Ya con el Congreso en el puño, los desmanes de Cuitláhuac serán brutales. Depondrá alcaldes, impondrá concejos municipales, irá por los rebeldes. Y tendrá leyes retorcidas, leyes que violan la Constitución. Y desoirá a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y no acatará fallos ni sentencias, y se burlará de los que invocan la paz.
Suyo el Congreso, dominado por Morena, el bufón de palacio mantendrá el gobierno que Veracruz merece, el que el pueblo eligió en 2018 y el que el pueblo, con su voto, confirmó en 2021. Un Veracruz rezagado, la nave sin vela, ni timón, ni piloto, ni rumbo, violentado por los cárteles y violentado, también, por el aparato policíaco que embiste y reprime, fabrica culpables y amedrenta a la población.
Con el Congreso en sus manos, seguirá la opacidad financiera, deuda y más deuda pública, subejercicio presupuestal, recursos que no se aplican y regresan a la Federación, a la partida del presidente Andrés Manuel Lopez Obrador, y contratos asignados sin licitación, contratos a los cuates, contratos a empresas fantasma como en los días del saqueo de Javier Duarte y que continuaran beneficiándose en el gobierno de Miguel Ángel Yunes.
Con un Congreso lacayo, servil, Cuitláhuac García Jiménez librará todas las cuentas públicas, la revisión de las transas, el tendedero de números chuecos, maquillados, la uña del gobernador limada por el manicure del Poder Legislativo de Veracruz, cuadrando las cifras y rellenando los boquetes a las arcas para no desafinar en el himno del combate a la corrupción.
Congreso inmundo, ha servido de limpia grasa al corrupto de palacio, viendo las trapacerías con los recursos públicos y volteando la mirada en otra dirección. Una de ellas, la adquisición multimillonaria de patrullas de policía, encubriendo un negocio que apunta a Palacio Nacional y más concretamente a los hijos de Andrés Manuel López Obrador.
Amaestrados, los diputados de Morena, amaestrados sus aliados y sus cómplices, han actuado como el ladrón más vil, sacando la faca y atracando al ciudadano que se cruza en su carril.
Hubo moche a las participaciones federales que Javier Duarte, el nefasto ex gobernador, robó a municipios y que la Federación restituyó por mandato de los tribunales. A los cabildos de Morena le rasuraron el 50 por ciento para “el movimiento”, la Cuarta Malformación. Otros ayuntamientos, priistas, panistas, perredistas, se negaron a entregar el tributo, a riesgo de enfrentar el asedio y la persecución del Órgano de Fiscalización del Estado de Veracruz, Orfis.
Suerte de payasos y bufonas, mequetrefes y celestinas, la bancada de Morena intentó en un par de veces deponer al fiscal yunista, Jorge Winckler Ortiz. Ni el cerebro ni los votos les dieron. Jalaron perredistas, priistas, a la doctora verde, y ni así.
Un día, ya amafiados con un par de panistas, se dispusieron a asestar el golpe final. Y de nuevo la pifia. A la hora de votar, dos morenistas, de la cuadra del superdelegado federal, Manuel Huerta, se declararon en abstención.
La ley no les sirve; la violación a la ley, sí. Sin facultades legales, la Comisión Permanente del Congreso de Veracruz, operada por el sátrapa mayor, Juan Javier Gómez Cazarín, perpetró el atraco. Usó su mayoría y depuso a Winckler. Violó la Constitución del Estado que establece que el fiscal se elige con el voto del “pleno”, o sea los 50 diputados locales, y se le retira el cargo con el mismo procedimiento, con el voto del “pleno”, no de la Comisión Permanente.
Congreso inmoral, usó el asesinato de la entonces alcaldesa de Mixtla de Altamirano, Maricela Vallejo Orea, su esposo y su chofer, e involucrar al síndico Ricardo Pérez Marcos como autor intelectual y aprehenderlo, y así desaparecer los poderes e instaurar un concejo municipal a modo.
A la alcaldesa suplente, Margarita Montalvo Acahua, la banda de Gómez Cazarín tampoco le permitió asumir la presidencia municipal. Ejerció presión sobre el cabildo e impuso el concejo municipal. Así hasta que la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó su improcedencia y ordenó la restitución de los cargos en un plazo de 24 horas… que la Legislatura desacató.
A Jorge Celestino Ruiz, periodista, corresponsal de Gráfico de Xalapa, lo asesinaron en su casa, en Actopan, Veracruz, el 3 de agosto de 2019. Venía denunciando actos de corrupción del alcalde José Paulino Domínguez Sánchez y amenazas del edil, entre octubre y noviembre de 2018.
El Congreso estatal instauró un juicio de procedencia contra el edil y lo desaforó, por las denuncias de corrupción y por el crimen del comunicador. Lo mismo ocurrió con la síndica Yazmín Palmeros, a quien se le aprehendió el 4 de marzo de 2020.
