Un complot, el de las “fuerzas externas”, infiltra la nómina municipal, altera el sistema de pagos, súbitamente los incrementa y va provocando que la reingeniería administrativa y la expulsión de los “aviadores” no termine de llegar. Del libro de los delirios del alcalde Carranza.
Una mafia, la que controla todo —dijo hace no poco—, la que “está presente aquí y que son los que mandan”, levantó a un funcionario, Elías Omri Gutiérrez Gordillo, ex director de Ingresos, y lo dejó vivir. Fue una amenaza, una intimidación.
Hoy no es una mafia, es un complot. Son las “fuerzas externas”, que mueven las cifras y los conceptos, incrementando el pago de la quincena a determinados empleados del ayuntamiento de Coatzacoalcos.
“Fuerzas externas” intervienen el sistema operativo de recursos humanos.
“Fuerzas externas” manipulan el sistema de pagos.
“Fuerzas externas” elevan salarios y no hay manera de parar.
Su insólita teoría de las “fuerzas externas” deja pasmado a su pueblo y en las redes, en los portales, en los grupos de WhatsApp, desata el escarnio, la burla, la reflexión sobre la incapacidad del alcalde de Morena, Víctor Manuel Carranza Rosaldo, para gobernar. O su locura.
Unos minutos le bastan para justificar que la reingeniería administrativa en el ayuntamiento de Coatzacoalcos no llega porque hay un complot para alterar el sistema de nómina, que le permitirá reducir salarios, ajustarlos al tabulador, despedir personal, enjuiciar a los responsables, lograr el ahorro de 3 millones de pesos por mes.
Y cuestionado por la prensa, no atina a decir el alcalde Víctor Manuel Carranza Rosaldo cuántas manos sabotean el sistema de nómina.
“Unos dos, podrían ser más”, dice sin mas.
Y vuelve a sus “fuerzas externas”:
“Continuamos trabajando en el proyecto administrativo y una forma de vida que ponga control al valor y a la dignidad de las personas de este honorable ayuntamiento de Coatzacoalcos con el objeto de tener más controles de seguridad que impidan que fuerzas externas intervengan en el sistema operativo de recursos humanos y consolidemos el sistema de nómina como un proceso transparente que garantice su correcta operación para alcanzar la meta de contar con una nómina confiable basada en los tabuladores”.
Agrega:
“Debido a que este mecanismo ha sido infiltrado y manipulado de manera dolosa, se ejecutarán las investigaciones administrativas pertinentes y con ello deslindar responsabilidades para que se proceda conforme a la normatividad establecida”.
Concluye:
“Que existen estas fuerzas externas que no sabíamos qué tantos permisos habían para poder matricular”.
Una y otra vez evade citar nombres, los presuntos autores del complot.
Ahí, en Recursos Humanos, tuvo su antecesor, el priista Joaquín Caballero Rosiñol, a Jorge Luis Zetina Castillo, con el que acordaba en corto, en privado, incluso la basificación unilateral del personal vinculado al ex alcalde, unos en calidad de fijos, otros con base.
Caballero siempre lo negó, pese a la evidencia. Primero fueron siete beneficiados, luego 25, más tarde medio centenar. Dice el alcalde Víctor Carranza que entre noviembre y diciembre de 2017 se basificó a una cantidad considerable del personal de confianza, o sea los joaquinistas. Y que ya dejó sin efecto porque es violatorio de la ley.
Por las “fuerzas externas”, el alcalde de Morena habrá de adquirir un nuevo software para el manejo de la nómina y el control del personal. Aduce que el ayuntamiento de Joaquín Caballero no entregó los expedientes de la plantilla laboral.
Un sistema operativo para manejo de nóminas se cotiza arriba de los 10 millones de pesos. Y a menudo son piratas.
Carranza encabeza un “gobierno colaborativo”, como promueve cada vez que toma la palabra, como en su momento Iván Hillman Chapoy fue el del “gobierno facilitador”.
Aquel, el del priista, fue un gobierno fallido.
Y Carranza va por ahí.
Carranza imita a Iván Hillman, el ex alcalde ligado al clan de la Succión, esposo de Mónica Robles Barajas, yerno de José Pablo y Roselia, los amos de la diputada federal Rocío Nahle, a quien le debe la nominación y su arribo a la alcaldía de Coatzacoalcos.
Hillman, apenas tomó las riendas del ayuntamiento de Coatzacoalcos, en 2005, implementó una “reingeniería administrativa” que incluyó el reajuste de salarios y la creación de cargos para su banda.
Por encima de las direcciones y jefaturas de oficina, Hillman creó secretarías y subsecretarías que resultaron obsoletas, mal manejadas, y por supuesto, una carga para el erario público.
