* El aplauso de los cómplices * Ante el saqueo, el PRI calló * Ante la violencia, el PRI fue omiso * Ramón Ortiz y Chiquiyunes, en corto * PRD opaca al PAN * Sergio Rodríguez, acusado de robo * Y quiere echar a Winckler * Fiscalía regional: la mafia sigue * Rotter no suelta a Tony * Los Quintanilla, solapados
Por seis años, tuvo el PRI un dios: Javier Duarte. Lo llevó al poder, lo hizo gobernador, le aplaudió a rabiar, lo vio robar, saquear las arcas, fraguando la quiebra, despedazando a Veracruz.
Tuvo un dios el PRI: Javier Duarte, el que encubrió a los cárteles y los dejó actuar, sumiendo a Veracruz en la violencia, en el miedo, con el terror en la piel; sus varones reclutados por el crimen organizado, sus jóvenes mujeres obligadas a la prostitución, sus niños a merced de tráfico de órganos, el migrante golpeado, robado, mutilado.
Su dios le dio al PRI, en reciprocidad, poder infinito: el control del Congreso, alcaldías de miles de millones, donde se concentra la mayor inversión, los priistas saqueando y maquillando el atraco, encubiertos desde los órganos de fiscalización.
Tuvo el PRI un dios, Javier Duarte, y con ese dios llevó a Veracruz al desastre total.
Y hoy pretende el voto de la sociedad.
Su reto es mover el voto de los ingenuos, apostar a la desmemoria del agraviado y así revertir el efecto de la derrota electoral de 2016 cuando Miguel Ángel Yunes Linares, candidato de la alianza PAN-PRD, les arrebató por primera vez en su historia el gobierno de Veracruz.
Hoy, votar por el PRI es evocar a Javier Duarte, el orate que gobernó Veracruz, prófugo de la justicia por seis meses, desde el 14 de octubre de 2016 hasta este el 14 de abril, detenido en el hotel La Riviera de Atitlán, en el municipio de Panajachel, Departamento de Sololá, a 140 kilómetros al oeste de la capital de Guatemala.
Allá vive el olvido, tirado como lastre en la prisión de Matamoros, abandonado por Karime Macías, su esposa, por los amigos y prestanombres con los que tejió la red que saqueó, desvió, lavó los dineros robados al gobierno de Veracruz.
Javier Duarte sintetiza la debacle financiera y la violencia brutal, la herida que no cierra, el dolor permanente y la angustia sin alivio de quienes no volvieron a saber de sus familiares.
Y el PRI fue —es— su cómplice.
A Duarte se debe la violencia y la muerte, la desaparición de personas y las fosas clandestinas que ocultan cadáveres por miles, unos malos, otros no. Porque pudiendo evitarlo se coludió, porque debiendo enfrentar a la delincuencia, pactó.
Su cuota de sangre es aterradora. Zetas o Golfos, Jalisco o el Cártel de Duarte roban y asesinan, levantan y secuestran, van de pueblo en pueblo, en el campo y la ciudad, sembrando el terror, extorsionando migrantes, mutilándolos, suscitando la barbarie, sabiendo que la impunidad viene de las altas esferas de poder.
Con Fidel Herrera, su padrino y antecesor, reinaron los Zetas; con Javier Duarte el Cártel Jalisco Nueva Generación y a la par, el Cártel de Duarte, conformado por la policía de Veracruz, los esbirros de Arturo Bermúdez Zurita, un tal Marcos Conde, un Alfonso Zenteno, el llamado Comandante Tritón, acusados ambos de desaparecer gente o entregarlos al crimen organizado.
INFORME ROJO, en un sinfín de entregas, ha descrito la colusión Duarte-crimen organizado. Una así:
“Llegan Los Zetas con Fidel Herrera y se adueñan de Veracruz, negando el sultán su presencia en el territorio que le tocó desgobernar, y arguyendo que el dolor no es real, y las miles de víctimas que pasaron por sus dagas y cayeron por sus balas, mientras la versión oficial era evadir que existían los malos y que asediaban a la sociedad.
“Fue igual con Javier Duarte. O peor. A los Zetas se agregaron los del Cártel Jalisco Nueva Generación, y cuando confluyeron con otros grupos delincuenciales, Veracruz adquirió rango de estado sin ley, ingobernable, en manos de la violencia. Y siempre la impunidad.