El 18 de junio de ese año, la ministra Margarita Ríos Farjat, integrante de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, logró el aval a su ponencia y anuló la resolución del Congreso de Veracruz que separaba del cargo al alcalde Paulino Domínguez y a la síndica Yazmín Palmeros.
Y de nuevo el Congreso de Veracruz desacató. Fue instruido de llamar al alcalde suplente, José Alfredo López Carreto, y se volvió a negar.
Frente a la pandilla de Morena, la oposición apenas si muge. Se agazapan los legisladores del PAN, guardan los sables, se tragan la vergüenza. El PRI cómplice se codea con Morena. Jorge Moreno Salinas y Erika Ayala Ríos le sirven al partido de López Obrador para destituir a otros diputados. Andrea Yunes, del PVEM-PRI, avala los proyectos cruciales del gobernador. El PRD no existe.
Arrodillado, el Congreso le sirve a Cuitláhuac García para hacer de la ilegalidad, del atropello, el disimulo, la torpeza, la ineptitud, una forma de gobierno.
Son cómplices —llamarles operadores es demasiado pedigrí— José Manuel Pozos, Rosalinda Galindo, Ana Miriam Ferráez, Mónica Robles, Jessica Ramírez, Rubén Ríos, Wenceslao González, Adriana Paola Linares, Magaly Armenta, en armar tinglados políticos que atropellan la ley, en aprobar iniciativas que rebotan en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en cabildear leyes que generan conflictos sociales.
Seguirá el manejo discrecional de recursos, la mano sucia del primo incómodo del gobernador, Eleazar Guerrero Pérez, en el gasto público, los contratos por asignación directa, la opacidad financiera, los negocios que proliferan al amparo de la Cuarta Malformación.
Hay otros drenajes que apestan a Cuitláhuac: la conducta inmoral, el agravio a la mujer, el asedio, persecución, ultraje corporal en su gobierno. Los amigos lo perpetran y el Congreso lo deja pasar.
Prevalecerá en el gobierno morenista el acoso sexual, la violación de mujeres, la misoginia, y serán más impunes los amigos, los subalternos, los preferidos del gobernador de Veracruz.
Con 26 diputados de mayoría, lo que dé el Órgano Público Local Electoral en plurinominales y las alianzas con los partidos satélite, Cuitláhuac García hará del Congreso el cómplice perfecto para el atraco perfecto.
Tiene ya al Congreso que requería para seguir jodiendo a Veracruz.
Para un gobernador podrido, un Congreso podrido.
Archivo muerto
Por espía, por encubridor, por negligente, por falso y mitómano, por el desprecio a la clase media, por el odio a los que no votaron por Morena, por traidor a los que lo ayudaron a llegar al poder, Andrés Manuel le sigue sumando taches a su Cuarta Malformación. Y ante el fracaso, lo único que le sale medio bien: el circo, la maroma, el distractor. Impotente ante la crítica, 30 meses vapuleado por la violencia y la pandemia, la economía destrozada, la corrupción galopante, su gobierno va contra las voces que lo confrontan, la prensa libre, organismos civiles, luchadores sociales, espiándolos, usando el aparato de poder, al Ejército, al Centro Nacional de Inteligencia. Malabarista como es, López Obrador crea el “mentirómetro” y le llama ¿quién es quién en las mentiras de la semana? Un sector de la prensa se alebresta, lo confronta, lo increpa. Otro, reflexiona: el rol de los periodistas es documentar la realidad, las omisiones, los excesos, los abusos, y la efectividad radica en que los hombres de poder se inquieten, se irriten, vacíen la víscera. Arranca el mentirómetro con una exposición en la mañanera plagada de inexactitudes, imprecisiones, mentiras y difamación. Y Pejetustra se lleva una felpa fenomenal. El punto no es decir la verdad sino descalificar a sus críticos, y distraer. Ahí se empantana mientras los temas cruciales para el país lo rebasan: Hugo López-Gatell, el encargado de la pandemia de los 233 mil muertos oficiales, atisba una conjura internacional para asestar un golpe de estado usando como motor el desabasto de medicamentos para niños con cáncer —qué perverso y demencial—; y la violencia no amaina, las masacres horrorizan, al tiempo que Guardia Nacional se apanica, deja hacer, deja pasar, ante la política de “abrazos, no balazos” de López Obrador; los votos se le caen al presidente, perdiendo la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, la mitad de las alcaldías en la Ciudad de México, suscitando la purga en el obradorismo, el despido de Irma Eréndira Sandoval, la renuncia del operador de los Servidores de la Nación, Gabriel García, y la condena unánime por el accidente en la Línea 12 del Metro, con saldo de 26 muertos y un centenar de heridos, el peritaje externo que revela que la tragedia tiene su origen en la construcción, descarrilando a los dos delfines de la sucesión, Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum. Nada feliz anda Andrés Manuel; anda enchilado. Va perdiendo votos. Va perdiendo base social. Van alertando sus fans de renombre que no volverían a votar por él. Y AMLO reacciona hasta donde la neurona le da: el distractor. Ha de creer que el circo, la maroma, la ocurrencia, habrán de opacar lo destructivo de la pandemia, lo letal de la violencia, lo insultante de la corrupción, la impunidad de Peña Nieto, Calderón, Fox, Salinas de Gortari y sus bandas, a los que no ha querido denunciar, o la complicidad y el disimulo ante Pío, José Ramón, Felipa, los más insignes del clan Obrador…
