* Impone Lupe Porras al director jurídico de la policía en Coatza  * Gina Saavedra, un peligro para PEMEX  * Martha Pineda, al DIF  * Ignora Lupe Félix el episodio de la barabacoa de perro  * Angel Perera ya es director de Olmeca TV  * El oso de oro para Marcos  * Ni se enteró que Etileno XXI se construiría en Nanchital  * Pérez Cruz pretendió justificarlo y terminó ridiculizándolo
 
 
Vicente Ramón Uscanga es tipo institucional, priísta de hueso tricolor y cuidadoso de las formas políticas. Supo dominar la adversidad cuando vio frustrado su sueño de ser regidor y emergió de sus cenizas cuando asumió la presidencia del PRI de Coatzacoalcos, al que en unas horas habrá de renunciar.

Su paso por el PRI, por su presidencia local, ha sido efímero. Lleva en el cargo 37 días. Desde el 1 de febrero, una vez formalizada su designación por la vía estatutaria y avalado por el líder estatal, Ranulfo Márquez Hernández, su gestión ha sido una tarea titánica, agravada por la indiferencia del alcalde de Coatzacoalcos, Marco César Theurel Cotero.

Vicente Ramón viene de una experiencia amarga. Desde su condición de líder sindical ferrocarrilero, tenía asegurado un lugar de privilegio en la planilla que contendió por la alcaldía de Coatzacoalcos, como candidato a regidor, en la elección del 4 de julio de 2010. Cuando se anunciaron los registros ante el órgano electoral, vino el derrumbe.

Por la mente de Vicente Ramón cruzaron entonces mil pensamientos. Aconsejado por muchos, pudo renunciar al PRI y fortalecer al candidato panista, el ex diputado Gonzalo Guízar Valladares, en una decisión que habría cambiado el curso de la elección y que hoy tendría fuera del poder al alcalde Marcos Theurel. No lo hizo. Optó por la sensatez, la congruencia y el respeto a su partido.

No tuvo cabida, tampoco, en el Ayuntamiento que encabeza Marcos Theurel. Prosiguió su labor como secretario general del PRI municipal y cuando el ex líder, Juan de Dios Sánchez Abreu, dejó el cargo, hizo valer el contenido de los estatutos, no sin antes enfrentar una embestida de intrigas y maniobras de los enemigos del alcalde que vieron en el PRI la palanca que les permitiera controlar la estructura tricolor.

Al asumir la presidencia del PRI local, Vicente Ramón Uscanga alentó el sueño de realizar las transformaciones para desterrar las células de los grupos antagónicos al alcalde y fortalecer las células operativas en los seccionales del PRI. Diseñó estrategias y logró acercamientos con líderes y bases priístas.

Poco hizo, sin embargo. Olvidado por el alcalde Marcos Theurel, careció del aval para someter a grupos cuya capacidad de operación es clave en colonias y congregaciones en cada elección.

Congelado financieramente, tampoco dispuso de recursos para sufragar los más elementales requerimientos del PRI. Ni hablar de las cuotas de la militancia, de las aportaciones de los sectores o del dinero de quienes reinan en las entrañas del priísmo.

En unas horas, Vicente Ramón Uscanga pasará a la historia. Deja el cargo a 37 días de iniciar su gestión. No carga, sin embargo, con la lápida de la debacle que se ve venir. Endosa esa factura al alcalde Marcos Theurel, cuya indiferencia provocó una crisis política en el priísmo, abandonadas sus bases, infiltrados aún los comités seccionales por la estructura del neopanista Gonzalo Guízar Valladares, sin posibilidad de ser desterrados.

Nunca en la historia política de Coatzacoalcos, un alcalde había provocado la abrupta salida de un líder del PRI, en tiempo récord. Theurel, con su soberbia, lo hizo.

Al garete, sin timón y sin rumbo, el PRI avanza ya hacia la elección federal del 2012, de la que Theurel será el responsable político.

Persígnense, pues, los que sean creyentes.

