* Fidel no tiene quien le escriba  * Sale mal parado de su encontronazo con Yunes  * ¿Veracruz Seguro o Crimen Seguro?  * Theurel blinda la camioneta de presidencia y hace el oso  * Costó 650 mil más IVA  * Protestan proveedores del Ayuntamiento por falta de pago  * Pulgoso Lagunes, denunciado por violación
 
Daniel Aguilar Avendaño es un tipo con suerte. Favorito de Marcelo Montiel, el ex alcalde que lo hizo rico, y acuerpado por el alcalde Marco César Theurel Cotero, que le ha encubierto dos que tres tropelías, se ha convertido en el zar de las obras públicas de Coatzacoalcos.

Traficante de contratos, tiene en su historial violaciones a la ley, alteración de los montos presupuestados y si algo faltara, gozar de canonjías que tienen a sus rivales de profesión, constructores también, de enojo en enojo y de rabieta en rabieta, endeudados, mientras al empresario Aguilar Avendaño, propietario de la empresa Grupo Raudales, S.A. de C.V., se le da la abundancia sin freno ni matices.

Cómplice suyo, solapador como nadie, Marcos Theurel lo ha designó —martes 11— nuevo titular de la Secretaría de Obras Públicas de Coatzacoalcos, en un gesto de imprudencia y descaro, pues el ingeniero Aguilar Avendaño posee el récord de más obras asignadas por el Ayuntamiento actual.

Hasta el día que se le catapultó a la Secretaría de Obras, Aguilar Avendaño contaba con cinco contratos sustanciosos que le habrán de nutrir su cuenta bancaria. El monto total es nominalmente de 21 millones 543 mil 128.29 pesos, incluidos los trabajos en los tramos A y B de la séptima etapa del malecón costero.

Otros contratos para Grupo Raudales tienen que ver con la rehabilitación y desazolve de canales de “aguas mixtas” a un lado de Plaza Patio, donde se ubica la MegaComercial, por el que se le fijó un pago de 640 mil 899.72 pesos; electrificación de la colonia Antonio Luna, con un monto de 3 millones 270 mil 800.83 pesos, y la construcción de una nave en canchas deportivas en el parque Margarita Maza de Juárez, en la colonia María de la Piedad, presupuestada en 3 millones 107 mil 285.19 pesos.

De los contratos a los amigos, protegidos y socios del alcalde Marco César Theurel Cotero ya se había dado cuenta en entregas anteriores de INFORME ROJO (Octubre 5). Seis tenían que ver con la séptima etapa del malecón costero, con un presupuesto 22 millones de pesos menor a lo que difunde Marcos Theurel, quien asegura que se gastará 65 millones en esa vía.

Se aludía al tráfico de influencias, dado que Aguilar Avendaño es esposo de la coordinadora de asesores del alcalde de Coatzacoalcos, Samantha Palafox Barandiarán, su antigua empleada en Olmeca TV, televisora de señal pagada, propiedad a trasmano del presidente municipal, junto con los ex alcaldes Marcelo Montiel y Luis Rafael Anaya Mortera.

 

En documentos, los socios formales de Olmeca TV son familiares de Miguel Angel Luna, ex asesor de prensa del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, y ahora mandamás del Progama Adelante, del gobierno de Veracruz; Marco Antonio Anaya, ex director de Infraestructura de la Secretaría de Comunicaciones, en tiempor de Marcos Theurel, y Manuel Velasco de los Santos, jefe de prensa del Ayuntamiento de Coatzacoalcos.

Sobre los contratos para la construcción del malecón costero, INFORME ROJO publicó:
“Dos de ellos le fueron otorgados a la empresa Grupo Raudales, propiedad de Daniel Aguilar Avendaño, esposo de la coordinadora de asesores del alcalde Theurel, Samantha Palafox Barandiarán, conciencia y luz del edil, más poderosa aún que la primera dama, Guadalupe Félix Porras.

“Bajo las denominaciones FORTAMUN-DF-001/11 y FORTAMUN-DF-002/11, Raudales se adjudicó la construcción de las etapas A y B, consistentes en 660 metros lineales de concreto. El importe de los contratos asciende a 15 millones de pesos (14 millones 025 mil 175.32 pesos, para ser más exactos).

“Raudales fue, entre 2001 y 2004, cuando Marcelo Montiel Montiel encabezó el Ayuntamiento de Coatzacoalcos, la empresa constructor favorita del régimen. “Theurel, entonces director de Obras Públicas, tuvo manga ancha no sólo para otorgarle contratos sino para autorizarle obra extraordinaria y obra adicional, transgrediendo los porcentajes de ley, una forma sutil de inflar los montos originales contratados”.

