Arrastra el PRI los lastres del duartismo y la fidelidad, la complicidad en la quiebra de Veracruz y el reinado de los cárteles, el narco-estado que lo sometió al repudio social y lo llevó hacia el naufragio político-electoral que se ve venir.
Arrastra el PRI los lastres del duartismo y la fidelidad, la complicidad en la quiebra de Veracruz y el reinado de los cárteles, el narco-estado que lo sometió al repudio social y lo llevó hacia el naufragio político-electoral que se ve venir.
* Cómplice de Javier Duarte, del robo, de la violencia * El vocero priista, un payaso encuerado * Pepe Yunes divaga * Fidel, callado * Héctor, congelado * Encaran morenistas al “Tigre” Huerta * Panistas de Coatza amenazan con renunciar * Diego Fernández, infiltrado por Tony en Morena * El magistrado y su doctorado
Arrastra el PRI los lastres del duartismo y la fidelidad, la complicidad en la quiebra de Veracruz y el reinado de los cárteles, el narco-estado que lo sometió al repudio social y lo llevó hacia el naufragio político-electoral que se ve venir.
Desplomado, el priismo carga las culpas del saqueo descomunal y de encubrir a Javier Duarte en el robo a las finanzas del gobierno de Veracruz, o atracando con él, o dejándolo hacer, hasta provocar la mayor crisis social en la historia de la entidad.
Pagan hoy, políticamente, por el silencio y la omisión, por el aval dado a la deuda, por el perdón a las cuentas públicas que falseaban la verdad, por la sumisión del Congreso de Veracruz que le permitió a Javier Duarte consumar el agravio y evadir la ley.
Viendo la violencia, la muerte, el dolor, el miedo, a la sociedad sometida a Los Zetas y los Golfos, a los de Cártel de Jalisco Nueva Generación, el priismo decidió callar, solapar la desaparición de personas, el levantón de inocentes y también de culpables, de los que sin delito alguno fueron llevados para no volver y de los que pagaron porque algo tenían que ver.
Perdida la gubernatura de Veracruz, huyendo Javier Duarte, y con él Karime Macías Tubilla, su esposa, pactando los operadores del atraco para ser inmunes y los prestanombres que sirvieron para esconder los dineros hurtados, el PRI se encamina a un naufragio total.
Y no saben, no tienen cómo evitarlo.
Dicen las encuestas oficiales y no oficiales, que la tragedia del PRI es peor de lo calculado. Que Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador les lleva 20 puntos en Veracruz, que el PAN les aventaja con 10. Y tiende a abrirse la brecha.
Terrible lectura para el priismo. El naufragio es inminente, marcado por el repudio social. por la complicidad del que calla y no alerta, del que actúa en el robo de los dineros de Veracruz o sabe de él, del que aplaudía y gozaba en el show del gordobés, permitiendo que la crisis financiera haya socavado cada rincón de la entidad, que tenga a Veracruz a un paso de la parálisis, de desatar una crisis nacional.
De ahí el repudio al PRI, a sus figuras y a su imagen, a lo que representa, el poder que corrompe y roba; el rechazo y el escarnio a sus promesas de cambio, a su oferta de gobernar con apego a la ley.
Hay nuevo presidente del comité estatal, Renato Alarcón, y el PRI va de mal en peor, designando impresentables en sus áreas de operación, personajes sin moral, sin talla política, sin respeto por los demás.
Un granuja destaca entre la pléyade priista: Marco Antonio del Ángel Arroyo, diputado local en el duartismo, por la vía plurinominal pues si hubiera contendido por su distrito sólo las huestes de su padre, los 400 Pueblos, habrían votado por él.
Llegó sin mérito, por un pacto de rufianes: los 400 Pueblos fueron el ariete de Fidel Herrera y Javier Duarte en las campañas de 2010 y 2016 contra Miguel Ángel Yunes Linares, candidato del PAN, lo denostaron y lo provocaron con sus reclamos e imputaciones, con sus cuerpos desnudos y acusaciones de represor, y a cambio se les dio el reino y se les prometió el poder.
Es ahora el hijo de César del Ángel Fuentes el nuevo vocero del PRI en Veracruz, con sus limitaciones, con sus balbuceos, con sus aires de inteligente y la soberbia del que en su ignorancia cree saber más que los demás.
