* Detenido por peculado y otros delitos * 425 millones desviados * El caballo de Fidel * Pancho Colorado, Aureoles, sus amigos * Los Porkys y Tomás Mundo, la tesis plagiada * El terreno de Edel * Confirma PAN planilla para Coatza * PRI ya no quiere a mamá de Saúl * Apostar crea mala imagen
Por sí solo, Pancho Valencia vale nada. Sirve, eso sí, de cómplice. Sirve en el lavado y el desvío, en el saqueo, la obra y el contrato, en lo turbio y lo sucio, el hilo conductor hacia el esquema de corrupción que nació con Fidel Herrera y tuvo su clímax con Javier Duarte.
Toda una ficha, Paco Grasa —alias de Francisco Antonio Valencia García— cohabita ya con la pandilla de Javier Duarte en Pacho Viejo, el penal que se ha vuelto VIP, calentando la celda, acusado de peculado, abuso de autoridad, tráfico de influencias, incumplimiento de un deber legal y coalición de funcionarios.
Fue aprehendido el viernes 31 de marzo en Perote, a unos 52 kilómetros de Xalapa, y de ahí trasladado a reclusorio de Pacho Viejo, en Coatepec.
Su pecado, frente al hurto a Veracruz, es peccata minuta, sólo unos 425 millones de pesos, que son nada comparados con los 46 mil millones que le imputan al ex gobernador.
Lo suyo, sin embargo, no es la cantidad sino el vínculo con personajes de nivel relevante en la estructura financiera, la que fue desviando recursos, encomendada a Pancho Valencia, entre otros, la operación del manejo sórdido de los dineros que saqueó la mafia encabezada por Javier Duarte.
Con Paco Grasa se tocan otras piezas del duartismo, uno en prisión, Mauricio Audirac Murillo, otro prófugo, Carlos Aguirre Morales.
De acuerdo con la denuncia en su contra, en 2013 el subsecretario de Egresos, Carlos Aguirre, remitió un oficio en el que le solicitó al entonces director de la Comisión de Agua del Estado de Veracruz, Francisco Valencia, que trasladara 215 millones de pesos a la Secretaría de Finanzas.
Aguirre fundamentaba su petición en una reestructuración con una cuenta de Bancomer de programas de agua, saneamiento y alcantarillado.
En 2014, la operación fue por 220 millones de pesos. Los solicitó el entonces titular de Sefiplan, Mauricio Audirac Murillo, dinero que nunca regresó a CAEV, razón por la que varias obras quedaron inconclusas.
Partícipe del desvío, vio que el mundo se le venía encima cuando el yunismo llegó al poder, el mismo yunismo al que en 2013 reventó cuando por instrucciones de Javier Duarte operó para frustrar la alianza PAN-PRD que pugnaba por Ganar el Congreso de Veracruz y desde ahí atar de manos al ex gobernador, frenar los créditos, revisar las cuentas públicas, documentar quiénes y cómo se había construido la quiebra de Veracruz.
Paco Grasa fue clave. Dinero en mano visitó a sus amigos perredistas y armó una trama genial: a un consejo estatal a favor de la alianza con el PAN le antepondría un consejo estatal alterno, que se opuso férreamente a la alianza PAN-PRD.
Millones a su alcance, Pancho Valencia le dio al perredismo una fortuna, sin hallar límites, aplicando la máxima fidelista de lo que en política cuesta, sale barato.
Frente a los dos consejos estatales que reclamaban ser los legítimos, el Tribunal Estatal Electoral, controlado por Javier Duarte, cerró la pinza. Y determinó que la alianza no precedía al no haber un consejo político reconocido.
De Pancho Valencia hay mil historias, vinculadas unas al ex gobernador Fidel Herrera, otras que le atañen a Javier Duarte.
Trepador nato, su vida ha sido una rueda de la fortuna, unas veces arriba, otras en el subsuelo, algunas marcadas por la tragedia.
Un día, siendo contratista de Pemex, le fue encargada la limpieza de un depósito en el área industrial. Lo hizo. Y en esas andaba cuando un accidente le costó la vida a un trabajador.
Fue mecenas de candidatos perredistas, a menudo de alcaldes. Cubría el costo de las campañas y luego se convertía en ejecutor de obras o dispensador de contratos.
