* Fidel, el Dr. Fraude * Doctorado en entredicho * El prospecto de Theurel para el DIF, ligado a sus enemigos * Federico González, a la tesorería de Coatza * ¿Quién vetó al hijo de Rafael Anaya? * Detención ilegal de comerciantes * Pulgoso y los 100 mil pesos para deudos del avionazo * De cantina en cantina, tirando la ayuda fiel
Fidel Herrera Beltrán es un vicioso de la mentira. Así concluyó su gobierno, simulando un progreso que sólo existe en su prodigiosa imaginación; alardeando la integridad moral de su régimen mientras consumaba el robo de la elección en Veracruz; negando la quiebra financiera que se acredita en los hechos, en los reportes del gobierno federal, en el tiempo —30 años— que tardará en saldarse su engendro mayor, la bursatilización.
No deja al gobierno veracruzano libre de deudas. Ofrece saldar lo que reclaman contratistas, prestadores de servicios y proveedores del gobierno estatal, en tiempo récord, las últimas dos semanas de su nefasto régimen, cuando organizaciones en pleno amagan con llevarlo a los tribunales por incumplido, por secuestrar los recursos públicos.
Son engañosas y por demás tramposas las cifras del sultán del golfo. Presume el incremento del presupuesto hasta alcanzar 80 mil millones de pesos en su último año de gestión; las inversiones privadas; la inversión en carreteras; el ilusorio crecimiento de Veracruz.
De esas y otras mentiras fieles está saturado el mercado de la esperanza jarocha. La deuda pública de Veracruz es deuda real. Los 9 mil 300 millones que reporta la Secretaría de Hacienda es la negación del triunfalismo fidelista. Pero esa cifra es sólo una parte del gran fracaso. Incluye la bursatilización y lo que el gobierno veracruzano recibió de los compradores de certificados bursátiles. No contempla, en cambio, lo que habrá de pagarse al cabo de 30 años, el triple de lo ingresado.
Fidel Herrera siempre negó que la bursatilización fuera deuda. Hacienda lo desmintió; la Suprema Corte de la Nación lo desmintió; la Bolsa Mexicana de Valores, en sus boletines y reportes oficiales, lo desmintió. Fue, y es, deuda pública, admitida sesgadamente, a regañadientes, por el gobernador de los embustes fieles.
Hace tiempo, no en su reciente comparecencia ante el Congreso de Veracruz, el secretario de Finanzas, Salvador Sánchez Estrada, daba cifras reales de la magnitud del endeudamiento. Especialistas financieros revelaban que la deuda se había disparado a 30 mil millones de pesos. Miguel Ángel Yunes Linares, antes y después de ser candidato a la gubernatura de Veracruz, había evidenciado que la deuda había alcanzado los 40 mil millones de pesos.
A todo ello se sumó la destrucción de Veracruz por las inundaciones. Sin dinero —porque todo se había invertido en la campaña del fraude priista— tuvo Fidel Herrera que recurrir a un nuevo endeudamiento, de 10 mil millones de pesos más, y a aceptar otros 6 mil millones que ofrece BANOBRAS.
Esa es la magnitud del fracaso fidelista: MAS DE 50 MIL MILLONES DE PESOS QUE PAGARAN LOS VERACRUZANOS.
Fidel, pues, lanzó su última mentira en los estertores de su régimen. Dibujó el Veracruz del progreso, del desarrollo, del crecimiento; el Veracruz de los 80 mil millones de presupuesto, que servirán, por supuesto, para tejer mil negocios al amparo del poder, no para aliviar los grandes rezagos ni para abatir la miseria.
Existe otro Veracruz, el de carne y hueso. Fidel hereda marginación, pobreza, olvido; una entidad sin futuro, o mejor dicho, con el futuro empeñado. Es ese el saldo real de su régimen.
Seis años no bastaron para reconvertir a Fidel. Se va como llegó, como un vicioso de la mentira.
Archivo muerto
Buena la armó el gobernador Fidel Herrera Beltrán con la mejor puntada del sexenio, fin de fiesta, colofón de sus excentricidades: ahora es “Doctor en Derecho Público” por la Universidad Veracruzana. Provocó el sospechosismo, la incredulidad, el pasmo, la ira, una sonora —sonorísima— carcajada que sacudió el suelo jarocho y terminó de marear las palmeras borrachas de sol del maestro Lara, embriagadas con lo infinito de sus excesos. ¿A qué recochinas horas pudo haberse puesto a estudiar, hiperactivo del poder como es el sultán, y confeccionar su doctorado? ¿A qué horas, cuando los requisitos de la UV marcan que el estudiante debe disponer tiempo completo y cursar el doctorado, no en sistema abierto porque no lo hay, sino en el sistema escolarizado? No podía irse Fidel sin motivar el último de sus escándalos. También se sabe que la maestría en Derecho se la confeccionó Carolina Viveros en 2007, y que por ello terminó siendo presidenta del Instituto Electoral Veracruzano, premio a su inmoral dedicación, a sus horas invertidas, textos semanales entregados en mano a los enviados del ex diputado Lagos. ¿O no, doña Carolina? O sea, las trampas del aspirante a culto. Y en cuanto se desató el escándalo, cuestionado su doctorado, embistió a sus críticos, amagó y deslizó la amenaza. No tiene remedio el Dr. Fraude, hermano del mismo dolor de Javier Duarte de Ochoa, el Dr. Mentira...