Agazapado, huidizo, callado, Carlos Vasconcelos ya no ríe, ya no alardea, ya no dice ni pío. Mañoso como es, ahí dejó a sus huestes tiradas en la banqueta del OPLE y a media losa de la avenida Bellavista, alimentándoles el coraje por la derrota descomunal asestada por Morena en la elección por la alcaldía de Coatzacoalcos, inoculando la coartada de que no perdió el candidato del engendro llamado PRI-PAN-PRD sino que el fraude lo noqueó. Ahí los tuvo y en el momento crucial, cuando el morenista Amado Cruz Malpica acudió a recibir su constancia de mayoría, el vasconcelismo se retiró. La capitulación fue vergonzosa. Y tramposa. Encendió a los fans y luego los enfrió. Armó una conferencia de prensa y con discurso insípido, inocuo, arrió las velas y se marchó. La gente volvió a su casa y los abogados haciendo como que van a tumbar la elección en los tribunales. Y Vasconcelos callado, aterrizando la derrota. Un fuente asegura: se gastó 30 millones en campaña. Otra fuente sostiene: hay un contrato de 100 millones en Dos Bocas. Una tercera fuente precisa: no es uno sino dos contratos. Y un sabio suscribe: perdiendo, ganó… Algo trae en el clóset Rafael Carvajal Rosado. Al menos un amparo contra una orden de aprehensión, tratando de evitar su cumplimiento y de paso que el aparato judicial —jueces de control y proceso y procedimiento penal oral—, así como fiscales regionales, distritales y de unidades integrales, se apliquen y él, el aspirante a secretario del ayuntamiento de Coatzacoalcos, pare en prisión. Bajo el número 373/2021, el juicio de amparo interpuesto por Carvajal Rosado se desahoga en el Décimo Noveno Juzgado Federal, y es literalmente una puerta a la libertad o la prisión. ¿Quién lo está cercando? ¿Acaso la secretaria de Energía, Norma Rocío Nahle García? Carvajal Rosado, un viejo perredista que opera para el delegado federal en Veracruz, Manuel Huerta, trae casi amarrado el primer negocio a ejecutar en el próximo gobierno municipal: la venta del predio en que se construirá la ampliación del panteón Lomas de Barrillas y en su interior, las instalaciones del Servicio Médico Forense, siempre y cuando acredite que es el propietario real del terreno y no un prestanombre, como apunta un explosivo expediente…
Siendo un candidato fantasma, Claudio Trujillo sólo podría tener votos fantasmas. Sin aparecer en la boleta electoral, sumó para la causa del Partido Verde “Ecologista” de México apenas 3 mil 857 votos en la contienda por la diputación federal en el distrito Coatzacoalcos. Ocupó la tercera peor posición. Y así tenía que ser. Lo postuló un partido fantasma, el PVEM, que registró la más infame votación en su historia en Coatzacoalcos, y hasta el nombre de Claudio Trujillo González fue rasurado de la boleta electoral por un error de impresión —se mantuvo el de Isaac Férez Esparza, quien había renunciado a la candidatura—, aunque se sabe que fue un golpe a Víctor y Felipe Rodríguez Gallegos, los nuevos franquicitarios del Partido Verde, que terminaron demostrando que políticamente están vacíos, reventados. ¿Dónde quedaron los 10 mil votos pronosticados? En breve se verá la dimensión del descalabro verde y la ya inexistente fuerza de esta facción del marcelismo que terminó la contienda en el cesto de la basura…
Bien “aviador”, Luis Alberto Gómez Cazarín detenta un salario de 61 mil 647.14 pesos brutos al mes, menos impuestos, lo que arroja un ingreso neto de 45 mil 014.10 pesos en calidad de director del Colegio de Bachilleres de Jáltipan. Lo de menos, dado el cargo que desempeña, es el ingreso salarial. Lo grave es que el hermano del aún líder del Congreso de Veracruz, Juan Javier Gómez Cazarín, tiene 10 meses desconectado del personal docente y administrativo. El pretexto esgrimido es la pandemia de coronavirus, a diferencia de otros directivos del plantel que se han coordinado con el alumnado para dar cumplimiento al ciclo escolar con clases a distancia. Luis Alberto Gomez Cazarín es un aviador de lujo, solapado por su hermano Juan Javier, que en aquello de violar la ley es único…
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