* Caso Lugo Carrasco: escándalo de corrupción  * La prensa vapulea al fidelista  * Theurel: sobornos para fracturar adversarios  * Un millón costó el festejo del Ayuntamiento a maestros  * Marcelo más popular que Duarte  * Adelante, su plataforma hacia en Senado  * Víctor Rodríguez y la deuda de SEDESMA  * Premios de Periodismo y Crónica a Emilio Cárdenas Cruz y José Ignacio Ordóñez

 

Es perversa la relación del gobierno del Veracruz con la prensa. Obtiene aplausos inmerecidos, lisonja hueca, elogios serviles, traducidos en un penoso e inútil esfuerzo de los medios de comunicación por prestigiar a un gobierno sin resultados, sin brújula, sumido en el desprestigio y en la nula credibilidad.

 

Le cuesta una millonada al pueblo veracruzano el sostenimiento de un sector de la prensa que maquilla la debacle y el desgobierno del doctor (?) Javier Duarte. No cobra las cuotas que antes le diera Fidel Herrera Beltrán, cuando no se reparaba en el gasto publicitario escandalosamente desorbitado con tal de nutrirle el ego al ex gobernador, convertida la fidelidad en el símbolo del régimen.

 

Aún así, la prensa de los grandes privilegios, fidelista antes, duartista hoy, garantiza para sí misma un costal de billetes grandes, sin reparar en que se vacíen las arcas y se distraiga el dinero del pueblo para tapar las inconsistencias oficiales, su inacción, las mentiras nada piadosas de campaña, el engaño burdo, brutalmente doloso de la tenencia vehicular que sería suprimida, decía el candidato priísta, y que hoy es iniciativa para convertirse en impuesto estatal.

 

Todo eso, por dinero, por contratos, por privilegios, calla el sector más descalificado de la prensa veracruzana. Trafican espacios publicitarios, pero sobre todo, subastan la línea informativa, el criterio editorial, la zona ética de sus medios.

 

Callan, pues, y encubren o justifican la mala racha del gobernador Duarte, pasivo jefe del ejecutivo estatal, que a seis, casi siete meses de gestión, pareciera que no existiera.

 

Hará una semana, el 7 de junio, gobierno y prensa comieron en el mismo plato, invocaron la libertad de expresión como herramienta de la democracia y el desarrollo de los pueblos, y motor de la transformación de Veracruz.

 

Categórico, Javier Duarte dijo:

"En Veracruz mantendremos el clima de respeto y de certeza para los medios de comunicación y de todos quienes en ellos laboran. En el gobierno no le tememos a la crítica propositiva y constructiva, todo lo contrario".

 

Es evidente el extravío del gobernador Duarte. Exhibe un concepto erróneo de la crítica periodística. Se equivoca rotundamente cuando expresa que "no le tememos a la crítica propositiva y constructiva". Desliza su tolerancia para la crítica que le viene a modo, tersa, benévola. Cargado de torpeza, le llama propositiva y constructiva. Y le teme o no, es su problema, no el de los críticos.

 

No, simplemente Duarte no sabe qué terrenos pisa. La crítica no se emite al gusto del gobernante ni tiene adjetivos que la maticen o la endurezcan. Sirve al pueblo para conocer los errores de quienes conducen las instituciones, sus omisiones, el desvío de sus tareas, el disimulo cuando se transgrede la ley, la corrupción y el encubrimiento, el abuso y la arbitrariedad, la complicidad de servidores púbicos con el crimen organizado, la malversación de recursos, la tolerancia a alcaldes transas, la opacidad en las cuentas públicas.

 

La prensa real, no los industriales del periodismo, denunció en su momento la imposición de Javier Duarte como candidato del PRI, atropellados los grupos priístas, sometidos, agraviados y aplastados por Fidel Herrera. Avizoró la debacle financiera que Fidel y Duarte, uno como gobernador y el otro como secretario de Finanzas, habían construido para Veracruz.

 

Esa prensa, que sirve a la sociedad, advirtió el descomunal derroche en la campaña priísta y el fraude electoral y las consecuencias que aquella locura política tendría para Veracruz, traducida en herencia y rezago, endeudamiento y falta de recursos que traen al delfín del fidelato atado de manos, inventando programas, parloteando logros intangibles, hecha la demagogia su única arma de batalla.

Esa prensa no tuvo por qué emitir una crítica "propositiva" y "constructiva" para describir la podredumbre en el epílogo del régimen fidelista y la insana imposición del doctor Duarte como gobernador de Veracruz.

 

Antes, como ahora, a esa prensa le asiste el derecho constitucional a expresar sus ideas, difundir sus críticas y contribuir a que la sociedad ejerza, a su vez, su derecho a estar informada.

 

Duarte de Ochoa inicia su relación mediática con errores conceptuales. No propositiva y no constructiva, la crítica a secas que se le formule merece respeto por ser garantía constitucional. Trasluce, pues, el gobernador intolerancia y un marcado desprecio al análisis periodístico que exhibe sus inconsistencias, desatinos, excesos y abuso de poder.

 

Su trato a la prensa es, peor aún, perverso. Está marcado por el factor económico, menguado por la crisis financiera del gobierno estatal. Hoy, la prensa añora la bonanza de la fidelidad, los millones cosechados, la vida de privilegio al que Fidel Herrera la acostumbró.

 

Comprador de conciencias, solía el ex gobernador rentar conductas, alquilarle la ética a un sector de la prensa veracruzana y pervertirla. Llenaba su ego y atiborraba sus cuentas bancarias. A ellos encargó el repiqueteo de la estrategia fiel, usado el canal de televisión oficial del estado como caja de resonancia, difundida la imagen de Fidel Herrera hasta el hartazgo, convertido en el canal de la alabanza..fiel.

