* 13 meses después, la PGR varía el delito * Más que libertad, impunidad * Yunes ofrece no dejarlo libre * Pero en noviembre se va * Al alcalde de Mina le valen Ejército y Marina * De los peores integrando su Policía Municipal * Una migaja para Lázaro * Despidos en Olmeca TV * Fue su stripper, su marido y ahora es “aviador” municipal
Tarde o temprano, Javier Duarte andará libre, cobijado por los clanes y las mafias —el poder y su ala criminal— que construyen un puente de plata hacia la impunidad, atenuando delitos, suavizando la acción legal y urdiendo una trama para que el saqueador de Veracruz vuelva a circular.
Una señal, la de la Procuraduría General de la República variando el delito de delincuencia organizada al de asociación delictuosa, dejando de imputarle otras transas, el lavado, el fraude fiscal, advierte que este pillastre ya se peló.
Esa señal, la de la PGR dejando correr los tiempos y modificando el delito, llega al filo del vencimiento del plazo legal, la noche del martes 21, a eso de las 23:30 horas, cerrando cualquier posibilidad a revertir la decisión.
Hará 22 meses que Javier Duarte dejó el gobierno, vilmente engañado, sobradamente cuenteado, creído que si se iba tendría manos libres para enfrentar a Miguel Ángel Yunes Linares en los tribunales. Suponía que lanzando una carga legal le impediría ser gobernador.
Horas después la fantasía se disolvió. Y cuando entró en razón supo que lo mejor era huir.
12 de octubre, fecha clave. 12 de octubre de 2016, el día en que Javier Duarte perdió el poder.
Horas después, emitida la orden de aprehensión, acusado de operaciones de procedencia ilícita y delincuencia organizada, tomó un helicóptero oficial, facilitado por su gran cómplice, Flavino Ríos Alvarado, el gobernador de adorno que pudo imponer, y viajó de Xalapa a Coatzacoalcos.
A partir de ahí se perdió.
Sabíase que iría a Chiapas, la tierra de su suegro, Jesús Antonio Macías Yazegey, el Comandante Tony, donde los ranchos de los parientes y los predios de los amigos llegan hasta los límites con Guatemala, donde pudo imaginar que podría burlar la ley.
Hará 22 meses que la PGR concluyó que lo suyo se podía tipificar como operaciones de procedencia ilícita y delincuencia organizada.
Javier Duarte, su esposa Karime Macías, sus operadores financieros —Tarek, Carlos Aguirre, Benítez, Spinozo, Manzur— y los amigos y cómplices —Moisés Mansur, Janeyro, Alfonso Ortega, Nava—, todos en una trama con la que los dineros de Veracruz salieron hacia cuentas de empresas fantasma que luego fueron invertidos en empresas inmobiliarias, empresas de papel, de las que la ex primera dama de Veracruz tenía el control accionario y el destino de los miles de millones robados.
Detenido en Guatemala, pillado en un hotel de lujo en el departamento de Pajanachel, Javier Duarte fue entregado a la Interpol. Ahí vio por última vez a Karime Macías. Ahí hablaron por última vez. De ahí partió la dama a Colombia, acompañada de sus hijos, su hermana, su cuñado, sus sobrinos, la mamá y las nanas. Y de ahí a Londres, Inglaterra, donde vive a todo lujo y placer.
Y ni la PGR ni Peña Nieto, nadie de las mafias y los clanes que controlan el sistema político, sugirió ir por Karime. Así sería el pacto de impunidad. A cambio del dinero bajo resguardo —el reparto del botín—, la libertad. Como si fueran la viuda de Pablo Escobar y Rodríguez Orejuela: a cambio de su vida y el exilio, todo lo que la viuda dio y el capo logró amasar.
Hará 13 meses volvió Javier Duarte a México. Se le internó en el Reclusorio Norte de la capital. Escuchó los cargos. Reiteró ser inocente. Pataleó. Y la PGR se mantuvo en que lo suyo era delincuencia organizada.
Sujeto a prisión preventiva, ampliados los plazos, leídas las evidencias, hallados nuevos elementos de prueba, se acredita que el paso de Javier Duarte por el gobierno de Veracruz fue un abuso descomunal.
Todo se sabe del pupilo de fidel: que si por sí o con prestanombres se hizo de departamentos de lujo y penthouse, de ranchos, de obras de arte, de casas en el extranjero. Y su vida loca, las amantes que pasaron de una cama a un cargo de alto nivel en su gobierno, el derroche, el dispendio, el uso de aeronaves oficiales para ir a recoger a las “novias” a Cancún, o la casa y el terreno pagados con dinero en efectivo o con la intervención de una empresa fantasma.
