* Comenzó con Fidel y siguió con Duarte * Desde 2012 tenían su ubicación * y lo dejaron actuar * Políticos y empresarios, su séquito * Chagra, Víctor Rodríguez, Jesús Moreno, Ramón Ortiz, Piquitos, López Mora * Cayó Stalin * Patalea Héctor * Brenda y los préstamos * Nanchital: riesgo de parálisis
Entre viandas y trago, la clase política y jet-set a sus pies, Hernán Martínez Zavaleta construyó un mundo violento —secuestro, droga, combustible robado, extorsión— gozando por once años de impunidad. Sabiendo donde ubicarlo, los del poder y los que no, lo dejaron actuar.
Zeta mayor en la región, acusado de una masacre, la de los cuatro niños y sus padres en la colonia Nueva Calzadas, en la zona pobre de Coatzacoalcos, el 17 de junio, Hernán N, como lo categorizan sus captores, o Comandante H, o El H, o bien Jorge Martínez, su alias, hoy está en prisión, bajo resguardo de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de la Delincuencia Organizada.
Lo detuvo la Secretaría de la Defensa Nacional en Tabasco, el jueves 29 de junio, cerca de los límites con Veracruz, junto con dos cómplices, Víctor Manuel “N” y Juan Adiel “N”, a quienes se les decomisaron un “arma de fuego corta, dos granadas, un kilogramo aproximadamente de una sustancia con las características propias del cristal y un vehículo”, según comunicado de la PGR.
Le imputan la masacre de los niños. Habría sido una revancha por el asesinato de su lugarteniente, Bernardo Cruz Mota, el viernes 16, en la colonia Benito Juárez Norte de Coatzacoalcos. Un día después, ultimaron a los menores, a su padre, el taxista Clemente Martínez, y a su madre, Martidiana N.
Una versión de conocimiento restringido, señala que fue un audio el que corroboró que El H ordenó la ejecución, detallando cómo les quitarían la vida a los menores.
Tras ser detenido, inició el infierno para quienes a lo largo de once años fueron cómplices silenciosos: políticos y hombres de poder, empresarios y dirigentes sindicales, autoridades municipales y jefes policíacos, periodistas y deportistas, la runfla que sabiendo del impacto violento de sus acciones, lo dejaron hacer, le permitieron actuar, decidieron callar.
Sin Fidel Herrera Beltrán, de 2006 a 2010, el Comandante H no habría iniciado su ascenso. Sin Javier Duarte, de 2010 a 2016, no se habría consolidado como el jefe regional de Los Zetas.
Decidía el cobro de piso, la extorsión a empresas y comercios, a antros y restaurantes en la zona del malecón, a profesionistas y gente de trabajo.
Once años, desde 2006, fue fue impune.
Una ficha sobre vida delictiva y personal, revela que el gobierno siempre supo dónde ubicar al Comandante H.
Cita la ficha tres veces el domicilio de Pino Suárez 1305, Colonia Benito Juárez Norte, y con sus datos generales, los de su esposa, padres y hermanos.
Refiere que el 7 de marzo de 2012 se le detuvo. Elementos del Ejercito lo intervinieron. Le acompañaba Bernardo Cruz Mota y escoltas. Viajaban en dos camionetas, una Honda Pilot 2001, y una Toyota Highlander 2011. Les fue asegurada una pistola Pietro Beretta calibre 9 milímetros.
Remitido a Nayarit y recluido en el penal de Puente Grande, enfrentó un juicio. luego abandonó la cárcel y se alejó brevemente de su actividad delictiva. Luego regresó y con mayor brío e impunidad.
El sábado 1, dos negociaciones, Golden Bull y Port House, ligadas al Comandante H fueron clausuradas por la Procuraduría General de la República, removiendo los recuerdos que la sociedad que convivió y lo encumbró desearía borrar.
Del gimnasio Golden Bull, inaugurado hace un año, decían las reseñas del evento:
“Golden Bull es un gimnasio equipado con lo más moderno en aparatos y programas para acondicionamiento muscular y mejoramiento de la salud. Su propietaria es la familia Martínez Mayo.
A su inauguración, el 11 de marzo de 2016, acudieron los boxeadores profesionales, Mariana “La Barbie” Juárez, campeona mundial y sex simbol en revistas para caballeros, y Marco Antonio “Quetzalcóatl” Peribán, así como el fisicoculturista profesional Federico Boysselle.
Se ubica en un edificio propiedad del dirigente político y empresario, Roberto Chagra Nacif, un inmueble atractivo de cuatro plantas, ubicado sobre la avenida Lázaro Cárdenas casi esquina Allende, en el centro de Coatzacoalcos. Antes, durante el gobierno de Fidel Herrera Beltrán, fue la Oficina de Hacienda del Estado.
La familia Martínez Mayo, vía terceros, arrienda dos pisos del edificio.