Tiempo después pasó a ser restaurantero, político, amigo de gobernadores, de empresarios y de narcoempresarios, sin olvidar sus nexos con el perredismo de medio pelo.
Fue vecino de Javier Duarte en fraccionamiento Club de Golf, en Xalapa, donde establecieron una convivencia frecuente. Sus familias se visitaban. Pasaban veladas juntos. Había cariño. Y terminó habiendo complicidad.
De ahí le surgió la idea de crear los restaurantes Vinissimo —o Carísimo—, uno en Boca del Río, otro en Xalapa, uno más en Nueva York.
Sin clientela, con un dispendio brutal, sus excesos y vida de lujos iba en aumento. Y Viníssimo en picada. ¿Qué lava el señor Valencia o para quién?, cuestionó INFORME ROJO el 17 de diciembre de 2014.
Luego vendrían sus andanzas en el gobierno de Javier Duarte. Primero fue secretario de Comunicaciones, en pago a la operación con que reventó la alianza PAN-PRD. meses después pasó a CAEV.
“Piel gruesa, a Francisco Valencia le rebota la crítica. Aguanta golpes, señalamientos, venga de donde venga. Lo increpan líderes de partidos y diputados locales y él, como Salinas, ni los ve ni los oye, sabido su cinismo”, planteó INFORME ROJO.
Con Valencia están señalados Noé Rodrigo Hernández Hernández, quien lleva nueve años en CAEV y a quien en medios duartistas le calculan una fortuna de más de 300 millones de pesos; el subdirector de Infraestructura, Héctor Francisco Centeno Moctezuma, y el jefe de Departamento de Construcción, Raymundo Jiménez de La Garza.
Paco Grasa se mueve en el círculo del gobernador de Michoacán, el perredista Silvano Aureoles Conejo, y del ex líder de la fracción parlamentaria del PRD en el Senado, Francisco Barbosa.
Su fama llega hasta el lavado de dinero, los subcontratos, la operación electoral con recursos públicos.
Pero las historias de Pancho Valencia no terminan ahí. Recuerdan los fidelistas que en la “plenitud del pinche poder” operaba en el círculo cercano a Fidel Herrera. hablaba y operaba. Tejía negocios reservados para los sin escrúpulos.
Adulador nato, un día surgió la idea de obsequiar un caballo al entonces gobernador. De una subasta entre los asiduos al Hipódromo de las Américas, hubo uno que llamó la atención. Lo escogió Paco Grasa. Lo pagó Pancho Colorado.
Cuenta entre sus allegados a otro recluso: Flavino Rìos Alvarado, ex gobernador interino de Veracruz, acusado y enjuiciado por la fuga de Javier Duarte.
Uno más es el líder cetemista, Carlos Manuel Vasconcelos Guevara, hoy candidato del PRI a la presidencia municipal de Coatzacoalcos. Con Flavino Ríos y Vasconcelos forman una trinca infernal.
Fue coyote en una operación para compra de rancho al líder obrero por parte del gobierno de Veracruz. Por ello se agenció 2 millones de pesos.
Su casa de Club de Golf fue en negocio superlativo. Le costó 8 millones de pesos y la vendió en 15, presuntamente al diputado Jorge Carvallo. Aún debe el vitral de 2 millones de pesos al arquitecto que lo realizó.
Su suerte, hoy, lo ha dejado. Pasa sus días en Pacho Viejo, sin amparo que lo exima de culpa, todas las sentencias federales en contra, sujeto a un año de prisión preventiva y quizá más cuando concluya el juicio por el que fue aprehendido.
Todo un caso Pancho Valencia.
Y sus andanzas no paran ahí.
Archivo muerto
Plagiario y tramposo, Tomás Mundo Arriasa diserta sobre el caso Porkys. Anuar González Hemadi, el juez de distrito que concedió el amparo a Diego Cruz Alonso, no se equivocó, dice Mundo. Su sentencia, cuenta Mundo, está apegada a derecho. Con los elementos que observó don Anuar, reflexiona Mundo, el amparo va y debe ser confirmado. Ignorantes, pues, los de las redes y los medios que suponen que un ultraje a una menor, tocar los senos, deslizar la mano bajo la falda, introducir los dedos en la vagina, todo sin consentimiento de la mujer, indefensa al hallarse entre cuatro varones, y luego la violación en el baño de la casa de Enrique Capitaine, es tema reservado a doctos en leyes. Sí, y también para quienes tienen calidad moral.
