Desdeñado por la gracia, Meade requiere aire artificial para no zozobrar. Y a su auxilio no llegan los limpios sino los capos y los mapaches, los que no ganan sino arrebatan, los que no operan sino roban, lo más desprestigiado del PRI. Con semejante lastre, el naufragio es inminente.
Le acercan a Manlio Fabio Beltrones, el del narcoescándalo en el New York Times, el que creciera con Gutiérrez Barrios y se consolidara en el salinismo, el que teje burdo para imponer a Silvana, su hija, y enfilarla hacia el Senado, el de los pactos con el Partido del Trabajo para salvarle el registro, aunque el PT terminara en el proyecto de Andrés Manuel López Obrador.
Le arriman a Miguel Ángel Osorio Chong, al que entre Enrique Peña Nieto y José Antonio Meade Kuri Breña le robaran la candidatura presidencial priista y al sentir que su capital político se cargaba hacia el lopezobradorismo, lo harán senador plurinominal y a su equipo compacto le tocarán diputaciones y algo con qué permanecer en el poder.
Le allegan a Beatriz Paredes Rangel, fósil del echeverriato, donde abrevó y dio sus primeros pasos, saltando del Congreso a la gubernatura de su natal Tlaxcala, de secretarías a embajadas, al liderazgo del PRI nacional, de la opulencia política al sarcófago de las momias.
Y con ellos van Rubén Moreira, René Juárez Cisneros, Alma Carolina Viggiano y Mariano González Zarur, el salinismo, el grupo Hidalgo, los que están marcados por imputaciones de corrupción, despilfarro, desvío de recursos públicos.
Meade no necesita de lastres para sumirse en el fondo de la preferencia electoral. Para eso se pinta sólo. Y aún así el PRI lo rodea con lo peor.
Ser el cobrador de impuestos lo hacía el menos elegible. Aquel que sangra el bolsillo del pueblo, el que presiona, exprime y persigue, el que justifica el gasolinazo, el que sirve en gobiernos panistas y priistas y luego simula ser ciudadano, está perdido antes de contender.
Meade representa a la juniorcracia y la política podrida neoliberal, fábrica de pobres y pobres extremos, factor de desigualdad brutal, de un puñado —7 por ciento de la población— acaparando una riqueza insultante y la gran masa —93 por ciento— sufriendo penurias para medio vivir.
Meade camina de la mano del presidente Enrique Peña Nieto como ante lo hizo en el regazo de Felipe Calderón. Y aún así pregona que no es del PRI ni del PAN.
Sin filiación formal a ningún partido político, lo suyo ha sido el servicio a un régimen fallido, el del PRIAN que se esmera en saquear las arcas públicas, impulsando la corrupción, generando escenarios de impunidad.
Meade va tercero y tercero quedará. Jamás alcanzará al Dios Peje, así el dueño de Morena se enrede en su mundo de incongruencias, así reactive sus poderes para conceder indulgencias, así redima a lo más detestable de la mafia del poder, los Azcárraga, los Salinas Pliego, los Slim, al Na-pillo Gómez Urrutia, a la familia de Elba Esther, al panismo y al perredismo que suscribieron y avalaron el Pacto por México, los que le dieron el sí a las reformas estructurales que decía López Obrador las anularía y ahora recula al asegurar que sólo las modificará.
Pierda puntos, se complique, se desplome Andrés Manuel López Obrador, nunca alcanzará José Antonio Meade al virtual ganador de la elección presidencial, sólo amagado por el panista Ricardo Anaya, el único que avanza, el que podría cerrar la contienda.
AMLO no crece o crece un par de puntos; Anaya subió seis puntos de noviembre a febrero; Meade cayó de 17 a 14 por ciento en una de las encuestas más confiables, la de Reforma.
Con su nuevo staff, dibuja el PRI una elección de estado, operando los capos y los mapaches, los que roban las elecciones y transgreden la ley.
Deja el PRI la tercera circunscripción a Beatriz Paredes, donde se concentra el voto pejista, donde la fuerza de López Obrador se escucha y se ve, en las entidades que rayan en la marginalidad, en la pobreza y el abandono.
Formada en el echeverriato, cuando la aplanadora priista ganaba porque tenía que ganar, Beatriz Paredes también está manchada. La salpica el caso Chihuahua, los dineros de origen federal desviados por ex gobernador César Duarte Jáquez, movidos por un alfil de Don Beltrone, consentidos por el número 2 del peñanietismo, Luis Videgaray Caso, entonces secretario de Hacienda federal.
Del desvío de recursos, algo habría parado en la campaña de Beatriz Paredes a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, que obviamente perdió. Hasta ahora la justicia no la alcanza.
Veracruz forma parte de esa tercera circunscripción. Y con ella Tabasco, Campeche, Quintana Roo, Chiapas y Oaxaca, el sur olvidado, el sur pobre, el sur donde López Obrador tiene su bastión.
Veracruz es un estado clave. Y es un estado perdido para el PRI.
Y peor cuando su operador es Héctor Yunes Landa, por cuyas venas corre más frustración que sangre, por su mente más rencor que talento, por su alma más duartismo que priismo.