Beneficiario de todo, Daniel Aguilar Avendaño llega a la Secretaría de Obras Públicas de Coatzacoalcos que dejó convertida en un auténtico cochinero el ex titular, Adrián Pérez Martínez, antiguo brazo derecho del entonces secretario de Comunicaciones del gobierno de Veracruz, Marcos Theurel.

Visitador de constructores, vigilante de diezmos en otros tiempos en la SECOM, Adrián Pérez salió intempestivamente de la Secretaría de Obras Municipal tras una larga charla, presuntamente salpicada de acres discusiones, con el alcalde. Una versión apunta a que una serie de trabajos con costo millonario, ya autorizados verbalmente, fueron recortados por decisión del edil, lo que provocó la ira del gupo constructor y un ultimátum.

Constructor, pero de mafias burocráticas, Adrián Pérez tuvo para dar y regalar. Entró en un agudo conflicto con el contralor municipal, Rafael Tejeda Patraca, quien le amarró las manos al detectar múltiples irregularidades en la compra de materiales y bienes para la dependencia.

Tejeda Patraca dispuso, quizá con mayor poder que el propio secretario de Obras, una suspensión a todos los pagos a contratistas, aún con trabajos concuidos y entregados, lo que generó una cascada de quejas por la falta de pago a los constructores.

Entraron en un impasse los trámites que acreditaban el avance de obras, lo que generó el endeudamiento de los contratistas, sobre quienes se abultaron deudas para liquidar salarios a sus empleados y el pago a sus respectivos proveedores.

Trabados en ese conflicto, otros oficios dan cuenta de cómo el contralor Tejeda Patraca le pisaba los callos al secretario Adrián Pérez. Ordenó también que los contratistas que le rentan maquinaria al Ayuntamiento, presentaran avances diarios de sus trabajos, incluidos resúmenes, evidencia técnica y material gráfico. A nadie, sin embago, le consta que Tejeda Patraca haya revisado la documentación. Lo que sí les queda claro es que los pagos permanecen retrasados.

Aposentarse sobre la Secretaría de Obras Públicas, es situarse sobre un potosí de recursos. Daniel Aguilar lo sabe. Corre por sus manos ahora un mundo de dinero, no sólo del presupuesto municipal sino de las aportaciones federales y los créditos bancarios.

Derecho, lo que se dice derecho, tampoco lo es. En el historial de Daniel Aguilar Avendaño existen manchas indelebles; no se borran. Theurel, siendo director de Obras de Coatzacoalcos, en el gobierno de Marcelo Montiel, entre 2001 y 2004, le permitió realizar obra adicional y obra extraordinaria más allá del monto que permite la ley. El episodio está plenamente documentado.

Su caso, pues, es inédito. Daniel Aguilar pasó de ser el contratista más beneficiado por Theurel, la sombra de la corrupción de por medio, a secretario de Obras Públicas. Es previsible que Daniel, el funcionario, será magnánimo y cómplice con Daniel, el contratista.

Se trata, como es evidente, de un episodio de complicidad y abuso de autoridad. Aguilar Avendaño es ahora juez y parte.
Habrase visto.
 
Archivo muerto
 
Mal parado, vapuleado, sale Fidel Herrera Beltrán del encontronazo con Miguel Angel Yunes Linares, acusado de ser el artífice de la presencia de los Zetas en Veracruz; voz que decidía la suerte de secuestrados; abusivo de los bienes públicos y la adquisición de dos aviones tasados en millones de dólares. Yunes, el panista que contendió por la gubernatura de Veracruz en 2010, entrevistado por la periodista Carmen Aristegui, en Multivisión, rompía el silencio a partir de la difusión de varios audios en que se escuchaba al ex gobernador disponer de recursos del estado para fines personales. Yunes le recordó el desastre administrativo, la quiebra financiera, el rezago social, la violencia extrema, la corrupción en su superlativa expresión y la impunidad que le otorga el gobierno de Javier Duarte, su entenado político. Tocado en su orgullo, vulnerado el empaque político, Fidel Herrera mordió el anzuelo. Su réplica fue insuficiente. Justificó el origen y el uso de las aeronaves. Calificó a Yunes como un “ente diabólico” que lo espía hasta en el baño. No fue el Fidel de otros tiempos, frágil su argumentación. Carmen Aristegui, nada diabólica, lo acabó de acribillar, incisiva como es su estilo. Protagoniza el político de Nopaltepec esa polémica en un momento inapropiado, apenas estrenado como coordinador regional del PRI nacional en entidades del norte del país, inexplicable el cargo por el cochinero que dejó en Veracruz. Solo, abandonado por los suyos, Fidel Herrera se ve menguado, empequeñecido. Carece hoy de la prensa que le rendía culto, la prensa roja, financiada con el erario público. No se oyen las voces de quienes le juraban lealtad, a los que hizo inmensamente ricos, poseedores algunos de aviones particulares y cuentas en el extranjero. Perdió, pues, la capacidad de operar medios, sofocar críticas, revertir críticas. Vulnerable como nunca, Fidel habrá de sufrir mayores desavenencias. Hay más, muchos más, por decir…