Sus amigos de secundaria, de correrías en antros, del equipo de volibol, pasaron a ser funcionarios. Nunca habían militado en el servicio público. Y ni echando a perder aprendieron.
Mónica Robles de Hillman, otra de las matriarcas del Clan de la Succión, fue titular del DIF, atestando de amigas de su esposo los cargos de mayor responsabilidad y dejando una herencia nefasta, el Parque Quetzalli, construido sobre las ruinas de lo que alguna vez fue el Parque del DIF.
A la fecha, vía un comodato que impuso Fidel Herrera Beltrán, siendo gobernador, el ayuntamiento le paga la nómina de 13 empleados al Parque Quetzalli. En el acuerdo se especificaba que los servicios de agua, energía eléctrica y mantenimiento correrían a cargo del ayuntamiento y gobierno del estado de Veracruz.
Con Iván Hillman inició la nómina obesa, impagable, una lapida para el presupuesto del ayuntamiento que hasta la fecha sigue impactando a la administración municipal.
Hoy, acusa un complot. Habla de “fuerzas externas” que sabotean el sistema de pagos de nómina, que incrementan a su gusto los salarios de los empleados, que trastocan la reingeniería administrativa.
Antes fue la “mafia” que controla todo y levanta funcionarios y luego los deja vivir.
Ahora son las “fuerzas externas” que no le permiten recortar personal y reducir salarios.
Tomado del libro de los delirios del alcalde Carranza.
Archivo muerto
Limpia a medias en CMAS. Y el regreso de los indeseables. Echa Luis Rendón a una parte de los favoritos de Rafael Abreu Ponce, el amigo de los Yunes Márquez, y vuelve el ahijado que en las juergas se pela a rape. Más cosmética que con ganas de optimizar recursos, la barredora del ex regidor panista, el que exprimía a los ambulantes en sus días en el ayuntamiento de Coatzacoalcos, se hizo oficial el viernes 16 y toca a las amigas de Abreu, a los parientes de Félix López Ramón, el ex subdirector Comercial de la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento —o CAEV Coatzacoalcos—, a los pistoleros y a uno que otro empleado que en realidad sí requería y necesitaba el trabajo. Cuenta el insider mayor que se fueron Sandra Moreno, la del Vactor y las retroexcavadoras en renta, célebre por ser testigo del crimen del ex subdirector de Operaciones, José Antonio Férez; Arantza Veneroso, Maricarmen Maldonado, Karla Islas, Ana Laura Hernández, recomendada del subdirector, Emanuel Doroteo Valentín; Karina Guerrero y Guadalupe Ortiz, que traía la bendición del hoy alcalde de Veracruz, Fernando Yunes Márquez, Gerardo Romero y tres empleados más del área comercial. Ahí sigue Beba Comesse, la “deportista”; Darlene Toribio Montes y Ninel Abril Hernández Pelayo, egresadas de Llave Ciudadana, la organización panista con la que Rendón y su socio José Emilio León Villa, el del desfalco en CAEV Nanchital, simulan que le arriman votos al proyecto yunista azul. Huele a whisky la CAEV de los Yunes. Rendón trae de nuevo a su ahijado y amigo de su familia, Michel Ruiz Reyes —o Michel Lovato Ruiz, como se promueve en las redes sociales—. Michel Lovato es hijo de Malú Beltrán, secretaria de Llave Ciudadana. Sus juergas son de antología. Se las corría desde el jueves hasta el lunes. Solía presentarse a laborar los viernes o los lunes, siendo detectado por la entonces jefa de Recursos Humanos, Ana Luisa Vega Rodríguez, quien lo reprendía y lo enviaba de regreso a su casa, no a dormir sino a seguirla, hasta que causó baja. Su padrino Rendón estalló en cólera, acusando que tan borracho era Michel como los que lo echaron de CMAS. Ya se le ve a Michel Lovato detrás de Luis Rendón, mejor de lo que fueron el capitán Alejandro Martínez y Mario Veneroso, pues el joven es un auténtico etílico, el rey del Acuyo, antro que fuera de Pedro Tiburcio Zaamario, ex jefe jurídico de CAEV Coatzacoalcos hasta que los malosos lo echaron de ahí. Una llamada desde CAEV estatal, a cargo de Guillermo Santamaría Gratovil, jefe de oficina de Recursos Humanos, el jueves 15, y comenzó el cese de personal. O sea, despido vía celular. Ya se ha visto en CMAS a Marissa Cabrera Pérez, ex subdirectora del ayuntamiento de Coatzacoalcos en los tiempos de Joaquín Caballero Rosiñol y sobrina del titular estatal de CAEV, Víctor Manuel Esparza Pérez. Siguen ahí Denisse Aguilar y Gladys Collado, pese a sus comentarios agrios hacia Luis Rendón cuando era