* Theurel se dice ganador en Coatzacoalcos; Gonzalo lo corrige
* Grupos de choque, desorganización, compra de votos en la elección
* El hermano incómodo de Guízar amenaza a la prensa
Y el dinosaurio nunca se fue.
En medio de una guerra de cifras, salpicada la elección de brotes de violencia y significada por el regreso de los viejos métodos fraudulentos, el PRI aplicó un albazo mediático para proclamar a su candidato, Javier Duarte de Ochoa, ganador de la elección, este domingo 4 de julio, mientras su contrincante, el candidato de la coalición Viva Veracruz, Miguel Angel Yunes Linares, asegura ser el vencedor de los comicios, y con el 60 por ciento de las actas de escrutinio, contar con una ventaja de más de 100 mil votos.
Otro de los candidatos priístas, Marco César Theurel Cotero, dijo disponer de una ventaja irreversible sobre el abanderado del Partido Acción Nacional a la alcaldía de Coatzacoalcos, Gonzalo Guízar Valladares. Apoyó su dicho en la encuesta de salida desarrollada por la Universidad Veracruzana, donde asegura que ganará la elección con 15 puntos de ventaja.
“Es una irresponsabilidad”, le respondió de inmediato el candidato panista, Guízar Valladares. Lo tildó de inmaduro, de recurrir a una mentira y de manipular la verdad para ostentarse como triunfador de la contienda cuando en ese momento, con el 30 por ciento de las actas, la tendencia no le favorecía.
El PRI hizo de las suyas. Ayer, día de elección, recurrió nuevamente al porrismo; al acarreo de votantes; a la compra de votos a través de la despensa, la lámina, el piso fiel y el techo fiel, a la dádiva y el voto duro. Meses antes había desarrollado una guerra sucia, una campaña de descalificación contra Yunes Linares; derrochó millones de pesos en propaganda en calles, en bardas, en anuncios espectaculares, en prensa y en encuestas pagadas a firmas de relativo prestigio.
Ayer, aún sin cifras a su alcance, dos horas después del cierre de casillas, Javier Duarte de Ochoa echó mano del descontón, se apoyó en los datos de las empresas encargadas de realizar encuestas de salida –entrevista al votante una vez que ha emitido su sufragio— y proclamó su triunfo sobre Yunes Linares.
El candidato del PAN-PANAL había expresado a su vez que las cifras de que disponía le permitían estimar que ganaría la contienda.
Sin embargo, en Coatzacoalcos, la contienda del domingo 4 fue una vuelta a la mecánica priísta para retener el poder. Volvieron los grupos de choque, vestidos en gris, retadores y prepotentes, hasta el punto amagar, insultar, amenazar a la prensa.
De nuevo, el acarreo de votantes; el pago por voto; promotoras priístas con copia de la lista nominal en las manos para la movilización a las urnas, provocando la denuncia del representante del PAN ante el Consejo Distrital Electoral Coatzacoalcos I, Edgar Brito Molina.
“La lista nominal es un documento oficial. El PRI lo pone en manos de sus promotoras para que acarreen votantes. Eso es un delito electoral”, dijo.
En la esquina contraria, Gonzalo Guízar también hacía lo suyo. Su hermano José Gertrudis mantenía su propio grupo de porros, resguardados en las instalaciones de su constructora, en la colonia Playa Sol.
Fue una elección manchada moralmente, envilecida, negada a la democracia. No obstante, Marcos Theurel, sin más fuente que las supuestas encuestadoras vinculadas al PRI, proclamó su triunfo y predijo que la diferencia con el panista Gonzalo Guízar será de 15 puntos.
EL PRI, A LA ANTIGÜITA
Como sucedía a la antigua, la alta expectación levantada previo a la realización de la jornada electoral en la entidad terminó en un diluvio, tal y como se dio el cambio de clima tras caer la noche en este puerto de Coatzacoalcos y borró lo que su pudiera haber deseado como claridad, transparencia y honestidad durante el proceso.
Ni siquiera la violencia, la inseguridad o las sorpresas, pudieron cambiar el tono de la elección veracruzana, poniendo en claro la corrupción de la cual fue objeto la elección, la apatía ciudadana, la terrible desorganización por parte del órgano electoral, la falta de capacitación de los funcionarios de casilla y la imprudencia de los candidatos en llamarse vencedores.
De lo poco relevante, desde temprana hora la gente acudió a las pocas urnas abiertas en tiempo y forma a las 8 de la mañana, tal y como se había estipulado.
Sin embargo, además de la ciudadanía que deseaba emitir su voto, el resto de las personas presentes correspondía a los operadores de los partidos políticos, principalmente “rojos” y “azules”, priístas y panistas, quienes a cada hora reportaban a los medios de comunicación el modus operandi de sus respectivos rivales.