Alineado a Javier Duarte —“mi jefe político”—, el senador Héctor Yunes mostró dotes de pitoniso fallido, profetizando el despegue económico de Veracruz en cuanto el gobernador, hoy preso por ladrón, comenzara a actuar. Y la quiebra financiera llegó.
Un día, cuando hacía campaña para senador, se fundió en un abrazo con Francisco Colorado Cessa, alias Pancho Colorado, empresario, dueño de ADT Petroservicios, luego acusado, juzgado y sentenciado a 20 años de prisión en la cárcel de Bastrop, Texas, Estados Unidos, por confesar cómo le lavaba dinero a Los Zetas adquiriendo caballos cuarto de milla.
Dos conversaciones de Pancho Colorado con su hijo, grabadas en la prisión, muestran cómo el reo pedía que le llevaran “hieleras” a Héctor Yunes, dinero, y que el senador sabría qué hacer.
Fue el candidato del PRI a gobernador, en 2016. Y perdió.
Y entonces mordió la mano de su mentor.
Acusaba por igual a Javier Duarte —“mi jefe político”— de ser un lastre para su campaña; de entregarle dinero al candidato de Morena, Cuitláhuac García, en Casa Veracruz, la residencia oficial del gobernador, algo que nunca probó; que su primo Miguel Ángel Yunes Linares, candidato del PAN y quien finalmente lo derrotó y lo frustró, era un peligro para los niños. Él se casó con su prima y nadie le dijo nada.
Un audio y un texto suscrito por el ex secretario de Seguridad Pública de Veracruz, Arturo Bermúdez Zurita, bajo juicio por abuso de autoridad, enriquecimiento ilícito y desaparición forzada, evidencia que Héctor Yunes habría recibido mil 300 millones de pesos de Javier Duarte.
Pidió 2 mil millones, según el audio, pero finalmente recibió mil 300 millones. Y de ellos, a Manlio Fabio Beltrones le habrían tocado entre 530 y 580 millones “para su programita”.
Fluyó el dinero pero no se aplicó. Serviría para comprar votos y emparejar al PAN, pero el día de la jornada electoral 100 mil votos a favor del PRD marcarían la diferencia. Y fue “imposible” comprar más votos. El dinero se había esfumado.
Como en Chihuahua, pero en mayor proporción, con mayor cuantía, con mayor descaro, los recursos públicos fueron a parar a las campañas del PRI y al bolsillo de los capos del PRI.
Con ese PRI, con esos capos, con esos dineros robados navegan Meade y Pepe Yunes, su amigo personal, el candidato a la gubernatura de Veracruz.
Hoy Héctor Yunes es el coordinador de la campaña de Meade en Veracruz, con peor desprestigio del que cuando pregonaba que “Javier Duarte es mi jefe político”, o su vínculo servil con Fidel Herrera.
Héctor Yunes es como la lepra. Contagia y destruye. Aleja al priismo. Los que debían sumarse a Pepe Yunes Zorrilla, el candidato al gobierno de Veracruz, ya operan para el PAN o Morena, lo mismo en el norte que en el sur, cooptados por el gober azul Miguel Ángel Yunes o trepando en la nave de López Obrador.
Ni Yunes Zorrilla ni Pepe Meade tienen con qué ganar. Aferrados a su tercer lugar, así llegarán a la elección.
Sus capos los terminarán de hundir.
Archivo muerto
Un millón de pesos es un mundo de dinero, un derroche, un dispendio, si se trata de activar El pago del predial. Así aparece en los estados financieros del ayuntamiento de Coatzacoalcos, correspondiente a enero. Un millón de pesos en publicidad en medios de comunicación para que los contribuyentes de ese impuesto se acerquen a pagar. Y cuando el regidor Francisco Díaz Juárez, del Panal, en la sesión de cabildo del jueves 22 pide que lo detallen, al tesorero José Manuel Pozos Murillo se le hace bolas la lengua, se enreda en un galimatías verbal que no sirvió para esclarecer a qué prensa, cuándo y cuánto se le pagó. Sigue la opacidad en las entregas de dinero a medios de comunicación, las dádivas con las que el edil de Coatzacoalcos en turno logra silencios cuando la verdad se debe ventilar o aplausos cuando los errores se deben someter al análisis y la crítica. Una mordaza de alto costo con recursos públicos. Un millón de pesos sólo por promover el pago de ese impuesto se equipara al millón 300 mil pesos que mes con mes entregaba el ex alcalde Joaquín Caballero Rosiñol a Diario del Istmo y a los otros medios del Clan de la Succión. Y eso que el alcalde Víctor Manuel Carranza cuenta y pregona que lo suyo es la austeridad y que va reducir gastos. Hágase el derroche en Morena como antes se hizo en el PRI…