regidor. Permanece Gonzalo González Navarrete, del equipo de Rafael Abreu, que desde el 1 de diciembre de 2016, cuando el yunismo llegó al poder, no da una. Es jefe de la Oficina de Saneamiento mientras CAEV inunda de aguas de drenaje sin tratamiento las playas de Coatzacoalcos, pues los cárcamos no operan y el mantenimiento que presuntamente les dan es ficticio. ¿Delito ambiental? Por supuesto que sí. Y Rendón haciendo como que limpia CMAS, como que optimiza recursos, como que le opera a los Yunes para que si ya tenían tres votos, ahora sean tres y medio. Y reintegrando a su ahijado, el que en las parrandas se rapa el cabello, pues es de los que en las garras del Dios Baco pierden la razón…
Impresentable, Napoleón Gómez Urrutia es ya candidato plurinominal de Morena al Senado. Bendecido por el Dios Peje, el tirano del gremio de los mineros, acusado de robarle millones a su gente, es uno más de la mafia del poder en el partido de Andrés Manuel López Obrador. Sigue reclutando chatarra política el Mesías, dispensando perdón e indulgencia, lavando los pecados de los ladrones de cuello blanco que se enriquecieron al amparo del sistema cuyos cimientos se hallan en la corrupción. “Es una víctima”, argumenta AMLO para exonerar a Napo, el acaudalado líder del sindicato minero, que heredó de su padre, Napoleón Gómez Sada, sin haber dado golpe un solo día bajo tierra, si acaso en una cómoda oficina antes de ser comisionado. Por 12 años ha vivido en Vancouver, Canadá, tras la acusación de haber dispuesto de 55 millones de pesos del gremio, de los que nunca dio razón. Y ahora el Dios Peje lo redime porque, dice, “es una víctima”. Y la familia de Elba Esther Gordillo igual. Y Manuel Bartlet, el que consumó el fraude que llevó a Carlos Salinas de Gortari al poder, igual. Y a Germán Martínez Cázares, ex presidente del PAN en el periodo calderonista, igual. Y a Gabriela Cuevas, la senadora panista a quien un día expresó que a López Obrador “no le gusta cumplir la ley”, y lo tildaba de mentiroso, de ladrón, de ser el responsable de la peor oleada de violencia en la Ciudad de México, igual. Y a la periodista Lily Téllez, que en un tuit le llamó “Presidente del Consejo de Morena, o sea, líder mora, espiritual y absoluto de su propia iglesia. Ahora a mantenerlo $$”, igual. Algo deja entrever el Peje. Si su ventaja es franca, si es inalcanzable en la carrera presidencial, si Anaya y Meade no tienen con qué ganarle la elección, ¿qué caso tiene reclutar a la mafia del poder, los machuchones, como los categoriza ahora? Quien tiene la elección ganada, no tiene por qué embarrarse con lo podrido. A menos que… Todo un recordman, el alcalde de Minatitlán. Don Nicolás Reyes Álvarez lleva ya dos secretarios de ayuntamiento renunciados, una directora del DIF, un contralor y un asesor. Afilada la guillotina del edil, cuya bronca con el duartista Rafael Alejandro Castillo Zugasti, jaloneos verbales y dimes-que-te-diré, culminaron en la salida del secretario, este 14 de febrero, cuando apenas llevaba en el cargo 15 días. Antes se tuvo que ir Isaura Alcántara Sosa, por errores y omisiones en la elaboración de actas y notificaciones a sesión de cabildo que no les llegaban a tiempo o de plano no les llegaban a los regidores. Mes y medio y Nicolás Reyes ya es presa de sus propios errores, de su falta de argumento para tratar el delicado tema de los despidos, de su actitud selectiva, pues mientras se van algunos incondicionales del ex alcalde real de Mina, Saúl Wade León, y otros trabajadores que sí desempeñaban su función, ahí permanece Vania Silva Barraza, cuñada del terrible Saúl. Y qué decir de los negocios que ya traía en su agenda el yerno del alcalde, Manuel Mainou, con cargo, obvio, al erario municipal, según reveló Saúl Wade en la sesión de cabildo del 6 de enero. Concretamente, la venta del sistema informático para el cobro del impuesto predial. ¿Cómo era aquello de que en Morena “no mentir, no robar, no traicionar”?… ¿Quién es ese suegro incómodo, fanático de la yerba verde que con un jalón hace flotar, que le surte un conocido proveedor de la avenida Revolución, ya ubicados —el vendedor y el comprador— por la autoridad federal? Una pista: su yerno fue alcalde y pronto será funcionario del gobierno yunista azul. Los grifos al poder…
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