* Presionaban a Poucholén para que dejara el PAN y operara para el PRI * Otro preso político del duartismo * La falsa santidad de Renato Tronco * La Procuraduría lo tiene denunciado por crimen del regidor * Millonario negocio detrás del nuevo sistema de basura de Coatza * ¿Quién trae el proyecto? * Democracia simulada en el PAN * Elección con dados cargados
Adrián Pérez Martínez es el alma gemela del alcalde Marco César Theurel Cotero. Infieles, desleales, distingue a ambos la ambición desmedida, mente perversa, rapacidad infinita, la obsesión económica, ser y obtener a costa de lo que sea y al precio que sea.
Operador de viejas tretas políticas, Adrián Pérez es un alfil del theurelismo que lo mismo engaña para armar o desactivar candidaturas a cargos públicos, que concerta contratos de obra, atiza pago de favores y se las ingenia para encubrir a constructoras externas, enmascaradas en contratos de obra de empresas locales.
Engañador profesional, soldado priísta, fue Adrián Pérez quien sacó de la jugada política a Iván Hillman Chapoy, en 2003, y lo hizo renunciar a ser candidato a diputado federal, última elección en que el priísmo pudo ganar en Coatzacoalcos. Tejió fino esa vez don Adrián; fungió como delegado del PRI, y llevó a Gonzalo Guízar Valladares hasta el Congreso federal, trepado, por supuesto, en la maquinaria del fraude.
Tiempo después, ya en el régimen de la fidelidad, se ligó políticamente con Marcos Theurel. Adrián Pérez era el asesor, Fouché y eminencia gris, del joven secretario de Comunicaciones del gobierno de Veracruz. Juntos hicieron de aquel episodio en el servicio público un botín tasado en oro.
Hombre clave en la operación de contratos, Adrián Pérez era la voz viva de Marcos Theurel. Con él, en lo oscurito, se cerraban acuerdos; se medían porcentajes; se alisaban discrepancias. Cobrador de agradecimientos, tenía en sus manos la viablidad, o no, de un contrato, según palpara la voluntad y generosidad del contratista.
Hoy, Adrián Pérez ha vuelto por lo suyo y por lo que mejor sabe hacer: operar los contratos de obra en el Ayuntamiento de Coatzacoalcos y, también, los negocios subrepticios. Fue primero director de Obras Públicas y al cabo de cinco meses Theurel lo ascendió al cargo de secretario, desde donde ve, permite y solapa trapacerías y raterías del personal de confianza y sindicalizado.
Hábil para enmascarar empresas, le dio juego a muchas de ellas, radicadas en el centro y norte de Veracruz —Xalapa, Orizaba, el puerto jarocho, Martínez de la Torre—, usando a constructoras locales para suscribir los contratos. El engaño, sin embargo, no ha pasado inadvertido. Tiene colgadas del techo a las agrupaciones de la construcción y se incuba una protesta documentada de la maniobra.
Ser el rey de las Obras Públicas en Coatzacoalcos lo ha urgido a pactar apoyos y complicidades. A los suyos les permite excesos que se han traducido en boquetes financieros que nadie ha tenido la capacidad de justificar.
Dos de ellos son la rehabilitación de las instalaciones de la Expo Feria y el Carnaval, que anualmente se realizan en Coatzacoalcos y que son el mayor atractivo turístico para el municipio. Ahí, el fraude resultó millonario.
De acuerdo con una investigación interna del área financiera, Adrián Pérez Martínez avaló un presupuesto de 24 millones de pesos para ambos eventos, la mayor parte de los recursos destinados a reacondicionar las instalaciones de la Expo Feria. A precios reales, sin el estigma de la corrupción, la inversión máxima habría sido de 2 millones.
De ahí que sobrara material en demasía. Carretillas; láminas de asbesto rojas, de alto valor en el mercado; triplay del más cotizado; paredes de Convitec, y pintura, son algunos de los rubros en que el Ayuntamiento gastó en exceso, pese a que la Expo Feria cuenta con un patronato que presumiblemente tendría recursos propios y llevaría una contabilidad y administración totalmente independiente.