Port House es un restaurant propiedad de Roberto Chagra, asociado con los empresarios Alejandro Matiano Molinar y Pepe España Quintero, inaugurado el 9 de septiembre de 2015.
A todo lujo —y precios por las nubes—, Port House ofrecía “cortes Prime y Premium, cocina internacional, cava selecta, lights show, mixología, DJ Oldies y muchas sorpresas más”, según la reseña de inauguración.
No se advierte, hasta ahora, cuál sería la participación del Comandante H en el restaurant de Roberto Chagra. Una fuente ligada a la investigación señala que habrían indicios de blanqueo de capitales.
Circundaban al H políticos y adinerados, empresarios y restauranteros, lo más granado de la sociedad.
Uno de ellos, Roberto Chagra Nacif, sobre el que pesa la mayor liga, es presidente del Partido Verde Ecologista de México en Coatzacoalcos, ex candidato suplente a diputado federal, ex sindico municipal, ex director de Carreteras estatales en el gobierno fidelista y director de la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento.
Y es su arrendador.
Propietario del edificio que dio cabida al Golden Bull, Chagra es señalado como prestanombres y socio de Hernán Martínez Zavaleta, encubridor de sus negocios con presunto lavado de dinero.
Otro negocio de Chagra, el Once Once, era frecuentemente visitado por el H. Su administración estuvo a cargo de Beba Chagra, prima del ex funcionario fidelista.
Entre los políticos que gozan posando la fotografía con el H, se hallaban Víctor Rodríguez Gallegos, brazo derecho y operador del ex alcalde Marcelo Montiel Montiel, del que fue Secretario de Gobierno y más tarde encargado de la administración y finanzas en la Secretaría de Desarrollo Social estatal y en la delegación de la Sedesol federal en Veracruz.
Otro, Ramón Ortiz Cisneros, empresario del transporte, cetemista, desligado del PRI, incrustado en la campaña del PAN-PRD a la alcaldía de Coatzacoalcos, con resultados desastrosos.
Jesús Moreno Delgado, ex candidato a presidente municipal por el PAN-PRD en Coatzacoalcos, aparece posando la fotografía con el H en un partido de futbol.
Otro, Félix López Mora, delegado de Tránsito en Cosoleacaque, también posa la fotografía. Uno más, David Arriola Sam, dueño del restarurant Piquitos, uno de los más selectos en comida de la costa y de altísimo precio.
Y así el historial del H, de la mano del jet-set y el círculo político, construyendo un mundo violento.
Fueron once años de impunidad.
Archivo muerto
Insostenible, Stalin Sánchez Macías cae y arrastra a Héctor Yunes. Duró apenas cuatro días como coordinador de asesores de la Fiscalía Anticorrupción, vilipendiado por su pasado duartista, por el saqueo a Veracruz, los millones pagados al consorcio periodístico de los Heraldos por aplaudir y callar, por las prebendas y dádivas, un terreno vía una treta legaloide con el que Javier Duarte favoreció al primo de su esposa Karime.
Y luego a la Fiscalía Anticorrupción. ¿Para blindar a quién? Trascendió su renuncia este domingo 2, aunque se hizo efectiva con fecha el 27 de junio.
Se fue entre fuego verbal, rechifla y denuesto, los improperios que suscitó su aberrante designación. Héctor Yunes Landa, el senador que lo impulsa, admite la derrota y patalea, encara a la presidenta del Congreso de Veracruz, Mariely Manterola Sáenz, imputándole nexos con el duartismo y exige la renuncia de un asesor de la diputada, igualmente marcado por el gobierno de Javier Duarte.
Qué show el del fallido candidato priista al gobierno de Veracruz, aquel que se inmortalizara con su frase icónica: “Javier Duarte es mi jefe político”.
Y que el duartismo se infiltre en las instituciones… De salida, Brenda Manzanilla sólo espera que los créditos fluyan, previo aval del Congreso de Veracruz, que le alleguen recursos para realizar obra, vialidades que demanda la población de Nanchital.
De entrada, Zoila Balderas Guzmán, alcaldesa electa por el PAN-PRD, sabe que sólo con financiamiento bancario podrá realizar un digno papel. Se sabe que va por 50 millones de pesos.
Su escollo está en el cabildo municipal, donde sólo tiene el voto del síndico Mincho Ávalos y tendrá que convencer a Morena y al PRI, quizá a Movimiento Ciudadano, una vez que el Órgano Público Local Electoral determine a qué partido se le asigna la tercera regiduría.
Si el PAN logra tener mayoría en el cabildo —tres de cinco votos—, caminará en las nubes; si no, habrá la capacidad de la futura alcaldesa, hija del extinto líder petrolero, Francisco Javier “Chico” Balderas Gutiérrez, para negociar.
Una tercera vía es jalar al regidor priista, Francisco Balderas Pérez, su primo, para sacar proyectos y evitar que el ayuntamiento entre en una profunda parálisis…
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