 
Archivo muerto

 
Empieza a hacer de las suyas Guadalupe Porras David en la policía intermunicipal, área Coatzacoalcos. Impuso la ex alcaldesa de Minatitlán y suegra del presidente municipal Marco César Theurel Cotero, a uno de sus empleados y operadores, José de Jesús Sibaja García, como director jurídico de la corporación. Ha de suponer el nuevo funcionario que Coatzacoalcos es Minatitlán o que la tiranía que su patrona ejerció allá, la va a reeditar en Coatzacoalcos. Muy pronto la tropa le hará saber cuáles son las reglas del juego, hasta donde llega su cuerda y cuáles son sus límites. Otro foco rojo que comienza a parpadear… Papelazo el que protagonizó la jefa de prensa de Petróleos Mexicanos en la zona sur, Georgina Saavedra, antes y durante la gira de trabajo del director de la paraestatal, Juan José Suárez Coppel, el miércoles 2. Una noche antes, Gina Saavedra se mostró selectiva para entregar los gafetes a los reporteros que cubrirían la visita del titular de PEMEX, acompañado por el gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, y el líder nacional del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps. Ha de haber creído que así inhibiría la labor de la prensa. Quizá con otros lo logró, pero Semanario Contacto fue uno de los contados medios que estuvo presente en todos los puntos que tocó Suárez Coppel en su visita a Minatitlán. Al día siguiente, la truculenta Gina Saavedra tampoco pudo manejar el conflicto surgido con la prensa por el encierro al que fue sometida una treintena de reporteros, confinados en un salón anexo al Casino Petrolero, en Minatitlán, algunos de ellos durante más de seis horas, sin posibilidades de salir, virtualmente secuestrados, en lo que constituye la mayor afrenta que se le hayan sufrido los periodistas del sur de Veracruz por parte de PEMEX. Alguien en el área de Recursos Humanos de la paraestatal no se ha percatado que doña Gina presenta un patético comportamiento de empleada de la tercera edad laboral con resistencia a la jubilación. Qué necesidad había de convertirse en un peligro para la imagen de PEMEX. ¿O no, Gina?… Todo listo para que la inefable Martha Pineda, del Clan de la Succión, ingrese a las filas del DIF Coatzacoalcos. De la mano de Guadalupe Félix Porras, la tormentosa Martha regresa por su fueros, ahí donde a trasmano mandaba en los tiempos del ivanista Gustavo Linares, su amiguísimo, al que le salvó la vida cuando se infartaba en las cercanías de Xalapa, y al que terminaría agasajándolo en su cumpleaños con una suculenta barbacoa de perro. Buena adquisición de Lupita Félix; la pura finura al DIF… Angel Perera ya es el director de Olmeca TV. Asumió el cargo el lunes 7. Sustituye oficialmente a Sergio Plata, a quien se le dio una salida digna integrándolo al Ayuntamiento de Coatzacoalcos. Perera ya había sido vendedor de publicidad, aunque de bajo perfil, con una ínfima cartera de clientes. Antes fue gerente de Cablemás, empresa  que abandonó en medio de agrios comentarios. Aunque asumirá la dirección de Olmeca TV, la operatividad seguirá en manos de Arturo Luna Modesto, Melquiades González Herrera y Mariano García, responsables de las áreas administrativa, editorial y de producción, respectivamente. Angel Perera se dedicará a las relaciones públicas, cuando menos para justificar su nombramiento. Su designación se había postergado a raíz que trascendió que ocuparía la Dirección de Olmeca TV, pero el lunes 7, por la tarde, finalmente se hizo efectiva. De un momento a otro se hará oficial a los trabajadores de la televisora… El oso de oro para el alcalde de Coatzacoalcos Marco César Theurel Cotero por su destacadísima interpretación de un político desinformado en la cinta Etileno XXI. Creído que el proyecto petroquímico se instalaría en Coatzacoalcos, Theurel se engalló, pretendió regateárselo al líder petrolero Ramón Hernández Toledo y finalmente fue enterad o que Etileno XXI se establecerá en el municipio de Minatitlán. Que Marcelo Montiel, su padrino, lo engañó, cierto; que desde hacía meses se sabía que Etileno XXI no sería para Coatzacoalcos, también cierto; que el periodista Pérez Cruz, intentando justificarlo, terminó empinándolo, mayormente cierto. Tan fácil que habría sido que preguntara dónde se realizaría el proyecto petroquímico. Su próxima nominación será para la categoría del filtrador de documentos que sirven para denostar a doña Angela Pulido, a don Ramón Hernández Toledo, a Carlos Romero Deschamps, a Marcelo Montiel y a Carlos Brito. No dejó uno vivo el Señor Desleal…
 
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