Un sismo, el de Juchitán y el sur, motivó burlas y memes que agravian, hurgando en la herida del que ha sido tocado por la muerte. Otro sismo, el de la Ciudad de México, también duele y ahí sí hay que compartir la tragedia.
Un sismo, el de Juchitán y el sur, motivó burlas y memes que agravian, hurgando en la herida del que ha sido tocado por la muerte. Otro sismo, el de la Ciudad de México, también duele y ahí sí hay que compartir la tragedia.
Un sismo, el de Juchitán y el sur, motivó burlas y memes que agravian, hurgando en la herida del que ha sido tocado por la muerte. Otro sismo, el de la Ciudad de México, también duele y ahí sí hay que compartir la tragedia.
Duermen en la calles los del istmo, a los que golpeó el terremoto del 7 de septiembre, la noche en que se cimbraron los pisos y los techos, cuarteando paredes y desplomando centenares de viviendas hasta dejar sin nada a sus moradores.
Tres minutos y todo acabó. Llegó la tragedia y la certeza de haber perdido todo. Se esfumaron los sueños, los planes y la esperanza, diluido el futuro en un instante cuando el patrimonio personal terminó a ras de tierra.
Sus imágenes desgarran. El hombre que es visto a través del boquete de lo que fue la pared de su hogar; la anciana que mira con tristeza lo que quedó de su hogar; el joven que aún mueve piedras tratando de hallar algo entre los escombros.
Aquel 7 de septiembre, casi a la medianoche, se sacudió el sur. Pijijiapan, en Chiapas, fue el epicentro, y golpeó a Tonalá. Provocó muerte y desolación. Alcanzó a Tabasco con su cuota de daños, clínicas ladeadas, paredes con fisuras y las imágenes de plafones que se mueven y se azotan, personal médico, doctoras y enfermeras que rezan y lloran, que lloran y gritan, que gritan y llaman a recobrar la calma. “Ya pasó, ya pasó”, dicen en un video cuando todas saben que el efecto del sismo no pasa aún.
Al caos y el dolor le dedican los medios, desde aquella noche del 7 de septiembre, el tiempo que amerita un siniestro de tal dimensión. No más.
Hay tiempo para Juchitán, y para todo aquel sitio donde hay daños, mientras sea en el horario convencional de los espacios noticiosos. Para ellos, para las víctimas, la crónica de Loret de Mola, las notas de Denise, los reportajes de Alatorre y el equipo de TV Azteca. A ellos, tiempo y más tiempo de noticias en Milenio, Excélsior, Imagen.
Le dan planas El Universal, Excélsior, La Jornada, Milenio impreso, la portada de Proceso, que son generosos al describir la tragedia e invocar que hablen los deudos, los desposeídos que hoy están peor que siempre.
Y luego lo repudiable.
Irrumpen en escena los descastados que se gozan en el luto de los que han perdido todo.
A la tragedia se le trata mal y se le trivializa en las redes sociales. Sirve el dolor para la burla y el escarnio, para reír cuando los deudos aún llevan a sus muertos en hombros y los entregan a la tierra en que habrán de morar por siempre.
Son los memes una expresión de infames cuando el tema es el dolor ajeno, cuando lo inexplicable se torna en realidad, cuando tres minutos de ajetreo, de pisos que crujen y techos que caen, diezman familias y provocan una herida tan profunda que no habrá de cerrar jamás.
A Juchitán no le dedican horas y horas de transmisión. Juchitán no tiene a Ana Sofía —supuestamente ese es su nombre— bajo los escombros pero aún viva. Juchitán no es la capital del imperio.
Si el sur fuera el norte.
19 de septiembre. Este día es único. Un sismo, hace 32 años, impactó a la Ciudad de México y lo marcó para siempre. Otro sismo, 32 años después, es recordado con la bandera a media asta en l Zócalo de la capital, con una guardia encabezaba por el presidente Enrique Peña Nieto, por la seriedad que se refleja en los rostros, en las alertas sísmicas y el toque de duelo. Y tras los simulacros vino el nuevo temblor.
Otra vez es la capital del imperio. Sólo en la delegación Benito Juárez hay entre 42 y 45 edificios derrumbados, riesgo de que 32 más se desplomen, 21 con daños en su estructura, según el reporte de Proceso.
Una franja del DF sufre el mayor impacto. Va de la Condesa a Xochimilco. Toca la Roma, la Doctores, la Del Valle, la Narvarte Poniente y Oriente —mis rumbos— Portales, Santa Cruz Atoyac, Plaza Universidad, Mixcoac, Miravalle, la Plaza de Toros México, el Estadio Azul, Parque Hundido, Ermita, Nativitas con su legendaria iglesia que fundó Hernán Cortés, Coyoacán y sus Viveros, Tasqueña, Coapa.