Tomás Mundo no encuadra ahí. Hay en su historial un plagio, un texto que literalmente copió y es tesis doctoral sobre la eutanasia. Y eso lo pinto como lo que es. Y eso es inmoral… Edel debiera ser rey y llamarse Midas. Lo que toca, brilla, y de la nada hace millones. Con cuatro meses al frente del Poder Judicial de Veracruz, el magistrado Edel Álvarez Peña hará realidad un sueño, el de los empleados, los que laboran en los juzgados y tribunales en Coatzacoalcos.
Tendrán vivienda gracias a los buenos oficios del dueño del periódico Liberal del Sur y todo un consorcio de papel, que en su momento fue alemanista, fidelista, duartista y hoy yunista. Lo suyo es el aplauso bien cobrado.
Da resultados, pues, el magistrado, que de volada ubicó el predio para que a la mayor brevedad arranque la construcción. Del terreno se sabe que no le costó un peso al Poder Judicial, lo que redundará en que las viviendas sean de muy bajo costo. De la empresa que construya el fraccionamiento se espera que no se trate de Jakarta ni Kabator para no incurrir en conflicto de interés. Ambas están señaladas de vínculos con la familia del habilidoso Edel Álvarez Peña, el magistrado del yunismo azul… Más brinco que salto y la planilla del PAN quedó igual.
Confirma la cúpula del Partido Acción Nacional a sus candidatos a alcalde, síndica y regidores que contenderán por la presidencia municipal de Coatzacoalcos. Los lidera Jesús Moreno Delgado, de origen priista, quesque ex marcelista, al que en cónclave con perredistas de Coatzacoalcos, Alejandro Gutiérrez Cabrera, ex candidato a diputado local, le hizo una sola petición: ver en la cárcel a Joaquín Caballero Rosiñol, el alcalde. Sólo una mueca con aire de sonrisa, los ojos agigantados, se dibujaron en el rostro del ya seguro candidato del PAN.
Del resto de los candidatos a ediles por el PAN, salvo Rosalinda Tolentino que ya dijo “ahí se ven”, pero su nombre continúa en el registro, nadie fue cambiado. O sea que serán regidores los primeros candidatos a regidores, uno o dos, Martín Juvenal Patiño y Blanca Cuevas, porque a como se muestra la intención de voto, el PAN no gana la elección y se desploma al tercer o cuarto lugar.
Morena se llevará el triunfo, seguido del PRI-Verde, quizá con más votos para el partido de Roberto Chagra, que es el partido de Fidel Herrera Beltrán, que para el tricolor… ¿Algo peor que Saúl Wade? Sí, su mamá. Al terrible Saúl, alcalde real de Minatitlán, primero en la tesorería municipal y hoy desde las sombras, le atribuyen el desplome del PRI. Lucró, engañó a la Auditoría Superior de la Federación, inventó haber ejercido 117 millones de pesos de origen federal, embarcó a contratistas que se prestaron al timo, benefició a siete constructoras vinculadas a su cuñado Barraza. Así minó las posibilidades de que el PRI pudiera ganar la elección municipal. Con Norberto Luna, médico, bien querido entre la población, prestigiado, la intención de voto no levantó. Entonces hubo golpe de timón. Y de la chistera surgió Reyna León Cheluja, la madre del terrible Saúl. Y todo fue peor.
Flota en el imaginario colectivo la imagen de una mujer adicta al juego, reina de los casinos, generosa su mano para apostar, limitada en el DIF de Minatitlán, de la que es presidenta, para enfrentar las demandas de ayuda de la población. O sea, que no sepa tu mano derecha lo que tu mano izquierda hace en el Bingo. Llevaron los Wade al PRI a una encrucijada. Abuso, atropello a la ley, engaño a la ASF y denuncias por corrupción que Morena, el partido de los santos y puros, en el Congreso de Veracruz no quiere terminar de destapar, construyen la derrota del PRI. De ahí que Reyna León sea prescindible. Y que resulte mejor candidato el doctor Norberto Luna…
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