* Recortan a 20 empleados del DIF * Conflicto entre Theurel y Wong * Lo opera y capitaliza Lupe Porras * Violan derechos de los niños en la escuela Raúl Fuentes Calvo * Van sobre dos hermanos de Gonzalo Guízar * Lo “invitan” a no ser candidato del PAN * Jesús Herrera Caro, el azote de las damas * Recién basificada y ya estrena romance
Quizá lo peor no fue lanzar una promesa de campaña irrealizable, sino mentirle reiteradamente a los veracruzanos, de quienes Javier Duarte de Ochoa reclamaba el voto para ser gobernador.
Ofreció don Javier, primero en campaña y luego como gobernador electo, que nunca más se pagaría impuesto por tenencia vehicular. Lo decía con desparpajo, sobrado y soberbio, sonrisa actuada, decidido a engatusar, embaucar, al electorado.
Tuvo en ese ardid, simulación política pura, un cúmulo de votos, dirían algunos, los suficientes para ganar la elección de Veracruz, sumados a aquellos sufragios, producto de la operación fraudulenta.
Hoy, el delfín del fidelato atraviesa, se sume, en una gravísima crisis de credibilidad, su imagen hecha añicos. Falto de palabra, olvidada su oferta política, ha consumado, vía la complicidad de un sector del Congreso de Veracruz, el pago del gravamen que dijo, O-FRE-CIÓ, habría de desaparecer.
Intenta matizar el error con un subsidio a vehículos cuyo costo no exceda los 230 mil pesos y promete –¿se le puede creer de nuevo?— que el impuesto por tenencia vehicular desaparecerá en el futuro.
No irrita tanto saberlo echado pa’tras sino observar su expresión altiva y su argumento incongruente, inconsistente. Expuso el gobernador Duarte que el impuesto sobre tenencia vehicular ayuda a fortalecer las finanzas de Veracruz, pero que 9 de cada 10 veracruzanos gozarán del subsidio para no pagar. ¿Entonces?
Mentir es malo pero mentirle al electorado es, en una frase, pecado capital. Suelen hacerlo los políticos en campaña y suelen, también ganarse el repudio social.
No fue una sino diversas las ocasiones en que Duarte de Ochoa presumió que liberaría a los veracruzanos del pago de tenencia vehicular, secundado, alentado, por su padrino, el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán. Cabría, pues, correrle la película de su demagógica promesa.
“No a la tenencia —decía, ufano, sobradísimo, el 30 de mayo de 2010, el entonces candidato al gobierno de Veracruz—. La tenencia debe desaparecer”.
Mentira mayúscula, su promesa de campaña fue catapultada por el señor Duarte, vía su costosísimo aparataje de prensa, para aterrizar la promesa y alentar la cosecha de votos.
Luego, en noviembre, su mentor Fidel Herrera pronunció otra frase para la inmortalidad:
“El impuesto de la Tenencia Vehicular se fue para siempre de Veracruz”.
Y agregaría:
"Eso es un mérito de Javier Duarte. Él hizo muy bien el diseño y me dijo: no Gobernador; es un compromiso suyo y mío; la tenencia se acabó en Veracruz; será suprimida; será subsidiada".
Poco después, Duarte de Ochoa intentó restarle mérito al anuncio del Presidente Felipe Calderón sobre la derogación del impuesto de tenencia vehicular a nivel federal. Duarte expresó:
"Afortunadamente nosotros, como siempre, ya nos habíamos anticipado a estas acciones y Veracruz no pagará tenencia en el 2011. Es verdaderamente un orgullo el poder decir lo que voy a decir: que Veracruz ha servido como modelo para toda la República".Pues no. Veracruz no sirvió de modelo ni a los veracruzanos.
Pulverizadas sus finanzas por el régimen fidelista, con una deuda de 35 mil millones de pesos, según el Plan Veracruzano de Desarrollo, o de 50 mil millones, según los críticos del duartismo, el gobierno de Veracruz recurre a la añeja fórmula de cargar sobre los hombros de la sociedad el mayor peso de su economía.
A nada de ello fue ajeno Javier Duarte. Corresponsable de la quiebra financiera, fue el artífice de la bursatilización, un engendro plagiado a un asesor de nombre Carlos Jair Jiménez Bolaños Cacho, según investigación de la periodista Claudia Guerrero Martínez, por el que se pagaron sumas estratosféricas a la empresa colocadora de los certificados bursátiles, Banca Mifel, la misma a la que ayuntamientos como el Xalapa, Minatitlán y Coatzacoalcos debían solicitarle créditos a menudo no justificados, pero aprobados por el Congreso de Veracruz.
Duarte y su padrino Fidel Herrera sabían que el pago del impuesto sobre tenencia de vehículos tendría que continuar. Ambos, uno como titular de Finanzas y el otro como gobernador, habían comprometido los recursos de ese gravamen por 30 años, a cambio de la bursatilización, cuyos recursos se esfumaron al calor de las campañas.