Dice Proceso:
“95% de las estructuras que se vinieron abajo eran edificios viejos, construidos desde antes de 1985.
Televisa dedica horas a la tragedia, al rescate de víctimas, la difusión de listas de heridos y fallecidos, a los albergues instalados por el gobierno de la Ciudad de México, a la ayuda que controla y opera el Ejército Mexicano para evitar que actos de rapiña o lucro político o personal.
Televisa hace del caso Ana Sofía un punto de encuentro mediático. Cada paso, cada voz, cada decisión pasa por las fibras ópticas de la televisora de los Azcárraga.
Y no está mal. La pequeña, llámese como se llame, yace atrapada entre los escombros del Colegio Rébsamen. Y con ella, presuntamente otros cinco menores que aún estarían con vida.
Si el sur fuera el norte.
El show sigue. Con poco que informar, la reportera describe cómo el puño en alto es señal que todos deben callar. Sea para escuchar la voz de las víctimas, para darles instrucciones, para comunicarse los topos que se escurren entre los escombros con los que se haya afuera de la estructura desplomada, la reportera debe guardar silencio.
Y se callan también los del estudio de televisión, a miles de metros de distancia.
En la pantalla se observa un reloj que da cuenta de las horas y minutos que dura el rescate de Ana Sofía. Qué insensatez.
De este sismo no hay que hacer memes. Y está bien. De esta y de cualquier otra tragedia debe haber respeto. Sí, el respeto que no se guardó por los muertos de Juchitán.
Merecen respeto todos, los del sur y los del norte, o los del centro; los de Juchitán y Unión Hidalgo, los de Ixcaltepec. También los de Chiapas y Tabasco. Los de Puebla, Morelos y el Estado de México.
Merecen respeto todos, los que se quedaron al aire, sin hogar, los que sólo ven sus paredes cuarteadas, inhabitables las que fueron sus viviendas.
Merecen horas y horas de transmisión todos, los de Juchitán y los del DF, todos porque la vida vale lo mismo en la provincia que en la capital.
Ojalá que algún día el sur fuera como el norte.
Archivo muerto
Otra de Jorge Urzúa. También es comisario de una segunda sociedad mercantil, la Abreu-Moreno. Parlotea el subdirector Comercial de la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento —CAEV Coatzacoalcos— que ni idea tiene de las S.A. de su jefe Rafael Abreu, como aquí se reveló en la entrega de ayer, y así trata de convencer que la liga indisoluble no existe. Van los datos: escritura 54,202, bajo la fe del notario Pablo Salas Liaño, de fecha 8 de agosto de 2017, con un objeto social específico y visionario: compra, venta, importación, exportación, distribución de productos de nanotecnología, productos relacionados con la salud, equipos y productos para la esterilización y protección de la salud (¿acaso proveedores del sector salud en el gobierno yunista?); compra, venta, diseño, mantenimiento, instalación de todo tipo de materiales para toda clase de construcciones, obras civiles, edificaciones, estructuras de concreto, remodelaciones, construcciones eléctricas, urbanización, terracerías, alcantarillado, puentes, acotamientos, PVC, pavimentaciones hidráulicas y asfálticas, etecé, etecé y etecé. En otra parte de la escritura se cita un rubro que a Jorge Urzúa le viene bien: renta de equipos y maquinaria industrial. Ahí se pinta solo el aún subdirector Comercial de la CAEV Coatza. Es la renta de maquinaria un filón de oro. Renta de Vactors, renta de autos, renta de retroexcavadoras, y gran parte de lo que CAEV adquiere se compra en Monterrey, Nuevo León, la patria real de Jorge Urzúa. Mister ten percent es el rey como en su momento lo fue Tony Macías, el suegro incómodo, llamado conocido en CAEV como Tony Mesías o Zeus. Que no lo sepa Morena porque capaz que activa el caso Yúnete…
Le sobran fans al H y lo quieren ver libre. Aclaman al Comandante H, alias Hernán Martínez Zavaleta, los miembros del jet-set que bebían con él, empresarios duchos en el lavado, la casta política que llegó a tener enlaces de prensa que acudían a las encerronas del crimen organizado. Deslizan que el H ya está libre y que pronto se le verá en el Golden Bull, el gym que funciona en el edificio Chagra. En la SEIDO responden que no hay tal…
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