* Yunes pide el voto de simpatizantes del PRI, PRD y Convergencia * Gonzalo se queda a 3 puntos de Marcos * El 4 de julio contará más la movilización de votantes que la intención de voto * Petroleros cambian credenciales por ropa de Pemex * Se accidentan operadoras de candidato del PRD a diputado
Javier Duarte de Ochoa no es un patán, pero lo parece. Mal actor, pésimo polemista, peor orador, depredador de las finanzas de Veracruz, tiene además el defecto de la arrogancia. Así se le vio en el debate de candidatos al gobierno veracruzano donde lo pulverizó el panista Miguel Angel Yunes Linares.
Con rostro de Pingüino de Batman, sonrisa fingida, los ojos saltones, soportando la andanada, petrificado, sostenía en sus manos uno de los libros de la descalificación, “La Campaña del Dinero Sucio”, con la foto de Yunes en portada, diseñado por la pandilla fiel para arremeter contra en el candidato del Partido Acción Nacional.
Duarte no tuvo una buena noche ese 22 de junio. Confirmó no pasar de ser más que un vasallo del Fidel Herrera, el gobernador. Mostraba con orgullo el libro de la guerra sucia y luego, para no dejar duda de su complicidad en la trama del ataque para agraviar moralmente a su contrincante, apeló al argumento de la pederastia, la oda del fidelismo para retener el poder en Veracruz.
Nunca lo abandonó la sonrisa cínica, cerrados sus oídos al diagnóstico de Yunes y el candidato de Convergencia, Dante Delgado Rannauro, de un Veracruz emprobrecido, rehén de la mafia política que usa el dinero del pueblo para operar las campañas del PRI. Duarte de Ochoa soportaba todo y era el blanco de todo.
Su búsqueda del voto ha sido la crónica del un naufragio anunciado. Despersonalizado, sin trayectoria, hábil para endeudar por 30 años a Veracruz, lo único que tiene es el aparato de poder usado ilegítimamente para que su patrón, Fidel Herrera, se reelija a través suyo y dé inicio el maximato fidelista. Los priístas lo desprecian. El pueblo ni lo ve y si lo escucha, lo desdeña.
Duarte de Ochoa supone que será gobernador. Si no gana, confía en que Fidel Herrera arrebate la elección del 4 de julio. Le tiene un ínfimo respeto a la democracia.
Hay, sin embargo, signos que amenazan el proyecto transexenal de Fidel Herrera y su vasallo Duarte. Las conversaciones grabadas del gobernador demuestran desde ya el desvío de recursos públicos y la operación política desde la cúpula del poder.
Pero, aún si los audios no tuvieran valor jurídico, es evidente el derroche propagandístico; el uso de la burocracia estatal y municipal; la inyección de dinero a la prensa vendida, y el control del Instituto Electoral Veracruzano, al que convirtió el señor feudal en su oficina para suplantar a la democracia.
Difícilmente Javier Duarte ganará la elección. Pero si lo hiciera a la mala —y no se ve de qué otra forma podría lograrlo— existen causales que han conducido el proceso electoral a los umbrales de la anulación. Se han violentado los principios de equidad, transparencia y certidumbre, básicos para la democracia.
Fidel Herrera y su lengua larga han acreditado en esas conversaciones que la elección está viciada, que el PRI se está robando los votos, que ha sido una elección desaseada.
Duarte, simplemente, sonríe con el cinismo de un patán.
Archivo muerto
Miguel Angel Yunes Linares es el imán del panismo. Lo siguen a él; se congregan en torno a él; provoca euforia con sus denuncias contra el régimen fidelista, al que acusa del robo de 11 mil millones de pesos y del derroche de mil millones, producto del desvío de recursos públicos.
Hizo su precierre de campaña, en Lomas de Barrillas, donde, sin llamarlo por su nombre, pidió el voto útil, al advertir que en Veracruz existe un movimiento cívico en el que participan simpatizantes del PAN, PRD, Convergencia, PRI y Nueva Alianza, y que con ello ganará la elección del 4 de julio... Otra es la realidad del candidato panista a la alcaldía de Coatzacoalcos, Gonzalo Guízar Valladares.
Sus mítines sus ruidosos pero no congrega a muchos. Es grande el escándalo; presumen sus operadores de reunir a 2 mil simpatizantes, pero únicamente acuden 200 personas.
Termina los eventos con rifas de antología: una plancha y una televisión portátil de 12 pulgadas. Gonzalo Guízar tuvo una gran ventaja, una primerísima intención de voto, pues tres años en el aparador, proyectado mediáticamente, incluso con los recursos del Congreso de Veracruz, lo mantuvieron posicionado.
Cuando el PRI le negó la candidatura, cuando se fue al Partido Acción Nacional, poco fue lo que se llevó. Su estructura es nada frente a la del alcalde Marcelo Montiel Montiel. Ha decrecido su intención de voto. Termina su campaña con tres puntos debajo del priísta Marcos Theurel.
Pero el día de la elección, no será la intención de voto la que defina al nuevo alcalde de Coatzacoalcos, sino la capacidad de operación política; mover el voto duro de los candidatos; inhibir la votación del contrincante; provocar el voto en contra y el voto diferenciado.
En ese escenario, Gonzalo Guízar Valladares está perdido... Le llaman “La Nena”, pero se llama Luis Martínez. Fue durante 20 años comisionado sindical por parte de la Sección 22 del sindicato petrolero, con sede en Agua Dulce, y hoy ofrece mil pesos a cambio de cada credencial de elector, así como despensas y láminas.
Es uno de los operadores del PRI para que el candidato priísta Daniel Martínez gane la alcaldía de Agua Dulce. Otros dos aves de mal agüero son Agustín Monroy, adscrito al área jurídica de la Sección 22, y el ex líder sindical Heberto Sastré Rosado. Su misión es destruir las lonas del candidato panista a la presidencia municipal, Alejandro Torruco.
Operan con tal descaro los líderes sindicales petroleros, que hasta reparten ropa de Petróleos Mexicanos, uniformes deportivos con el logotipo de PEMEX y botas de petrolero.
El caso está documentado y será una de las evidencias usadas por el PAN para demostrar cómo compra el voto el PRI en Agua Dulce... Se accidentaron operadoras políticas del candidato perredista a la diputación local en el distrito XXX, Coatzacoalcos II, Alejandro Gutiérrez Cabrera.
El automóvil marca Bora en que viajaban Laura Lizbeth Hernández Serafín y otra acompañante de nombre Myriam, salió de la carretera y volcó en el kilómetro 17.5 de la carretera Cuichapa-Las Choapas, ayer por la tarde. Se dirigían al cierre de campaña del candidato perredista a la alcaldía de Moloacán, Cosme Monroy Santos. Fueron trasladadas a Las Choapas y posteriormente a Coatzacoalcos, a la clínica Semedis. Su estado es delicado...