De manera inexplicable y curiosa a la vez, ambos partidos se percataban de las maniobras de sus rivales, pero al parecer nadie pudo grabar evidencia gráfica de las personas acusadas de intentar comprarle el voto a la ciudadanía o alentar a la gente para votar por un partido determinado.
La colonia Coatzacoalcos, Brisas del Golfo, Progreso y Paz, Jardines de California, Teresa Morales, Playa Sol y Lomas de Barrillas fueron los principales puntos de tensión desde las 9 de la mañana y hasta las 9 de la noche e incluso más tarde, debido a que en algunas urnas como la de la casilla 0769 siendo las 10 de la noche el conteo aún continuaba.
Los candidatos, actores políticos y funcionarios de la localidad también se dieron cita para poder sufragar desde temprana hora, lo cual les pareció grato, pues todo indicaba que no habría un solo accidente de gravedad en el área y así fue, al menos no de manera violenta.
Las carencias del órgano electoral, funcionarios de casilla y los mismos representantes de los partidos se pusieron de manifiesto.
Personas votaban con artículos y vestimenta alusiva a los candidatos priistas y nadie decía o hacía nada, tenían que acudir los mismos operadores a poner orden en las casillas, tal y como sucedió al filo de la una de la tarde en la casilla 0892 ubicada a las afueras del parque la Alameda.
Los conteos se realizaban con desorden, se repetían una y otra vez. Los presidentes de casilla tenían que poner orden, tras los reclamos de los representantes de los partidos, mismos que buscaban siempre su beneficio propio.
Reportes de actos violentos pasaban de voz en voz principalmente en la colonia Teresa Morales, Lomas de Barillas, Playa Sol y Mundo Nuevo. Sin embargo, lo único que se pudo apreciar fueron macanas por parte de gente del candidato panista Gonzalo Guízar así como camiones urbanos llenos de gente priista con garrotes a bordo.
Uno de los principales señalamientos y tal vez el más importante de la tarde se registró al filo de las 6 de la tarde, momento en el cual salió gente identificados como panistas quienes salían de un domicilio ubicado casi en la esquina de las calles Francisco Téllez y Miguel Ángel de Quevedo.
EL HERMANO INCOMODO INSULTA A LA PRENSA
Ahí se pudo apreciar a Gertrudis Guízar, hermano del candidato panista a la alcaldía, quien a bordo de 5 camionetas de lujo y sin placas se dispuso a sacar a cerca de 100 personas, de quien se presume correspondían a grupos de choque.
Al retirarse del lugar, el llamado “Tuye”, acusó a los medios afuera del lugar donde se retiraba como “vendidos”, e incluso uno de sus operadores amenazó a un reportero gráfico de un medio local.
La tensión y el nerviosismo también se dejó ver alrededor de la casilla 0770, donde el candidato panista a la alcaldía de Coatzacoalcos Gonzalo Guízar obtuvo 140 votos por 138 sufragios del Partido Revolucionario Institucional.
Los ánimos parecían subir de tono cuando llegaron gente simpatizante de Guízar Valladares a custodiar la urna tal y como sucedió en diversos puntos. No obstante, a pesar de su discreción se pudo apreciar como bajaban macanas a los departamentos ahí cercanos. En el mismo lugar llegó gente de las playeras grisis, presuntamente priistas.
Al término de la jornada electoral, después de las 6 de la tarde y bajo las primeras gotas de lluvia que cayeron sobre el puerto, los funcionarios de casilla acudieron a los consejos distrital y municipal del IEV para entregar el material electoral para su correspondiente registro de votos.
Gran frustración vivía la gente que acudía al consejo distrital ubicado en la esquina de las calles Nayarit y México, dado que la enorme fila permitía que las personas se mojaran y por ende se originara cierta molestia.
Los pronunciamientos de triunfo no se hicieron esperar. Los diversos candidatos a los cargos de elección popular del PRI manifestaron su “victoria” con encuestas contratadas por ellos aun cuando ni siquiera se había contabilizado la tercera parte de la votación.
Los candidatos del PAN los llamaron imprudentes e inmaduros y los acusaron de engañar a la sociedad con resultados demasiado prontos y sin un sustento razonable, caso específico de Gonzalo Guízar hacia Marcos Theurel, luego de que éste se pronunciara en un medio informativo vía radio.
Finalmente, hacia la culminación del día ya se dejaban ver las calles cerradas por parte de la gente del PRI a las afueras de sus oficinas. Prepararon un escenario para su festejo, aun cuando no se habían contabilizado la tercera parte de las urnas, tal vez la lluvia les echó a perder la fiesta, lo cierto es que la elección resultó ser poco y nada de lo que se esperaba.