Sí hay una menor de edad, admitió un día Marco Antonio del Ángel, rodeado de periodistas. Sí, entre las que se desnudan y danzan, las pupilas de los 400 Pueblos, hay una menor de edad. Pero —se justificó— es madre soltera, madre de dos niños.
¿Sabrá que eso es corrupción de menores? ¿Sabrán en el PRI que su vocero en Veracruz confesó que entre a las que los Del Ángel encueran hay una menor de edad?
Recuérdense las entrevistas del legislador de los 400 Pueblos, sus desplantes, la respuesta airada ante el tema que incomoda, el reto a los reporteros conminándolos a que fueran ellos los que le dijeran qué harían en su lugar.
Payaso encuerado, Marco Antonio del Ángel será la voz del PRI, y su imagen, y el recuerdo de los días en que despojado de sus ropas, sólo con el calzón, y los genitales cubierto con una fotografía de Patricio Chirinos, Miguel Ángel Yunes, Dante Delgado, solía acompañar a sus porros en el baile, o eso que le llaman baile, y que escandaliza a las sociedades, pues las mujeres de los 400 Pueblos ellas sí mostraban sus pieles y sus partes.
Si con Alberto Silva, alias El Pato de Tuxpan o El Cisne, también vocero, el PRI fue un caos por su diarrea mental incontrolable y su ausencia de talento, lo del junior Del Ángel apunta a ser un circo de tres pistas y la debacle total.
No se sabe bien de donde viene el cargo de vocero del PRI. Algunos suponen que se lo deben los Del Ángel a su nuevo padrino, Pepe Yunes Zorrilla, el senador por Veracruz, luego de su presencia en el acto de conmemoración de la promulgación de la ley agraria en Álamo, su feudo.
Zigzaguea Pepe Yunes. Lo mismo se involucra con los 400 Pueblos, como si fuera Erick Lagos, el hijo político de Fidel Herrera Beltrán, o como si buscara ser otro Reynaldo Escobar, el secretario de gobierno fidelista y efímero procurador duartista, asesor y protector de César del Ángel y su organización. ¿Qué clase de cómplice es Pepe Yunes ahí?
Zigzaguea el senador y también en el tema de la deuda de Veracruz, increpando al gobernador Yunes Linares, cuestionando las vías de solución y provocando que el panismo lo enfrente, que le exija una propuesta de solución, que no les da, que los veracruzanos siguen esperando escuchar.
El otro senador, Héctor Yunes Landa, calla. Y cuando toma la palabra, no ayuda a la reivindicación de PRI. Por más que esgrima su lucha anticorrupción desde el Senado, y la use para permanecer en el escenario de la próxima sucesión, en 2018, evidencia su alejamiento del PRI nacional, de su dirigente Enrique Ochoa Reza, del círculo de poder.
Frío, congelado, Héctor Yunes deja constancia en la red social Twitter que el líder nacional priista no lo fuma, lo ignora, no responde a sus llamados, no conversa ni en privado ni le envía señales de humo. Y así quiere volver a ser candidato a gobernador, tras intentarlo en la contienda de 2016.
Qué farsa la de Héctor Yunes. Preconiza su tarea por constituir la cruzada anticorrupción y no termina de explicar los temas quemantes que lo reventaron en campaña: su padre y sus hermanos, inscritos en la nómina de la Policía Auxiliar para detentar permisos de portación de arma de fuego, los Poliyunes; su vínculo con el narcoempresario Francisco Colorado Cessa, alias Pancho Colorado, quien purga una condena de 20 años en una prisión de Estados Unidos por lavado de dinero de Los Zetas; su hija duartista, incrustada en la Dirección de Notarías del gobierno de Javier Duarte; su defensa de Fidel Herrera, siendo líder del Congreso de Veracruz, avalando cuentas públicas y créditos que sirvieron para hundir financieramente a la entidad; su frase demoledora “Javier Duarte es mi jefe político” y la promesa de que por su sapiencia sacaría adelante a Veracruz.
Calla Fidel Herrera Beltrán, que renunció al consulado de México en Barcelona, España, por venir a defenderse de las acusaciones de corrupción en sus días de gobernador de Veracruz, por la compra de medicamentos apócrifos, aplicables a enfermos de cáncer.