“Sigue igual con Miguel Ángel Yunes Linares, protagonista del gobierno del cambio, de la alternancia política, que repararía el escenario político y aplicaría la ley. Y al cuarto mes los malosos ríen, sus enemigos gozan”.
Sufren la violencia los de aquí y los que no lo son, los migrantes que buscan llegar a la frontera. Y siempre la complicidad de la policía de Veracruz.
“Hay colusión. Hay complicidad del gobierno pues sólo así el criminal agrede, mutila, vacía tanta saña como en su interior puede tener”.
Y el PRI fue —es— su cómplice.
Martha Sánchez Soler, coordinador del Movimiento Migrante Mesoamericano, fustiga por igual a los del pasado, a Fidel Herrera y a Javier Duarte, que a Miguel Ángel Yunes:
“Las bandas del crimen organizado operan todos los hechos criminales en el estado, desde el robo de combustible, secuestros de locales y también de migrantes, fosas clandestinas, las autoridades observamos se mantienen de brazos cruzados al respecto, no parece que hubo cambio de gobierno en Veracruz.
“Veracruz vive una descomposición total y eso a causa de la colusión de las mismas autoridades con el crimen organizado que han permitido el ingreso de grupos delincuenciales como es el caso de los ‘Zetas’.
“El gobierno nunca ha querido hacer más allá de dar declaraciones, muchas de ellas bastante desafortunadas en cuanto a los migrantes y sus defensores, como lo que están haciendo ahora insultando al padre Solalinde y diciendo que no es bienvenido sólo porque dice la verdad. Pero mientras no exista voluntad política de las autoridades para trabajar con honestidad, Veracruz se va a poner cada día peor.
“Todos sabemos lo que está sucediendo. Los Zetas han regresado a operar con toda impunidad, ahora esta todo revuelto todo contaminado, se mezcla todo lo que es el robo de las gasolinas, secuestros, todo, el crimen organizado está operando con ‘todo lo que da’ ”.
Y el PRI fue —es— su cómplice.
Otra entrega de INFORME ROJO:
“Así es la barbarie y la violencia brutal. Mientras más sanguinarios son los sicarios, más temor despiertan. Y a mayor complicidad, mayor impunidad.
“Antes los matones ejecutaban a sus víctimas, descargaban el revólver, accionaban sus armas largas, asestaban el tiro de gracia, huían. Hoy matan y mutilan. Hoy ejecutan y encementan los cuerpos. Hoy asesinan y disuelven a sus víctimas en ácido.
Hereda Javier Duarte un Veracruz sangriento.
“Oficialmente, en seis años han desaparecido 2 mil 600 personas. Es la cifra de la Fiscalía General. Es el período del duartismo. Las estimaciones de los colectivos que buscan a sus familiares es de 28 mil tan solo en Veracruz.
“Como avizorara el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, coordinador de la Pastoral de Movilidad Social en el Pacífico Sur de la Iglesia católica, Veracruz es la mayor fosa del país, un cementerio gigante y clandestino.
“Sólo en Colinas de Santa Fe, aledaño al puerto de Veracruz, han sido hallados 250 cráneos y 17 mil restos óseos. En Arbolillo, municipio de Alvarado, 47 cráneos.
Y el PRI fue —es— su cómplice.
Es la violencia y la quiebra financiera, el robo de los dineros y la impunidad, los 180 mil millones de pesos robados y la mano del PRI que por seis años encubrió a Javier Duarte.
Y así pretende el PRI que Veracruz le dé su voto.
Votar por el PRI es evocar a Javier Duarte.
Jodió a Veracruz y el PRI quiere volver.