Hoy se sabe que parte del material fue detectado y notariado en propiedades de uno de los alfiles de Adrián Pérez, Rodolfo Morales, quien funge como secretario técnico de Obras y que maneja una caja chica de 70 mil pesos.
Otra insigne miembro del clan es Irma León, alias La Guachinanga, quien es directora de Mantenimiento Civil. A ella se le investiga por el destino de 6 millones de pesos en cubetas de pintura, que a la fecha no ha podido justificar.
La Guachinanga es un personaje fuera de toda norma. Empleada de confianza, lo que menos inspira es eso, confianza. Tampoco ha justificado el uso de 400 toneladas de cemento que tenía a su cargo.
Informes que se desprenden de la investigación interna que alcanza también a Adrián Pérez, detallan que Irma León “perdió” un remolque del Ayuntamiento del que nadie volvió a tener noticias.
Sin embargo, La Guachinanga es toda una potentada en la colonia Peloteros, donde reside. Poseedora de tres casas —hay quien afirma que son cuatro, todas pintadas de verde y blanco—, adorna sus jardines con juegos infantiles y bancas de parques "idénticos" a los que suele adquirir la administración municipal.
A sus vecinos les vende el escombro, que no le cuesta por ser de origen municipal, a razón de 350 pesos. El cobro lo realiza su esposo, otro empleado del Ayuntamiento al que apodan El Picochulo.
A la vista de todos, afuera de una de sus propiedades, Irma león exhibe, orgullosa, dos camiones volteo, uno de los cuales, según la investigación interna del Ayuntamiento, tiene una caja que fue construida con material municipal.
Rodolfo Morales, el secretario técnico de Obras, protegido del secretario Adrián Pérez, también se encuentra sujeto a investigación por la aplicación de 7 millones de pesos en la limpieza de 49 kilómetros de canales. La cantidad, exhorbitante, atrajo la atención del área financiera municipal, máxime que los trabajos fueron realizados con deficiencia e incompletos.
En la investigación consta que de las 300 plazas creadas para realizar la limpieza de canales, únicamente se cubrieron con personal de carne y hueso, 200 de ellas. Los salarios de las otras cien fueron cobrados por dos funcionarios del Ayuntamiento que así lucraron con el programa.
Adrián Pérez Martínez ha permitido la existencia de “aviadores” en la Secretaría de Obras Públicas del Ayuntamiento de Coatzacoalcos. Tiene su grupo de choque, comandado por Manuel Salas, quien dice ser subdirector de Construcción, encargado de realizar trabajos sucios, amedrentar funcionarios contables y acercar “novias” a los jefes de área. Su salario es de 30 mil pesos mensuales.
Tener malas compañías es lo de menos. Tenerlas en el ejercicio de la función pública es, no obstante, un acto de corrupción. Así se desempeña Adrián Pérez Martínez, cuya devoción por la investigada Irma León es enfermiza, al grado de hacer publicar notas pagadas de desagravio en periódicos locales.
Impávido en sus adentros, Marcos Theurel simula entrar en cólera cuando se le documentan los trastupijes de su secretario de Obras. “Ya me tiene hasta la madre”, suele decir al enterarse de las múltiple quejas. Pero de esa expresión despectiva no pasa.
Sabe Theurel de lo que Adrián Pérez es capaz cuando se trata de tejer contratos, negociar montos con los constructores y convertir un programa de obras en un negocio monumental. Sabe lo que su secretario de Obras atesora en información confidencial. Sabe que su silencio es oro.
Por eso Adrián Pérez es para Marcos Theurel como un alma gemela. Son, en esencia, idénticos.