Vencidos los tiempos, este martes 21 la PGR definió los delitos que le imputa a Javier Duarte. Y eso porque el portal Animal Político, con reportaje de Arturo Ángel, alertó que de no cumplirse el requisito de ley, el ex gobernador se podía ir.
Y la PGR le entregó la llave de la prisión.
Ya no purgaría una condena de entre 20 y 40 años de prisión de ser hallado culpable de delincuencia organizada. Sería de entre 5 y 10 años por asociación delictuosa. Y según su abogado, por ser delito no grave, llevaría su juicio en libertad.
Sí y no.
Pesan sobre el gordobés otros juicios, delitos del orden común que lo mantendrían tras las rejas. Pesa el de desaparición forzada, que se configura cuando testigos describen lo que se urdió tras la tortura y muerte de 19 personas a manos de los grupos de élite, los criminales de élite del falso general, Arturo Bermúdez Zurita, entonces secretario de Seguridad de Veracruz.
Se reconoció la muerte y el hallazgo de seis cuerpos. Se ocultó la suerte y destino de otros 13, arrojados a las barrancas de La Aurora, cerca de la Academia de Policía El Lencero, en la conurbación Emiliano Zapata-Xalapa.
Fue Javier Duarte quien decidió que esa desaparición forzada fuera encubierta. Y por esa acción se le imputó un delito lesa humanidad.
Si la justicia federal le abre el camino a la impunidad, le espera la prisión de Pacho Viejo, reza el gobernador Yunes.
Yunes concluye su mandato el 30 de noviembre. Su fiscal Jorge Winckler, pese a la autonomía del cargo, siente ya la presión de Morena para dejar el cargo. Y Morena le debe al duartismo parte de la operación con la que ganó la gubernatura de Veracruz, en la elección del 1 de julio.
Cuitláhuac García, futuro gobernador, se amarra desde ya: si a Duarte lo sueltan, dice, no lo podré juzgar. A nadie, agrega, se le puede juzgar dos veces por el mismo delito. ¿Y por otros de la misma índole, con nuevas pruebas, con otros recursos del erario?
Javier Duarte es, según Andrés Manuel López Obrador, un “chivo expiatorio”. O sea, en el estricto sentido de la expresión, un inocente sacrificado. INOCENTE, según el Dios Peje.
O sea, los priistas lo ayudan a salir y los morenos no lo quieren tocar.
Tiende la PGR el puente de plata. Su cómplice, Enrique Peña Nieto, al que financió en la campaña presidencial de 2012, abre la puerta de la celda, no para llevarlo a la libertad sino para instalarlo en la impunidad.
Y ahora la PGR le varía el delito por uno menos grave.
Así opera la impunidad. Así se tratan los clanes y las mafias, los hombres de poder y su ala criminal, encubriendo, cobijando al operador que aportó lo que la campaña presidencial le exigió.
Formalmente sigue en prisión, pero tácitamente ya se peló.
Archivo muerto
Desaire torpe, mal calculado, el de Nicolás Reyes Álvarez, ignorando al Grupo de Coordinación Veracruz, el que tiene a su cargo, frenar y combatir la violencia. Desaire a militares y navales, al gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, que no dejó que la pifia el alcalde morenista de Minatitlán se diluyera, que cayera en el olvido. De todos los presidentes municipales convocados este domingo 19 a la sesión celebrada en Coatzacoalcos, sólo Nicolás Reyes estuvo ausente, quizá porque le vale la seguridad o porque ese día hubo congreso nacional de Morena y su atención estuvo allá. No es por disposición sino por obligación que el presidente municipal debió acudir a la Sesión 84 del Grupo de Coordinación Veracruz. Y Yunes se la aplicó. Reveló que en integración de la policía municipal Minatitlán aventaja a todos en incapacidad; es de los más rezagados. En noviembre concluye el convenio suscrito entre el gobierno de Veracruz y la Secretaría de Marina. Si los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y Cuitláhuac García Jiménez lo refrendan, seguirán en tareas de seguridad; si no, ya tendrán en qué entretenerse los alcaldes que no cuenten con una policía municipal capacitada para enfrentar la violencia, el reto del crimen organizado, el secuestro, la extorsión, el ataque a la sociedad. Y mientras Nicolás Reyes tirado en la hamaca, se muerde y araña con los regidores de oposición y hasta con los de Morena y desgobierna Minatitlán. Y la integración de la policía municipal no avanza…
