* Gloria Rasgado, expulsada del PRD * El resolutivo de la Comisión Nacional de Garantías también dejaría fuera a Celso Pérez, Mariño y Capdeville * Guerra de nervios por Caso Veracruz * Los priistas no duermen; los panistas aseguran que anularán elección de gobernador * Suena Mayagoitia para provisional * El mensaje: Duarte está con Marcelo, no con Hillman * Se negó a hablar de las obras defectuosas

Es tal el caos y la insolvencia financiera que enfrenta Veracruz, que a falta de recursos de la Federación el régimen de la fidelidad está dispuesto a contratar créditos bancarios. Ha de suponer que otros miles de millones de deuda en poco agravan la bancarrota en que se ha llevado a la entidad.

 

Hará unos días, iniciado el recuento de los daños derivados, primero, del paso del huracán Karl, y luego por los efectos de la tormenta Mateo, el gobernador de Veracruz arrancó el lagrimeo por los recursos del Fondo Nacional de Desastres Naturales, bajo la pantalla de que serían destinados a atender a los millones de damnificados. Pedía, exigía, el jefe del Clan Fiel dinero a granel, sabedor que el destino de ese dinero sería incierto, otorgado a contratistas amigos, sin licitación de obra pública porque la ley en caso de emergencia así lo contempla, y con la total seguridad de que la tragedia de los veracruzanos sería en el futuro inmediato un negociazo de antología.

 

Alzó don Fidel la voz suya y la de su corte. Hablaron alcaldes, diputados federales, funcionarios de segunda y de tercera, dirigentes priistas y también de la oposición, reclamando al unísono que el gobierno federal dejara de afectar a los habitantes de Veracruz al retener participaciones federales y negarse a realizar las declaratoria de emergencia y de desastre.

 

Como coro de sapos, los hijos de la fidelidad contaban millones para Veracruz y advertían que la falta de ayuda inmediata sería responsabilidad del Presidente Felipe Calderón Hinojosa. Y así se enfrascaron en un regateo por el billete que dio la muestra del lodo de que están hechos.

 

Cuando Calderón llegó a Tlacotalpan, aún antes de Karl y Mateo, la Secretaría de Gobernación reveló que en el curso del año ya se habían emitido seis declaratorias de emergencia. Quedaba claro, pues, que la patraña fidelista no tenía fines sociales ni de ayuda sino el signo de la ambición y su voracidad por el dinero. Fue una farsa mal montada que se desdibujó ante la fuerza de los hechos.

 

Karl y Mateo, los daños que provocaron en medio estado de Veracruz, le ha servido de ariete a Fidel Herrera para insistir en la entrega de recursos federales. Dice el gobernador que los estragos ascienden a 70 mil millones de pesos y se empeña en que el gobierno federal coloque ese dinero en sus sospechosas manos.

 

Lo que no dice es que Veracruz, su gobierno, incumplió con las aportaciones al Fonden. El gobierno federal ha revelado que existen mil 700 millones para trasladarlos, pero las reglas de operación lo atan y le impiden trasladarlos a las arcas veracruzanas. El régimen fidelista, vía sus alfiles en la oposición, plantean que de las participaciones federales futuras se descuente lo que hasta ahora el señor feudal de Veracruz no ha entregado.

 

Por algo de ser que el gobierno federal es receloso con Fidel Herrera Beltrán. Cuando comenzó a fluir la ayuda, decidió que en vez de ponerla a disposición del gobernador, las acciones las coordinara la Cruz Roja.

 

Banobras ha abierto líneas de crédito para los gobiernos estatales que deban afrontar la reconstrucción. Veracruz es uno de ellos y su gobierno no lo pensó dos veces para contratar un préstamo, que habrá de sumarse a la deuda de 40 mil millones que conforma la bancarrota veracruzana.

Fidel y su corte saben que una deuda más, ha como deja las finanzas, ni se habrá de notar. Se le debe a los acreedores de la bursatilización, a otras instituciones bancarias y ahora será a Banobras.

 

De eso se trata. La pandilla fiel accede al dinero y que el pueblo, si puede, algún día liquide la deuda.

Versiones extraoficiales dan por hecho que Gloria Rasgado Corsi fue expulsada del Partido de la Revolución Democrática. El resolutivo de la Comisión Nacional de Garantías debió emitirse la tarde del jueves 30 de septiembre. La solicitud de expulsión habría procedido por comprobarse que la ex diputada federal Gloria Rasgado Corsi y tres de los integrantes de su grupo —el presidente del PRD en Coatzacoalcos, Celso Pérez Ruiz, y sus operadores Samdy Mariño Lara y Alfredo Capdeville Leyva— habrían transgredido los estatutos perredistas al apoyar abiertamente al candidato del PRI a la alcaldía, Marco César Theurel Cotero, hecho que fue público una semana antes de la elección del 4 de julio. Sin Gloria Rasgado el PRD está condenado a su extinción en Coatzacoalcos, pues fuera de ella, una operadora política de alta efectividad, nadie, muchos menos sus enemigos, podrían obtener un triunfo...

 

 

No duermen los priistas de sólo pensar que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación pudiera anular la elección en Veracruz. Dicen, aseguran, sostienen que Javier Duarte de Ochoa la tiene ganada; que será confirmado como gobernador; que la elección fue inobjetable y que el PRI se comportó como una dama, las uñas recortadas, la honestidad en alta, durante la campaña y el día de los comicios, el 4 de julio. Entonces a qué se deberá que traslucen desesperación, angustia y hasta paranoia cada vez que el Trife solicita más y más elementos al Instituto Electoral Veracruzano en los que sustentó que la elección fue un ejemplo de limpieza democrática. La guerra de nervios está en su mayor nivel. Los panistas dan por sentado que se resolverá por la anulación de la elección y que con ello terminará el proyecto fidelista de retener el poder seis años más. La corte fiel quisiera que el fallo se emitiera a la mayor brevedad, confirmando a Duarte de Ochoa en la gubernatura. Por lo pronto ya se menciona que el gobernador provisional será un personaje sumamente respetado de apellido Mayagoitia...

 

 

Mensaje político en la visita de Javier Duarte de Ochoa a Coatzacoalcos: lo trajo Marcelo Montiel Montiel, no a aliviarles las penas a los damnificados por el paso de la tormenta Mateo, sino para demostrarle en qué establo político se halla el gobernador electo de Veracruz. Vapuleado por sus enemigos —el Clan de la Succión y el grupo Hillman— por la crisis financiera que enfrenta el Ayuntamiento de Coatzacoalcos por el retraso en las participaciones federales, Marcelo Montiel orquestó la llegada de Javier Duarte y, así, reviró políticamente la andanada. Se sabe que el delfín del fidelato no traga al ex alcalde Iván Hillman Chapoy y que en sus planes no figura el líder del Grupo Pantera remasterizado. Duarte se mostró marcelista; rehuyó declarar sobre las obras públicas deficientes y mal construidas; acuerpó a Montiel Montiel y a Marco César Theurel Cotero, el alcalde electo de Coatzacoalcos. Fue la respuesta a la campaña periodística emprendida por el Clan de la Succión. Marcelo Montiel es, electoralmente, útil; Iván es, simplemente, igual a nada. Y como solía decirle el tilipoche a sus enemigos: así o quieres más...