Su última misión fue traer constructores del centro del estado, compañías theurelistas, y asignarles obras. Usó a empresas locales como pantalla; las obligó a suscribir los contratos y, físicamente, entregó los trabajos a contratistas foráneos. Trabajo fino, del que presuntamente, ninguna huella quedaría. Pero…
Archivo muerto
Semanas antes de la aprehensión del ex alcalde de Las Choapas, Antonio Poucholén Cárdenas, se registró un asedio constante para que abdicara de su ideología panista y se convirtiera en el nuevo alfil del PRI en aquel municipio.
Quienes urdieron la denuncia que lo tiene sujeto a juicio por desvío de recursos, calcularon que Poucholén no soportaría la presión política y finalmente se situaría al lado de su acérrimo enemigo, el actual alcalde de Las Choapas, Renato Tronco Gómez.
No lo lograron y optaron por la embestida judicial, que en el fondo es una perversa maquinación política. Ante la fragilidad del caso, la falta de integración de elementos por parte del Organo de Fiscalización de Veracruz (ORFIS) y las violaciones a derechos humanos, incluido el allanamiento de sus domiclios y la golpiza dentro del reclusorio, Poucholén y sus coacusados seguramente obtendrán su libertad mediante un amparo federal, que habrá de generar otra oleada de comentarios desfavorables hacia el gobierno estatal…
Si alguien tiene la cola larga y sucia, es Renato Tronco, el minicacique de las Choapas. Acusa el alcalde, ahora priísta, que posee más pruebas contra su antecesor en el cargo, Antonio Poucholén Cárdenas, cuando es Tronco contra quien la Procuraduría de Veracruz tiene elementos de prueba y una denuncia congelada por la autoría intelectual por el asesinato del ex regidor panista Alfredo Pérez Juárez. Su santidad política es pues, una farsa.
Su primera administración, cuando era panista, fue un compendio de atropellos a la ley, acaparamiento de obras públicas, abuso de autoridad y dispendio en obras de mala calidad y que no cumplían con su función social.
Tronco, además de cínico, fue pillado en aquella conversación con el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, en que se le escucha requerir 10 millones de pesos, supuestamente para concluir la construcción de una carretera, que en realidad era su condición para no abrirse del proyecto de hacerlo candidato a la alcaldía de Las Choapas; grabación telefónica en que también tercia el entonces candidato a la gubernatura por el PRI, Javier Duarte de Ochoa. Venir ahora con supuestas pruebas de irregularidades en la gestión de Antonio Poucholén, es evidencia de que a Tronco lo enviaron a apretar más el caso judicial, que se observa frágil y mal integrado, convertido así Toño Poucholén en rehén político del gobierno priísta…
¿Quién es ese conocido empresario que tras bambalinas mueve el negocio para instalar el nuevo sistema de tratamiento de basura en Coatzacoalcos? Impulsada por el alcalde Marco César Theurel Cotero, la planta de basura no tiene como misión preservar el medio ambiente sino engordar las cuentas del magnate en cuestión. Es, en efecto, tecnología europea. Anteriormente se realizaron dos intentos por instalar un nuevo sistema de limpia pública; uno de ellos lo bloqueó la ex alcaldesa de Minatitlán y suegra del alcalde Theurel, Guadalupe Porras David, quien como edil minatitleca hizo lo mismo con Comunicaciones Cibernéticas, del empresario Julio Aldana Prieto. Ahora no hay quien se le ponga enfrente al poderoso industrial, nuevo rey de la basura. Una pista: le dicen el suegro incómodo…
Gustan de la democracia simulada los panistas. Noviembre será el mes en que renovará el Partido Acción Nacional sus comités municipales en Veracruz. No contará el voto de los militantes activos y adherentes sino la decisión de los líderes de las corrientes panistas de mayor influencia en la entidad.
Víctor Alejandro Vázquez Cuevas, Julen Rementería del Puerto y Juan Bueno Torio, dueños del partido azul en Veracruz, mueven ya sus piezas, impulsan prospectos y amarran acuerdos para que en el PAN pase todo y no pase nada. Será, pues, una pantomima democrática para el posicionamiento de quienes han venido manejando al PAN como una empresa que persigue dividendos políticos de alto registro financiero…
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