Nunca llegó a su tierra. Permanece en la ciudad de México, agazapado, temeroso de llegar y ser confinado a una cárcel, silenciado, sin el sueño de volver a través del Partido Verde Ecologista de México, que es un desastre, y más al saber que su oferta para la gubernatura de Veracruz en 2018, es Javier Herrera Borunda, su hijo.
Mientras, el PRI cae en las encuestas, lo rebasa Morena, el pejepartido que encabeza las preferencias electorales y la intención de voto.
Lo supera el PAN-PRD, que apenas si podrá retener una parte del voto que lo llevó a ganar la gubernatura de Veracruz, en 2016.
Para el PRI no hay nada, acaso municipios de baja proyección. Los de mayor potencial económico, lo de mayor inversión pública y privada, serán para Morena y la alianza PAN-PRD: Xalapa, Veracruz, Coatzacoalcos, Córdoba, Orizaba, Boca del Río, Poza Rica, Martínez de la Torre, Minatitlán.
Es el costo de ser cómplice, de callar el saqueo o ser parte de él, de encubrir a Javier Duarte, de sostenerlo en el poder, de consentir la violencia, de implicarse con los cárteles, de ser indiferente al dolor de los que lloran a sus muertos y buscan a sus desaparecidos, de ver la extorsión y cobro de piso y no replicar, de ser beneficiario de la corrupción.
Sin el PRI, Javier Duarte no sería lo que es: un ladrón y un prófugo de la ley.
Sin el PRI, Veracruz no habría caído en la quiebra financiera y en la espiral de violencia con rasgos de tragedia social.
Su precio va más allá del repudio de las masas. Su factura tendrá un costo electoral.
El naufragio es inminente.
Archivo muerto
A tiro por viaje, suma Manuel Huerta una jornada más de repudio y descalificación. Quitado de la pena, informando a la prensa del proceso interno de Morena, estaba el líder en Xalapa cuando irrumpió un grupo de morenistas que le robaron el show. Refiere Noé Zavaleta, corresponsal de la revista Proceso en Veracruz, que se escuchaban los gritos y se sentía el repudio: “Renuncia Huerta, renuncia Huerta, renuncia ya” y “no somos panistas, ni priistas, somos de Morena”.
Lo increpaban por la imposición de candidatos del partido Movimiento de Regeneración Nacional a las 212 alcaldías. Una semana antes, el líder de Morena acusaba que los inconformes eran infiltrados, movidos por el gobernador panista Miguel Ángel Yunes Linares, su obsesión. Ayer mismo, morenistas de 80 municipios interpusieron una demanda ante el Tribunal Electoral de Veracruz por la imposición de candidatos. Tienen tomadas las oficinas de Morena y las desalojarán hasta que su pejedios, Andrés Manuel López Obrador, venga a Veracruz (este miércoles 8) y revise y modifique la elección de candidatos.
Ajá. Repudian el dedazo y acusan a Manuel Huerta Ladrón de Guevara de “negociar en lo oscuro”, junto con Cuitláhuac García y Rocío Nahle, ambos diputados federales, las candidaturas, algunas entregadas a gente del sistema y otros provenientes del PRI, PAN y PRD, los partidos paleros, según el Pejelagarto, la mafia en el poder. Ellos cuando menos no le dijeron “cabrón Ladrón”, como lo adjetivara Herminio Rojas, de Nogales. Huerta insiste en que es Yunes gobernador el que agita a Morena. Y el Tigre de Santa Julia se sigue defendiendo como gato boca arriba… Más, dirían los bíblicos, se perdió en el diluvio.
Amaga un sector del PAN, los panistas doctrinarios, con dejar su militancia si persiste el afán de imponer un candidato de origen priista para contender por la alcaldía de Coatzacoalcos. Alertan con que se irán unos 100 miembros del PAN. Y exigen que sean desechados los cascajos del PRI y una que ni a eso llega, que se disputan la candidatura como si la alianza de la falsa transparencia, la del PAN-PRD, tuviera la mínima posibilidad de ganar la elección. Repudian a Jesús Moreno Delgado por su marcelismo y por ser parte del priismo que detenta el poder desde hace 17 años y otros tantos en los años 80 y 90; a Juan Manuel Rodríguez Caamaño, ex presidente de la Fundación Colosio del PRI y ex secretario del ayuntamiento joaquinista, y a Arbedina Teresa King Cancino, quien por accidente llegó a ser diputada local, y los únicos espacios donde se le ve son los desayunos postineros y las comilonas reseñadas en las páginas de sociales de los diarios.