Muchas otras promesas realizó el gobernador Duarte en campaña. Quiso ser simpático al electorado; ofreció lo que no habría de sustentar; incurrió en el populismo que hoy condena, todo con el afán de ganar votos.
Haber incumplido su oferta política lo situó en una crisis de credibilidad. La tenencia no será suprimida en Veracruz, como Javier Duarte aseguró, ni será suprimida.
Por eso dicen que mentir no es bueno.
Archivo muerto
Sigue el despido de personal en el Ayuntamiento de Coatzacoalcos. Esta vez salieron más de 20 trabajadores identificados con el director del DIF Municipal, Miguel Antonio Wong Ramos, lo que implica un inminente rompimiento entre el alcalde Marco César Theurel Cotero y uno de sus operadores de campaña, herencia del marcelismo. Quien fraguó el recorte fue la ex alcaldesa de Minatitlán, Guadalupe Porras David, en dos reuniones realizadas en un domicilio de la segunda calle de Díaz Mirón, en el centro de la ciudad. Orquestó el despido con cuatro incondicionales: Roberto Salas, Manuel Mecot, el director médico y la procuradora de defensa del Menor del DIF, todos ellos ex colaboradores de Ciro Félix Porras, en el DIF de Minatitlán. Es previsible que la veintena de plazas sea ocupada por incondicionales de doña Lupe Porras, la suegra incómoda del alcalde Marcos Theurel. Es previsible, también, que en una vez que inicie el proceso electoral por la diputación federal, se acentúe la ingobernabilidad en Coatzacoalcos, se agiten las colonias, crezcan los reclamos de los grupos marginados y se generalice el descontrol político que ha distinguido al señor multipolar. Ganas, pues, de complicarse la existencia… Final nada feliz para padres y alumnos de la escuela primaria Raúl Fuentes Calvo. Concluye el ciclo escolar con un conflicto por los recursos económicos que a como dé lugar pretende agenciarse un sector de la directiva de padres de familia. Son algo así como 400 mil pesos. No se trata de un problema ajeno al área docente, pues se halla involucrada la directora del plantel, María Igda Rincón de la Fuente, quien no reparó en coaccionar a los alumnos cuyos padres no cubrieron la “cuota voluntaria” de inicio de curso para saldar el adeudo, so pena de que serían reprobados. Se valió, además, de la complicidad de maestros que incurrieron en discriminación educativa y violación de derechos humanos a un grupo de alumnos, por el que se presentó una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, ya que se trata de una escuela de índole federal. Hubo un alumno al que por el adeudo se le condenó a tomar clases sentado en el suelo y finalmente fue reprobado, como se lo prometió la directora del plantel. En cuanto hace a la sociedad de padres de familia, existe un vacío legal en torno a su directiva. Su presidente, Mario Pereyra Pairó, es cuestionado los padres inconformes, encabezados por el abogado Juan Hernández Salazar, quienes acusan un plan para deteriorar el prestigio e imagen de la escuela Raúl Fuentes Calvo, la cual en su turno vespertino ha sufrido una deserción de escándalo. El caso amenaza llegar a instancias estatales, pero sobre todo, reventar en los medios de comunicación nacional…
Malas nuevas para el Clan Guízar. Desde Xalapa se activó una investigación para recuperar expedientes judiciales, establecer negocios recientes y detectar movimientos financieros, concesiones y prebendas de que gozan dos hermanos del ex diputado local y federal Gonzalo Guízar Valladares. La pesquisa espera concretarse en las próximas semanas y sus destinatarios son José Gertrudis y Luis Fernando Guízar Valladares. Suponen los huéspedes del palacio de gobierno que así se frenaría el intento del jefe del Clan Guízar de disputar la diputación federal por el Partido Acción Nacional, en 2012, elección que de antemano se da por perdida para el PRI. Gonzalo Guízar viene embalado de la elección por la alcaldía de Coatzacoalcos, que estuvo a centímetros de ganar. No ha habido cómo hacerlo regresar al PRI, su alma mater, sabedor Gonzalo que contender por la oposición le da un amplio margen para llevarse el triunfo. De ahí la presión judicial, que no es más que la muestra del estado policíaco en que el duartismo pretende para Veracruz. Los Guízar tienen lo suyo —denuncias al por mayor y una fama deplorable— pero la aplicación de la justicia con trasfondo político es un síntoma de la descomposición al que se ha llevado a las instituciones en el Veracruz actual… Al que ya no soporta el sector femenil del Ayuntamiento de Coatzacoalcos, es al jefe de Recursos Humanos, Jesús Herrera Caro. Gusta del asedio y suele dispensar favores que terminan siendo cargas económicas para el erario municipal. Como dicen los abogados, hay evidencia incriminatoria…