Hay entre los priistas marcelistas la certeza de que el futuro alcalde de Coatzacoalcos, Marco César Theurel Cotero, entregó ya la Coordinación del DIF Municipal al grupo encabezado por Iván Hillman Chapoy. Saben de las ligas entre Mónica Robles Barajas, esposa de Iván El Terrible, y Diego Fernández, quien desempeñaría ese cargo a partir del 1 de enero de 2011. Diego Fernández formó parte del equipo ivanista en el trienio 2005-2007 y fue el mandamás en el Centro de Rehabilitación del DIF. Era —y es— catalogado como un fiel seguidor de Mónica Robles. De ahí que si Marcos Theurel lo confirma, habrá entregado el DIF a sus acérrimos rivales del Clan de la Succión: Iván Hillman y Mónica Robles. Si ya se robaron el parque Quetzalli, ahora van por el DIF completo. Por cierto, el Quetzalli no es de la autoría de doña Mónica, sino un plagio en despoblado. Luego les cuento...
Todo indica que el tesorero de Marcos Theurel en el Ayuntamiento de Coatzacoalcos, será Federico González Manzano, acaudalado hombre de negocios, titular de la agencia de seguros Maroto y Asociados. Federico González fue tesorero municipal durante la alcaldía de Luis Rafael Anaya Mortera, en 2004, cubriendo la ausencia de Marcelo Montiel Montiel, en su primera administración; es, además, tío del futuro secretario de Finanzas del gobierno de Veracruz, Tomás Ruiz González, hombre de las confianzas de Javier Duarte, ex pupilo de la cacique del magisterio, Elba Esther Gordillo, y ex subsecretario de Hacienda del gobierno federal. Si no hay golpe de timón, Federico González será el tesorero municipal a partir del 1 de enero de 2011. No faltan, sin embargo, los insidiosos que aseguran que la tesorería se manejará desde el Club Campestre de Coatzacoalcos, del que Federico González Manzano fue presidente y donde, junto con Tony Macías, el frutero filarmónico, solía perder horas de valioso y preciado tiempo apaleando la pelotita saltarina...
Detención arbitraria de dos integrantes de la UGOCEM por parte de agentes federales, el sábado 13. Víctor Manuel García Pareja y Ate Ramírez, de oficio comerciantes, se trasladaban sobre la carretera federal y a la altura de Coatzacoalcos fueron detenidos por policías federales. Se les detuvo y remitió a los separos de la Procuraduría General de la República. De manera arbitraria se les incomunicó. También les fue asegurada su camioneta RAM Dodge, placas de circulación VP-56-224 del estado de Veracruz. En su interior llevaban bisutería, adornos y maquillaje con un monto estimado de 14 mil pesos, que es su giro comercial. El agente del MP, Rodrigo Jiménez, les tomó sus declaraciones, sin que se pudiera apreciar que hubieran cometido delito alguno. Pese a ello, estuvieron privados de libertad por horas. Y de mientras, el hampa sigue haciendo de las suyas...
Una más de Pulgoso Lagunes. Le puso en sus manos (mejor dicho, en sus patas) el gober 100 mil pesos para atender a los familiares de los ejecutivos de Coppel que murieron en el desplome del avión Cessna en las playas de Coatzacoalcos. Pulgoso, que lo único que le sale bien es robar, hizo justo lo contrario de lo que su encuerdador oficial le había pedido. Se paseaba de cantina en cantina dilapidando el dinero que se había dispuesto para apoyar a los deudos —gastos de hospedaje, alimentos, transporte— mientras se realizaban las labores de rescate de la aeronave. Una noche fue al Rincón de José Alfredo acompañado de su secretario, un simpático gordito que no habla y casi ni respira, y al que frecuentemente pedía que contara las fajillas de billetes para no desfalcarse. Aquel noble gesto fiel con los deudos del avionazo sirvió para saldar borracheras, cuentas de cantina y obsequiar uno que otro quinientón al amigo de farra, suponiendo el iluso Pulgoso que así lavaría su maltrecha imagen. Cuando don Fidel se enteró, requisó lo que quedaba del botín. Sólo él pudo creer en la solvencia moral de Pulgoso...