Archivo muerto
Seco el golpe, lo asesta Ramón Ortiz Cisneros. Frente a Miguel Ángel Yunes Márquez, alcalde de Boca del Río, hijo del gobernador Yunes azul, el líder camionero tácitamente se deslinda del PAN y carga su fuerza hacia el PRD, agraviado por la exclusión de su esposa Claudia Erika Bonilla de la planilla azul, por incumplirle el acuerdo de ser candidata a síndica en el próximo ayuntamiento de Coatzacoalcos. Esa tarde —sábado 6, colonia López Mateos—, Ramón Ortiz inunda de playeras amarillas con la leyenda “Chucho Moreno”, en alusión al candidato de la presunta alianza PAN-PRD, el ex priista Jesús Moreno Delgado, y así rebasa al PAN. Se escuchan las porras a “Claudia” y al PRD. Es su telón de fondo a su efímero encuentro con Chiquiyunes. Cruzan dos, tres palabras y se retira. Van tras él los operadores de Jesús Moreno, pidiéndole que no abandone el evento, pero el dirigente cetemista no cede. Y sí, se les fue el financiero de la campaña, el que aporta material para reparar calles con su impresionante cuadrilla de camiones. Ya no le preocupa si Jesús Moreno gana la alcaldía de Coatzacoalcos. Ahora sólo impulsa la votación que requiere el PRD para que su hermana Mariela Ortiz Cisneros, quien es candidata amarilla a regidora segunda, logre llegar al próximo cabildo municipal. Lo que pagará el PAN por no cumplir un acuerdo de caballeros…
Entre la escoria del Congreso, nadie como Sergio Rodríguez Cortés. Acusado de robo agravado, con todo en contra, impulsa la destitución del fiscal general, Jorge Winckler Ortiz, por su cuestionada expresión de “diputados corruptos” con que se refirió a los legisladores que con un argumento legaloide, falaz, tramposo y sin sustento legal, congelaron el juicio de desafuero a Antonio Tarek Abdalá Saad, el ex tesorero de Javier Duarte, imputado del saqueo de 23 mil millones de pesos, confeso de desvío de recursos federales, los cuales eran concentrados en una cuenta para evitar la fiscalización. Winckler fue impolítico al llamarles corruptos, pero no faltó a la verdad. Medio Veracruz coincide: Tarek tuvo cómplices, los diputados federales que urdieron no desaforarlo. Hoy es Sergio Rodríguez uno de sus principales verdugos, impulsor de la destitución que este martes 9 se debatirá en el Congreso de Veracruz, seguro porque Winckler promovió acciones legales que una vez que el diputado del PRD deje de tener fuero, lo llevarán a prisión. Sobra cinismo, falta vergüenza, para exigir que el fiscal se vaya cuando sobre el legislador pesa orden de aprehensión por el robo de un automóvil…
Con Yunes o sin Yunes, la mafia judicial sigue impune. Obedecen aún, fiscales y subfiscales, personal de a pie, ministeriales y hasta escribientes, a los vicios del duartismo. Un caso es el del ex alcalde de Coatzacoalcos, Armando Rotter Maldonado, quien confrontó a los esbirros de Tony Macías, el suegro incómodo de Javier Duarte, cuando pretendieron despojarlo del predio que le ganó en los tribunales al padre de Karime Macías Tubilla. Lo derrotó en todas las instancias y cuando intentó cercar el terreno, ubicado a unos metros de la entrada al panteón Lomas de Barrillas, sufrió el amago, la amenaza, la presión. Al frente del grupo viajaba Abenamar Cuevas y con él, varios matarifes. Rotter los encaró y luego interpuso su denuncia. Hará dos meses ya. El incidente ocurrió el 8 de marzo. De entonces a la fecha, sólo dos testigos han sido llamados por la Fiscalía Regional. Aquí siguen los enclaves de duartismo, los cómplices de Tony Macías, torciendo la ley desde sus entrañas. Con Yunes Linares, el gobernador, o sin él, la justicia en Veracruz sigue bailando al son que le tocan los ladrones que saquearon las arcas públicas y los que entregaron el aparato judicial a la delincuencia y el crimen organizado…
Otro caso es el que se vincula con Jaime Quintanilla Hayek, su hermano Enrique, el abogado Cosme René Atonantzin y la empresa Gravas del Sureste, que invaden predios, roban material de construcción, enfrentan a cualquiera machete en mano y tienen la protección de la subfiscal Aurora Solano, presuntamente relevada por la turbiedad con que se conduce pero que opera desde las sombras. El agraviado es Donaciano Baeza, propietario del predio Chacalapa, quien no cesa de denunciar “negligencia y parcialidad”, quien procedió legalmente, según consta en la investigación UIPJ/DXXI/SUBCOSOL/018/2017. Pero nada se mueve para que la justicia sea haga realidad. Aurora Solano “extravió” una parte de las pruebas que ofreció Donación Meza y se negó sistemáticamente a que se realizaran peritajes que habrían establecido que el Clan Quintanilla se roba el material de construcción. Ante las quejas que ha suscitado, Aurora Solano fue relevada. Se encargó del caso Josué Pérez. Semanas después lo sustituyó Martín López, quien repite las prácticas de Aurora Solano. O sea, Yunes Linares pregona que las corruptelas del duartismo ya no se darán más y en los hechos los fiscales y subfiscales lo desmienten…
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