciento de las actas de escrutinio contabilizadas, le daba el triunfo a la coalición PAN-PRD, enfilado su rival y acusador, Miguel Ángel Yunes Linares, al gobierno de Veracruz.
Su voz es como siempre, insoportable. Su expresión, ridícula. Es el escenario de un grupo compacto que acude al funeral y entre ellos, al centro, concentrada la vista en su figura, el muerto, que esta vez es un muerto político.
Le acompaña Karime Macías, su esposa, a su lado ahora en la debacle, como no lo estuvo en los días de jauja, en el cenit de la gloria política, cuando el saqueo era norma y los parientes pobres dejaban de serlo, convertidos en prestanombres de fortuna tan inexplicable como monumental.
Ahí, Flavino Ríos Alvarado, secretario de Gobierno, una caricatura del político que alguna vez fue, desdibujado por la deshonra en que cayó, transformado en la voz que se asume cómplice de la represión, de los pensionados atajados y violentados por la policía duartista, aquel diciembre 23, cuando ejercieron su derecho a pedir que les liquidaran sus quincenas atrasadas y que no les dieran más cheques sin fondos.
Qué rostro el del Pato de Tuxpan, alias Alberto Silva Ramos, alcalde endeudador de su pueblo, líder efímero del PRI estatal, al que encabezó sólo para regatear la sucesión, forzar una negociación y amarrar al duartismo en el próximo Congreso.
Serio, desecho, sabedor que le espera la cárcel, Silva Ramos es la imagen vida de la derrota y futuro en la penuria. Nada que ver con los días en la cúpula del poder, el dinero de las obras públicas en sus manos, los chayotes de los periodistas espulgados, vaciados los sobres por el coordinador de Comunicación Social, borrachín sin clase, corriente, acosador vulgar.
De todos los crápulas que circundan a Javier Duarte, El Pato de Tuxpan es algo especial. Su estrategia de golpetear a Yunes Linares en redes sociales, abierta la descalificación, con su nombre y con su cuenta, con los bots para el escarnio, el ataque a la familia, la guerra de lodo, es la primera cuenta que habrá de pagar.
De ahí que Javier Duarte quiera ahora la unidad y la reconciliación, apabullado por la derrota del PRI, la entrega de la gubernatura al PAN-PRD, a su acérrimo rival, Yunes azul, denunciado ya el gordobés por desvío de recursos, por la compra de propiedades de la noche a la mañana, por valerse de una red de prestanombres en México, en Estados Unidos, en España.
“Hoy comprobamos —refiere el gobernador— que somos un pueblo maduro, con instituciones sólidas y confiables. Hemos demostrado al país entero que los veracruzanos creemos en la democracia y que creemos que es la única vía para dirimir nuestras diferencias y edificar el futuro que queremos”.
Y luego el llamado:
“Ahora es tiempo de la reconciliación y de la unidad. Quiero convocar a todas las veracruzanas y veracruzanos, independientemente de su filiación política, a mantener la unidad y el trabajo en los meses por venir”.
O sea, te pego, te robo, te engaño, te reprimo, siembro dolor por la violencia que proviene de los cárteles con los que el duartismo pactó, entregó plazas, protegió el negocio de los malosos, sirvió a los tránsfugas de la ley, y ahora te convoco a la unidad.
O sea, acabo con las finanzas públicas, le robo a la Universidad Veracruzana, saqueo Pensiones del Estado, desvío 35 mil millones de pesos de origen federal, suscribo créditos bancarios y no los aplico, y llamo a la reconciliación.
Habla Javier Duarte con cinismo puro. Habla cuando la debacle asoma y siente el frío de la prisión.
Horas antes, Miguel Ángel Yunes le traza el camino, la ruta de la justicia, el pago de sus excesos, ser enfrentado a la ley y devolver lo robado.
Dice el periódico El Universal, otrora aliado de Javier Duarte hasta que dejó pagar con puntualidad o no pagar, que se “investigará y sancionará a los mandos responsables de haber vinculado a la policía estatal con la delincuencia organizada, además, practicará auditorías a los últimos 12 años de gobierno y se sancionará a quien haya saqueado las arcas públicas y estará obligado a devolver lo que robó al gobierno de Veracruz”.
También Yunes azul habla de unidad. Sí pero con los veracruzanos, no con quienes delinquieron desde los cargos públicos.
“Debemos de dejar atrás los procesos electorales que siempre generan movilidad, contrastes y enconos. Veracruz tiene problemas muy severos y se requiere de la participación de todos. Hoy he hecho un llamado a la unidad y he llamado también al gobierno federal para trabajar de manera conjunta”, refiere.
Y de Javier Duarte y su promesa de cárcel, apunta:
“Claro que va a ir a la cárcel. Hay ya denuncias presentadas por la ASF (auditoría Superior de la Federación) por miles de millones de pesos que fueron desviados, más de 35 mil millones en tres años y 14 mil en la Cuenta Pública de 2015. Realmente es una barbaridad. Sería injusto, sería ilegal y sería contrario a la ética política que yo llegara al gobierno y que me olvidara de lo que sucedió, cuando Duarte se va con las bolsas llenas y quiere dejar un Veracruz empobrecido, endeudado, en manos de la criminalidad, es un hecho de justicia para los veracruzanos”.
Hay elementos para procesar a Javier Duarte. “Más que suficientes, yo ya he presentado una denuncia desde el 3 de abril por enriquecimiento ilícito, ya demostré que tiene bienes por 3 mil millones de pesos solamente de lo que yo he investigado, pero obviamente vamos a hacer auditorías a fondo en los últimos 12 años de gobierno”.
¿No será una cacería de brujas? —le pregunta El Universal-
“Yo no veo ninguna bruja, yo veo personas que se han enriquecido de manera ilícita y vil, enriquecimiento que implica muerte de niños en los hospitales porque se robaron el dinero de las medicinas. Un enriquecimiento que implica 3 mil escuelas sin baños, un enriquecimiento que se refleja en una infraestructura carretera terrible, un enriquecimiento que se refleja en que somos uno de los cinco estados más inseguros, es decir, el dinero que se llevaron provocó problemas a millones de veracruzanos, no hay una cacería de brujas, hay un acto de justicia”.
Asoma una prisión, el frío del olvido, la muerte en vida, el destino que quiso evitar el gobernador.
Es consecuencia del abuso y el saqueo, de la sangre que provocó su pacto con el crimen organizado, la policía a su servicio, el aparato judicial para generar impunidad.
Primero robó, agredió, apaleó, reprimió, se burló del pueblo de Veracruz y ahora pide unidad y reconciliación.
Qué cínico es Javier Duarte.
Archivo muerto
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