Con una migaja se nutre Lázaro Cárdenas Batel, el hijo de Cuauhtémoc y nieto del expropiador del petróleo. Será coordinador de asesores de Andrés Manuel López Obrador, trepado ya en el proyecto de la Cuarta Simulación. Lazarito quiso ser director de Pemex, conducido hasta el feudo de Andrés Manuel para un cónclave del que salió con el rostro agrio y el ánimo en el subsuelo. Lazarito ha de olvidar que su pupila number uan, Rosario Robles Berlanga, fue quien echó a perder la primera incursión de AMLO en la batalla presidencial, en 2006, cuando su entonces “novio”, Carlos Ahumada Kurtz, vendió a Carlos Salinas de Gortari los videos en que se ve al operador pejista, René Bejarano, el célebre Señor de las Ligas, recibiendo los fajos de billetes para las talachas propias del poder. Una vez que Salinas filtró los videos al Jefe Diego Fernández de Cevallos y éste los hiciera llegar al panista multiusos Federico Döring, El Peje inició su caída que lo llevó a perder —o a que le robaran— la Presidencia de México. Lázaro Cárdenas pedía más pero su pasado lo vuelve impresentable: siendo gobernador de Michoacán el narco construyó su santuario hasta lo que es hoy. Así, hasta bien le fue con la Coordinación de Asesores, que es un cargo de tercer nivel…
Se apagó su luz. Se fue dejando el recuerdo grato de una vida que vivió a plenitud, su alegría y capacidad de socializar. Jorge Cárdenas Guzmán dejó de existir este sábado 18, aquejado por una prolongada enfermedad. Alma de la fiesta, hábil en la broma, humilde en el trato, marcó su vida con el don de concitar afecto y amor. A su familia, los Cárdenas Guzmán, un abrazo y una oración, deseando que el tiempo dé el consuelo y Dios la resignación…
Más hoy, más mañana, promete y promete Olmeca TV que vuelve a las pantallas. Que ya quedó el acuerdo con Azteca Veracruz y que pronto transmitir con la señal de la televisora de Ricardo Salinas Pliego. Que no hay fijón con la línea editorial, que los comentaristas de la Noticia en el Café tendrán vara alta para zumbarle al futuro gobernador, Cuitláhuac García Jiménez, y a quienes se les atraviese en su andar. O que su área de publicidad está más que afinada para suscribir el convenio publicitario con el próximo gobernador, si es que el Cui decide darles su tajada del presupuesto para medios. Y así el discurso interno mientras se van dando los despidos o el amago de que muchos se irán. Se sabe el caso de José de Jesús López, titular de la sección deportiva, a quien la televisora del ex alcalde fidelista, Marco César Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”— sólo le quiere reconocer un año de trabajo y no los 10 laborados, dizque porque ahora la razón social es Coatza TV y no olmeda Multimedios —¿a eso no se le llama sustitución de patrón?—; o a Yadira Gutiérrez, con 11 años de antigüedad, titular en la conducción de noticias y al frente de La noticia en el Café en determinados días de la semana; o a Luis Alberto Ruiz, que pasó de reportear información a la conducción de la emisión vespertina del segmento de noticias; o a Mario Cancino, quien demandó a Olmeca TV, ganó en una instancia, perdió en otra y finalmente obtuvo el amparo que obliga a que se le cubra una liquidación en términos de ley. Obvia la treta, la televisora de Theurel, ahijado Javier Jiménez Espriú, futuro secretario de Comunicaciones y Transportes en el gobierno lopezobradorista, y antes alumno de Fidel Herrera Beltrán, ha cambiado razones sociales para evadir su responsabilidad laboral. Otros despedidos son: Alondra Valenzuela, de Espectáculos; Miguel Hernández, director de cámaras, y Eriban Torres, camarógrafo. Muchos se van —o los van— aduciendo insolvencia económica, y con ola misma llega nuevo personal, lo que implica una contradicción. Su nueva adquisición es Roldán Flores Zapata, ex conductor de noticias en Azteca Veracruz, premio estatal de periodismo que entre el gremio cuentan —así de tenebras son mis colegas— debió ser para Heidi Castellanos. Llega Roldán y se sacude Olmeca TV, pues ya aparece en promocionales, espectaculares, propaganda en redes, mientras otros conductores de noticias dejan el canal…
Lo conoció en un encierro para damas, aquello que llaman Chippendale, y se prendió de él. Ella en primera fila; él, un stripper. Vendría luego el flechazo y el romance, y poco después la vida marital. Y pasado el tiempo, el hartazgo y el divorcio y un problema legal. Hoy en la cumbre, la dama que gusta de comprar el silencio, repartiendo plazas de trabajo, lo incrusta en la nómina municipal, con unos 8 mil pesos de salario al mes y con categoría de “albañil”. Dicho en plata, es un “aviador”. ¿Quién es?…
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