 

Es infinita la violencia en Veracruz. Esta semana 14 muertos más en el puerto jarocho, mientras en Coatzacoalcos el Ejército halla casas de seguridad con armamento, incluso un lanzagranadas, y detiene sicarios. Alcanza casi el centenar de crímenes en tres semanas, en un evidente reto al Programa Veracruz Seguro, rebasado el gobierno federal y ni se diga el estatal. Del 20 de septiembre a la fecha, tras el hallazgo de 35 cuerpos en la zona turística de Boca el Río, Veracruz simboliza el escándalo y el baño de sangre. Compite en violencia con Ciudad Juárez, Monterrey y Acapulco. Sin embargo, reconocer la gravedad del momento no basta. Decir que se combate con la fuerza del Estado a los malosos, es insuficiente. Expresar que no se barrerá hacia atrás, es imperdonable. Hay que hurgar en el pasado, en los hombres de poder que sentaron las bases para el avance del crimen organizado, la renta del territorio para el transporte de droga, la complicidad de corporaciones policíacas y el silencio de alcaldes, diputados y el gobierno estatal. No hay crimen sin criminal, ni criminal sin cómplice…

 

Con el cogote inflamado anda el alcalde de Coatzacoalcos, Marco César Theurel Cotero. Envió la camioneta oficial de la presidencia municipal, una Expedition color blanco, a blindar a la ciudad de México. Pagó por ello 650 mil pesos más IVA. Se le aplicó un blindaje nivel 5, el de rango más alto, usado en vehículos de personajes con marcado riesgo de vida, susceptibles a un atentado. Supuestamente, el blindaje se pagó con recursos de la tesorería municipal, vía una transferencia electrónica bancaria. Entre la solicitud del servicio y la cita para la realización de los trabajos, medió un mes. El blindaje se aplicó en un lapso de una semana. Cuando entregaron el vehículo, Theurel viajó al DF sólo para protagonizar el oso de su vida. Reclamó que los cristales sólo descendieran hasta la mitad. Ignorante súpito, fue sacado de su error de inmediato: quién quiere un auto con blindaje 5, el de mayor nivel, para traer las ventanas abiertas. Ni Vítor ni Nacaranda lo habrían hecho mejor…

 

Protesta, ayer, en Coatzacoalcos, de proveedores a los cuales aún no se les liquidan adeudos que datan del Carnaval, celebrado en abril pasado, y de diversos servicios más. Se les deben más de 3 millones de pesos, en el límite su paciencia. Apostaron frente al palacio municipal una decena de autos y con sus equipos de sonido exigieron al alcalde Theurel el pago inmediato. Llevados a la Secretaría de Gobierno Municipal, fueron comunicados con el alcalde, quien se hallaba en la ciudad de México. Con el altavoz abierto, escucharon la amenaza de que si se manifestaban durante la inauguración del Mosaico de Culturas, evento auspiciado por el ayuntamiento de Coatzacoalcos, no verían un centavo en tres años, los tres años del gobierno theurelista. Afloró ahí el Marcos Theurel represor, intolerante, de intenciones malsanas. Azorados lo escuchaban los proveedores inconformes. Y entre ellos, periodistas a los que no identificó el secretario de Gobierno, Roberto Salas Gutiérrez, la nueva adquisición theurelista, recién llegado a Coatzacoalcos, porque simple y llanamente no conoce a la prensa…

 

Nueva canallada de Pulgoso Lagunes, el edil del fidelismo. Sedujo a una joven de 17 años, ahora embarazada. Agraviada ella y sus padres, interpusieron una denuncia por violación y otros delitos. Con un pie en la cárcel, Pulgoso tocó puertas, confió el problema, exhibió el nervio crispado, el alma en un hilo, la garganta hinchada, pero no halló respaldo. Finalmente lo llamó el entonces procurador Reynaldo Escobar. No sería aprehendido ni enjuiciado por tratarse de un finísimo amigo del gobernador, a cambio de frenar sus excesos. Quedó congelado el caso, la justicia sometida a la política, un insulto a la joven mancillada. Un tiempo se portó bien Pulgoso Lagunes; sólo un tiempo. Ha vuelto a las andadas…
 
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