Y qué decir de los 20 millones de pesos para el mes de enero por concepto de “ayuda social a personas”. 20 millones pareciera un exceso. Y lo es. Y no lo explica el tesorero municipal, don José Manuel Pozos, al que en ese momento de la sesión de cabildo, el jueves 22, se le borró la cinta. Tocó el punto el regidor Francisco Díaz y pidió una explicación, que nunca llegó. “No le quiero dar una información falsa o imprecisa”, respondió el tesorero evadiendo el tema, evidenciando que ni él tenía claro cómo se aplicaría el rubro 4041 del presupuesto. Francisco Díaz señaló que para “Previsiones financieras” se destinó un presupuesto anual de 40 millones de pesos y sólo en enero se consideró un monto de 20 millones 602 mil pesos. Ni el presidente Carranza, ni la síndica Yazmín Martínez Irigoyen, ni el tesorero Pozos explicaron en qué “personas” se aplicó la “ayuda social”. O no quisieron, o no pudieron, o no supieron qué decir. Seguro es que saben a qué bolsillos irán a parar, pero si no lo revelan por algo será. Hoy la opacidad es maquillada como transparencia…
A Nestora Salgado le salen fans y furibundos detractores. Unos, como el Peje, le dan estatus de víctima del sistema, acusada de secuestro pero inocente. Y de ahí que haya sido liberada. Otros, entre ella Bibiana Belsasso, analista y locutora en ADN 40 y el periódico La Razón, fundamentan que lo de los 48 secuestros que se le imputan a la ex lideresa de las autodefensas de Olinalá, es una realidad demoledora. Nestora Salgado, candidata de Morena al Senado, está libre pero no por haber demostrado su inocencia sino por violaciones al debido proceso, por errores o mala fe en la imputación que el Ministerio Público le enderezó. Contra ello, contra su libertad, están los testimonios de sus víctimas, los que debieron vivir confinadas en parcelas tipo reservación en que realizaban trabajo forzado con horario similar al del porfirismo o los talleres textiles de Correo Mayor en la Ciudad de México, medio comiendo y sufriendo la angustia por el infierno que les tocó vivir. Nestora Salgado, de acuerdo con informes revelados por Bibiana Belsasso, aún enfrenta seis denuncias por secuestro y dos por privación ilegal de la libertad. Y hoy la recluta Andrés Manuel López Obrador para representar a Morena en el Senado. Qué necesidad…
Rollero como comienza a ser, el alcalde Carranza sube a la sierra, habla y ofrece, creyendo cuentear a los tatahuis que del lenguaje falso y la demagogia están por demás curtidos. Luego del desaire y el agravio, el plantón que le dio al presidente municipal de Tatahuicapan, Esteban Bautista, al que citó y cuando llegó ya se había esfumado, Víctor Manuel Carranza Rosaldo tácitamente fue a “hermanar” a Coatzacoalcos con el municipio donde está enclavado el yacimiento y la presa Yuribia con la que se abastece el servicio de agua. Y para atenuar los reclamos y la exigencia de que se dé cumplimiento a los convenios de desarrollo, suscritos por Fidel Herrera Beltrán y luego por Javier Duarte, pervertidos con la entrega de 2.5 millones de pesos en efectivo al mes que los operadores de Morena y jefes natos de los ejidatarios —Lino Bautista, Eloy González, Calixto Cruz— usaron para comprar el voto y ganar elecciones, plan al que no fue ajeno Javier Duarte aunque le pegara al PRI, su partido, Carranza promete “detonar proyectos productivos, de turismo, cultura, gastronomía y agricultura”. Y para impulsar la rehabilitación de las vías de comunicación, el alcalde Carranza sería el gestor ante órganos de gobierno estatal y federal. Se comprometió a impulsar la proyección, “no sólo en Coatzacoalcos sino a nivel nacional e internacional” de la cultura, el turismo, ecoturismo y gastronomía de Tatahuicapan. Qué tomadura de pelo. Carranza encarna ya al simulador profesional: “Candil de Tatahuicapan, oscuridad de Coatzacoalcos”. ¿Gestor ante Yunes, con el que el choque es frontal? ¿Gestor ante Peña Nieto, sabiendo de la inquina del PRIAN contra todo lo que huela a López Obrador? Subir a la sierra sólo para burlarse de los tatahuis resulta suicida. No puede con el tema de la basura, el alumbrado público, le levantan un funcionario de su ayuntamiento, intenta reajustar salarios y despedir personal y el sindicato de empleados municipales lo demanda, lo reta, lo revuelca, y a los tatahuis les quiere endulzar el atole con palabras llenas de miel. Carranza les puede mentir pero no los va a engañar. Esteban Bautista, los ejidatarios, su pueblo, reclaman obras. Y Carranza dice que sí pero en especie. Y en eso tiene razón, en especie, no como cuando los de Morena en Tatahuicapan aplicaban la extorsión de los 2.5 millones que les sirvió para comprar votos. Nada más que salga del caos en que tiene a Coatzacoalcos, si es que puede, si el SUEM lo deja, si no se declara la huelga a media campaña electoral, algo podría hacer por ellos el alcalde Carranza. Porque si lo atan de manos los conflictos y las “fuerzas externas” que lo boicotean, a ver con qué les cumple a los tatahuis. Y si no hay acciones, si no hace efectivo lo que hoy ofrece, la presa Yuribia será cerrada, dejando sin suministro de agua a medio millón de usuarios. Y a Morena le caerán todas las culpas…
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