Tienen su razón los doctrinarios pues el agandalle priista con la venia del gobernador Miguel Ángel Yunes prende cualquier fuego, pero en sus feudos la cosa está peor. Un panista, el doctor Alfredo Phinder Villalón, al que ellos impulsan, trae no más del 8 por ciento de intención de voto, según encuesta realizada por alumnos del Itesco a mediados de febrero, y el otro prospecto, José Luis Sosa Franco, ni quien lo conozca y es más priista que los priistas impugnados, cercanísimo a Víctor Rodríguez Gallegos, el brazo derecho y conciencia estelar del fallido cacique, Marcelo Montiel Montiel. Bien por los doctrinarios que reclaman su derecho a no permitir que el priismo se los coma, pero mal que en años hayan mantenido al PAN en el fondo del abismo, sin una sola figura para enfrentar y competir en una contienda electoral. ¿Que ya se van? Pues adiós… Como hijo político de Tony Macías llega Diego Fernández Olivares a Morena.
Amén de la fotografía en que el ex director del DIF en tiempos de Lu-pilla Félix de Theurel, aparece junto al virtual candidato del pejepartido a la alcaldía de Coatzacoalcos, Víctor Manuel Carranza Rosaldo, ahora sus ligas con el suegro incómodo se ventilan y se ventean en la prensa estatal. Habla de Diego Fernández el periodista Carlos Jesús Rodríguez, en su columna “Por si acaso”, en el portal gobernantes.com.
Y dice: “Más recientemente, Carranza Rosaldo —que va de tumbo en tumbo en su aspiración de gobernar Puerto México— aceptó como su aliado —imagínese— al infumable Diego Fernández Olivares, otro priista formado en el establo de Marcelo Montiel y, posteriormente, sabedor del poder que ejercía Antonio Macías Yasegey, encontró acomodo en su equipo y fue tanto el ‘cariño’ que le tomó al ‘suegro cómodo’ que ya casi en la etapa conclusiva del aciago gobierno duartista le propuso escribirle el libro: ‘La Memoria del Águila’ ”.
Más adelante revela: “FUE A mediados de febrero cuando Fernández Olivares, en un acto desesperado, buscó a su jefe Tony Macías en Tuxtla Gutiérrez para actualizarlo y recibir ‘línea’, y este no dudó en ordenarle a su súbdito incrustarse en el equipo de Carranza Rosaldo en el entendido que todo aquél que huela a duartismo en Veracruz, ya tiene un espacio seguro en el Movimiento de Regeneración Nacional, y vaya que es cierto, ya que por lo menos en Coatzacoalcos los ex colaboradores de Iván Hillman —alfil de Javier Duarte— y Antonio Macías ya están en la cancha lopezobradorista. Ya solo falta —en el colmo de la degradación— que la dirigencia de MoReNa haga publicar un anuncio clasificado: ‘Se recibe cascajo.
Interesados, reportarse en nuestras bodegas de Coatzacoalcos’ ”. De nada… Más tarde, más temprano, Leonardo Cruz Casas tendrá que aplicar la ley, así sea obligado el ilustre magistrado por el Poder Judicial Federal. Dilata el trámite de inhabilitación de los regidores de Coatzacoalcos, que desacataron la sentencia con la que el ayuntamiento debe pagar casi 4 millones de pesos a la constructora Pluviales, a la que el ex alcalde Marcos Theurel le arrebató la realización del último tramo del malecón sin cancelar el contrato. Arguyen los empleados del presidente del Tribunal de lo Contencioso Administrativo que no pueden aplicar la sanción a los ediles porque aún se ha realizado la notificación. Falso.
De la notificación al área jurídica del ayuntamiento hay constancia y ya fue certificada. Inverosímil la treta del magistrado Leonardo Cruz Casas, como aquella que lo hicieron célebre en los días en que quiso ser doctor en derecho y fracasó. Una decena de veces presentó la tesina, y falló. Así ocurre cuando la tesina no es suya, cuando la elaboran otros, cuando estando aprobada, alguien no la estudió. Y el día del examen el rollo no logra sustituir al conocimiento.Vaya con lo que tiene en su pasado el fraudulento magistrado. Pluviales va, pues, por el cumplimiento de la sentencia aunque tenga que mover al Poder Judicial de la Federación…
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