 

Tres diputados locales -Jesús Mancha del PAN, y Carmen Aguirre y Uriel Flores Aguayo, del PRD- documentaron el gasto demencial para impulsar la fidelidad, culto con rasgos de nazismo, de manipulación de masas.

 

 Nada, sin embargo, se pudo hacer para frenar el derroche mientras la prensa incondicional lucraba facturando los espacios vendidos.

 

Con Javier Duarte no es ni será igual. Carece de los millones de que dispuso Fidel Herrera. Eso lo ha llevado a ajustar convenios de publicidad, reducir las cuotas y finalmente a deslizar el ultimátum: lo toman o lo dejan. Y los medios de-a-tanto-la-línea, por supuesto, lo toman.

 

Simultáneamente, el gobernador de Veracruz enfrenta otro escenario de escándalo. Cuatro periodistas han parado en la cárcel, acusados de diversos delitos; otros sufren persecución y hostigamiento, amagos de ser enjuiciados; unos más ya viven el exilio al que los obligó Javier Duarte, y otro más, como lo fue el reportero Noel López Olguín, de Jáltipan, en el sur veracruzano, murió a manos del crimen organizado.

 

Javier Duarte no es un delfín de aguas profundas. Chapotea en espacios de comodidad y placer. Quisiera amoldar la crítica a su piel sensible, suavizar el análisis periodístico, ser tocado, apenas, con el pétalo de la rosa.

Anda perdido el gobernador. Así no es.

Sigue la andanada al director de Bachillerato del gobierno de Veracruz, Daniel Lugo Carrasco. José Ortiz Medina y Manuel Rosete abordan en sus espacios periodísticos el contenido de los correos electrónicos en que se señala al coatzacoalquense como funcionario corrupto, artífice de cobros subterráneos en las cafeterías de todos los planteles de la entidad, por los que cobra una nada despreciable cuota, que a fin de cuentas se traduce en ingresos millonarios. A eso se agrega el cobro de fichas para la aplicación del examen de admisión para el próximo ciclo escolar. Lugo Carrasco se halla en el centro de la tormenta. Se le imputa su vinculación con el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán y con Othón González, El Señor de las Maletas en Panamá. Hay evidencia que desde 2004, en la campaña prista a la gubernatura de Veracruz y posteriormente en el inicio de ese gobierno, Daniel Lugo ya era un dolor de cabeza, traficando influencias pues se ostentaba como el personaje que lograba las audiencias con el sultán de la costa. Sus enemigos aseguran que la información en torno a Daniel El Travieso apenas comienza a fluir. Habrá que ver si Fidel lo logra sostener en el cargo o si Javier Duarte se lo sacude, lo que habría de confirmar que detrás de la andanada está el delfín…

 

Nuevos chipotes políticos de Marcos Theurel. Gusta de deslizar sobornos para desestabilizar a sus enemigos. Paga 10, 15 o hasta 30 mil pesos y ofrece inscribir personal en la nómina municipal. Así, provoca actos de traición. Mejor que se dedique a gobernar y cuide los recursos del pueblo…

 

Que el costo del festejo a los maestros en su día, le generó al Ayuntamiento de Coatzacoalcos una erogación cercana al millón de pesos. Alquiler del Centro de Convenciones, cena, botellas de whisky Buchannan's, obsequios que fueron rifados, constituyeron esa sangría económica. Mientras, las colonias reclaman servicios…

 

Como artífice del programa Adelante, el motor del régimen duartista, Marcelo Montiel Montiel tácitamente se coloca como el primer francotirador a la senaduría por Veracruz. Del éxito de Adelante para mantener la fuerza electoral del PRI, vía las obras que habrán de realizarse en zonas marginadas, dependerá la proyección del secretario de Desarrollo Social, Marcelo Montiel. O sea, el gobernador Javier Duarte lo colocó en la plataforma política ideal. Así, el ex alcalde de Coatzacoalcos pronto va a opacar al mandatario estatal…

 

Víctor Rodríguez Gallegos, actual director de la Unidad Administrativa de la Secretaría de Desarrollo Social del gobierno de Veracruz, se ha convertido en el personaje clave para destrabar conflictos heredados del régimen fiel. El primer nivel de la Torre Unión, en Xalapa, a unos metros de Torre Animas, se observa atestado de prestadores de servicios y contratistas que reclaman pagos atrasados a la SEDESO, antes SEDESMA. Personalmente, Víctor Rodríguez, operador marcelista, atiende caso por caso. Los visitantes de Coatzacoalcos tienen preferencia, como es de esperarse. Quizá por ello en el círculo duartista le siguen los pasos…

 

Merecidos premios de periodismo a José Emilio Cárdenas Cruz y José Ignacio Ordóñez Rodríguez. Ambos veracruzanos, Emilio nacido el puerto jarocho y Nacho en Coatzacoalcos, tienen un pasado común: laboraron en el periódico Matutino de Coatzacoalcos; Emilio fue director y José Ignacio comenzó como capturista de textos y posteriormente realizó artículos de opinión. A Emilio Cárdenas Cruz, integrante de una dinastía de periodistas junto con sus hermanos Mussio, Francisco y Paulino, el Club de Periodistas de México y la Organización de Comunicadores de los Estados, A.C, delegación Veracruz. le otorgaron un reconocimiento a su trayectoria por sus más de 60 años dedicado a la comunicación. Nacho Ordóñez recibió el Premio Tepuztlahcuilolli (Los Escritos en Cobre), que es en sí el Premio Nacional de Crónica, otorgado por la Academia de Historia de Texcoco, por sus ensayos, artículos, obra literaria e investigaciones historiográficas. Ambos han realizado una fructífera labor periodística y son un orgullo para Coatzacoalcos y para Veracruz….

twitter: @mussiocardenas